Filosofía en español 
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Mi Comunión de María

 

 
 

Et peperit Filium suum…
S. Luc. 2

ANTES

Mi Madre Inmaculada busca, mendiga una cuna para su Jesús. Ni en las casas de los ricos, ni de los pobres, ni de los parientes, ni en el mesón de los transeúntes hay un rinconcito para colocar su cuna.

Non erat eis locus in diversorio.

Triste, dura e injusta era aquella repulsa; pero al fin ni Ella ni su Jesús eran conocidos…

Hoy, a los veinte siglos de predicación, de milagros, de beneficios, de Iglesia, de Eucaristía de Jesús, mi Madre sigue buscando cunas para su Hijo que todavía no se ha cansado de querer nacer entre los hombres…

¿Encuentra muchas cunas?… ¿Limpias?… ¿Cedidas con gusto…? ¿Con generosidad?… ¿Con prontitud?…, ¿Con calor o con frío?…

¿Cómo le presto yo ahora mi corazón?

Madre mía, prepáramelo tú a tu gusto y al suyo.

Que mí Comunión os desagravie a los dos de aquella primera repulsa y de todas las sufridas después y de todas las cunas ofrecidas defectuosamente.

DESPUÉS

Et pannis eum involvit.

Ya está aquí dentro de mi corazón tu despreciado Jesús.

¡Se ha contentado con este pobre pesebre! Madre mía, ¡me da pena pensar que lo va a encontrar duro y frío…!

¡Si tú quisieras obtener para mi corazón un colchoncito de caridad para con mis prójimos, aunque sean mis enemigos, no sólo en la palabra, sino en el pensamiento y en la obra… unos pañalitos de presencia afectuosa del Jesús tuyo y mío!… Así, ¡blandito y abrígado!…

Et reclinavit eum in præsepio…

Déjalo ahí en mi corazón, no de pie, como el que se va, ni aún sentado, que se podría cansar, sino reclinado, acostado, como el que descansa en lo suyo y no quiere irse nunca…

FLORECILLA DE MI COMUNIÓN

Corazón de mi Jesús acostado en la cuna de mi corazón, que cuanto quiera, diga y haga hoy te abrigue, te mezca y te recree.

† MANUEL, OBISPO DE OLIMPO

[ versión en Mi Comunión de María. Hostia por hostia (1924), 5ª, págs. 149-151. ]

La cuna que le gusta

Et peperit Filium suum…
(S. Lucas 2.)

ANTES

Mi Madre Inmaculada busca, mendiga una cuna para su Jesús. Ni en las casas de los ricos, ni de los pobres, ni de los parientes, ni en el mesón de los transeúntes hay un rinconcito para colocar su cuna.

Non erat eis locus in diversorio.

Triste, dura e injusta era aquella repulsa; pero al fin ni Ella ni su Jesús eran conocidos…

Hoy, a los veinte siglos de predicación, de milagros, de beneficios, de Iglesia, de Eucaristía de Jesús, mi Madre sigue buscando cunas para su Hijo que todavía no se ha cansado de querer nacer entre los hombres…

¿Encuentra muchas cunas?… ¿Limpias?… ¿Cedidas con gusto…? ¿Con generosidad?… ¿Con prontitud?…, ¿Con calor o con frío?…

¿Cómo le presto yo ahora mi corazón?

Madre mía, prepáralo tú a tu gusto y al suyo.

Que mí Comunión os desagravie a los dos de aquella primera repulsa y de todas las sufridas después y de todas las cunas ofrecidas defectuosamente.

DESPUÉS

Et pannis eum involvit.

Ya está aquí dentro de mi corazón tu despreciado Jesús.

¡Se ha contentado con este pobre pesebre! Madre mía, ¡me da pena pensar que lo va a encontrar duro y frío…!

¡Si tú quisieras obtener para mi corazón un colchoncito de caridad para con mis prójimos, aunque sean mis enemigos, no sólo en la palabra, sino en el pensamiento y en la obra… unos pañalitos de presencia afectuosa del Jesús tuyo y mío!… Así, ¡blandito y abrígado!…

Et reclinavit eum in præsepio.

Déjalo ahí en mi corazón, no de pie, como el que se va, ni aún sentado, que se podría cansar, sino reclinado, acostado, como el que descansa en lo suyo y no quiere irse nunca…

FLORECILLA DE MI COMUNIÓN

Corazón de mi Jesús acostado en la cuna de mi corazón, que cuanto quiera, diga y haga hoy te abrigue, te mezca y te recree.