El abandono del Sagrario por la fe sin Catecismo y sin obras
Mi último libro
Y entiéndase eso de último añadiéndole: de ahora, que mientras el Amo me dé mimbres de luces y de fuerzas y los amigos no se cansen de encargarme cestos de papel impreso, tengo ganas a borbotones de dar gusto a Uno y a otros.
Pues bien, mi último cesto o librillo de ahora se llama «Mi Comunión de María» y ha salido por esos mundos de Dios con unas intenciones terribles…
Primero busca a las Marías de los Sagrarios-Calvarios para enseñarles modos y encenderlas en ganas de comulgar a lo María, que es el modo de comulgar que más debe gustar y consolar al Corazón de Jesús Sacramentado, ¡como que no descansa hasta hacer de cada María comulgante una María hostia!…
Y segundo, busca a todos los que comulgan o debieran comulgar para que si comulgan poco, ardan en deseos de comulgar mucho, si rutinaria y desganadamente, se perezcan de hambre de comulgar bien y de aprovecharse de su Comunión en todas las horas de sus días y de hacer todas sus obras de camino o al rededor de su Comunión diaria. ¡La vida de los que comulgan debe ser hosticéntrica! Estas son las intenciones del libro.
Los medios para realizarlas han sido y son mucho Evangelio paladeado y mucha Liturgia saboreada y mucho pedir al Corazón de Jesús, tan hambriento de que se tenga hambre de Él, que se realice en todos los que lo comen Sacramentado el misterio de la asimilación a Él. ¡Ah! si los comulgantes cuidaran un poquito más la digestión de sus Comuniones, ¡cómo el Espíritu Santo, Agente de esa misteriosa asimilación, haría de cada uno de ellos un Cristo de verdad!
¿Se frustrarán las intenciones y medios de «Mi Comunión de María»? Las ganas con que antes de nacer me lo han pedido y con que ahora lo buscan nacido me hacen esperar buena cosecha.
¡Así sea!