Filosofía en español 
Filosofía en español

San Manuel González García  1877-1940

retrato

Presbítero católico español, significado activista en el resurgimiento eucarístico que se impulsa en España e Hispanoamérica durante las primeras décadas del siglo XX (frente a las oleadas de anarquismo, socialismo y laicismo), autor prolífico y propagandista eficaz de la acción eucarística, fundador, siendo arcipreste de Huelva, de El Granito de Arena, la “Obra de las tres Marías”, la “Obra de los Discípulos de San Juan” y la “Obra de los Juanitos de los Sagrarios-Calvarios”; obispo titular de Olimpo y auxiliar de Málaga en 1915, obispo de Málaga en 1920 y de Palencia en 1935, fue beatificado en 2001 por San Juan Pablo II, Papa por la divina Providencia, y canonizado en 2016 por Francisco, soldado de la Compañía de Jesús y Papa de la Iglesia de Roma por la divina Providencia.

 

¡Una de dos!

En suma, que un cristiano de lógica y de verdad, para estas dos preguntas no debe tener más que esta respuesta:

–¿A dónde vas?

–A comulgar.

–¿De dónde vienes?

–De comulgar.

Y lo demás, trabajar, holgar, comer, dormir, relacionarse, todo lo demás ¡de camino!

¡Qué bien si todas las idas y venidas de los cristianos que comulgan no fueran sino vueltas en torno de Jesús-Hostia de su Misa y Comunión!

¡Qué bien si durante el día y en medio de las ocupaciones más profanas y diversas el recuerdo de que he comulgado o voy a comulgar fuera voz que sostuviera, luz que guiara, aliento que levantara, alegría que todo lo endulzara... Esa es la buena y justa y debida preparación y acción de gracias de nuestras comuniones.

(Manuel González, Mi Comunión de María. Hostia por hostia, Málaga 1924.)

«¡La vida de los que comulgan debe ser hosticéntrica! Estas son las intenciones del libro.» Así presenta Manuel González (“Mi último libro”, El Granito de Arena, Málaga, 20 de noviembre de 1924, año XVII, número 412, pág. 674) su libro doctrinalmente más terminante y contundente, Mi Comunión de María. Hostia por hostia (Málaga 1924, 266 páginas).

Se trata de una obra que venía madurando y elaborando desde hacía varios años, y donde el grueso del texto consiste en la recopilación de cincuenta entregas que fue publicando en su revista de acción eucarística durante 1920, 1921, 1922, 1923 y el mismo 1924, con muy ligeros cambios, reordenadas y a veces con nuevos rótulos. El título Mi Comunión de María ya figura en la entrega inaugural, en el primer número de 1920, cuando todavía era Obispo de Olimpo, auxiliar de Málaga. Ya Obispo de Málaga funda al año siguiente el instituto secular de las “Hermanas Marías Nazarenas” (cuya primera guía fue su hermana María Antonia González García), desde 1970 “Misioneras Eucarísticas de Nazaret”.

Pero hasta finales de 1924 no se atreve a formular Manuel González su fórmula hosticéntrica, precisamente en la parte dedicada a la preparación de la práctica de la Comunión, que no aparece previamente en la revista El Granito de Arena, sino que conforma las pocas páginas inéditas del libro, que cuentan con un epígrafe dedicado a la “Piedad hosticéntrica”.

«A estas alturas de la exposición, Sureda repentinamente se ve en la necesidad de recordar 'dos hechos trascendentales': que la Historia del mundo no se divide en “las edades antigua, media y moderna que han querido los pedagogos y filólogos post-renacentistas” sino solamente en dos edades únicas, antes de Cristo y después de Cristo; y que el imperialismo de los grandes pueblos no ha perdurado nunca en un hecho de dominación geográfica y política, sino que para que un pueblo se eternice ha de trascender intelectualmente para que pueda prevalecer en los milenios su idea. [El tajante antes y después de Sureda nos recuerda otro radicalismo equivalente que sostenía por aquellos años el Obispo de Palencia, Manuel González, en su divertido libro Mi comunión de María. Hostia por hostia –cito por la 7ª edición española, El Granito de Arena, Palencia 1941–: «Un cristiano de lógica y de verdad, para estas dos preguntas no debe tener más que esta respuesta: –¿A donde vas?, –A comulgar, –¿De donde vienes?, – De comulgar. Y lo demás, trabajar, holgar, comer, dormir, relacionarse, todo lo demás ¡de camino!», pág. 37.]» (Gustavo Bueno Sánchez, “Sobre el concepto de ‘Historia de la filosofía española’ y la posibilidad de una filosofía española”, El Basilisco, nº 10, Oviedo 1991.)

Mi Comunión de María. Hostia por hostia
Doctrina y práctica de la Comunión de las Marías y de los Discípulos de San Juan en unión de su Madre Inmaculada

Entre 1920 y 1924 fue publicando †Manuel, Obispo de Olimpo y luego Obispo de Málaga, hasta 50 entregas de esta obra en El Granito de Arena:

(Las columnas de esta tabla se pueden reordenar pulsando en las cabeceras)

Índice del libro Mi Comunión de María. Hostia por hostia (1924) fecha n°:páginas
Prólogo. “Salió el que siembra a sembrar su semilla”1924.0520 400:290 292 
Primera parte. Doctrina de la comunión. - I. Qué es Comulgar. - El modo sacramental. - La Comunión según el Catecismo1924.0605401:322-324
Los frutos. - La asimilación. - La Hostia del Cielo. - La Redención ganada por la Hostia ¿quién la aplicará?1924.0705403:386-388
La Hostia de la tierra1924.0805405:450-453
La verdadera vida. - Una pregunta triste. - La respuesta. - He aquí1924.0905407:514-517
II. ¿Qué es comulgar una María?1924.1005409:578-580
Los abandonos del Evangelio y de la Eucaristía. - Las buscadoras de abandonos1924.0405397:194-197
III. En unión de María Inmaculada. - Madre querida. - Madre purísima, Madre querida1924.1105411:642-644
Segunda parte. Práctica de la Comunión. I. La Preparación. - Preparación habitual. - Lugar que debe ocupar la Comunión en la vida de una María. - Piedad hosticéntrica. - Piedad descentrada. - ¡Una de dos! - Preparación actual. - Al acostarte. - El ejemplo de la Iglesia. ¿Cómo unir la meditación con la Comunión? - Al despestar. - Oración preparatoria para la meditación empleada en preparar y agradecer la Comunión
II. La acción de gracias. - Una advertencia. - Lo que hace la Iglesia. - La acción de gracias debe constar
Tercera parte. Temas de conversaciones afectuosas para las Comuniones de María en unión de María Inmaculada.
I. Hambre de Jesús. El a pesar de todo desconocido. - Antes. - ¿Quién es este? - Después. - Hosanna. - Florecilla de mi Comunión1920.0305299:122-124
El Revelador del Padre. - Antes. - Una pregunta. - Ostende nobis Patren… - Después. - La respuesta. - Florecilla de mi Comunión1920.0505303:250-252
El convite de Zaqueo. - Antes. - Después. - Quaerebat videre Eum. - Et festinans descendit. - Ecce dimidium bonorum meorum do pauperibus. - Salus domui huic facta est. - Florecilla de mi Comunión1920.1005313:538-540
La palabra que le gusta. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1923.0505375:258-260
¡Abandonado! Antes. - La gran queja del Evangelio. - Después. - Florecilla de mi Comunión1923.0705379:386-388
¿Por qué está abandonado? Porque no lo escuchan. - Antes. - Después. - ¿Quién puede oírla? - ¡Palabra dura! - ¡Palabra blanda! - Florecilla de mi Comunión1923.1005385:578-580
¿Por qué está abandonado? Por desidia de los amigos. - Antes. - Después. - ¡Y cómo se repite el contraste! - Florecilla de mi Comunión1923.1105387:643-645
¿Por qué está abandonado? - El hambre de las almas hartas. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1924.0205393:066-068
II. Corazones vacíos. Las reservas de las almas. - Antes. - Mi duda. - Después. - La lección. - Cómo me he de negar. - Las almas con reservas. - Las almas sin reservas. - El secreto de una María. - Florecilla de mi Comunión1920.1205317:654-658
Las renuncias de Jesús al entrar en el pesebre. - Antes. - Después. - La primera entrada: En el pesebre. - Florecilla de mi Comunión1921.0105319:002-005
Lo que renuncia Jesús al entrar en el Sagrario. - Antes. - Después. - La negación de la belleza. - La negación del poder. - La negación de la palabra. - Más misterios. - El gran misterio. - El misterio revelado. - Florecilla de mi Comunión1921.0205321:068-074
Lo que renuncia Jesús al entrar en mi boca. - ¡La libertad! - Antes. - Después. - A su libertad. - Florecilla de mi Comunión1921.0405325:194-197
Otra negación de Jesús. - La de la expansión de su virtud. - Antes. - Después. - La virtud de Jesús. - La expansión de la virtud. - La negación de la virtud. - Florecilla de mi Comunión1921.0505327:258-262
Otra renuncia de Jesús al entrar en mi boca. - Antes. - La renuncia de su vida. - Después. - ¡La vida por la muerte! - ¡La muerte sin vida! - Florecilla de mi Comunión1921.0605329:322-324
La renuncia perenne. - Antes. - Después. - Siempre. - Florecilla de mi Comunión1921.0705331:386-388
El divino silencio. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1923.0605377:326-327
La toma de mi cruz. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1921.0820333:450-452
La cruz que no debe ser mía. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1921.1005337:578-580
En seguimiento de Él. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1922.1005361:578-580
III. Paladeo de oración e imitación. Cómo la Encarnación me enseña a comulgar bien. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1923.0305371:130-132
El alma-Sagrario. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1920.0905311:506-508
La cuna que le gusta. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1920.0105295:005-006
El encargo de Belén y del Sagrario. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1920.0205297:058-059
¿Qué buscáis? - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1923.0405373:194-196
El Médico de la Cruz de palo. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1920.0405301:186-188
Mis comuniones de junio. - La palabra. - La práctica. - El propósito1920.0605305:314
Los espías del Corazón de Jesús. - Antes. - Después. - Vivir para sorprenderte. - En el Sagrario. - En las almas. - En los acontecimientos. - En mi alma. - Florecilla de mi Comunión1920.1105315:598-601
Cordero entre lobos. - Antes. - Cordero entre lobos. - Después. - El Cordero. - ¿Soy yo cordero? - Lobos. - Florecilla de mi Comunión1921.1105339:642-645
Para mi Comunión del día de la Inmaculada. - El beso de mi madre. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1921.1205341:706-708
Mi Comunión de María. - ¡Mío! - El bautismo del posesivo. - De María. - Mi Comunión1922.0105343:002-005
Las identidades de Jesús. - ¡Pobres identidades humanas! - Las identidades divinas. - Almas1922.0305347:130-133
La soledad con Jesús. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1922.0405349:194-197
Noche de contrastes. El miedo a Jesús solo. - Después. - Florecilla de mi Comunión1922.0605353:322-326
Noche de contrastes. Los amigos obcecados de Jesús. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1922.0705355:386-389
El arte de hacerse niño. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1922.0805357:450-454
Mi Comunión del día de la Asunción. - Florecilla de mi Comunión1922.0905359:514-516
Amigos no enterados. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1922.0505351:258-261
Dos temas para mis comuniones de María. - Mi ahora. - Mi Jesús de ahora1923.0820382:498
Lo que debo pedir a mi madre en el día de su Concepción Inmaculada. -  Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1923.1205389:706-708
La levadura. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión1924.0105391:002-004
Ante el sepulcro abierto. - Antes. - Después. - Lo que resucitará. - ¿Os enteráis? - Lo que no resucitará. - Florecilla de mi Comunión
El Apostolado de la Magdalena. - Antes. - Después. - Florecilla de mi Comunión
Mi único premio. - Antes. - Centuplum… - Después. - Florecilla de mi Comunión1920.0805309:442-444
La barquilla de Jesús. - Antes. - A orillas del lago. - Después. - Et sedens… - Rogavit eum a terra reducere pusillum. - Docebat de navícula turbas. - Duc in altum. - Laxate retia vestra in capturam. - Rumpebatur autem rete eorum… - Florecilla de mi Comunión1920.0705307:378 381
Un punto de meditación para muchas Comuniones de Marías
Preparación para la Santa Misa y Comunión tomada del Misal Romano
Para la acción de gracias de la Santa Misa y Comunión

En El Granito de Arena se publicó un tema, “Mi Comunión de María” (Málaga, 5 marzo 1924, nº 395, págs. 130-132), que no fue incorporado al libro.

(Manuel González, Obispo de Málaga, Mi Comunión de María. Hostia por hostia,
El Granito de Arena, Málaga 1933, 5ª edición española, págs. 32-47.)

Práctica de la Comunión
I. La Preparación

Propiamente la preparación no debe tener tiempo ni forma señalados.

La costumbre de ver en los devocionarios unas oraciones de preparación y acción de gracias de la Comunión, ha podido inducir quizás a algunos a creer que con sólo la recitación más o menos maquinal o rutinaria de esas oraciones ya se ha hecho lo bastante para preparar y agradecer la Comunión.

Preguntan ansiosas algunas almas: ¿cuánto tiempo debo echar en prepararme para comulgar o en dar gracias?

Si no es que otras tomen pretexto para no comulgar de la falta de ese tiempo.

Y los temores de aquellas y las excusas de estas pudieran disiparse con sólo distinguir dos clases de preparación para la Comunión; una habitual, y actual la otra; la primera no tiene horas señaladas, es de todas las horas: la segunda, con tal de que no falte la primera con cualquier tiempo se contenta, con el que buenamente se pueda.

Preparación habitual

La vida piadosa, y mucho más la de una María, tiene un centro en torno del cual debe girar y del cual tomar luz, aliento, orientación, sostén, desarrollo y perfección de vida sobrenatural.

Lugar que debe ocupar la Comunión en la vida de una María

Para situarnos bien es menester orientarnos bien.

¡Cuántas situaciones falsas, inseguras, frustradas y hasta perjudiciales hay a las veces en la vida de piedad por falta de ese cuidado primordial de orientarse bien! ¡Ay de las almas desorientadas! y ¡son legión!

Por eso tengo interés en hablarte de tu centro, del centro de tu vida de piedad, de tu culto, de la actividad de tu inteligencia y de tu corazón.

Ese centro no es ni puede ser otro que la Misa y la Comunión, o sea, el Sacrificio y su participación; por el primero, que es el acto central y esencial de la Religión, damos a Dios, unidos por la gracia a su Hijo Sacrificado, la mayor gloria y por la segunda recibimos, de Dios por medio de su Hijo Sacramentado la mayor gracia.

En la Misa tendemos del modo más perfecto a nuestro fin; en la Comunión recibimos el medio más eficaz para llegar a conseguirlo.

¿Puede haber en nuestra vida deber que más nos importe cumplir, ocupación que más nos honre y obligue, obra de más preferencia que el ofrecer a Dios, nuestro Principio y Fin, la mayor gloria que le da el alabarlo, agradecerlo, aplacarlo y pedirle en unión y al modo de su propio Hijo y su Hostia, y bien que más deba atraernos, placer que más nos halague, felicidad que más nos embargue, caudal que más nos enriquezca que esa mayor gracia de la Eucaristía que, comida y asimilada nos va haciendo lentamente en el alma y en el cuerpo Hostias vivas, santas y agradables?

Piedad hosticéntrica

Sí, sí, la Eucaristía-Sacrificio y Comunión es no una cosa o acción o pormenor o modo de nuestra vida sobrenatural, sino esto sólo: Centro de ella.

Es decir, que desde el instante en que hemos recibido por el Bautismo la gracia que nos hace miembros del Cuerpo místico de Cristo, y por el uso de la razón conocimiento de que tenemos en la tierra Misa y Comunión, si hay lógica y justicia e instinto de conservación entre los hombres, lo primero, lo urgente, lo culminante, lo esencial de cuanto hayamos de saber, querer, buscar, y hacer debería ser esto: asistir a Misa comulgando en ella... y lo demás de la vida, sea religiosa, social, familiar, individual, todo, todo lo demás, en pos de eso y subordinado a eso, tomando la savia de su vivir de eso y para decirlo con la frase gráfica que corresponde al nombre de comida que Jesús dio a la Comunión, ayudando a la digestión y a la asimilación de nuestra Hostia.

Yo simplificaría la vida entera de un cristiano con todos sus deberes, derechos, virtudes, recursos, alegrías, aciertos y triunfos en esto sólo: en que su Misa y Comunión de cada día sean el principio y el término de todas sus actividades, y más claro, que cuanto haga, diga o sienta cada día sea preparación o acción de gracias de su Misa y Comunión de la mañana.

¿Exageración? Mientras más lo parezca, más razón hay para insistir en la necesidad de instruir al pueblo cristiano en la verdad, simplicidad y belleza de esta doctrina.

Sí, hay que decir de todos los modos a los cristianos y a los piadosos, cualquiera que sea su ocupación, su rango o su ministerio: que el mejor cristiano será el que está más unido a Cristo-Misa, por dar así a Dios la mayor gloria, y a Cristo-Comunión por recibir así de Él la mayor gracia, que es Él mismo, Fuente de toda gracia.

Piedad descentrada

¡Qué pena da ver tantas vidas cristianas en las que la Misa y la Comunión son una cosa, una variedad de algunos días, o un entretenimiento de algunos ratos; pero centro, no; ni aún ocupación preferente!

Esas pobres vidas lo mismo en lo religioso, que en lo social, en lo político y en lo familiar e individual tienen por centro esta o aquella práctica o rutina devota, sino es supersticiosa, y a las veces una moral elástica, un Cristo falsificado a fuerza de excesivamente bonachón o rígido, un concepto equívoco del honor, el capricho o la nerviosidad de cada hora, en suma, su egoísmo, disfrazado según la índole, el cargo y hasta las aficiones de cada uno.

Y el egoísmo no puede ser centro de vida cristiana.

¡Una de dos!

O ponemos por centro, norma y aspiración de la actividad de nuestra vida la fórmula y la realidad del amor divino que son el Jesús en Cruz de mi Misa y mi Comunión o la realidad del egoísmo humano disfrazada bajo fórmulas hipócritas... O giramos en torno del Cordero Jesús o del lobo yo...

En suma, que un cristiano de lógica y de verdad, para estas dos preguntas no debe tener más que esta respuesta:

—¿A dónde vas?

—A comulgar.

—¿De dónde vienes?

—De comulgar.

Y lo demás, trabajar, holgar, comer, dormir, relacionarse, todo lo demás ¡de camino!

¡Qué bien si todas las idas y venidas de los cristianos que comulgan no fueran sino vueltas en torno de Jesús-Hostia de su Misa y Comunión!

¡Qué bien si durante el día y en medio de las ocupaciones más profanas y diversas el recuerdo de que he comulgado o voy a comulgar fuera voz que sostuviera, luz que guiara, aliento que levantara, alegría que todo lo endulzara... Esa es la buena y justa y debida preparación y acción de gracias de nuestras comuniones. Con ella huelgan las oraciones de los Devocionarios; sin ella se exponen estas a no ser sino fórmulas vacías que, no sólo no preparan ni agradecen, sino que adormecen la conciencia y embotan el paladar del alma para que tan exquisito y rico alimento no aproveche o se frustre harto.

Y esta es la preparación y acción de gracias que quiero, ansío y pido para las Marías: la preparación habitual.

Y no se diga que ese hacer centro de la Comunión y ese hacerlo todo de camino a ella o de ella es ya la santidad y que por tanto solos los santos podrían comulgar.

No, no, una cosa es que haciendo eso, se llegue a ser santo, como es la verdad, y otra es que se necesite serlo para hacerlo.

Una triste experiencia enseña que, aun girando en torno de este centro, la flaqueza de nuestra naturaleza entre tantos obstáculos del camino tropieza, vacila, peligra, y a veces cae... Pero como el propósito es seguir girando, el caído se levanta y, más precavido y avisado, vuelve a andar.

La Comunión no hace impecable aquí en esta vida; como el mejor alimento corporal no evita las indigestiones. Pero, siguiendo el símil, así como estas en una naturaleza bien alimentada de ordinario se reparan mucho más pronta y fácilmente que en las anémicas o desnutridas, así el mismo pecado mortal, que corta la digestión y asimilación de la Hostia en el alma como verdadera indigestión espiritual, es más pronta y fácilmente evitado y reparado en el que comulga mucho y bien que en el que comulga poco o nada.

Es muy consolador este pensamiento de un santo que pasa ya como adagio espiritual: el que comulga mucho y bien cadit rarius, consentit segnius, surgit citius; cae menos, consiente con menos ganas, se levanta más prontamente.

Preparación actual

No excluye, sin embargo, esta preparación, otras preparaciones más inmediatas y actuales, y a este fin son muy aprovechables las prácticas propuestas por los buenos Devocionarios.

Sin pretender negarles acierto y eficacia, me permito proponer a las Marías el siguiente Plan de Preparación actual.

Al acostarte

Esta debe empezar en la noche que precede a la Comunión.

El ejemplo de la Iglesia

La Iglesia, nuestra Madre y Maestra, así procede: El Oficio divino que obliga a recitar a sus Sacerdotes y Religiosos y que no es otra cosa que la preparación y acción de gracias del Santo Sacrificio que han de celebrar y de la Comunión que han de recibir, comienza en los Maitines, que son oración de la noche.

Por la noche, pues, ha de comenzar la María a preparar su Comunión del día siguiente, paladeándola por anticipado, como el hambriento que espera un gran festín, y haciendo de este pensamiento: voy a comulgar, el ángel que dulcemente cierre sus ojos y que vele a su lado durante su sueño, la entretenga en sus ratos de insomnio y la salude alegre al despertar.

¿Cómo unir la meditación con la Comunión?

Cierto que los autores ascéticos recomiendan que el pensamiento que nos acompañe al acostarnos sea el de la meditación del día siguiente; pero aparte de que casi todos ellos escribieron en tiempos en que la comunión no era el manjar diario de las personas de oración, no hay incompatibilidad entre el consejo que acabo de dar a las Marías de ocupar su último pensamiento con la Comunión del día siguiente y la recomendación de los maestros de oración.

Si, como os he dicho, todo hay que hacerlo de camino para comulgar ¿qué dificultad hay en que la meditación diaria se haga también de camino para comulgar y oír Misa?

Y no sólo no hay dificultad sino grandes ventajas en enderezar la meditación a la Misa y a la Comunión.

En resumidas cuentas, lo que voy a meditar ¿no es la obra, la enseñanza, los mandatos, las dotes o los regalos del Jesús que voy a recibir?

¿No hace eso mismo la Iglesia poniendo en las partes variables de su Misa el mismo Evangelio, la misma oración y las mismas o parecidas preces que en su Oficio?

Así, pues, aunque Jesús sea uno y el mismo siempre, nada me impide y antes es convenientísimo verlo desde la noche anterior y recibirlo y guardarlo en mi Comunión como Niño que llora en Belén, Adolescente que trabaja y obedece en Nazaret, Maestro que predica, Médico que cura, Redentor por su Cruz, Santificador y Glorificador en cualquiera de sus atributos de Dios verdadero o de verdadero Hombre, en el cielo o en la tierra.

No olvides, sin embargo, como antes dije, y esto es de una transcendencia suma en la vida espiritual, que ese Jesús que bajo aquella o esta forma consideras en tu Comunión, es Siempre Cordero, siempre Sacrificado, Hostia de sacrificio...

Y por lo que a ti particularmente se refiere, como a María, es Hostia abandonada que espera, pide, echa de menos y te agradece tu compañía de presencia, compasión e imitación.

Al despertar

Tu primer pensamiento y tu primer deseo sean para la Comunión que te espera y tu primer sentimiento de compasión hacia los abandonos que tu Jesús padeció en tu Sagrario la noche y el día de ayer y los que teme hoy...

La forma podría ser:

Al momento de abrir los ojos. Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar y la Inmaculada Concepción de la siempre Virgen María Madre de Dios, Señora nuestra, concebida sin mancha de pecado original. –Amén.

¡El Esposo viene! ¡Sentidos y potencias mías, salid a su encuentro!

¡Busca quien lo consuele!

Que yo te consuele hoy más que ayer, Jesús de mi Sagrario.

La prisa de salir al encuentro de Jesús que viene y el ansia de darle hoy mejor y más grata compañía que ayer deben mover dulcemente tu pensamiento y tu corazón mientras te vistes, aseas, haces tu oración de la mañana y partes para el templo.

Como ves, aquí hablo sin distinción de la preparación de tu Misa y Comunión, porque supongo y deseo como lo desea y supone la Santa Madre Iglesia que comulgas en la Misa que devotamente oyes. ¡De cuantos bienes se privan los que, pudiendo no lo hacen! ¡Como que la mejor preparación actual e inmediata de la Comunión es la misma Misa! El Sacerdote que la celebra, no habla en singular sino en plural; lo que dice y pide, en nombre de los fieles y singularmente de los circunstantes que comulgan, lo dice y pide...

María, haz cuanto puedas por no defraudar tan generosos designios de tu Jesús y de tu Iglesia.

Oración preparatoria para tu meditación empleada en preparar y agradecer tu Comunión

Corazón de mi Jesús Sacramentado, con mucha pena de no haberte acompañado ayer, como debí, por ser como soy, (pausa para recordar sumariamente las faltas principales conocidas en el examen de la noche anterior y singularmente la falta o pasión dominante, por ejemplo, dura de corazón, mordaz, inmodesta, quejumbrosa, comodona, rencorosa, envidiosa, floja, &c. &c.), y con muchas ganas de acompañarte hoy como Tú te mereces, siendo como Tú quieres que sea, (por ejemplo, dulce con tal persona, severa en tal circunstancia, puntual en tal obligación, agradecida por tal favor, pronta en tal vencimiento y valiente en tal ocasión) aquí tienes a tu María, Cordero de mi Sacrificio, Pan vivo de mi Comunión, Jesús paciente de mi Sagrario, vengo a hablarte con el afecto de una hija, oírte en silencio con la docilidad de un niño, comerte con una hambre tan grande como mi necesidad de Ti, y guardarte y llevarte en mis pensamientos y cariños de hoy, en mis sentimientos y palabras, en mis ejemplos y hasta en mis ademanes y con todo esto, lo más puro y fielmente ejecutado, darte en este día la compañía de mi presencia en cuerpo o espíritu, según pueda, de mi imitación de tu vida de sacrificio en silencio y de mi compasión del abandono interior y exterior en que te tienen ahí tus hijos y hermanos los hombres y ¡ay! yo misma no pocas veces.

Madre Inmaculada, Madre y Maestra de las Marías, Santas Marías del Evangelio, mis hermanas mayores, enseñadme a orar y a comulgar, a andar y a vivir por el mundo acompañando con mi presencia, imitación y compasión al Jesús de vuestra dulce posesión del cielo y de mis confortadoras comuniones de la tierra.

Ángel de mi guarda, que tienes el oficio de llevar mi alma a Jesús y a Jesús a mi alma, que cuando no estemos juntos, estemos en camino de hallarnos.

Glorioso patriarca San José, que tuviste la dicha de ganar y dar el pan de cada día a Jesús en Nazaret, ¡que la tenga yo de ganar y dar su consuelo de cada hora al Jesús de mi Sagrario!

Ahora puedes leer uno de los temas siguientes de Comuniones de María, con lentitud, sin prisa y deteniéndote en lo que te llame la atención o mueva tu voluntad.

Les llamo temas y no meditaciones, porque no aspiran a ser más que puntos o motivos que susciten o establezcan una conversación afectuosa, de corazón a corazón, de la María con el buenísimo Corazón de Jesús que viene... se acerca... entra... y se queda.

Como el Evangelio da infinitos temas para estas conversaciones y los que aquí expongo van sólo como ejemplos o ensayos, mí gran deseo sería que las Marías se acostumbraran a ver en el libro divino el mejor compañero y maestro de sus Comuniones e intimidades con Jesús.

Si tu devoción te lo pide y tu tiempo te lo permite, prepara tu paladar y tu alma para recibir el rico manjar con la recitación de los salmos y oraciones que la Iglesia propone a sus Sacerdotes para preparar su Misa.

he aquí el cordero de dios que quita los pecados del mundo.

Señor, no soy digna de que entres en mi pobre morada, pero manda con tu palabra y sanará mi alma.

(Tres veces.)

el cuerpo de nuestro señor jesucristo guarde mi alma para la vida eterna. amen.

Abre tu boca, deja caer tu lengua sobre el labio inferior, recibe a tu Jesús, déjalo llegar al centro de tu corazón y adóralo en silencio.

1972 «González y García, Manuel (Sevilla 25-II-1877 † Madrid 4-I-1940), siervo de Dios. En octubre de 1889 ingresa en el seminario de Sevilla. Espíritu alegre y emprendedor, mantuvo estrecho trato y amistad con los primeros salesianos que en 1892 llegaron a Sevilla, sobre todo con D. Pedro Ricaldone que más tarde sería rector mayor de la Congregación salesiana. Después de recibir el subdiaconado (11-VI-1901) y de obtener el grado de doctor en Teología (5-VII-1901) es ordenado sacerdote por el cardenal Spínola (21-IX-1901). Según refiere él mismo, y con ocasión de dar una misión en Palomares del Río (Sevilla), siente vehementemente la vocación del Sagrario abandonado, a la que se entrega con toda solicitud. Capellán del asilo de Hermanitas de los Pobres, de Sevilla, desde el 8-II-1902 hasta el 1-III-1905 en que pasa como cura-ecónomo a San Pedro, de Huelva, de cuya parroquia fue poco después regente. Con el nombramiento de arcipreste de Huelva (15-V-1905) comienza en su vida una etapa densa de contenido. Crea la revista El Granito de Arena (8-XI-1907). Funda las siguientes instituciones: Obra de las tres Marías y discípulos de san Juan (4-III-1910); Obra de niños reparadores (12-X-1912); Obra de las hermanas Marías de Nazaret (3-V-1921). Preconizado obispo titular de Olimpo y auxiliar del de Málaga, monseñor Muñoz Herrera, el 7-XII-1915, es solemnemente consagrado en la catedral de Sevilla (16-I-1916), aniversario del fallecimiento de su madre, haciendo su entrada en la diócesis al mes siguiente (25-II-1916). Por un Breve que publica L'Osservatore Romano (20-I-1917) se le designa administrador apostólico de Málaga. Muere monseñor M. Herrera y es nombrado al punto D. Manuel, obispo titular de la diócesis malacitana (22-IV-1920). El 11-V-1931 es incendiado el palacio episcopal por las turbas. D. Manuel decide (noviembre de 1932) –después de haber buscado refugio en Gibraltar (13-V-1931) y en Ronda (26-XII-1931)– fijar su residencia, por consejo de la Santa Sede, en la capital de España; desde ella dirige y alienta su diócesis. Nombrado obispo de Palencia (5-VIII-1935) es objeto de un clamoroso y cálido recibimiento al hacer solemnemente su entrada en la nueva diócesis (12-X-1935). Traído su cadáver de Madrid, donde había muerto, en el sanatorio del Rosario, es enterrado en medio de un gran duelo popular en la capilla del Sagrario de la catedral palentina (7-I-1940). Una devoción extraordinaria hacia la Eucaristía le ha merecido el nombre de “obispo del Sagrario abandonado”. Incoado en Palencia su proceso de beatificación (2-V-1952) y clausurado en la misma ciudad (29-IX-1960) es presentado poco después en Roma (15-X-1960). Como un paso más hacia los altares, Roma examina y dicta la aprobación de sus numerosos libros y folletos (20-VII-1965). OBRAS: Citamos solo las principales. Partiendo el pan a los pequeñuelos, 8.ª edic., Palencia 1964; Qué hace y qué dice el Corazón de Jesús en el sagrario, 9.ª edi., Palencia 1961; Arte para ser apóstol, 4.ª edic., Palencia 1952; Nuestro barro, 4.ª edic., Palencia 1967; Sembrando granitos de mostaza, 4.ª edic., Palencia 1960; Lo que puede un cura hoy, 9.ª edic., Palencia 1965; Así ama Él, 3.ª edic., Palencia 1956. BIBLIOGRAFÍA: J. Campos Giles, El obispo del Sagrario abandonado, Palencia 1950; Z. Gama Martínez, El obispo de los niños, Palencia 1952; L. Herrán Herrán, Una vida y un estilo, Palencia 1953; J. M. Serrano Álvarez, Una vida para la Eucaristía, Palencia 1966. J. Galán.» (Diccionario de Historia Eclesiástica de España, CSIC, Madrid 1972, tomo II, págs. 1035-1036.)

«Huelva. […] Merece especial mención la Obra de las Tres Marías y Discípulos de San Juan para los Sagrarios-Calvarios, fundada el 4-III-1910 por el párroco de San Pedro y arcipreste de Huelva, D. Manuel González García*, más tarde obispo de Málaga y Palencia.» (Diccionario de Historia Eclesiástica de España, CSIC, Madrid 1972, tomo II, pág. 1107.)

Sobre la vida y la obra de San Manuel González García

1907 El Granito de Arena.

1924 “Estadística general de la Obra de las Marías y de los Discípulos de San Juan”, Junio de 1923 a 1924.

1931 “Los días sacrílegos en la Diócesis de Málaga”, El Granito de Arena, Málaga, 5 julio 1931, nº 568, págs. 368-375.

Textos de San Manuel González García

1910 “La Obra de las ‘Tres Marías’”, El Granito de Arena, Huelva, 20 marzo 1910, nº 57, págs. 1-5.

El pájaro azul”, El Granito de Arena, Huelva, 20 abril 1910, nº 59, págs. 1-5.

La Obra de las “Tres Marías”. Los San Juan de los Calvarios-Sagrarios”, El Granito de Arena, Huelva, 20 abril 1910, nº 59, págs. 5-8.

1920 “Mi Comunión de María”, El Granito de Arena, Málaga, 5 enero 1920, nº 295, págs. 5-6.

El encargo de Belén y del Sagrario”, El Granito de Arena, Málaga, 5 febrero 1920, nº 297, págs. 58-59.

1924 “Mi Comunión de María”, El Granito de Arena, Málaga, 5 marzo 1924, nº 395, págs. 130-132. [No incorporado al libro.]

1929 “Quiénes no deben ser Marías”, El Granito de Arena, Málaga, 20 marzo 1929, nº 516, págs. 162-165.

r