Historia de la filosofía | Progreso, Moscú 1978 |
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Historia de la filosofía, Teoría marxista-leninista, Progreso, Moscú 1978, tomo 1, páginas 310-371.
El afianzamiento del modo capitalista de producción y la transformación de la burguesía en la clase que domina económicamente en Europa Occidental condicionan en la segunda mitad del siglo XVIII nuevos cambios socioeconómicos. Las primeras revoluciones burguesas de los siglos XVII y XVIII han desbrozado el camino al desarrollo capitalista no sólo en los países donde han impuesto la demolición del régimen feudal, sino también en todo el Occidente europeo. Esto concierne en mayor grado todavía a la revolución francesa de 1789-1794, que ejerce inmensa influencia liberadora sobre los países de Europa, despertando en ellos un movimiento revolucionario que apunta contra el feudalismo y coadyuvando a la expansión de una nueva ideología, la ideología burguesa, históricamente progresiva, que proclama el derecho de cada ciudadano a la libertad, a la felicidad y a la propiedad privada, derecho que negaba la ideología feudal y que ahora se juzga «natural» e inalienable. Los ideólogos de la burguesía, a la sazón avanzada, revolucionaria, proclaman al hombre ser supremo y soberano de la naturaleza y afirman que el género humano ha emprendido un progreso social acelerado que conducirá al bienestar universal y al reino de la razón y la libertad. En su lucha contra las caducas relaciones sociales del feudalismo, los ideólogos burgueses, que no ven aún los antagonismos inherentes al régimen capitalista, contraponen a aquellas relaciones el ordenamiento burgués «racional» y, como a ellos les parecía, «natural».
El desarrollo de la economía capitalista va desmantelando más y más las relaciones económicas feudales, estancadas en grado considerable, y engendra nuevos sectores de la producción, nuevas clases y grupos sociales y nuevas necesidades sociales y personales. La revolución industrial de Inglaterra, el formidable incremento de la productividad del trabajo, de la cuantía y el ritmo de la producción social y las conquistas de la ciencia de la naturaleza parecen abrir al progreso social perspectivas ilimitadas y multilaterales.
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