Federico Alberto Lange (1828-1875)
 
Historia del materialismo, Madrid 1903

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Cuarta parte. El materialismo moral y la religión. Capítulo III:

El materialismo teórico en sus relaciones con el materialismo moral y con la religión

Federico Alberto Lange, Historia del materialismo, Madrid 1903, tomo 2, páginas 533-576

Federico Alberto Lange, Historia del materialismo, El materialismo teórico en sus relaciones con el materialismo moral y con la religión Carácter de los ataques ordinarios contra la religión. – Predominio del principio del entendimiento. – Planes de una nueva religión. – Nueva jerarquía de Comte. – Los conocimientos relativos a la ciencia de la naturaleza no deben tratarse eclesiásticamente, sino de un modo puramente laico. – La instrucción moral no es lo que forma la religión, sino la emoción trágica comunicada al alma. – Nuestro culto de la humanidad no necesita formas religiosas. – Lo más lógico en el materialismo sería rechazar enteramente la religión. – Examen de la conexión entre el materialismo moral y el materialismo teórico. – Desarrollo del materialismo en Ueberweg. – Su punto de vista anterior. – Naturaleza materialista de su psicología. – Su teleología. – Su conciencia de la debilidad de esta teleología. – La existencia de Dios. – Su paso al materialismo y pruebas que de ello se hallan en sus cartas a Czolbe y al autor. – Dudas sobre el ateísmo que Czolbe atribuye a Ueberweg. – Consecuencias morales de su concepción del universo. – Sus relaciones con el cristianismo. – David Federico Strauss. – Su última y decidida concepción es esencialmente materialista. – Su materialismo es correcto y lógico. – Strauss es superficial cuando discute las cuestiones sociales y políticas. – Sus tendencias conservadoras. – Rechaza los caracteres específicos de la moral cristiana. – Optimismo. – Censura el culto de las comunidades libres. – Indiferencia relativa al pueblo y a sus necesidades. – Las clases ricas tendiendo al materialismo. – Los socialistas. – Nuestra civilización está amenazada de ser destruida.

El materialismo de la antigüedad, llegado a su madurez, fué inmediata y abiertamente dirigido contra la religión, cuya completa destrucción miraba Lucrecio como la más importante obra de la humanidad. El materialismo de los tiempos modernos presenta con frecuencia la misma tendencia, pero no se muestra sino rara vez al descubierto y aun entonces se refiere más al cristianismo que a la religión en general. El pensamiento de despojar poco a poco la creencia popular de todo elemento supersticioso ha echado raíces tan profundas que la mayor parte de los adversarios de la superstición se alistan involuntariamente en este partido, hasta cuando su propio principio tiene un alcance mucho más extenso. Desde que Voltaire ha perseguido a la Iglesia y a la fe de la Iglesia con su implacable odio, queriendo siempre conservar la creencia en Dios, lo fuerte de la tempestad se dirige constantemente y ante todo contra la ortodoxia, contra la letra de la doctrina tradicional de la Iglesia, mientras que el fundamento de toda creencia, el sentimiento de nuestra dependencia respecto a fuerzas sobrehumanas, rara vez se alcanza.

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