Filosofía en español 
Filosofía en español

Enrique Tierno Galván  1918-1986

Enrique Tierno Galván 1918-1986 Ideólogo y político español, nacido y muerto en Madrid, catedrático de derecho político (en la Universidad de Murcia desde 1948, en la Universidad de Salamanca desde 1954). En 1957 apareció su traducción al español del Tractatus logico-philosophicus de Ludwig Wittgenstein (Revista de Occidente, Madrid 1957, 209 págs., introducción de Bertrand Rusell). Entre 1961 y 1978 dirigió en la editorial Tecnos la Colección Estructura y Función, que en los años de la Guerra Fría sirvió para alimentar al público de lengua española con traducciones de obras de lógica y filosofía de la ciencia de corte neopositivista y analítico, ensayos de sociología y politología atlantista. Activo miembro del anticomunista Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, auspiciado por los Estados Unidos del Norte de América. En 1968 organiza y preside el Partido Socialista en el Interior, redenominado en 1974 como Partido Socialista Popular, que en 1978 se integró en el PSOE. Diputado socialdemócrata en las Cortes constituyentes y durante la primera legislatura (1977-1982), murió siendo alcalde de Madrid (1979-1986), ciudad donde impulsó la llamada movida.

«—Originariamente pertenezco a una familia de campesinos de la provincia de Soria –cuenta Tierno Galván–, exactamente del pueblo de Valdeavellano de Tera. Durante muchos siglos mis antepasados fueron una familia podríamos decir estática, ya que la primera generación que salió del pueblo fue precisamente la que corresponde a mi padre. Mi madre también es de la provincia de Soria, del pueblo de Almazán.» (Sergio Vilar, Protagonistas de la España democrática. La oposición a la dictadura 1939-1969, Ediciones Sociales, París 1968, p. 123.)

«Por mi parte, hube de acomodarme a formas de comportamiento desconocidas para mí. El palmetazo en la espalda, por ejemplo, los abrazos repetidos para indicar confianza y la alegría de verse, era algo que ignoraba y que nunca había practicado, creyéndolo siempre una muestra de excesiva confianza rozando con la mala educación. Sin embargo, tuve que aceptar esto como tantas otras cosas. Conseguí no apérame del usted, salvo contadas excepciones, no por prurito, sino simplemente porque no era mi costumbre ni era tampoco costumbre soriana y el haber concedido en esto me hubiera parecido algo semejante a una humillación.» (Enrique Tierno Galván, Cabos sueltos, Ed. Bruguera, Barcelona 1981, p. 105.)

«Un punto de partida, para introducirnos en su enigmática personalidad, sería definirle desde un distanciamiento estudiado. Distanciamiento que, en modo alguno, significaba dureza de trato; por el contrario, era muy afable y cortés, de una afabilidad sobria, de castellano viejo, de hidalgo soriano.» (Raúl Morodo, Tierno Galván y otros precursores, Ed. El País, Madrid 1987, p. 159.)

«Fue aquella tarde cuando surgió en mí la idea de esta biografía. Me bastó un viaje al pueblecito soriano donde, según él, había pasado toda su infancia para comprobar que estaba ante un caso raro. Pude descubrir, nada más llegar, que el Profesor jamás había pasado un solo día en Valdeavellano de Tera.» (César Alonso de los Ríos, La verdad sobre Tierno Galván, Ed. Anaya, Madrid 1997, pp. 15 y 16.)

Un niño madrileño más cerca del fusil que de la hoz

No obstante las estudiadas distancias así definidas por Raúl Morodo, Enrique Tierno Galván, hijo de una familia no campesina sino marcial, nació en la madrileña calle de Calvo Asensio –número 4, 2º derecha– el 8 de febrero de 1918, hijo del sargento Alfredo Tierno Ortega, hijo a su vez del capitán Julián Tierno Gómez, muerto en Cuba en 1896 por paludismo, y de Julia Galván Escribano, hija de Lucas Galván, sobrestante de carreteras de Almazán.

A los doce años, hace el examen de ingreso en el Bachillerato en el Instituto Cisneros como alumno libre. En 1934 es bachiller, comenzando el preparatorio para la universidad tomando clases de Américo Castro antes de iniciar la carrera de Derecho. Tras el estallido de la Guerra Civil, es movilizado en 1937 por el bando republicano, como soldado raso integrado en la Oficina de Reclutamiento e Instrucción Militar de Madrid.

Vida universitaria

Acabada la Guerra, retoma sus estudios, que concluye, con premio extraordinario de carrera, el curso 1939-1940. Dos años más tarde obtiene el doctorado, ante un tribunal presidido por Nicolás Pérez Serrano (1890-1961), director de la Revista de Derecho Político. Dedica su tesis al tradicionalista Francisco Elías de Tejada y Spínola, catedrático de la Universidad Central, y la titula El tacitismo, una contribución al pensamiento político español. Se incorpora como profesor auxiliar a la cátedra de Carlos Ollero. A los estudios de leyes unirá los de Filosofía y Letras, que emprende animado por Santiago Montero Díaz, decano de la Facultad de Murcia. Cursa esta carrera en dos convocatorias (septiembre de 1942 y junio de 1943). En 1948 gana la cátedra de Derecho Político en Murcia, trasladándose en 1953 a Salamanca (donde ejerce hasta 1965). Raúl Morodo (Ferrol 1935), en Salamanca, pronto le bautiza con el sobrenombre de Viejo profesor.

Antes de ganar la cátedra había aprobado en 1944 unas oposiciones a funcionario, tras algunos reveses en otras convocatorias, y destino como jefe de negociado del Ministerio de Educación Nacional, apoyado por Carlos Ollero, procurador en Cortes desde 1939. Lograda la estabilidad económica se casa en 1945, en la iglesia de San Ildefonso, con Encarna Pérez Relaño, cuatro años mayor:

«La había conocido en la biblioteca de la Universidad en 1938. Encarnita vivía con su madre en Leganitos, 12; había estudiado en el colegio de San Luis de los Franceses y estudiaba idiomas. Se manejaba muy bien en francés y chapurreaba el alemán. Esquiaba en Guadarrama, cosa rara en aquellos tiempos.» (César Alonso de los Ríos, La verdad sobre Tierno Galván, p. 109.)

Monárquico, funcionalista y europeísta

En 1945 comienza a colaborar en la Revista de Derecho Privado, con una recensión de Norte de Príncipes y Vida de Rómulo de Juan Pablo Mártir Rizo. En 1947 lo hará en la Revista de Estudios Políticos, con una breve reseña del libro del desertor soviético Viktor Kravchenko, Yo elegí la libertad (Revista de Estudios Políticos, nº 33-34, pp. 306-307, firmado como E. Tierno, Epifanio Tierno, acaso por error). En la Revista de Estudios Políticos, dirigida primero por Fernando María Castiella al que sucedió Javier Conde, coincide con personalidades como D'Ors, Aranguren, José Antonio Maravall, José María de Areilza, Pedro Laín, Giménez Caballero, Rafael Sánchez Mazas, Fraga, &c. Con alguno de ellos la relación se prolongará por décadas.

La colaboración de Enrique Tierno Galván en esta revista será continua, y en 1950 publica su artículo «Ensayo acerca del valor social de las cosas» (nº 51, mayo-junio), preludio de los estudios sociológicos que cristalizarán en su obra Sociología y situación (1954).

En 1956 conoce al monárquico donjuanista Joaquín Satrústegui, ex integrante de Renovación Española –Satrústegui fue uno de los 42 voluntarios que el 17 de julio de 1936, capitaneados por los hermanos Miralles, tomaron el puerto de Somosierra de Madrid– y candidato a las elecciones municipales de Madrid el 21 de noviembre de 1954.

Desempeña la cátedra salmantina pero asentado en Madrid, donde también da clases para el ingreso en la Escuela Diplomática:

«Tres días en Salamanca, dando clases y seminarios, dentro y fuera de la facultad (en el convento de San Esteban, de los padres dominicos, por ejemplo), y cuatro días en Madrid, preparando alumnos para el ingreso en la Escuela Diplomática.» (Raúl Morodo, Tierno Galván y otros precursores, op. cit., p. 196.)

En Salamanca pone en marcha, en noviembre de 1955, la Asociación Funcionalista para la Unidad Europea. En ella se integran Raúl Morodo, Pedro de Vega, Fermín Solana y Elías Díaz. La asociación se verá arropada por dos publicaciones: Europa a la vista y el Boletín Informativo del Seminario de Derecho Político. En este último aparece en 1957 su artículo «Federalismo y Funcionalismo Europeos». Se trata de un trabajo en el cual Europa y los nacionalismos actúan como una suerte de conceptos conjugados. El fortalecimiento de una supondrá el debilitamiento de los otros y viceversa.

«…el obscurecimiento y progresiva debilitación de la idea de nacionalismo significa la desaparición de las concepciones políticas del mundo? ¿Si así ocurriese, cuáles serían las concepciones substituyentes? ¿Podría serlo el federalismo clásico, o la idea federal desaparece en cuanto es expresión y resultado de una concepción política del mundo?»

El federalismo se presenta como solución a los males de Europa tras fracasar el europeísta proyecto nazi. El eclipse de los nacionalismos será la inevitable consecuencia:

«…entre otras razones, por el efecto desintegrador de los estudios sociológicos, las ideologías políticas han perdido su prioridad, hasta el punto de empezar a considerárselas como expresiones accesorias; una organización de la convivencia realizada desde la valoración empírica del bienestar. Significa esto también que los valores superiores no tienden hoy a expresarse en concepciones políticas del mundo, sino que propenden a permanecer en planos distintos a los de la organización de la convivencia y administración de los intereses comunes. En el orden teórico abundan los testimonios del comienzo de la superación de las ideologías políticas.»

Unas «ideologías», exhaustas, casi agotadas que parecen referirse de manera implícita al comunismo o el nazismo. Frente a las anticuadas «ideologías», surgirá el moderno «funcionalismo»:

«A la actitud y a las ideas acordes con los nuevos puntos de vista, se suelen llamar funcionales, y en términos más abstractos y a la vez más definidos, funcionalismo.»

El europeísmo, regionalista o construido sobre lo que llamará comunidad vital, será la solución propuesta por Tierno:

«los viejos esquemas geopolíticos han de transformarse en esquemas construidos desde el punto de vista de regiones funcionales de manera que en lugar de geopolítica es necesario hablar, cuando el caso lo requiera, de región económica, región cultural, cuyas regiones estarían técnicamente integradas según las necesidades.
La palabra «comunidad vital» significa de modo más independiente y preciso que la palabra «nación», la coincidencia racional e irracionalmente diferenciada de los componentes de un grupo humano a través del proceso histórico, aunque en menor escala, ocurre con la palabra «autonomía» que hay que ir substituyendo por la expresión diferenciación y comunidades diferenciadas.»

La expresión «comunidades diferenciadas» ya había sido empleada por un compañero de páginas en la Revista de Estudios Políticos. En concreto por Manuel Ballesteros Gaibrois (1911-2002), quien la utilizó en su libro La obra de Isabel La Católica (Segovia 1953), con un sentido religioso:

«Fueron, pues, los hebreos un enquiste, desde tiempos muy remotos, y ya se distinguían como comunidades diferenciadas en tiempo de los germanos, de los visigodos, cuya caída fué lograda en parte por intrigas judaicas.»

El 26 de enero de 1959 Tierno, junto a Joaquín Satrústegui y Jaime Miralles, es uno de los protagonistas de una cena, autorizada por el Gobierno como reunión de abogados, celebrada en el Hotel Menfis, de Madrid, acto que constituye la puesta de largo de la anticomunista Unión Española, plataforma reivindicación de la figura de don Juan de Borbón (hijo de Alfonso XIII, aspirante a la corona). Tierno defenderá la monarquía como «salida» del régimen. Estas son sus palabras, recogidas por Pedro Sainz Rodríguez en Un reinado en la sombra (Planeta, Barcelona 1981, p. 63):

«Siendo muy respetable la legitimidad histórica y la adhesión irracional, una Institución no puede estar, a mi juicio, legitimada totalmente si no posee la legitimidad racional. Esta última existe cuando la Institución se ajusta al nivel psicológico de opinión y bienestar de sus miembros. En este sentido, afirmo que la Monarquía es deseable para España por ser la Institución que mejor puede lograr la legitimidad racional.»

El Imperio se fija en el viejo profesor

Tierno no pasará inadvertido para los escrutadores ojos de Arthur P. Whitaker, profesor de Historia Latinoamericana de la Universidad de Pensilvania (recordado por sus estudios sobre la idea de Hemisferio occidental) y autor de Spain and defense of the West: ally and liability (Nueva York 1961), informe para el Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos, en el que da cuenta del «funcionalismo», término desideologizado con ínfulas europeístas. Whitaker ya sabía, por supuesto, que Tierno era quien se escondía bajo el pseudónimo Julián Andía al publicar el artículo «España como futuro» en la revista Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura (nº 35, marzo-abril 1959, págs. 29-33), auspiciada por la CIA. Whitaker señala el anticomunismo que une a Franco y a la Unión Española de Tierno, y la consecuente libertad de maniobra del grupo juanista europeísta.

«Unión Española. In 1958 the mood engendered by these developments was expressed in the formation of a new group called Unión Espanola. As its name indicates, it has aimed at a nation-wide union of opposition forces, except the extreme right and extreme left. Accordingly, it drew one of its two principal officers, Joaquín Satrústegui, from the moderate monarchists, and the other, Enrique Tierno Galván, from the moderate left. The principal speaker at the Menfis Hotel banquet in January 1959, Satrústegui, comes from a prominent Basque family but spends a great deal of time in Madrid; he has no business firm of his own, maintains a varied and substantial portfolio of investments, and serves on the management boards of several enterprises; and he has been a Don Juan monarchist for several years. Tierno Galvan is professor of political science at the University of Salamanca but commutes there from Madrid during the term. He explains that he is less liable to political harassment in Madrid; to which it might be added that Madrid is also a more convenient center for his political activities. Formerly a Socialist, Tierno now deplores the “ideological” character of this and all the other political parties of the past. In politics, he maintains, ideologies are impractical and divisive and should be supplanted by “functionalism,” by which he means technical programing of a concrete character. It is another of his major tenets that, in the modern world, international cooperation is indispensable and that it is essential for Spain to join in the cooperative efforts that are being made by her European neighbors.» (Arthur P. Whitaker, Spain and Defense of the West. Ally and Liability, published for the Council on Foreign Relations by Harper & Brothers, Nueva York 1961, pág. 173.)

A finales de 1960 (Cuadernos se publicaba con antelación de un par de meses sobre su fecha de edición) envía su segunda colaboración a la revista que Julián Gorkin e Ignacio Iglesias, a sueldo del Imperio, preparaban en París, y en el número de enero-febrero de 1961 aparece «España y Estados Unidos», donde Julián Andía («conocido profesor y escritor español, que por residir en Madrid prefiere no firmar sus colaboraciones en Cuadernos»), además de confirmar que:

«El complejo occidental suscita hoy la concurrencia del esfuerzo de países auténticamente libres y democráticos. Al nivel actual de las relaciones internacionales, la guerra fría requiere: a) conciencia de que se defiende la libertad y los intereses básicos de un país y no el capricho de un gobierno sin apoyo popular; b) coincidencia en unos ideales comunes libremente expresados; c) seguridad, sobre los dos supuestos anteriores, en la lealtad y buena fe de los países que tienen ideales y estrategia comunes.»

sugiere que los Estados Unidos («U. S. A. por su condición de país piloto») apliquen una guerra tibia («ni fría, ni caliente») mediante la severidad política a los países totalitarios («severidad política no quiere decir hostilidad, ni siquiera dureza»), proponiendo «medios muy concretos de coacción para esto que hemos llamado la guerra tibia» dirigidos directamente contra los intereses nacionales de España:

«Primero, eludir la presencia de España en los organismos internacionales, siempre que esto no suponga una clara limitación del sistema totalitario. Segundo, eludir visitas e intercambios de cortesía que, aunque sea formalmente, contribuyan a dar la impresión de que las relaciones internacionales del Estado español son normales y equiparables a las de cualquier país democrático. […] Sexto, estimular a la prensa libre para que informe sobre la situación real del país y exigir el paso libre de la información exterior cuando esta información no sea delictiva. Séptimo, contribuir a crear un centro polarizado de poder que garantice el futuro político del país. Octavo, percatarse del peligro que supone para el complejo occidental sostener, e incluso defender, sistemas totalitarios tales como el español.»

En los primeros meses de 1961 la Editorial Tecnos, de Madrid, comienza a publicar la Colección Estructura y Función, dirigida por Enrique Tierno Galván, que ofrecerá, durante los años restantes del franquismo, medio centenar de libros, todos traducciones de obras predominantemente escritas tras la postguerra en inglés, sobre todo por norteamericanos, buscando implantar formalismos y filosofías analíticas, frente a metafísicas cristianas y frente al Diamat soviético.

En mayo de 1961, la Agencia Española de Cooperación Europea, capitaneada por Aranguren y Brú, organiza unas conferencias bajo el rótulo: Soluciones occidentales a los problemas de nuestro tiempo. Tierno participa en un debate titulado «Soluciones europeas a la tensión capitalismo-marxismo».

En el verano de 1961 viaja Tierno a Princeton. Por esos días la revista comunista Nuestras Ideas, editada en Bruselas, le dedica en su número de julio un artículo, «Sociología de la Decadencia», firmado por Antonio Paz, del que extractamos algunos pasajes de ácida crítica por pretender el autor de Introducción a la Sociología reducirlo todo a categorías lógicas:

«En España vivimos una dictadura de las clases más reaccionarias de la población; el Señor Tierno Galván debería tener motivos para conocerlo. ¿Cuál es la característica de una dictadura según él? Que de las tres funciones clásicas del Estado –legislativa, ejecutiva y judicial– una de ellas, la ejecutiva, ha conseguido predominar casi en forma absoluta […]
Para ello su autor nos encarece insistentemente huir de la metafísica, en la que ve toda suerte de confusiones y a la que atribuye el atraso de las disciplinas sociológicas, y nos recomienda evitar preguntas sin sentido, tales como «¿qué es la realidad social?», así como abstenernos del uso de categorías como la de «clase social; que es de escaso alcance sociológico». Al parecer debemos usar categorías que sean relevantes para la solución de algún problema como por ejemplo la categoría de «estructura-función» cuyo «alcance sociológico» queda patente cuando el Señor Tierno Galván nos explica que sería aplicable «al conjunto de los diversos pasajeros reunidos en un departamento de un vagón de ferrocarril» […]
En el libro que comentamos se nos propone el ejemplo de un obrero que carga sacos de cemento en una obra, haciéndonos saber que tal acción constituye una «formalización» (p.30). En el mismo lugar se nos dice que «la palabra formalización designa los actos integrados en el cumplimiento de un role». Lamentablemente ocurre que «las definiciones de role son imprecisas y resulta difícil su aplicación técnica» (ibid.) pues «todo tiene en la sociedad actual un cierto role» (p. 31). No se crea que esto nos va a hacer renunciar a interpretar la actividad del obrero que carga sacos de cemento según la «teoría y técnica del grupo de Salamanca» para el cual esta reducción de las posibilidades teóricas del concepto role aumenta sus posibilidades en cuanto instrumento para una aplicación eficaz del mismo (p. 31), y así se nos dice que «el comportamiento se conexiona con el modelo o modelos a través de una concreción del comportamiento en una actividad singularizada dentro de un cierto status. A esta conexión y actividad llamamos role» (p. 30). Dejando, pues, a un lado el status (28) resulta de todo esto que el obrero que carga sacos de cemento está realizando una actividad a través de la cual conexiona su comportamiento a un modelo (29). ¿A qué modelo? Nuevas dificultades nos asaltan pues no parece que responda a ninguno de los modelos que el Señor Tierno Galván nos propone en su libro, a saber, «la adolescencia vital, alegre y feliz» (p. 25), «el atleta» (p. 26), ni siquiera creemos que pueda ser incluido entre los modelos que nuestro autor llama «más generales», esto es: «el científico, el médico, el turista y consejero (¡sic!), el soldado, el patriota y cívico, el profesor desinteresado y estudioso, etc.» (p. 32). ¿No será, después de todo, que el obrero que carga sacos de cemento responde al modelo de… obrero que carga sacos de cemento?… […]
En el capítulo sobre «La escasa utilidad de la categoría idea en sociología» nos dice que idea es una categoría filosófica muy imprecisa: «las ideas equivalen a ondas estacionarias cerebrales, con su correspondiente configuración y entropía negativa. […]
Como es sabido, la afirmación de que lo propio de la ciencia es lo dado en la percepción, lo observable por los sentidos, constituye una de las notas comunes de todas las corrientes del neopositivismo. […]
Para Tierno Galván lo que diferencia a un obrero de su patrono, no es el lugar que uno y otro ocupan, en las relaciones de producción, sino que el primero, tiene resentimiento y el segundo no. En resumen, las clases sociales no existen sino sólo fenómenos psicológicos. […]
Siguiendo estas líneas el Señor Tierno Galván niega la existencia de la realidad objetiva de la clase afirmando: «En la medida que (la categoría clase) pierde estructura aumentan los elementos psicológicos de valoración hasta el punto [19] que la oposición construida (?¡) por Marx y Engels entre proletariado y burguesía se convierte cada vez más, en el mundo occidental, en una oposición de carácter psicológico, sin configuración estructural concreta. La reducción de la lucha de clases a tensión psicológica individual convierte a la categoría clase en un instrumento intelectual de escaso alcance sociológico» […]
Se reconoce el peligro de que tales técnicas sean usadas por los totalitarios (nazis, raciales etc.) pero mientras estén en manos de los humanistas de la sociedad industrial resultan útiles al sistema y no hay problemas mayores, y si alguno pudiera temer que los procedimientos de la sociología industrial significan la negación de la libertad el Señor Tierno Galván le tranquiliza diciendo: «que la sociología industrial indique cual es el momento más oportuno para que el obrero juegue, e incluso diga el tipo de juego, no excluye el juego. Se suele entender que entrenar para ciertas satisfacciones o libertades equivale a destruir el placer o la libertad. Es absolutamente inexacto. Un conjunto de obreros bien entrenados para ser libres los sábados y domingos disfrutan mejor de la libertad» […].» (Antonio Paz, «Sociología de la Decadencia. Sobre la Introducción a la Sociología de Tierno Galván», Nuestras Ideas, Bruselas, julio 1961, nº 12, págs. 5-25.)

También en 1961 se produce su primer viaje a Puerto Rico, lugar al que acudirá en numerosas ocasiones para participar en cursos y en el que se verá acompañado de Jorge Enjuto, Raúl Morodo o José Luis Abellán. Conviene recordar que la puertorriqueña Universidad de Río Piedras tenía desde 1942 como rector al orteguiano Jaime Benítez Rexach (1908-2001) y contaba con el apoyo financiero de una de las fundaciones colaboradoras de la CIA, la Fundación Rockefeller. En la editorial de esa universidad publicará Tierno en 1966 su obra La realidad como resultado.

Desde Princeton, Tierno, por vía epistolar, mantiene sus estrechas relaciones con Satrústegui, a quien confiesa su fe en que el futuro de España debe pasar por la Monarquía. Pero se queda fuera de la convocatoria del IV Congreso del Movimiento Europeo (Múnich, 5-8 junio 1962), si bien se adhiere al mismo por carta, que dirige al exiliado Rodolfo Llopis, tendiendo de este modo un puente con el PSOE, tras ver cómo sus compañeros de Unión Española, a los que recibirá a su vuelta de Alemania en el aeropuerto de Barajas, se habían oportunamente olvidado de él.

Maniobras postmuniquesas

Dispuesto a encontrar un sitio en la compleja oposición al franquismo, acaso herido en su orgullo monárquico, mantiene el 16 de julio de 1962 una tensa reunión, acompañado de su fiel Jaime Miralles, con Manuel Sacristán, Heribert Barrera y Juan Reventós. Es el propio Sacristán, emboscado tras el pseudónimo de Andreu, quien levanta acta de aquella discreta tenida en la que Tierno trató de envolver a los comunistas en un Comité de Coordinación en Madrid dirigido por «grupos liberales burgueses» y democristianos, representados, entre otros, por el notario Carlos María Brú. Sacristán llega a calificar de «fantoche» a Tierno, quien a sus ojos sólo es un individuo que, como otros, «no representan al pueblo sino sólo unos cuantos miles de millones de pesetas»:

«VII. Reunión con Tierno Galván.- A las seis comenzó la reunión. Participábamos: MSC, Esquerra, Tierno Galván y M. por UE y yo por nosotros. Como el desarrollo de la reunión tuvo momentos de mucha gravedad (respecto de los cuales se encontrará al final una autocrítica mía), es necesario exponerla con detalle y tal como se desarrolló. La sesión fue muy breve: no llegó a durar una hora, aunque rebasó, según me parece, los 45 minutos. Se desarrolló así:
a) Tierno Galván pidió que se formulara con precisión la misión de los viajeros. Yo propuse que lo hiciera Esquerra, el cual lo hizo en los términos ya conocidos aquí.
b) Entonces Tierno expuso, en la intervención más larga (unos 20 minutos) lo siguiente (va entre comillas todo lo que recuerdo al pie de la letra):
a') que habla llegado el momento de "articular" la oposición, rebasando las meras tomas de contacto ocasionales;
b') que eso se hace en Madrid principalmente constituido, "por supuesto", con el Gius y "lo que podemos llamar grupos laborales burgueses" sobre los cuales "yo" tengo mucha influencia, y que pueden considerarse comprendidos o unificados en torno a UE "Luego viene el problema, que son los demócratas cristianos". "Debemos considerar que la existencia de diversas facciones entre los demócratas cristianos es cosa interna de ellos, y exigir que su representación en el comité ser única". Que ellos organicen luego un "sistema de información". "Yo" consigo que el Notario Brú sea su representante. Luego está el problema de los "corpúsculos", a los cuales hay que exigir también una representación única.
Por último está el problema del PC.
c) Yo pedí la palabra y dije:
a') Yo estoy aquí como comunista catalán, y hablo con ese título,
b') Nosotros los comunistas catalanes, hemos informado a otros partidos catalanes de los hechos referentes al Comité de Coordinación de Madrid en otra forma. Hemos comunicado la existencia de un Comité de Coordinación en el que nuestros camaradas de Madrid están representados con el mismo título que los demás. Sabemos que nuestra información es cierta.
d) Tierno Galván contestó que ese Comité de Coordinación del que yo hablaba no existía.
e) Entonces dije muy enérgicamente (ver autocrítica):
a') Ha pasado ya la época en que las fuerzas burguesas podían hacer especulaciones jugando retóricamente con la honorabilidad del PC. Si los comunistas catalanes hemos dicho en Cataluña que existe el Comité de Coordinación de Madrid, es que existe. Mi afirmación y la de Tierno Galván no pueden ser ambas verdaderas. Por tanto, la una es verdadera y la otra es una mentira.
b') No entiendo de dónde puede venir al Dr. Tierno Galván la información de que la dirección del PCE está "considerando seriamente" el envió de las cartas aludidas, por la sencilla razón de que la política democrática de dicho partido ha sido sancionada por varios congresos, incluido el último, y el congreso es la autoridad máxima del Partido. Por lo demás, la exigencia de las cartas es una vejación inadmisible y gratuita.
f) Tierno Galván intervino diciendo que eso del congreso no basta, que es una cuestión de matiz y que las cartas servirían para convocar a la derecha.
g) yo dije entonces muy enérgicamente (ver autocrítica) que la afirmación de Tierno Galván, según la cual las decisiones de nuestros congresos no bastan, es una acusación de una falsedad que tengo que rechazar enérgicamente, repitiendo que ha pasado la época en que se puede jugar "impunemente" (ver autocrítica) con la honorabilidad del PCE.
h) Tierno Galván hizo entonces una intervención algo más larga, de unos 5 minutos, diciendo:
a') que él es personalmente partidario de integrar una fuerza como la comunista, que tendría en unas elecciones democráticas "de unos 600.000 al millón de votos", en la unidad de la oposición;
b') que le extraña mucho que un intelectual comunista reaccione "sentimentalmente", hablando del "honor del Partido" y diciendo que la exigencia de las cartas es una "vejación inadmisible",
i) Yo: no se trata de sentimentalismo, sino de los hechos que me hacen inadmisible la discusión tal como se está desarrollando:
l.: la fuerza del PCE; 2.: el hecho de que existe el Comité de Coordinación, y de que la negación de su existencia constituye una falsedad (ver autocrítica). Y como la contradicción entre mi afirmación y la suya puede resolverse por el testimonio de un testigo muy autorizado, pido al representante del PSOE, secretario del Comité de Coordinación, aquí presente y por cuyo silencio hasta el momento protesto, que conteste con sí o no a la siguiente pregunta: ¿existe en esta ciudad o no existe un Comité de Coordinación en el cual el representante del PCE lo es con el mismo título que los demás?
J) El representante del PSOE contesta que sí. M. interrumpe diciendo que no existe, porque la realidad es que están tratando de resucitarlo. Yo contesto que una cosa es que el Comité de Coordinación lleve algún tiempo sin reunirse por diversos motivos, y otra cosa es que, por decisión, se haya autodisuelto. M. dice que ése es un distingo jurídico. Yo contesto que el respeto a un distingo Jurídico de las dimensiones de ése es precisamente esencial cuando se trata de la honorabilidad de los partidos políticos. (Ver autocrítica).- Entonces interviene el representante del PSOE conciliatoriamente, y cuenta "históricamente" la realidad, incluyendo desde el principio hasta los detalles más recientes,
k) Tierno Galván dice entonces que ése era "el pasado", "algo histórico". Y que él, además, no sabía nada. Yo (ver autocrítica) digo algo brutalmente: "Dr. Tierno Galván, si usted no sabía nada, no tenía que haber hablado, asumiendo la responsabilidad de informar a mis “paisanos”. Se produce un momento de confusión; intentado llevar el agua a su molino dice: que "no nos interesa sólo el pasado, cuando existía el Comité de Coordinación, sino también el presente, lo que va a ocurrir ahora". Propone la tesis conciliatoria: "nosotros hablamos informado de la verdad. Tierno Galván ha informado también verazmente a saber, de lo que está ocurriendo ahora mismo. De ese equívoco ha tomado origen el incidente entre nuestro amigo el representante del PSUC y el Dr. Tierno Galván". El representante del PSOE insiste entonces en el intento de conciliación, pero de una forma muy rara: que lo que dice Tierno, "que yo desconocía al llegar aquí", puede ser la continuación del Comité de Coordinación, en forma más adecuada a la actual situación.
l) Yo insisto en que el Comité de Coordinación no es "pasado", pues no ha habido autodisolución. Y entonces se produce un ridículo cambio de posiciones, debido a la estupidez ególatra de Tierno Galván. Tierno Galván dice que siendo las cosas como son y él ignoraba, llevo yo razón. Que se trata de "perfeccionar" el Comité de Coordinación existente. Pero luego de un rodeo ese perfeccionamiento depende de que el PCE sepa "ser flexible" "por el bien de todos" y se limite a: 1) dar las garantías; 2) ser mero observador de ahora en adelante.
Yo digo que no puedo hablar en nombre del PCE. Increíblemente, Tierno Galván pregunta ofendido que por qué he dicho que hablaba en nombre de los comunistas. Digo que hablo en nombre de los comunistas catalanes y le explico la existencia del PSUC, ayudado por el representante del PSOE. Termino diciendo que, aunque no puede hablar como representante del PCE, si puedo decir en nombre del PSUC e interpretando las posiciones idénticas del PCE, que nuestro juicio acerca de la actual situación y correlación de fuerzas excluye por anticipado la tesis del 'observador', que constituye un paso atrás en el proceso de la unidad en Madrid. Que la cuestión no es, como dice Tierno Galván, una complicada cuestión de "flexibilidad instrumental", sino una brutal cuestión de habas contadas: se trata de que uno no puede esta aliado con otros si esos otros no quieren. “Ustedes deben tener consciencia de ello, y darse cuenta de que, a pesar de sus palabras sobre la importancia de los comunistas, están proponiendo su exclusión. Lo correcto es que lo digan ustedes así, y no que exhiban el espantajo de una derecha que yo no puedo entender ya sino como ultraderecha fascista”, (ver autocrítica).
ll) Tierno, con gesto ya de levantarse, resume:
a') que hacen falta las garantías en cuestión y la "flexibilidad" del PCE, &c.
b') que, de todos modos, dado que en el "pasado" que él desconocía, ha existido el Comité de Coordinación, llevo yo razón respecto de la situación de partida de las negociaciones futuras: hay que "perfeccionar" el Comité de Coordinación existente, haciéndolo más permanente, más "articulado". Pero perfeccionarlo es pasar a lo que él dice: o sea, sin nosotros.
m) Interviene Esquerra, intentando que no quede como conclusión la existencia presente del Comité de Coordinación de Madrid. Pero Tierno Galván insiste en que "formalmente y jurídicamente" llevo yo razón (la reunión se hace sin nombres supuestos). Entonces Tierno
Galván pregunta a Esquerra si Unión Española está representada en el comité de Ametlla. Esquerra dice que no, pero que podría incorporarse como observador. Tierno Galván dice que muy bien: "así tendrían ustedes los dos extremos como observadores, y aprenderían a convivir". Yo intervengo para decir que eso es hablar del futuro,
y que nuestra misión Informativa en Madrid ha concluido (ver punto 2 de la autocrítica). Tierno Galván que ya estaba de pie, da por terminada la reunión. Yo pido hacer una sugerencia: que llamen a una representación de Bilbao para hacer, al menos, lo que hemos hecho nosotros. Se acepta entusiásticamente. Hay unos segundos finales de "olvido" de las palabras fuertes que hemos cruzado, y nos despedimos.
A la salida hacemos una reunión de unos 45 minutos, en un bar, MSC, Esquerra, PSOE y yo. Protesto al representante del PSOE ante su debilidad ante el fantoche. Me contesta que él no puede ser más enérgico porque arriesga que Tierno Galván hable con Llopis y éste le elimine de un modo u otro. Digo que comprendo y rebajo el tono de mi protesta "en un 80%", y la dejo en propuesta: que deben darse cuenta de una vez de que ese individuo y otros como él no representan al pueblo sino "sólo unos cuantos miles de millones de pesetas". Que representativamente ellos son más fuertes. El dice que, además, yo he podido atreverme a tratarle como le he tratado porque él me respeta profesional-científicamente, pero que a ellos no los respeta así. Yo digo que eso es un error y no hace al caso, y que si yo tenía fuerza allí era porque estaba representando "a miles de obreros catalanes". El representante del PSOE insiste en lo que ha dicho de Llopis. Yo me dirijo a los otros dos y les pido que me contesten si están o no de acuerdo con lo que he dicho sobre las “garantías”: los dos contestan que sí. Entonces me despido y me voy a ver a Javier, Federico y A.R./L.» (Acta reproducida en la tesis doctoral Teoría y práctica, de Miguel Manzanera Salabert, diciembre 1999, Facultad de Filosofía, U.N.E.D., pp. 694-700.)

El Congreso por la Libertad de la Cultura y los socialismos de interior

Tras la constitución del Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, Tierno será visto con un recelo que no impedirá que esta organización al servicio de la CIA le encargue algunos trabajos y mantenga contactos con él y su grupo durante un tiempo. En 1961, Tierno escribe, a instancias de esta incipiente organización, que se fortalece tras el Contubernio, el libro Joaquín Costa y el Regeneracionismo.

Es en este contexto en el que se produce un intercambio de cartas entre el poeta Pierre Emmanuel y el liberado en España del CLC, Pablo Martí Zaro. En una de ellas, Emmanuel expresa sus dudas:

Carta de Pierre Emmanuel a Pablo Martí Zaro, desde París, 27 noviembre 1962

Paris, 27 Novembre 1962

Cher Marti Zaro,

Je crois qui'l vaut mieux différer quelque temps avant demander à Tierno de faire partie du Comité. N'en parlez donc pas encore à nos amis: M. Jelenski, qui viendra dans quelque temps s'en entretiendra avec vous. Cependant, veuillez demander à Lain d'ecrire à Manent por lui offrir de le coopter. Si l'on fait quelques reflexions sur la candidatura de Tierno, avancée au cours du dernier Comité, veuillez dire simplement que les réactions à cette candidatura, telles que nous les aviones constatées semblent impliquer qu'il vaut mieux la laisser en suspens pour le moment.

Pierre Emmanuel

Una semana más tarde, Martí Zaro comenta a Emmanuel un fortuito encuentro callejero con Morodo, y el interés mostrado por este en que Tierno sea admitido en el Comité Español del Congreso por la Libertad de la Cultura, deslizando la amenaza de que el grupo encabezado por el profesor articule una organización propia. La referida reunión con Sacristán no parece ajena a tal advertencia:

Carta de Pablo Martí Zaro a Pierre Emmanuel, desde Madrid, 4 diciembre 1962

Madrid, 4 de Diciembre de 1962

Sr. D. Pierre Emmanuel
61, rue de Varenne
París VII

Mi querido amigo:

Con posterioridad a mi carta del día 1, que supongo es su poder, ha sido preciso modificar en parte el proyecto de reunión para el 10 del corriente. La causa es que el Sr. Castellet nos ha hecho saber, en nombre de los vocales que residen en Barcelona, que a todos ellos les resultó prácticamente imposible venir a Madrid en la fecha señalada, y que desean que la sesión quede aplazada hasta principios de enero. Como ese aplazamiento hubiera significado un sensible retraso en el despacho de los asuntos pendientes, se ha decidido reunir el día 10 a los miembros del Comité que viven en Madrid, para tratar exclusivamente de cuatro temas: Cuadernos Españolas, coloquio sobre Realismo Moderno, intercambio de conferenciantes y preparación de nuevos coloquios. Las restantes cuestiones serán tratadas, por lo tanto, en la sesión plenaria que se celebrará, con asistencia de los vocales de Barcelona, en el mes de enero y en la fecha que se acuerde el día 10. Naturalmente, los Sres. Castellet, Gomis, Manent serán informados sin tardanza -igual que Vd. de los que se haya acordado en la reunión del lunes próximo. Si esta modificación les plantease a Vds. algún problema, le ruego que me lo diga inmediatamente para que estudiemos la manera de salvar la dificultad.

Ayer me encontré en la calle a Raúl Morodo, el amigo y discípulo del Sr. Tierno. Me pidió en seguida que le dijera si el Congreso pensaba, o no, incluir al Profesor en el Comité de Madrid. Le respondí que siempre se había tenido la intención de contar con él, y que el asunto quedará definitivamente resuelto en enero, cuando venga el Sr. Jelenski. Morodo puntualizó entonces que la cuestión reviste para ellos la mayor importancia, ya que en el caso de que el Sr. Tierno Galván no se incorpore al Comité, su grupo se verá en la necesidad de formar una “estructura propia” al margen de nuestras actividades. Y añadió que, como el Profesor ha de marcharse a Puerto Rico a primero de año -cosa que, creo, sabe Vd. ya-, la solución podría consistir en que Fernando Morán sustituyera y representase al Sr. Tierno en el Comité mientras dura la ausencia del Profesor. Como es lógico, yo no le anticipé ninguna respuesta sobre el particular. Me limité a contestarle que la fórmula no me parecía mal y a repetirle que el asunto se resolvería en enero. Las manifestaciones de Morodo no tienen, claro está, el mismo carácter “oficial” que si las hubiera hecho el propio Sr. Tierno. Pero, debido al papel de cuasi lugarteniente que desempeña Morodo en este esquipo, me han parecido muy representativas de lo que piensan el Profesor y su “entourage” sobre la cuestión. Por eso he creído oportuno informar de ellas al Sr. Aranguren, al Sr. Laín y a Vd. Para terminar, y a título absolutamente personal, agregaré que, salvo la mejor opinión de Vd., la proposición de Morodo es, a mi juicio, una de las pocas fórmulas viables que caben, si se quiere incorporar de un modo efectivo a este grupo.

Sin más por hoy, le saluda cordialmente su affmo.

Pablo Martí Zaro

Sin embargo, las resistencias no se vencen del todo, como lo prueba la respuesta de París:

Carta de Pierre Emmanuel a Pablo Martí Zaro, ≈ diciembre 1962

Monsieur Martí Zaro
Avenida de América 13
Madrid 2

Cher Marti Zaro,

A propos de notre ami Tierno, je crois prudent de ne pas l'introduire dans le Comité, et de n'introduire aucun de ses amis. Ses activités ne sont pas très claires, et le Comité n'a pas, me semble-t-il, à leur servir de garant.

Donc, si vous êtes de nouveau interrogé à ce sujet, contentez-vous de dire que toute decisión de cet ordre dépend du Comité seul, et que vous n'y jouez aucun rôle. Ne suggérez même pas que telle o telle solution serait meilleure que telle autre.

Il est important que le Comité fortifie son autonomie, et que tous les choix éventuels qu'il fera soient faits sans que nos amis puissent croire à una pression de notre part.

Veuillez agréer, cher Marti Zaro, l'expression de mes sentiments les plus cordiaux.

Pierre Emmanuel

Los vínculos de Tierno con la Asociación Socialista Madrileña comienzan en 1963. Con un PSOE cuya cúpula está en Francia, el viejo profesor maniobrará para hacerse con su organización en España. Para fortalecer su estructura política, en principio llamada Frente Unido Socialista (FUSE), creará la Acción Sindical Obrera (ASO). En esta iniciativa sindical será clave la presencia de Josefina Arrillaga, vinculada a los sindicatos alemanes RFA. El FUSE mantendrá contactos, gracias a figuras como Josep Pallach, creador del Partido Socialista de Cataluña, con la Fundación Ebert, relación que dará fin con su entrada, en 1974, en la Junta Democrática.

Los jóvenes miembros del PSOE que operaban en España –Miguel Boyer, Pablo Castellano– vislumbrarán pronto las intenciones de Tierno, dando inicio a unas hostilidades que conducirán a su acta de expulsión del partido en octubre de 1965 por su indisciplina, monarquismo e ideología no marxista. Dicha expulsión la confirmará Rodolfo Llopis.

Con todo, Tierno seguirá perteneciendo a Unión Española y al propio Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, al que ingresa en 1964, no sin que surgieran tensiones ocasionadas por la no celebración de una conferencia que Tierno pretendía impartir en La Sorbona, y a la que acaso se opusieron algunos compañeros del Comité. La presidencia de Chueca Goitia disipó tales suspicacias.

Y es invitado a participar en el encuentro entre intelectuales catalanes y castellanos que se celebra el sábado 5 y el domingo 6 de diciembre de 1964, en casa del financiero Félix Millet, en La Ametlla del Vallés (Barcelona), tras una inicial tentativa de organizarlo en Sitges.

Un año más tarde, el Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura organiza un nuevo encuentro en la casa toledana del arquitecto Fernando Chueca Goitia, del viernes 26 al domingo 28 de noviembre de 1965: asiste Enrique Tierno Galván. Al parecer, será en Toledo –si bien en Cabos sueltos (p. 405) la reunión se sitúa en Segovia– donde Tierno emplee la fórmula «regiones cultural e históricamente diferenciadas», que hará fortuna en estos ambientes.

La vía sociológica y la expulsión de la Universidad

Si los trabajos de Tierno en relación con la sociología eran rechazados desde Nuestras Ideas, para el Congreso por la Libertad de la Cultura resultaban de gran interés. En 1963, Tierno, junto con Sampedro, Caro Baroja, Tamames o Amando de Miguel, forma parte del proyecto de una Asociación Española de Sociología. El imperio yanqui tenía un gran interés en implantar estudios basados en coloquios y encuestas cuyo objeto era conocer en profundidad, y sobre el terreno, la verdadera situación española más allá de la visión oficial. Los estatutos de dicha asociación serán aprobados por el Ministro de la Gobernación en diciembre de ese año. El primer trabajo se realizará en la localidad palentina de Carrión de los Condes. El fruto de todo ello será la constitución del Centro de Enseñanza e Investigación, Sociedad Anónima (CEISA).

El 23 de marzo de 1965 la policía interviene tras una asamblea de estudiantes en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. Tierno, que se había adherido por carta, comparece por allí y será juzgado por ello. En el trasfondo del conflicto latía la amenaza que organizaciones alternativas suponían para el hegemónico SEU, al cual se oponían gentes pertenecientes al FLP y el PCE. De resultas se produjo la expulsión de la universidad tanto de Tierno, como de Aranguren y de García Calvo, junto con la separación por dos años de Aguilar Navarro y Montero Díaz.

Los efectos de la expulsión se verán paliados por las invitaciones que desde Estados Unidos le llegarán entre 1966 y 1969, sin que deba entenderse esto como un exilio, pues Tierno irá y vendrá con entera libertad. La situación también se suavizará, en lo económico, con la llegada de 23.550 oportunas pesetas procedentes del Congreso por la Libertad de la Cultura. Las fechas son de lo más reveladoras: entre el 1 de mayo y el 10 de julio de 1965. También García Calvo recibirá las debidas atenciones congresuales, pues se le encarga un seminario titulado Lenguaje y sociedad. Poco después, en una liquidación de cuentas de mayo y junio de ese mismo año, figura la partida que venía entregando el Congreso por la Libertad de la Cultura a Tierno: 1.000 francos mensuales «sur la bourse» que tenía asignada.

El escándalo de la CIA y la reorganización

El año 1966 comienza con una cena homenaje organizada por el Comité español por la Libertad de la Cultura en honor a Aranguren, en el madrileño restaurante La Flor de Azahar. El banquete cuenta con el beneplácito de la Jefatura Superior de Policía, con la condición de que no se pronuncien discursos.

Meses después, la prensa norteamericana hace público el hecho de que es la CIA, oculta tras fundaciones interpuestas, quien está detrás del Congreso por la Libertad de la Cultura. Los miembros españoles se apresurarán, sin romper sus vínculos con el CLC, a pedir explicaciones a París. Al pie de la carta dirigida al Secretario Ejecutivo del CLC, John Hunt, se estampa la firma de Enrique Tierno Galván, quien un año más tarde, con el Congreso convertido en Asociación Internacional por la Libertad de la Cultura, vuelve a manifestar su adhesión a Pierre Emmanuel «en cualquier empresa en la que Vd. tenga un puesto de dirección»:

Carta de Enrique Tierno a Pierre Emmanuel, desde Madrid, 29 mayo 1967

Madrid, 29 de mayo de 1.967

Sr. D. Pierre Emmanuel

Mi querido amigo:

He recibido su última carta y veo con tristeza y asombro que los servicios de información de USA habían penetrado fraudulentamente en el Congreso de la Libertad por la Cultura.

Siento como no se puede imaginar que haya sorprendido su buena fé (sic) y me gustaría poderle ayudar en este trance.

Me parece que hasta tanto reorganicen la nueva entidad y sus correspondientes filiales en los diversos países es oportuno y hasta cierto punto imprescindible que pongamos en sus manos los cargos que ocupábamos (sic) en el Comité Español que reflejaba en nuestro país las actividades del Congreso.

Estoy seguro que lograrán rehacerlo todo tomando las necesarias precauciones para que no vuelvan a sorprenderlos.

Cuando venga Vd. por Madrid hablaremos de todo esto y dentro de la nueva situación replantearemos las posibilidades de colaboración.

Ya sabe Vd. cuanto interés tengo en ayudarle en cualquier empresa en la que Vd. tenga un puesto de dirección, como buen amigo que soy suyo y como tal me reitero con un afectuoso saludo a su completa disposición,

Enrique Tierno

En marzo, Pablo Martí Zaro, en nombre de la editorial Seminarios y Ediciones le encarga un trabajo colectivo en torno a la enseñanza primaria en España: 180.000 pesetas. Es en agosto cuando Seminarios y Ediciones se dota de un consejo asesor, compuesto por: Carlos María Brú, Buero Vallejo, José Luis Cano, Castellet, Chueca Goitia, García Sabell, Lorenzo Gomis, Pedro Laín, Aranguren, Mariano Manent, Marías, Ridruejo, Sampedro y… Tierno Galván.

En 1968 Tierno será uno de los entrevistados por Sergio Vilar en su obra: Protagonistas de la España democrática. La oposición a la dictadura, 1939-1969 (Ediciones Sociales, París 1968):

Enrique Tierno Galván

El profesor Tierno Galván vive modestamente en una calle relativamente céntrica de Madrid. Cuando voy a su casa, es él mismo quien me abre. No tienen criada. Luego es su mujer la que nos sirve unos refrescos.

Autor de más de una docena de importantes libros históricos, sociológicos y políticos que enriquecen la cultura española; catedrático de Derecho Político, aunque expulsado «de por vida» de la Universidad española por el Gobierno franquista; profesor y conferenciante en las universidades de Londres, Roma, Milán, Turín, Génova, Berlín, Bonn, Frankfurt, Princeton, &c. Tierno Galván es también uno de los más significados dirigentes de la oposición. Esto le ha costado y le cuesta pasar por muchas dificultades y sacrificios. Pero de estos problemas hablaremos después.

—Originariamente pertenezco a una familia de campesinos de la provincia de Soria –cuenta Tierno Galván–, exactamente del pueblo de Valdeavellano de Tera. Durante muchos siglos mis antepasados fueron una familia podríamos decir estática, ya que la primera generación que salió del pueblo fue precisamente la que corresponde a mi padre. Mi madre también es de la provincia de Soria, del pueblo de Almazán.

La familiar de Tierno estaba entre la minoría del pueblo que tenía una pequeña propiedad agrícola.

—Estos labradores que eran mis padres se trasladaron a Madrid, sin más bienes que los que les correspondían por la propiedad territorial y por una pequeña pensión que le daban a mi padre como ex-combatiente de la guerra de Cuba.

Tierno nació en Madrid el 1918. En el saloncillo ante la biblioteca en la cual estamos hablando, el péndulo de un reloj de pared marca su tic-tac monótonamente. En frente está colgado un cuadro retrato de Tierno de cuando era estudiante. A un lado, un cuadro de su padre, en una composición de frente y otra de perfil. Sobre un mueble está colocada una estatuilla: la figura de una mujer con un niño en brazos (pudiera parecer una Virgen, pero Tierno Galván no es católico). El mobiliario es sencillo, modesto.

—¿Qué ambiente ideológico había en casa de sus padres?

—Un liberalismo acentuado y crítico, como corresponde en cierto modo al campesino soriano que ha sido siempre de una mentalidad crítica y liberal.

Hasta la edad de los nueve años, Tierno vivió en el pueblo. Al empezar el bachillerato, se trasladó a Madrid. Luego estudió Derecho y Filosofía y Letras. La guerra, sin embargo, partió por el medio sus estudios, y la segunda de las carreras la terminó cuando ya era catedrático de la primera en la Universidad de Murcia.

—Durante la República o en la guerra, ¿Usted se afilió a algún partido?

—Yo no estuve afiliado a… a ningún … partido… En principio, estuve en la guerra, digamos ahora porque no se puede decir otra cosa… no sería propio ni adecuado, vamos, sería un poco complicado, así que digamos simplemente que estuve en la guerra en el Ejército Republicano y… allí… me atuve a las exigencias y necesidades bélicas en la medida de mis posibilidades y asistí al proceso de decaimiento y frustración de un pueblo que estaba en condiciones de verdadero entusiasmo por la defensa de sus principios. Una frustración que iba aumentando según la guerra avanzaba. La frustración se debía esencialmente a procesos de la intervención de factores antropológicos y psicológicos en una tensión en la que debían de haber predominado los elementos colectivos. La observación de cómo la ecuación individual, el individuo, se interponía entre la lógica de la acción y la propia acción, es quizás lo que más me impresionó de la guerra, y desde entonces, aun teniendo una gran confianza en los valores individuales, me fui percatando de que los supuestos individualistas, la creencia en la individualidad como referencia máxima, que era más o menos a lo que yo había asistido, empezaban a dejar de ser valiosos. Pensé que el individuo tenía que estar encuadrado, y regulado en una cierta disciplina ideológica.

—Eso significa que usted empezó a evolucionar hacia el socialismo.

—Exactamente, exactamente. El liberalismo me pareció infecundo, y que al menos necesitaba una serie de correcciones. Como al mismo tiempo la guerra mostró claramente que había una lucha de clases activa, y es más, la posguerra vino a acreditar que la lucha de clases había sido uno de los motores esenciales por los que la guerra se produjo, se fue ya haciendo clara la imagen de que era necesario un Estado que corrigiese la disgregación, la posible desintegración del individualismo, pero no integrando al individuo en una sociedad clasista, como el liberalismo había hecho en cierto modo, ni integrándole tampoco en un sistema de valores que anulasen los elementos que la individualidad debe conservar. Entonces parecía que la doctrina que tenía el mayor contenido ético era la doctrina socialista.

—Al acabar la guerra usted continuó formándose…

—Después de pasar un tiempo en un campo de concentración y liquidar las consecuencias de la guerra civil, me dediqué a acabar las dos carreras universitarias que tenía empezadas, y a perfeccionar los instrumentos de trabajo. Mi conocimiento de idiomas me permitió fácilmente estar al día y profundizar en mis lecturas, y sobre todo seguir la obra de las grandes mentalidades vigentes, tanto en el orden de la continuidad como en el orden de la innovación. En el orden de la continuidad los liberales, y en el orden de la innovación, Marx, el marxismo, el socialismo científico. Desde luego, de la lectura de los clásicos del socialismo, de los empiristas, de lo que pudiéramos llamar la multiplicidad de lecturas, en fin, vine a sacar una especie de tensión, no digamos de hostilidad, pero sí una cierta tensión y en algunos casos hasta hostilidad a un exceso de intimidad y a un exceso de introspección. Las quejas do Unamuno, la filosofía de Heidegger, todo el movimiento llamado existencialista no me parecían sino testimonio de debilidad, un testimonio de debilidad ideológica, y el resultado sobre todo de la incapacidad de ciertas personas, que se habían formado, en el mundo liberal, para aceptar la crisis y la transformación del liberalismo. Esto me empujó más a la lectura del marxismo, lectura concienzuda, hecha con cuidado, que me permitió después dar bastantes cursos sobre esta materia, y profundizar más en ella.

—¿Cuándo empieza su tarea de profesor universitario?

—Primero fui auxiliar de la cátedra de Ciencias Políticas de Carlos Ollero. Después, el año 1948 gané la cátedra de Derecho Político de la Universidad de Murcia; esto me permitió tener más libros y estudiar más seriamente la realidad española. Escribí sobre el barroco y la individualidad española y de sus necesarios correctivos. Me preocupaba el excesivo individualismo español, la falta de un liberalismo auténtico en España y al mismo tiempo la falta de una socialización.

—Su pensamiento y sus programas socialistas, ¿se basan exclusivamente en puntos de vista marxistas?

—Para un socialista actual sus fuentes están en revisión, es decir, que no podemos titularnos de modo simple «marxistas», o ponernos cualquier otra rotulación que esquematice y empequeñezca nuestras posibilidades intelectuales y al mismo tiempo, y esto es esencial, nuestra acción práctica. Precisamente porque la categoría que ha subsistido como categoría más valiosa del marxismo es lo que llamamos praxis, es decir, una cierta y permanente vinculación de reciprocidad entre la reflexión sobre los hechos, la transformación de los hechos y el influjo de los hechos en la transformación de la reflexión, el socialismo está en trance casi continuo de rectificación. Para el marxismo rectificar quiere decir configurarse, empleando la palabra rectificación en el sentido práctico que acabo de describir. No se trata, pues, de rectificación en el sentido de corregir un error sino de rectificación en el sentido propio de ir encontrando cada vez el camino más adecuado para lograr los fines propuestos. Desde este punto de vista, lo que estamos haciendo ahora los socialistas es volver a revisar nuestras fuentes para obtener las máximas posibilidades, algunas de las cuales habían quedado ocultas por el transcurso del proceso histórico que tiende siempre a cristalizar el pensamiento y a crear dogmatismos. La historia es madre de los dogmatismos, y al mismo tiempo es experiencia para evitar los dogmatismos si se la interpreta dialécticamente. La interpretación dialéctica de la historia tiene el valor práctico de evitar que los dogmatismos .cristalicen la reflexión. En esta época y momento, el socialismo está volviendo a sus preclásicos, del mismo modo que hubo una época en que la filosofía alemana para rejuvenecerse volvió a los presocráticos.

Tierno hace una pausa y continúa, subrayando:

—Hay un nivel científico en el que la dialéctica no está muy clara, pero hay un nivel social en que la dialéctica está clarísima. Y por lo tanto, si hay alguna, digamos así, necesidad de corregir el marxismo, es dejándolo no como una teoría del cosmos, ni como una metafísica, sino simplemente como un instrumento de análisis, progreso y tratamiento de fenómenos sociales. Incluso, si se quiere, como una ética pero en ningún caso creo que es una metafísica. El marxismo, de suyo, no es una filosofía, sino es más bien un método de interpretación de las relaciones sociales.

En otras ocasiones, Tierno ha perfilado sus criterios acerca de la actual situación y problemática del marxismo en el mundo. De una entrevista que sostuvo con el equipo de redactores de «Cuadernos del Ruedo Ibérico», entresacamos los siguientes párrafos:

«En cuanto a la actual situación de la teoría marxista, les diré que a mi juicio pasa por un momento de crisis, coincidente con un momento de auge. El marxismo se está convirtiendo en un tema académico. Los «intelectuales», por lo común personas condicionadas por una preparación metafísica y ajenos a las condiciones de vida reales que dan sentido práctico al marxismo, están falsificando una teoría de la acción y un método para transformar el mundo, en un tema para disertaciones sicológicas, auto análisis y esquemas previos de una explicación histórica. En la medida en que el marxismo se convierta en una «filosofía», es decir en una explicación concluyente de la realidad, se traiciona a sí mismo. La realidad se conoce por la acción y el proceso de la acción, que es proceso de la especie, no concluye. Ni siquiera es necesario que se convierta en una metafísica; basta que se tome como tema de reflexión sin conectarlo con la dinámica política que necesariamente exige, para que no se pueda hablar de marxismo. En esto se diferencia un marxista de un filósofo marxista. El marxista quiere transformar el mundo; el filósofo marxista quiere reflexionar o conversar sobre el marxismo. No obstante, es inevitable que los estudios sobre el marxismo aumenten. Marx planteó las cuestiones que hoy son, explícita o implícitamente, los temas vivos del pensamiento culto.»

«No hay que olvidar, además, que se está produciendo un fenómeno que es dialéctica y mecánicamente inevitable: la regionalización del marxismo. Toda gran idea, cuando está en conexión real con la práctica, tiende a regionalizarse. Ocurrió con el cristianismo y está ocurriendo con el marxismo. La regionalización responde a exigencias previstas por la propia teoría marxista. Las diversas condiciones objetivas determinan diversas aplicaciones de la misma teoría. Yo veo muy clara, por ejemplo, una regionalización latinomediterránea del marxismo. China y Cuba están dando su propia versión. Esto es un síntoma de fecundidad, no de agotamiento, y es inevitable.»

Pero sigamos con el curso biográfico del autor de «Humanismo y sociedad». El año 1951 viajó por Alemania; Heidelberg y Darmstad fueron las ciudades en las que permaneció más tiempo. Entonces ya pensó en la necesidad de la integración de España en Europa, y por tanto en la obligación moral de adquirir compromisos ante la situación española. En 1953 se traslada a la cátedra de Derecho Político de la Universidad de Salamanca.

—Allí inicié la publicación del «Boletín Informativo del Seminario de Derecho Político» e intenté, además, llevar a la práctica nuestro pensamiento, al fundar la «Asociación por la Unidad Funcional de Europa». Se celebraron bastantes sesiones, se intentó publicar un periódico, salieron los dos primeros números, (se llamaba «Europa a la vista»), pero la publicación fue cortada por la policía. Nuestra vida activa, en general, fue cortada por un proceso en 1957. Hubo unas denuncias y nos detuvieron… En el proceso a mí me acusaron de cosas que hoy ya han perdido su carácter «ilegal»: una, el ser «europeísta» y la otra ser socialista. En el auto de procesamiento había una acusación explícita diciendo que con otros había formado una asociación europeísta en la que ocultaba maquinaciones socialistas. El resultado de todo esto es que pasé tres años sometido a tutela jurídica, en libertad provisional, sin pasaporte…

—¿Usted llegó a estar en la cárcel?

—Sí, poco tiempo, unos quince días, en Carabanchel. Como experiencia carcelaria no tiene importancia. Lo que hizo este proceso fue acentuar más los perfiles del raciocinio. No había más remedio que contribuir a disolver todo ese mundo arcaico y obstaculizante que entorpecía y entorpece la marcha del país. Y esto permitió también extender más mi visión política y la valoración de los grandes problemas nacionales. Claro, esto ya no se podía hacer sino en la práctica de lo que podemos llamar conspiración. Es decir, en unas relaciones directas con las personas interesadas en lo mismo, tanto en un plano intelectual como en un plano obrero.

El proceso fue sobreseído en 1960. Pero el 1961 tuve una serie de presiones, me dijeron que era necesario que tornara una decisión respecto a las actuaciones que había tenido y marché a la Universidad de Princeton. Allí estuve un año en contacto con la cultura anglosajona, que aun me sirvió mis para aumentar esa dimensión empírica, y aun quizás para aumentar más la tensión entre la visión mecánica y la visión dialéctica y acentuar más los problemas en este sentido.

—Al regresar a España, ¿tuvo usted algún otro problema?

—En Salamanca las clases se hacían muy numerosas, se convertían en un centro de expansión política, se profundizaba en las relaciones con los elementos de base, y tuve otra presión gubernamental que me obligó a marchar a la Universidad de Puerto Rico, en donde estuve medio curso (1962-1963). Pero al volver de este viaje se inició una lucha abierta, manifiesta, en la que yo era consciente de que tenía que acabar con mi expulsión de la Universidad. Mi conciencia de este hecho, por otra parte, casi me llevaba a desearlo, porque comprendía que en los cuadros de la universidad, tal y como está construida, era una voz que se licuaba y que no daba ejemplo suficiente. Podía hacer mucho pero en el fondo era negativo, porque estaba siempre condicionado a la contrapartida. Para poder hacer un testimonio más explícito -pensé- lo mejor sería en un momento dado ponerse al lado, de un modo abierto, de lo que yo creía que beneficiaba al país, que era un retorno a la situación de libertad y de democracia. Y sobre todo abrir el camino a las soluciones socialistas. Efectivamente, participé en unas asambleas libres de estudiantes, lo cual motivó mi expulsión.

(Tierno Galván, a la vez que Aranguren –y García Calvo–, fueron sancionados con la separación definitiva de sus respectivas cátedras, según resoluciones del Consejo de Ministros del 13 de agosto y del 8 de octubre de 1965. Los dos profesores interpusieron recurso ante el Tribunal Supremo, pero el 8 de julio de 1967, la Sala Quinta de lo Contencioso-Administrativo dicta sentencia desestimando los recursos. Respecto a Tierno Galván, el Tribunal «declara probado que formó parte de una reunión multitudinaria de estudiantes no autorizada que el dia 25 de febrero se celebró en la Facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad Universitaria de Madrid, a la que entraron los asistentes tumultuosamente, rompiendo cristales de puertas y ventanas, arrollando a los bedeles que, cumpliendo órdenes, impedían la entrada a personas ajenas a la Facultad. En dicha reunión, el señor Tierno Galván hizo entrega de unas cartas, dirigidas a otros dos catedráticos, de adhesión a la actitud de insubordinación en que se había colocado el elemento escolar en fechas anteriores, y en ellas se aprobaron los acuerdos siguientes: declarar la huelga de todos los escolares, impedir a los catedráticos e1 ejercicio de la función docente, adherirse a la postura de rebeldía de los estudiantes portugueses contra las autoridades de aquel país y gestionar la solidaridad a estos acuerdos de los estudiantes de otros centros docentes de la nación». Por ello Tierno y Aranguren, dos figuras ejemplares, dos maestros, dos de las mentes más claras y esclarecedoras de la universidad y de la cultura española contemporánea, son «desposeídos definitivamente de sus cátedras». Un «definitivamente» que no será tan «largo» como pretenden, y sí más transitorio.)

Tierno continúa diciendo:

—Aquellas asambleas libres rompían el verticalismo, contra lo que yo estaba y estoy. No es que sea únicamente el verticalismo sindical sino que hasta cierto punto es la nota diferenciadora del Estado español y de toda dictadura. Verticalismo equivale a obediencia, verticalismo equivale a pasividad de los más. El verticalismo en cierto modo es negativo a la idea de progreso. Parece ser que tenemos una imagen lineal y horizontal de la historia, y no una imagen vertical, porque lo vertical parece que sea más teológico.

—¿Cómo se desenvuelve su vida a partir de la expulsión de la Universidad?

—Después de mi expulsión, el problema se hizo más agudo en todos los sentidos. Más agudo en cuanto más conocido políticamente, y tenía necesidad de meterme más, y en la medida en que ha sido necesario lo he hecho, en la vida política española, sobre todo por una preocupación permanente, constante, que era la de limar y anular eso que le he dicho a usted antes, la inflación del yo, el destruir las exageraciones antropológicas: ya que las instituciones no lo hacen, hacerlo por una didáctica de la vida cotidiana y de los escritos, por lo que se demuestre a los españoles que el insulto, la tensión personal, la envidia respecto del otro son cualidades que restan al que las posee no sólo mérito sino también capacidad. Por lo tanto, por un principio casi de egoísmo hay que llegar a la comprensión. Lo que más me repugna, lo que realmente me repele es la tendencia a la convivencia como destrucción. Intentemos montar la convivencia como realmente debe ser: como cooperación, no como destrucción. En este sentido yo hago lo que puedo, a pesar de todas las dificultades.

—Desde luego, el mundo crece cada día más a través de unos u otros sistemas de cooperación socialista. Del «yo» se ha pasado al nosotros».

—El proceso del conocimiento, el control del mundo, el proceso científico e incluso el proceso politice, se hacen por acumulación. Hemos dejado atrás la época de la genialidad, y hemos llegado a la época de la acumulación. Ya no hay que esperar que un cerebro genial, en el orden sociológico o político, resuelva los problemas. Por un proceso generalizado, total y acumulativo, lo más que puede ocurrir es que una inteligencia normal, en un momento dado, descubra el punto óptimo de acumulación y lo diga. Pero descubrir el punto óptimo de acumulación no es ninguna genialidad. Es simplemente una incidencia, o el momento de percepción de los momentos acumulados.

—Eso supone que es necesaria una democratización a todos los niveles, estar siempre abiertos a las reflexiones de los demás…

—Claro, para eso conviene dejar otras oportunidades, abrir paso a otras reflexiones, y también deseo o propósito, en la medida de lo posible, de mover a la juventud. Sospecho - no quiero ser absoluto en las afirmaciones, usted lo sabe que siempre procuro rehuirlas- que en España más allá de los cuarenta años hay una carga de condicionamientos de tipo histórico y prejudicial, que hace muy difícil el que la cooperación sea limpia y correcta. Tienen que ser las personas que no han hecho la guerra, y las personas que se han movido desde entonces en ambientes culturales y políticos libres, las que tienen que opinar acerca del porvenir de España. Tengo la impresión de que el prurito deliberado de dominar está obstruyendo el proceso de acción de los jóvenes. Creo que los «adultos» son culpables hoy de pasión de mandar y de ambición de poder, en el gobierno y en la oposición.

—¿Hacia qué orden político cree usted que debemos dirigimos?

—Esencialmente, yo soy partidario, en el orden político, de la línea del sentido común. Creo que debemos olvidarnos un poco de la política de líder genial, y de la política maquiavélica. Me parece que todo eso está en completa negación con la sociedad en la que vivimos, en los supuestos de la sociedad opulenta, lo mismo que en los supuestos de la sociedad socializada. En cualquier caso el determinante de una acción política correcta es el óptimum de posibilidades de sentido común que se pongan en ella, entendiendo por sentido común el consensus general de la inteligencia media respecto a la solución de un problema. El político más inteligente es el que encuentra la fórmula de hacer más viable el sentido común. La viabilidad del sentido común es la plenitud de la política. Si ahora es de sentido común el acabar la guerra de Vietnam, el político que dé viabilidad a ese sentido común es el político más impresionante, superior. No se puede partir del hombre providencial. Para que el sentido común tenga viabilidad, lo que se necesita es un proceso de aspiración de lo que piensa la base hasta lo que piensa la cima. Este proceso de aspiración es el que hay que institucionalizar. Hay que aspirar, lo mismo que se aspira aire, ese sentido común, ese consensus, para conocerlo, y esa es la función de los partidos políticos; el realizar por esa aspiración el sentido común, hasta que se constituye en acto viable.

Tierno hace una pausa y continúa:

—Ya vamos convenciéndonos todos de que la política es siempre, por lo menos dual. Por ello la política ya no consiste en vencer; tampoco vamos a emplear la frase manoseada según la cual consiste en convencer. La política consiste en dar la oportunidad de salir al mismo tiempo. Es decir, es como si se está ante una puerta y entonces colocamos al otro ante una alternativa: sale primero o sale después. A mí me parece que la política de dejar pasar y de salir primero, lo mismo que la política de obligar a salir después, son políticas acabadas. La política consiste en salir al tiempo, en no dejar nunca al otro derrotado, si no de dejarle siempre con posibilidades de que salga. La política como arte de vencer y de derrotar es una política excluyente y excluida. Claro, que en esa salida a la vez, uno ocupará más puerta, el otro menos; a uno le aplaudirán al salir, al otro no, &c. Incluso en los países socialistas la política se está convirtiendo en esto también, en dejar una salida al otro, en el orden internacional e incluso en el orden interno.

—Lo que usted está diciendo, quizá yo lo llamaría una ética política.

—En el fondo, la convivencia es una ética. Porque la ética no es ni más ni menos que el óptimum posible para una convivencia productiva. Cuando tengamos el óptimum de convivencia productiva tendremos el óptimum ético. La ética no precede a la convivencia, es el resultado. En ese sentido la política es una ética, pero es que la ética se convierte en este caso en acción. La política es la ética en acción.

En la salita en la que sostenemos esta entrevista, Tierno también ha dado muchas clases particulares, principalmente a estudiantes que se preparaban para ingresar en la carrera diplomática. Durante más de veinte años, Tierno ha formado a unos ciento cincuenta alumnos -principalmente en los temas de Derecho Político y cultura general-, muchos de los cuales son diplomáticos en activo. Algunos de ellos se han mantenido luego en estrecho contacto y colaboración con los proyectos políticos de este profesor que ahora está sin cátedra. El pensamiento social de Tierno Galván ha influido a amplios sectores de las jóvenes generaciones, primordialmente las universitarias.

Uno de sus discípulos más destacados, al tiempo que el más íntimo y constante colaborador de sus quehaceres políticos, es el actualmente ya también profesor Raúl Morodo, un gallego activo como el que más y con fino sentido del humor. Morodo es el que le puso a Tierno el nombre, entre cariñoso y en clave, con el cual se alude a Tierno Galván en las conversaciones que se refieren a él en tercera persona: «El V.P.», o sea el viejo profesor. Tierno Galván es, según Morodo, un campesino. Habla siempre con calma, pero con una permanente fluidez y precisión de palabra: casi siempre con el mismo tono, con ligeras inflexiones variantes de vez en cuando para volver al tono habitual.

En septiembre de 1966, Tierno tuvo que marcharse a dar un curso a la Universidad de Princeton. Las necesidades económicas apremiaban, otra vez. Al aeropuerto de Barajas acudieron a despedir le muchos amigos, de la familia socialista y de otras familias políticas: Elías Díaz, Vicente Cervera, José Antonio Novais, Prados Arrarte, Joaquín Satrústegui, Francisco Fernández Santos, José Luis Abellán, el editor señor Tortella, el profesor Truyol, el abogado Mariano Robles, &c. Hacía mucho calor. Alguien me hizo notar, sin embargo, que Tierno llevaba chaleco, a la vez que comentaba: «lleva chaleco incluso en verano; es otra prueba de su raíz campesina, resistente a todas las inclemencias, las del frío o las del calor; él siempre va vestido más o menos igual».

Aquel día, como éramos muchas personas reunidas en torno a Tierno, otro amigo comentó que corríamos el riesgo de que la policía nos disolviera. Pero en este caso hay que decir que la policía estuvo muy correcta con el V. P., a quien hizo pasar delante de todos los viajeros para facilitarle todos los trámites burocráticos y de aduanas.

Mientras permanece en Estados Unidos, su preocupación por España, por saber constantemente lo que aquí ocurre, se traduce en numerosas cartas a los amigos. En mayo de 1967 regresa a España. A su despacho de la calle Marqués de Cubas vuelven a acudir viejos amigos, estudiantes, obreros, diplomáticos, &c., y periodistas nacionales y extranjeros, sobre todo extranjeros, porque así como los diarios de Europa y América publican con cierta frecuencia las declaraciones políticas del profesor, la prensa española rarísimamente ha hablado de él, si no ha sido para comunicar los procesos o las detenciones que ha sufrido.

El conjunto de los libros publicados por Tierno Galván merecen un amplio estudio crítico, que obviamente no cabe en estas páginas. Aquí y ahora, lo que nos interesa es su pensamiento político más vivo. Por ello es conveniente y oportuno hacer una breve antología sobre algunos de sus principios y acerca de sus criterios en torno a diversas cuestiones palpitantes de la actualidad española.

IDEALES Y PROGRAMAS: Para Tierno Galván hoy la política «ha dejado de ser una política de ideales para convertirse en una política de programas (…). La diferencia entre ideales y programas está en que los ideales pretenden reformar sociedades y estados desde esquemas apriorísticos, que encierran concepciones del mundo en las que va implícita la pretensión formal de perfección, en tanto que un programa es un repertorio concreto de soluciones, respecto de unos problemas determinados, en cuyo repertorio va implícita la idea básica de funcionamiento».

SOBRE LA LIBERTAD: «…Sólo fracciones mínimas del planeta se pueden llamar relativamente libres. El planeta, en su conjunto, es una multitud de esclavos (…) La libertad no debe nacer de la legalidad, sino la legalidad de la libertad (…) Un Estado democrático interpreta y expresa la libertad que quiere el pueblo. La libertad es la base (…) Poder pensar libremente no es ser libre (…) No hay libertad sin práctica. El filósofo, el moralista, que habla de libertad, pero no procura practicarla, o luchar por la misma, ese filósofo o moralista, no es, propiamente hablando, un participante de la libertad; es, simplemente, un cliente de la libertad; y ya estamos cansados de los clientes de la libertad. Necesitamos trabajadores de la libertad (…) La libertad ha nacido de la producción (…) Cada uno de los martillazos de una fragua, es un sonido de la libertad. Cuando se desarrolla la producción a gran escala, se inicia la democracia. El análisis, digamos, de las revoluciones españolas, tenues revoluciones, es el análisis de los aumentos de producción en España. La revolución del 54 coincide con un aumento de la producción. Lo mismo la transformación canovista, e igual ocurre con la segunda república española».

SOBRE LA COMPLEJIDAD DE ESPAÑA: «Cuando los españoles dejen de tener que opinar sobre ciertos temas en términos tan elementales como «vencedores o vencidos», «clericales o anticlericales», «separatistas o centralistas», se habrá descubierto que la realidad es mucho más compleja y ofrece muchas más posibilidades. Cuando esto se logre en el nivel político querrá ello decir que se inicia la vía democrática. La democracia significa visión y acción políticas según el criterio de la complejidad, mientras que los totalitarismos significan visión y acción simplificantes, conectadas con la pasividad del

LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA: ¿NACE UNA NUEVA IZQUIERDA?: «Se trata de una protesta -con excepciones tan naturales como honorables- de jóvenes señoritos contra el anquilosamiento de los viejos señoritos, y de la defensa, honesta e incluso entusiasta, de los ideales del neocapitalismo (…) Bien que sea muy difícil librarse a conjeturas, parece ser que el camino a seguir reside en una difusión teórica de la metodología marxista en los medios intelectuales, a fin de desencadenar la crítica objetiva del neocapitalismo y la toma de conciencia, por parte de los universitarios, del sentido burgués y vagamente romántico de su protesta.»

LA CLASE MEDIA: «La clase media está pasando por una crisis económica, política y moral sin precedentes en nuestra historia contemporánea. Carece de entusiasmo colectivo e individual y asiste a la sustitución progresiva de la política por la coacción. Se está empobreciendo, en el campo y en la ciudad, en un sacrificio estéril. Por otra parte, tiene mala conciencia pues se encuentra ahora sin nada en absoluto que justifique veintitantos años de sumisión. La política inmediata de cualquier gobierno burgués inteligente, tiene que orientarse en nuestro país en el sentido de fortalecer y rehabilitar la clase media devolviéndole la voluntad que ha perdido. Incluso como socialista demócrata me atrevo a decirle que nuestra acción política en España sólo tendrá efectos decisivos después de la acción y progreso político de la clase media.»

TAMBIEN YO SOY UN TRABAJADOR: «Más que a título de intelectual hablo a título de trabajador. Por circunstancias que la mayoría de vosotros conocéis e incluso por voluntad propia, sólo cuento para vivir y mantener a mi familia con mi trabajo cotidiano, sin más seguridad que la de un contrato que he de renovar y sostener día a día. Cuando regrese a nuestro país la situación será peor. No es fácil discutirme la condición de trabajador.»

Vuelvo a hablar con Tierno Galván, precisamente sobre los trabajadores.

—¿Qué relaciones mantiene con los obreros? ¿permanentes? Algunos (que por lo visto no deben quererle a usted demasiado bien) dicen que cuando usted habla a los trabajadores, lo hace un poco distanciado…

—Yo no me disfrazo de obrero para hablar con ellos. Ir a hablar a los obreros disfrazado de obrero es una de las peores demagogias. Yo voy siempre vestido de lo que soy: de profesor. Y me comporto como tal. Tampoco voy a tomar vasos de vino con los obreros porque no me gusta y tengo trabajo. Pero cuando hablo con los obreros les hago comprender que desde mi nivel cultural estoy con ellos y que aplico mi inteligencia a la defensa de los intereses de la clase trabajadora.

Hemos visto charlar al V. P. con obreros, muchas veces y sin marcar distancias: con el ferroviario de Aranjuez, con los campesinos de la Mancha, con el mecánico de Madrid, &c. De tú a tú, sin diferencias, y en ocasiones Tierno ha demostrado una democrática e infinita paciencia en la repetición de explicaciones acerca de unos u otros problemas complejos.

Tierno Galván trabaja para el futuro. En otra ocasión ha dicho: «Existe un nuevo horizonte en España, que podríamos denominar “Horizonte 1970”, en el cual todos nosotros tenemos puestos los ojos». Para alcanzar ese futuro hemos de trabajar todos. «Fundamentalmente sólo podemos confiar, para rehacer España, en el pueblo. El pueblo es una fuente de energía, honradez y creación, casi intacta. Hasta ahora el empeño de la minoría dirigente ha sido cegar la fuente de una nueva, próxima e inevitable reacción popular. Llamo pueblo a los españoles que trabajan de un modo directo en la producción de bienes con su esfuerzo físico y mental, dejando el beneficio casi íntegro a quienes han hecho del trabajo un modo organizado de gozar de la vida. Del pueblo trabajador tenemos que esperar todo lo que es básico. Lo único joven y digno de nuestro país es este pueblo».

Para la preparación de ese futuro, desde ahora, es necesario empezar a «entonar la voz» para luego ejercer el voto. Antes de plantearse el problema de la decisión, hay que plantearse el problema de la discusión, dice Tierno. No se puede -o no se debe- decidir sin antes estar bien informado. «Toda decisión que no haya sido precedida de la voz será hasta cierto punto peligrosa. Necesita un periodo de crítica, un período de discusión.»

Tierno Galván, a sus cincuenta años, podría dedicarse tranquilamente a continuar su prestigiosa labor como catedrático y como autor de libros. Pero el V. P., sin abandonar esas tareas profesionales, se dedica también -hoy tal vez principalmente- a la preparación del futuro político de España. Se dedica a construir el país democráticamente, a pesar de los grandes sacrificios y dificultades de toda índole que una actividad de este tipo lleva implícita. Esto es lo admirable, y lo que pone de relieve la decidida vocación política de este hombre.

Sergio Vilar, Protagonistas de la España democrática. La oposición a la dictadura 1939-1969, París 1968, páginas 122-135.

Pese a haber emprendido una carrera política de sesgo socialista, un socialismo impreciso que también servía a Dionisio Ridruejo para postularse como futuro candidato cuyos resultados truncó su propia muerte, Tierno seguirá involucrado en todas las acciones del CLC. Todavía en el curso 1973/74, el Viejo Profesor figura en el programa anual del Comité español con la conferencia «El proyecto federalista europeo», curso en el cual coincidirá con Miguel Boyer, encargado de un seminario que había de impartirse en un colegio mayor, bajo el título: «El sector público en la economía de la CEE».

Todavía en junio de 1976 firma un documento dirigido a Asociación Internacional por la Libertad de la Cultura, solicitando fondos para Seminarios y Ediciones. Los compañeros de solicitud son nombres familiares: Maravall, Sampedro, Aranguren, Castellet, Benet, Morodo, José Luis Cano, García Añoveros, Ruiz Giménez, Lorenzo Gomis, Pedro Laín y Ramón Piñeiro.

Una crisis y tres socialismos

El Congreso del PSOE de agosto de 1970, del cual sale todavía victorioso Llopis, mantendrá la prohibición de alianzas con el PCE, no obstante, a partir de 1972 comenzará una crisis que desembocará en el acceso al poder socialdemócrata de Felipe González y su grupo tras el Congreso de agosto de 1974. Ante esta amenaza, Llopis fortalecerá sus relaciones con Tierno, quien había fundado, en la casa del abogado Mariano Robles, el Partido Socialista del Interior en 1968, cuyo órgano de expresión era El Socialista del Interior. En diciembre de 1972 se celebrará en Toulouse el XI Congreso, al que acude, de forma fugaz, Tierno en auxilio de Llopis, angustiado ante la escisión del PSOE. El juego de intereses dará como resultado la unificación del PSI con el PSOE, al que se le había añadido, en minúscula h entre paréntesis, la h de histórico, letra que supuso un verdadero lastre. El acuerdo se firmará en mayo de 1973, si bien la fusión no existió más allá del papel.

La pérdida de confianza de la Internacional Socialista precipitará la caída de Llopis, resultando vencedor el PSOE renovado de González y Guerra, al cual Tierno se aproximará en el futuro. Antes emprenderá una nueva aventura política, al fundar el Partido Socialista Popular (PSP).

El Partido Socialista Popular y la Junta Democrática

Bajo la atenta mirada de los servicios secretos norteamericanos, cuyo rastro puede seguirse en los cables –en los que, no obstante, se prestará más atención a los «jóvenes turcos» que al Viejo Profesor– que Kissinger recibía, se constituirá, en julio de 1974, la Junta Democrática de España, en la que se integra el partido de Tierno junto al PCE, carlistas y miembros del Opus Dei. Ese mismo año, en noviembre, funda el PSP («partido de trabajadores que luchan para que en España el poder del estado esté al servicio de las ideas y de la práctica socialista según el siguiente principio: desde las estructuras democráticas formales puede transformarse, de acuerdo con el consensus popular, la democracia de la sociedad burguesa en la democracia real de una sociedad sin clases»). Tierno se presentará como marxista que acepta, incluso, el derecho de autodeterminación del «pueblo vasco» y, cómo no, de las «regiones diferenciadas». El PSP tendrá una estructura federal que pronto verá aparecer fisuras.

La figura de Tierno, no obstante, había adquirido gran celebridad, haciéndose acreedora de un banquete homenaje, en el que se celebraba la reposición de su cátedra de Salamanca, que tiene lugar el 18 de mayo de 1976. Entre los distinguidos comensales figuran Raúl Morodo, Carlos Ollero, Ruiz Giménez, Joaquín Satrústegui, Peces Barba, Tamames, Fernando Morán, Buero Vallejo, Pedro Laín, o Andreu Abelló, quien presenta a Tierno como «defensor de la República». Tierno, siempre inmerso en ambientes donjuanistas, se mostraba un año más tarde favorable a la bandera bicolor y a la monarquía como medio para llegar a la ansiada democracia.

Ese mismo verano, el viejo grupo que el Congreso por la Libertad de la Cultura, rebautizado como Asociación Internacional por la Libertad de la Cultura, había congregado, todavía dirigirá una carta a Adam Watson –21 de junio de 1976– en la que, lamentando no haber podido reunirse más en extenso con él durante la visita cursada a Madrid, se sugiere una cierta desconexión de los veteranos congresistas y sus sustitución por nuevos y más jóvenes integrantes. Los nuevos objetivos del heterogéneo grupo, al margen del mantenimiento de su deficitario proyecto editorial, para el cual también se solicita ayuda, se orientaban, tras la muerte de Franco, pero también de Ridruejo, a fortalecer los lazos ibéricos y mediterráneos en los que, como veremos, tanto interés tenía Tierno.

En efecto, en noviembre de 1976, comparecerá en la Conferencia Socialista del Mediterráneo organizada en Barcelona. Tierno, ante Mohamed ell Zwie, Ministro de Información de Libia y miembro del Partido Unión Socialista Árabe, rechaza «cualquier forma de imperialismo» y propone un socialismo mediterráneo.

A finales de 1976, la Junta Democrática, fusionada en marzo con la Plataforma de Convergencia Democrática, en la que se hallaban viejos compañeros de viaje del Viejo Profesor, mutará de nuevo para dar paso a la Plataforma de Organizaciones Democráticas. El PCE, convenientemente reformado –la relación entre Suárez y Carrillo era fluida como afirma Gregorio Morán en su Miseria y grandeza del Partido Comunista de España 1939-1985– y envuelto por un marasmo de siglas, está a punto de ser legalizado, proceso en el que intervendrá Tierno integrado en la Comisión de los Nueve: Tierno Galván, Felipe González, Fernández Ordóñez, Satrústegui –que ofreció su propio despacho para las negociaciones–, Cañellas, Pujol, Julio Jáuregui y Valentín Paz Andrade, estos tres últimos como representantes de los sectores catalanes, vascos y gallegos, y el comunista Simón Sánchez Montero como transmisor de las instrucciones del propio Carrillo.

Pese a la notoriedad de Tierno, en el seno del PSP eran conscientes de las dificultades que se avecinaban, prueba de ello es que en 1977 Morodo sondea a González proponiéndole una alianza que el sevillano descarta. La alternativa será la formación de un frente denominado Unidad Socialista con el que concurre a las elecciones. En la coalición figura el PSA de Rojas Marcos, con quien el 3 de junio, celebrará un homenaje al muladí Blas Infante.

El escrutinio de los votos arrojará unos magros resultados: menos de un 5% de los votos, seis escaños, que Tierno interpretó desde el hotel Velázquez, antes de entonar los acordes de La Internacional, de este modo:

«Esto va bien. Tenemos que estar satisfechos. Hay que tener en cuenta que son unas elecciones apresuradas, en las que un 4% para nuestro partido es un triunfo inmenso. Con más propaganda hubiéramos alcanzado un puesto de primera línea. Pero de haber tenido los ochocientos o mil millones para esa propaganda, ahora tendríamos mala conciencia. El esfuerzo y la honradez del militante, dirigidos al pueblo, han hecho que el pueblo nos haya sabido elegir. Hemos tenido una buena recompensa. Suponemos un partido con futuro. A otros grupos, en cuanto les falle el dinero, les va a faltar también el entusiasmo. Vamos a mantenernos serios e incorruptibles, como hasta ahora, y llegará el momento en que seremos los únicos que podamos resolver los problemas. ¡Viva el partido! ¡Viva el socialismo!»

Apoteosis. La alcaldía de Madrid: «a colocarse y al loro»

Los resultados precipitarán la disolución del PSP. El 9 de abril de 1978, tras la celebración de su IV Congreso, el PSP se integra en el PSOE, que asume las abultadas deudas del partido recibiendo el beneplácito de Mitterrand, que viajó a Madrid en compañía de Mario Soares.

Los buenos servicios que Tierno había hecho a la causa de la democracia coronada se verán recompensados con la redacción del preámbulo de la Constitución de 1978, a él debido. Un breve texto por el que desfila todo el repertorio ideológico del profesor madrileño:

«La Nación española, deseando establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos la integran, en uso de su soberanía, proclama su voluntad de:
Garantizar la convivencia democrática dentro de la Constitución y de las leyes conforme a un orden económico y social justo.
Consolidar un Estado de Derecho que asegure el imperio de la ley como expresión de la voluntad popular.
Proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones.
Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una digna calidad de vida.
Establecer una sociedad democrática avanzada, y
Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.
En consecuencia, las Cortes aprueban y el pueblo español ratifica la siguiente…»

En el cénit de su éxito político, circunscrito a la alcaldía de su ciudad de nacimiento gracias a los votos del PCE liderado por su viejo amigo Ramón Tamames, el 19 de enero de 1986, Enrique Tierno Galván muere víctima de un cáncer de colon. Su pintoresco entierro, organizado por Pilar Miró, resultó multitudinario, conciliando el colorismo de la generación de la Movida, con la barroca apariencia de la carroza Imperial de pompas fúnebres de Barcelona, que trasladó sus restos mortales antes de que estos, a bordo de un vehículo americano marca Dodge, fueran llevados a la parte católica del madrileño Cementerio de la Almudena, donde fueron inhumados.

En marzo de 2012, su archivo personal, donado por su hijo Enrique Tierno Pérez-Relaño, pasa a manos de Jordi Farrerons, gran maestro de la Gran Logia Simbólica de España y es custodiado en Barcelona.

Bibliografía de Enrique Tierno Galván

2008-2011 Obras completas de Enrique Tierno Galván en ocho volúmenes, editadas por la Universidad Autónoma de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid, bajo la dirección de Antonio Rovira Viñas, en la editorial Civitas: tomo I (1945-1955), Madrid 2008, 1219 págs.; tomo II (1956-1962), Madrid 2008, 1323 págs.; tomo III (1963-1968), Madrid 2009, 1223 págs.; tomo IV (1969-1975), Madrid 2009, 1191 págs.; tomo V (1976-1978), Madrid 2010, 1079 págs.; tomo VI (1979-1981), Madrid 2010, 1153 págs.; tomo VII (1982-1986 y obra póstuma) Madrid 2011, 1057 págs.; y tomo VIII (complementario), Madrid 2012, 1024 págs.

Enrique Tierno Galván como abajofirmante peticionario o protestante

1959 Los intelectuales españoles piden la amnistía para los presos y exilados políticos

1960 El problema de la censura · Contra la censura

1961 Protesta contra la censura de más de 300 escritores…

1963 Los intelectuales contra la tortura

1969 Carta al Presidente del Gobierno

1974 Agresiones a la cultura

Sobre Enrique Tierno Galván en el Proyecto Filosofía en español

1961 Antonio Paz, «Sociología de la Decadencia. Sobre la Introducción a la Sociología de Tierno Galván» (Nuestras Ideas)

2013 Iván Vélez, El oculto profesor Tierno (El Catoblepas)

Iván Vélez, El anticomunismo de Enrique Tierno Galván (Escuela de Filosofía de Oviedo)

Textos de Enrique Tierno Galván en el Proyecto Filosofía en español

1947 Víctor Kravchenko: Yo preferí la libertad (Revista de Estudios Políticos)

1959 España como futuro [Julián Andía] (Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura)

1961 España y Estados Unidos [Julián Andía] (Cuadernos del Congreso por la Libertad de la Cultura)

1965 Diálogo con el profesor Enrique Tierno Galván (Cuadernos de Ruedo Ibérico)

1967 Enrique Tierno Galván a Pierre Emmanuel (Carta fechada en Madrid, 29 de mayo de 1967)

ivc