Historia de la filosofía | Progreso, Moscú 1978 |
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Historia de la filosofía, Teoría marxista-leninista, Progreso, Moscú 1978, tomo 1, páginas 105-167.
En los siglos III y IV de n. e., China se halla inmersa en una profunda crisis. Irrumpen los hunos y otras tribus bárbaras y hasta finales del siglo VI está sometida a los conquistadores toda la zona septentrional del país. Es exterminada una parte considerable de la población, cunde la decadencia económica. La nobleza gobernante manifiesta plena incapacidad a la hora de resolver los problemas sociales. Así las cosas, la teología confuciana, que había sido la ideología predominante en el período dinástico de los Han (del siglo II a. de n. e. hasta el II de n. e.), deja de tener un peso esencial en la vida espiritual del país. Florece con exuberancia el misticismo religioso de la secta tao y del budismo, aparecen filósofos que desmedulan del contenido materialista la doctrina tao y la adaptan a las necesidades de la religión. El taoísmo adquiere coloración mística y semejanza con el budismo, que llega de la India ante el pórtico de nuestra era. Los budistas propagan ideas de carácter filosófico-teológico: el ser es cosa ilusoria y el no ser, la verdad; el alma es inmortal y se reencarna; el perfeccionamiento de la autoconciencia es el camino de la paz espiritual eterna.
En este período se opone al misticismo y al idealismo todo un plantel de pensadores, y destaca en esta oposición Fan Cheng (siglos V-VI), para quien no existe el mundo del más allá y el alma del hombre es una forma de existencia del cuerpo y desaparece al morir el hombre.
De los siglos VII al IX, período dinástico de los Tang, el feudalismo llega a un elevado grado de desarrollo y se registra un impetuoso progreso en la vertiente cultural. El budismo adquiere una vasta propagación y va desplazando al confucianismo y el taoísmo. Pero dentro del budismo se combaten con encarnizamiento diversas sectas, cosa que le debilita de modo considerable y permite a sus adversarios, los confucianistas en primer término, recuperar terreno. Los confucianistas defendían los intereses de los señores feudales seglares en lucha contra los monasterios budistas, que en aquella época poseían vastas propiedades y gozaban de una posición privilegiada.
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