Historia de la filosofía | Progreso, Moscú 1978 |
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Historia de la filosofía, Teoría marxista-leninista, Progreso, Moscú 1978, tomo 1, páginas 372-396.
El relevante mérito histórico de Ludwig Feuerbach consistió en su profunda crítica del idealismo de Kant, Hegel y otros filósofos y en haber resucitado y continuado las tradiciones progresistas del materialismo del siglo XVIII. A diferencia de otras figuras de la filosofía clásica alemana, Feuerbach no es idealista, sino que milita en el materialismo. Ahora bien, el materialismo feuerbachiano no se puede entender sino en trabazón con la trayectoria anterior de la filosofía clásica alemana, de la que este autor es también representante. La situación revolucionaria, que maduraba ya en Alemania en la década del 30 al 40 del siglo XIX, tenía que endurecer inevitablemente las luchas ideológicas entre la burguesía y la reacción feudal. Y si bien es cierto que Alemania seguía siendo un país desmembrado económica y políticamente y que la burguesía alemana no se hallaba aún unida en plano nacional, la agravación de las contradicciones entre el ascendente capitalismo y las claudicantes relaciones sociales del feudalismo encendía la oposición burguesa al régimen feudal, al absolutismo. A ello concurría asimismo la influencia que proyectaban sobre Alemania los países vecinos, más avanzados que ella en el sentido económico y político, en particular Francia, la Ilustración francesa. Para el desarrollo burgués de Alemania se precisaba suprimir el enjambre de reinos y principados e instituir un Estado alemán único. Los ideólogos de la burguesía alemana, en tanto que heraldos de la unificación del país, eran de tal suerte exponentes de los intereses nacionales. Pero, de ordinario, no se atrevían a impugnar ostensiblemente el Estado feudal y sus instituciones reaccionarias. La oposición al absolutismo se expresaba principalmente como crítica filosófica al cristianismo ortodoxo. No obstante la crítica al cristianismo significaba, en rigor, crítica a la reacción política, puesto que la religión era la ideología imperante y el Estado feudal se nominaba oficialmente cristiano.
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