Historia de la filosofía | Progreso, Moscú 1978 |
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Historia de la filosofía, Teoría marxista-leninista, Progreso, Moscú 1978, tomo 1, páginas 397-484.
Aplastada con bestial ensañamiento la insurrección decembrista de 1825, se instaura en Rusia para largos años una reacción política que realiza esfuerzos desesperados para sofocar los brotes del movimiento emancipador y desarraigar de la conciencia de la sociedad el recuerdo de los decembristas y de los sucesos que tuvieran por escenario la Plaza del Senado. Pero el sistema social basado en la servidumbre feudal estaba inmerso en una profunda crisis, y la inevitabilidad de su caída era una cuestión cada vez más palpitante. Año tras año, sobre todo de 1840 a 1860, se multiplicaban los levantamientos de campesinos. A la contienda liberadora se unían los mejores representantes de la intelectualidad noble y del estado llano. La burguesía rusa, contrariamente a la francesa de finales del siglo XVIII, no era una clase revolucionaria. Atemorizada por el movimiento revolucionario de Rusia y Occidente, se agarraba a los faldones de la autocracia, temía la lucha liberadora de las masas. El problema en torno al cual giraba la batalla política e ideológica era el de la servidumbre.
Los ideólogos de la reacción defensora del sistema de servidumbre eran Serguéi Uvárov, Mijaíl Pogodin, Stepán Sheviriov y otros autores que preconizaban ideas políticas reaccionarias y religioso-místicas llamadas a justificar y fortalecer el régimen de servidumbre.
A comienzos de los años 30, Serguéi Uvárov, ministro de Instrucción Pública, promovió los principios reaccionarios de «Iglesia, Autocracia y Pueblo», cuyo propósito era demostrar que el pueblo ruso era de índole religioso-mística, sumiso, fiel al zar, a la Iglesia ortodoxa y a los latifundistas. En pos de Uvárov, estas ideas fueron difundidas por Pogodin, Sheviriov, Bulgarin, Grech y otros autores. Los ideólogos de la reacción proclamaban que la autocracia era la mejor fórmula institucional para Rusia y desplegaron una retrógrada concepción según la cual el pueblo ruso seguía un camino histórico peculiar, Rusia era impermeable a los antagonismos clasistas y a las transformaciones revolucionarias y la mansedumbre y lealtad infinitas a la autocracia eran sentimientos inmanentes del pueblo ruso.
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