Filosofía en español 
Filosofía en español

Fernando Chueca Goitia  1911-2004

Fernando Chueca Goitia

Arquitecto y ensayista español, nacido en Madrid el 29 de mayo de 1911. Terminó sus estudios en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid en 1936. Durante la Guerra Civil intervino en el salvamento de los archivos del Palacio de Liria. Sujeto a depuración en la postguerra, se le inhabilitó para el ejercicio profesional como arquitecto durante diez años. Obtuvo en 1940 el primer premio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid por su trabajo biográfico-artístico para conmemorar el centenario de Don Juan de Villanueva, y en 1944 el Premio Nacional de Arquitectura por su proyecto para la terminación de la Catedral Metropolitana de Nuestra Señora la Real de la Almudena, en Madrid. En 1947 publica Breve historia del urbanismo, Invariantes castizos de la arquitectura española, y es nombrado Conservador del Museo Nacional de Arquitectura.

«Chueca Goitia, Fernando. Arquitecto. 30 mayo 1951-abril 1952. Pensionado Fundación Conde de Cartagena. Columbia University, New York. Instalación y organización de museos. Proyectos de urbanización. | Conservador del Museo Nacional de Arquitectura. Colaborador del Instituto Velázquez, CSIC. Alfonso XII, 10. Teléf. 218602. Madrid.» (Estudiantes españoles en los Estados Unidos. Diez años de intercambio, Asociación Cultural Hispano-Norteamericana, Madrid 1956.)

Profesor en 1952 de Historia del Urbanismo en los Institutos de Estudios de Administración Local y de Estudios Políticos, publica en 1953 el libro Arquitectura española del siglo XVI y es nombrado en 1954 profesor auxiliar de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid, donde explica Historia de las Artes Plásticas e Historia de la Arquitectura. Más adelante obtuvo por oposición la Cátedra de Historia de las Artes Plásticas, jubilándose en 1968 como catedrático de Arquitectura y Urbanismo. Teoría y Técnica de la Restauración. En 1953 fue nombrado Arquitecto del Servicio de Defensa del Patrimonio Nacional y en 1958 director del Museo Nacional de Arte Contemporáneo. En 1964 aparece su monumental Historia de la arquitectura española. Edad antigua y media.

Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, Toledo
Reunión del Comité español del Congreso por la Libertad de la Cultura, Toledo, 26-28 noviembre 1965. Izquierda a derecha: Paulino Garagorri, José Antonio Maravall, Enrique Tierno Galván, Lorenzo Gomis, Fernando Chueca, Víctor Hurtado, Sergio Vilar, José Benet, Aranguren, Martí Zaro y Juán Reventós.

Fernando Chueca Goitia

Es uno de los amigos íntimos de Ridruejo. Nació en Madrid el 1911. En 1936 terminó sus estudios en la Escuela Superior de Arquitectura. A partir de 1940 ha recibido numerosos premios y ha ostentado diversos cargos.

En 1940 obtuvo el primer premio de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, por un trabajo biográfico-artístico para conmemorar el centenario de don Juan de Villanueva. En 1944 obtuvo el premio Nacional de Arquitectura por su proyecto para terminación de la catedral de Nuestra Señora de la Almudena de Madrid. En 1944 es nombrado secretario conservador del Museo Nacional de Arquitectura. En 1950 se le nombra arquitecto de la Fundación Lázaro Galdiano de Madrid. En 1951 obtuvo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando una beca de la Fundación Conde de Cartagena para ampliación de estudios en la Universidad de Columbia (Nueva York), donde cursó las disciplinas de urbanismo y sociología. A partir de 1953 es arquitecto del Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. En 1955-1956 es profesor de sociología del Instituto de Estudios Políticos. El cargo de Director del Museo Nacional de Arte Contemporáneo lo tiene desde 1958.

También es catedrático de la Escuela Superior de Arquitectura y académico numerario de la Real Academia de la Historia.

Ha sido el arquitecto de numerosas obras de carácter monumental, histórico y cultural, como la ampliación del Museo del Prado, la restauración de la catedral de Tarazona, la restauración del castillo de Alcañiz, &c.

Los libros que ha publicado asimismo son numerosos Madrid y sitios reales, Historia de la Arquitectura Española, Ángel Ganivet, ministro de cultura, &c. Otros estudios, ensayos y artículos los ha publicado en revistas como Ínsula, Índice, Papeles de Son Armadans, &c.

Socioeconómicamente, Chueca está situado al nivel de la burguesía acomodada.

Conozco a Chueca desde el otoño de 1965: fue precisamente en el hermoso palacio restaurado que este arquitecto posee en Toledo donde celebramos unas reuniones diversos intelectuales y políticos catalanes, castellanos y gallegos. Ya en aquellos días –y quizá antes– Chueca afirmaba rotundamente su postura antirégimen. La firma de Chueca ha aparecido en diversos documentos de protesta contra la situación política española.

—Si en alguna medida me siento movido por la política es porque me considero, como español, con la obligación de [501] participar, bien sea mínimamente, en el perfeccionamiento de la cosa pública… La historia reciente española es, entre otras cosas, políticamente, la historia de una discontinuidad. El mal de España ha sido desde Carlos III el de la discontinuidad, porque la continuidad y la relativa estabilidad política han sido siempre sinónimos de regresión, estancamiento, atonía y pereza, que han acabado en corrupción y degeneración. Por lo tanto, la continuidad así entendida deja de ser continuidad y el río, que es continuidad, se convierte en charca pestilente. El mal uso del concepto de continuidad nos ha llevado a confundirlo con el de parálisis e inmovilismo. Hoy, cuando decimos que hay una tendencia continuista en la sociedad española, queremos dar a entender que los que la sostienen aspiran a que las cosas no varíen en el futuro, que continúen tal como está.

—Cierto es. Pero tú quieres desarrollar más tu tesis…

—Por lo tanto, los no continuistas (tomadas las cosas en este sentido) se supone que somos los aspirantes al cambio, a la mudanza por la mudanza y a la novedad por la novedad. De este modo se ha creado una polaridad absurda en la política española, entre los que han confundido la continuidad con el inmovilismo y los que han confundido el progresismo con la discontinuidad. Por eso mi ideario político sería el de superar esta antinomia y propugnar una continuidad progresiva. Porque en el fondo no hay continuidad sin progreso, porque de no ser así se convierte en inmovilismo; ni hay progreso que no sea progreso de algo, es decir, continuación de algo.

—Tu tesis es original…

—Ahora bien en política como en todo, se continua lo que tiene movimiento, lo que tiene vida, lo que participa de un cierto dinamismo. No se continua lo que está inerte y quieto porque la continuidad exige la herencia de un determinado movimiento previo. Si ese movimiento no existe se podrá prolongar el régimen de inmovilidad, mantenerlo, cosa bien distinta, o se podrá añadir a ese estado anterior un estado nuevo que no será continuidad de aquél, sino simple añadido aditivo.

—Me parece que sé dónde vas a parar…

—Decir que puede continuar el régimen de Franco es un contrasentido en los términos, porque no se puede continuar algo que lleva mucho tiempo muerto. Se puede embalsamar ese cadáver y hacerlo permanecer como fantasma político o se puede añadir a ese régimen, aditivamente, otro que nunca será continuidad suya. Por eso a mí no me asusta proclamarme a favor de la continuidad, pero continuidad de algo que sea susceptible de continuación y sobre todo no me asusta proclamarme así con vistas al futuro. Es decir, yo quiero para España una solución política que sea susceptible de continuación; en fin, que no sea flor de un día, ni tampoco se mantenga mucho tiempo, pero en estado de putrefacción… [502]

—Pero…

—Si lo que fundáramos los que así pensamos pudiera ser continuidad de algo digno de considerarse, mejor que mejor. No se trata de continuar estructuras políticas preexistentes, también se pueden continuar realidades más hondas de un país, aunque no hayan tenido formulación política concreta.

—En definitiva, que…

—En España hemos vivido recientemente de dos maneras: o en convulsión política permanente (liquidación de la Dictadura, proclamación de la República, período constituyente, guerra civil) o en un amordazamiento político (período franquista). Hemos vivido sobreexcitados por la política o amordazados por ella. Hora es ya de que logremos poner la actividad política en su verdadero lugar. Por eso decirnos que, además de los órganos políticos, el país en su totalidad debe despertarse tras el traumatismo y la atonía, y volver a tomar las riendas de sus destinos en todas las esferas, no en las exclusivamente políticas, y los políticos del porvenir deberían tener el tacto de saberse ceñir a la acción política sin extralimitarse y excederse a otras de índole social, económica, cultural, religiosa, &c.

Así habla Fernando Chueca. Las palabras definen a los hombres.

Sergio Vilar, Protagonistas de la España democrática. La oposición a la dictadura 1939-1969, París 1968, páginas 500-502.

En 1966 ingresa como académico de número en la Real Academia de la Historia, y en 1973 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. En 1977 fue nombrado cronista oficial de la Villa de Madrid. Desde 1978 hasta 1986 ostentó el cargo de Presidente del Instituto de España. En 1979 fue elegido Senador en las listas de Unión del Centro Democrático. Desde 1980 a 1982 fue Presidente de la Junta Gestora del Ateneo de Madrid, y de 1982 a 1984 fue elegido Presidente del Ateneo de Madrid. Como arquitecto fue autor del edificio del Museo Lázaro Galdiano en Madrid, de las casas de Luis Hernando Avendaño (en Aravaca), Luis Diez del Corral (Toledo), Luis García Berlanga (Somosaguas), Luis Miguel Dominguín (Quismondo), de la capilla panteón para la familia Botín (Puente de San Miguel), &c. Como arquitecto restaurador intervino en numerosos monasterios, iglesias, catedrales, palacios y edificios públicos. Se murió en Madrid el 30 de octubre de 2004, viudo de Goya Aguinaga, fallecida el mes de mayo anterior, con quien tuvo a Fernando Chueca Aguinaga (empresario, diputado por Toledo en las Cortes de Castilla-La Mancha en el Grupo Popular de 1983 a 1987, Senador por el Partido Liberal de 1986 a 1989, &c.).

Sobre Fernando Chueca Goitia

1974 Cofirmante del Telegrama a Juan María Bordaberry, Uruguay, pidiendo la libertad para Juan Carlos Onetti (15 febrero 1974)

1982 Julián Marías entrevista en TVE a Fernando Chueca Goitia en su casa de Sevilla (18 enero 1982)

2013 Iván Vélez, “Un Chueca Goitia menos castizo”, El Catoblepas 140:9.

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