Filosofía en español 
Filosofía en español

Juan Pérez Angulo  1841-1895

Presbítero católico español, editor junto con el también riojano Niceto Alonso Perujo del monumental Diccionario de Ciencias Eclesiásticas (10 tomos, Valencia 1883-1890), en cuyo tomo primero figura como “Deán jubilado de Manila” y desde el tomo sexto como “Auditor del Supremo Tribunal de la Rota”. Por Real Decreto de 19 de octubre de 1894, en representación del clero secular de Filipinas, es nombrado vocal del Consejo de Filipinas y de las posesiones españolas del Golfo de Guinea. Muere en Madrid el 23 de diciembre de 1895, a los cincuenta y cuatro años recién cumplidos. El 5 de junio de 1902 sus restos fueron trasladados desde la Sacramental de San Justo, en Madrid, al panteón de su familia en Arnedo.

Natural de Arnedo, provincia de Logroño, donde nace el 13 de diciembre de 1841, fue coetáneo y compañero del también presbítero Niceto Alonso Perujo (1841-1890), natural de Enciso, a tres leguas de Arnedo, aunque al haber nacido Perujo en marzo y Angulo a finales de diciembre hubieron de quedar adscritos a cursos académicos diferentes: en 1864 Perujo ya es ordenado sacerdote, mientras que en diciembre de ese año Juan Pérez Angulo era diácono en Santo Domingo de la Calzada, y así firma el texto con el que acompaña el donativo de 10 reales que hizo al papa Pío IX:

1864 «Pío IX, el anciano de estos tiempos, ha dicho ¡alto! a la revolución; ha protestado contra ella; su eco resuena de uno a otro hemisferio. Ella lanza al negruzco torbellón, así como lo hiciera el soplo de la indignación de Dios hasta arrojarle en las moradas negras. Hé aquí la voz de Pío IX; es la de la mansedumbre, la de la justicia, la del amor: D. Juan Pérez Angulo, Diácono, Santo Domingo de la Calzada, 10 rs.» (“Letanía Lauretana y donativos hechos a su Santidad el Sumo Pontífice que elevó a dogma de fe el augusto Misterio que celebra hoy el orbe católico”, La Regeneración. Diario católico, Madrid, jueves 7 diciembre 1864, pág. 4.)

Mientras ambos culminaban su formación eclesiástica era obispo de Calahorra-La Calzada, entre 1861 y 1865, Antolín Monescillo Viso, prelado elevado en 1877 al Arzobispado de Valencia, ciudad donde había de imprimirse el Diccionario de Ciencias Eclesiásticas, antes de que Monescillo, creado cardenal por León XIII en 1884, fuese elevado en 1892 a la silla primada de Toledo. En 1866 Perujo y Angulo, que ya habrían coincidido en el Seminario de Logroño, pudieron coincidir en el Seminario de Santo Domingo de la Calzada: Angulo profesor de tercer año de Filosofía y Perujo profesor de Teología. Quizá fue en Santo Domingo de la Calzada, antes de que sus carreras les separasen durante quince años, donde Perujo y Angulo concibieron el proyecto que brillantemente habían de ejecutar (Perujo murió antes de cumplir los cincuenta, incompleto aún el Diccionario):

«Los Sres. D. Niceto Alonso Perujo, Doctoral de Valencia, y D. Juan Pérez Angulo, Deán jubilado de Manila, concibieron, hace bastantes años, el colosal proyecto de formar uno acomodado a las exigencias de nuestra época, que reclaman no sólo el conocimiento de lo antiguo, sino también de las modernas variaciones del derecho, de la disciplina y de la legislación civil posterior al Concordato, así como la refutación de los errores modernos filosóficos y teológicos: y ha llegado el momento de ofrecerlo al estudioso Clero español…» (La Unión, Madrid, 5 julio 1883)

Ya presbítero se traslada Juan Pérez Angulo a Madrid, donde ejerce como mayordomo de fábrica de las parroquias de San Justo y San Millán, mientras cursa los estudios civiles en la Facultad de Derecho de la Universidad Central, obteniendo la licenciatura en derecho civil y canónico (el AHN conserva su expediente académico, años 1865-1871). En 1866 predica los ejercicios de la novena dedicada a Nuestra Señora de Valvanera en la iglesia de San Ginés, donde la Real congregación de naturales y oriundos de La Rioja mantenía los retablos de su patrona, la Virgen de Valvanera. En 1867 actúa como predicador en la iglesia del real colegio de niñas de Nuestra Señora de Loreto.

1866 «Principia solemne novena a Nuestra Señora de Valvanera en San Ginés, y será orador en los ejercicios de la tarde, D. Juan Pérez Angulo.» (“Noticias de Madrid. Cultos religiosos para el día 20 de octubre”, La Esperanza. Periódico monárquico, Madrid, viernes 19 octubre 1866, pág. 2.)

«En la parroquia de San Ginés comenzará la novena que anualmente se consagra a Nuestra Señora de Valvanera. Todos los días a las diez habrá misa mayor, y por la tarde a las seis comenzarán los ejercicios, predicando hoy D. Juan Pérez Angulo.» (La Correspondencia de España, Madrid, sábado 20 octubre 1866, pág. 3.)

1867 «Continúan celebrándose las novenas de Nuestra Señora de los Dolores, y predicarán respectivamente, por la mañana […]. Por la noche predicarán en la novena de Nuestra Señora, en San Ignacio D. Antonio Herrero y Traña; en San Pedro D. Raimundo Carrillo; en San Ginés el Padre Cipriano Tornos; en San Lorenzo D. Carlos Gamarra; en Santa María don José Rivas; en Italianos D. Ciriaco Cruz; en Monserrat el Excmo. Sr. Arzobispo D. Antonio Claret, y en el colegio de Loreto D. Juan Pérez Angulo.» (El Pensamiento Español. Diario católico, apostólico, romano, Madrid, sábado 6 abril 1867, pág. 2.)

«Cultos. Se gana el Jubileo de Cuarenta Horas en la iglesia parroquial de San Justo, donde continúa la novena de Santa Filomena. A las diez habrá Misa cantada con sermón, que predicará D. Juan Pérez Angulo.» (El Pensamiento Español, Madrid, vienes 27 septiembre 1867, pág. 2.)

«El martes 10 del corriente dará principio, en la iglesia del real colegio de niñas de Nuestra Señora de Loreto, la solemne novena que se consagra todos los años a su excelsa Patrona. Los distinguidos oradores sagrados señores Pérez Angulo, Cardona y Montalbán ocuparán la cátedra del Espíritu-Santo, oficiando todas las tardes las señoritas educandas.» (La Época, Madrid, sábado 7 diciembre 1867, pág. 4.)

En octubre de 1870, siendo arcediano de la catedral de Tortosa, es nombrado Juan Pérez Angulo deán de la catedral de Manila, al quedar jubilado por imposibilidad física D. Manuel Peralta. Tras la muerte de Peralta es confirmado, en noviembre de 1871, deán de esa catedral.

1870 «Pérdidas y hallazgos. La persona que hubiere encontrado unos papeles que se extraviaron en la mañana del 27 desde la calle de San Justo a la de los Estudios, pertenecientes a D. Juan Pérez Angulo, se servirá entregarlos Bonetillo, 1, principal, donde se gratificará. Están tomadas todas las precauciones para que no pueda utilizarlos mas que el interesado. (676)» (Diario Oficial de Avisos de Madrid, jueves 29 septiembre 1870, pág. 3.)

«Por imposibilidad física ha sido jubilado D. Manuel Peralta deán de la Metropolitana de Manila, nombrando en su reemplazo a D. Juan Pérez Angulo, dignidad de la catedral de Tortosa.» (La Correspondencia de España, Madrid, 6 octubre 1870, pág. 2.)

1871 Derecho eclesiástico universal, por Fernando Walter, traducción española de la versión francesa de Roquermont, con arreglo a la 8ª edición alemana, por D. J. M. B. Corregida y aumentada por Juan Pérez Angulo, Madrid, 1871.

«Ha sido confirmado en el cargo de deán de la catedral de Manila D. Juan Pérez Angulo, por defunción de D. Manuel Peralta.» (La Correspondencia de España, Madrid, sábado 4 noviembre 1871, pág. 4.)

«Parece que ha sido confirmado en el cargo de deán de la catedral de Manila D. Juan Pérez Angulo, por defunción de D. Manuel Peralta.» (El Pensamiento Español, Madrid, lunes 6 noviembre 1871, pág. 4.)

Cabe suponer que Juan Pérez Angulo se desplazase a Filipinas a finales de 1870, por lo que ya estaría en Manila cuando a finales de 1871 es confirmado como deán de la catedral, tras la muerte de su predecesor. El arzobispo de Manila era entonces Gregorio Melitón Martínez Santa Cruz (1815-1885), nombrado por Real Decreto de Isabel II en julio de 1861, quien en 1869 participa en Roma en el Concilio Vaticano I y no deja de pasar entonces una temporada en Pradoluengo, Burgos, donde había nacido en el seno de una acaudalada familia. Al poco de quedar confirmado Angulo como deán de la catedral de Manila tiene lugar el motín de Cavite, el 20 de enero de 1872, al que no fueron ajenos tres clérigos católicos filipinos, Mariano Gómez Guard, José Apolonio Burgos y fray Jacinto Zamora, juzgados militarmente y ejecutados el 17 de febrero de 1872 (junto con varios amotinados más) tras refrendar la sentencia Rafael de Izquierdo, gobernador civil de Manila. (El trío clerical “Gomburza”, a quien José Rizal dedica El filibusterismo, es aún recordado en la historia del independentismo filipino.) Por estos hechos se enfrenta al gobernador Izquierdo el arzobispo Martínez Santa Cruz, quien de hecho solicita su traslado a la península, argumentando razones de salud, retirándose a su casa de Pradoluengo y renunciando al arzobispado en agosto de 1875. Durante los meses de sede vacante Juan Pérez Angulo, como deán de la catedral, hubo de asumir las funciones de vicario general, provisor y gobernador eclesiástico del arzobispado. En enero de 1876 fue preconizado arzobispo de Manila el dominico Pedro Payo Piñero, quien tras quedar consagrado en Madrid el 12 de marzo por el Arzobispo de Toledo, viaja a Filipinas tomando posesión de la archidiócesis el 26 de mayo de 1876 en Manila. Unos diez años ejerció Juan Pérez Angulo por Filipinas antes de presentar su renuncia. En 1881 ya está en la península, representando al cabildo catedral y arzobispado de Manila en la Junta organizada en Madrid para conmemorar el segundo centenario de Calderón de la Barca.

1880 «Esta mañana ha firmado S.M. el rey el decreto concediendo merced de hábito en la orden militar de Santiago a don Juan Pérez y Angulo, deán de la catedral de Manila.» (La Correspondencia de España, Madrid, 23 agosto 1880, pág. 3.)

1881 «Filipinas y el Centenario [segundo de Calderón de la Barca] […] Aquella Junta ha nombrado otra en Madrid en los términos siguientes: En representación del cabildo catedral y arzobispado de Manila, Ilustrísimo Sr. D. Juan Pérez Angulo, D. Gregorio Martínez, D. Ramón Álvarez Delgado y los frailes D. Íñigo y D. Francisco de las órdenes religiosas.» (La Correspondencia de España, Madrid, jueves 26 mayo 1881, pág. 1.)

1882 «Hoy a las once de la mañana han contraido matrimonio la bella Srta. D.ª Eugenia Moreno Navarro y Fernández de Córdoba con el distinguido joven D. Joaquín Eusebio Herrero. La ceremonia religiosa se ha efectuado en la capilla particular de los excelentísimos señores duques de Tamames, padrinos de la boda; oficiando el ilustrado sacerdote y ex-deán de la metropolitana de Manila D. Juan Pérez y Angulo, siendo testigos el Excmo. Sr. Conde de la Puebla de Maestre, D. Pedro Agustín Herrero, actual gobernador civil de Zaragoza, y D. Manuel Fernández de Córdoba.» (La Correspondencia de España, Madrid, 14 enero 1882, pág. 2.)

«Han sido nombrados: Para la dignidad de deán de la iglesia metropolitana de Manila, vacante por renuncia del doctor D. Juan Pérez y Angulo, el presbítero y licenciado D. Eugenio Netter, penitenciario de San Juan de Puerto-Rico, y para la canongía penitenciaria, vacante por fallecimiento de D. Vicente Miñana, que la desempeñaba, el presbítero doctor D. Vicente García, propuesto en primer lugar en la terna de las oposiciones verificadas para su provisión.» (La Correspondencia de España, Madrid, 30 enero 1882, pág. 2.)

Ciencias eclesiásticas” es rótulo que, comenzada su andadura por España cien años antes e incorporado en 1812 a la mismísima Constitución de Cádiz (artículo 368), se había institucionalizado con Academia propia en 1835, asignatura en 1845, revista y cátedra en 1847, Facultad específica en 1871... pero carecía de Diccionario globalizador de las diferentes “ciencias eclesiásticas”. El proyecto de un tal Diccionario, concebido hacía “bastantes años”, como hemos dicho, por los jovenes presbíteros riojanos Perujo y Angulo, tuvo que esperar a ser conocido por el público hasta abril de 1883, cuando católicas librerías comenzaron la admisión de suscriptores para la edición prevista en diez tomos. El prospecto más completo que conocemos del Gran diccionario de ciencias eclesiásticas lo publicó La Unión el 5 de julio:

Gran Diccionario de Ciencias eclesiásticas (La Unión, Madrid, jueves 5 de julio de 1883, páginas 2-3.)

«Telégrafos. Relación de los telegramas que no han podido ser entregados a los destinatarios. […] Mahón. Pérez Angulo. Reina. 37. tercero.» (Diario Oficial de Avisos de Madrid, 27 julio 1883, pág. 2.) [Obviamente, no tiene por qué tratarse de nuestro Juan.]

«Publicaciones. Se ha repartido el tomo tercero del Novísimo año cristiano y santoral español que con tanta aceptación ve la luz pública. En breve empezará a publicarse el tomo IV. También hemos recibido el cuaderno del Gran Diccionario de ciencias Eclesiásticas, teología, derecho Canónico, &c. que edita la librería de San José y dirigen los Sres. D. Niceto Alonso Perujo, Doctoral de Valencia y D. Juan Pérez Angulo, Deán jubilado de Manila. Hasta ahora suscriben los artículos de este Diccionario los Sres. Caminero, Ortí Lara, don Miguel Sánchez, D. Vicente de Lafuente, marqués de Valle-Ameno, Castellote, Ros Biosca, Arcediano de Valencia, &., &c.» (La Unión, Madrid, viernes 31 agosto 1883, pág. 3.)

La publicación de los diez tomos del Diccionario de Ciencias Eclesiásticas llevó ocho años, que coincidieron con el esplendor social y profesional de Juan Pérez Angulo, que en octubre de 1886 deja de ser conocido como “ex-deán” o “deán jubilado” al tomar posesión como ministro del Supremo Tribunal de la Rota, del que fue auditor.

1885 «Gabinete central de Telégrafos. Relación de los telegramas que no han podido ser entregados a los destinatarios. […] Estación de origen: Santo Domingo. Nombre y domicilio del destinatario: Juan Pérez Angulo. Arco de Santa María, 27, principal.» (Gaceta de Madrid, 31 mayo 1885.)

«El día 19 se celebró en Lourizán la boda de la hija mayor del Sr. Montero Ríos con el periodista Sr. Vincenti. La ceremonia se verificó en la magnífica capilla de Lourizán, oficiando el Sr. Angulo, ex-deán de la catedral de Manila. Han sido padrinos el Sr. Montero Ríos y la madre del señor Vincenti. Han asistido unas 80 personas, entre las cuales se encontraban algunos hombres políticos, senadores y diputados que residen en Galicia. El traje de la novia, de raso blanco brochado, obra maestra de la célebre modista Margarita Kanpff, llamó la atención. El trousseau y los regalos constituían un museo de riqueza y de arte.» (La Correspondencia de España, Madrid, 23 septiembre 1885, pág. 3.)

1886 «A las once de esta mañana y previas todas las formalidades acostumbradas, ha tomado posesión de su plaza de ministro del supremo tribunal de la Rota, nuestro estimado amigo el ex-deán de Manila don Juan Pérez de Angulo y Pérez de Bretón, caballero profeso del orden de Santiago y licenciado en derecho civil y canónico. Al acto no ha asistido más concurrencia que la oficial, por no permitir otra cosa la sala de actos de este tribunal, y por no ser además costumbre que concurra público a estas solemnes ceremonias como parecía lo natural.» (La Correspondencia de España, Madrid, 2 octubre 1886, pág. 3.)

«Previas todas las formalidades acostumbradas, ha tomado posesión de su plaza de ministro del supremo tribunal de la Rota, el ex-deán de Manila don Juan Pérez de Angulo y Pérez de Bretón, caballero profeso del orden de Santiago y licenciado en derecho civil y canónico. Al acto no ha asistido más concurrencia que la oficial, por no permitir otra cosa la sala de actos del tribunal, y por no ser además costumbre que concurra público a estas solemnes ceremonias como parecía lo natural.» (La Cruz de la Victoria. Diario político tradicionalista, Oviedo, 6 octubre 1886, pág. 2.)

En 1890 se culmina el tomo 10 y último del Diccionario (Perujo muere poco antes de terminarse la impresión de ese tomo, que se cierra con su necrológica, páginas 533-541). En 1894 y a propuesta del Arzobispo de Manila, a la sazón el dominico asturiano Bernardino Nozaleda (nombrado por León XIII, tomó posesión en Oviedo el 13 de abril de 1890 y al año siguiente hizo su entrada oficial en Manila, el 10 de febrero de 1891; último obispo español de Manila antes de la ocupación norteamericana de las islas: su sucesor en 1903 fue un arzobispo yanqui nacido en Missouri), Juan Pérez Angulo fue nombrado Consejero de Filipinas y de las posesiones del Golfo de Guinea.

1893 «Ministerio de Ultramar. Dirección general de Hacienda. Hay un sello que dice: Tesorería general de Hacienda de Filipinas.– D. José Arizcun, Tesorero general de Hacienda de estas islas.– Hago saber que por la Caja de Depósitos de esta Tesorería general, se expidieron a favor de los Sres. J. M. Tuasón y Compañía, como apoderados de D. Juan Pérez Angulo, cuatro cartas de pago por concepto de depósitos voluntarios transferibles, al plazo fijo de doce meses fecha y al interés de 5 por 100 anual, cuyos números, fechas e importe se detallan a continuación:

Número del registro de inscripciónNúmero del diario de entradaFecha de la imposiciónImporte. Pesos
1.2621.62727 de Mayo de 1891117,20
1.8802.4094 de Agosto de 1891117,20
2.6313.4343 de Noviembre de 1891176,30
2.9903.99828 de Diciembre de 1891117,20

Y habiéndose quemado las citadas cartas de pago en el incendio ocurrido en la Escolta, arrabal de Binondo, en la noche del 13 de Marzo último, según manifestación de los interesados, el Excmo. Sr. Intendente general de Hacienda, de conformidad con lo propuesto por esta Tesorería, se ha servido disponer se haga saber la quema de las mismas, como lo ejecuto por medio del presente anuncio, que se publicará en lasGacetas oficialesde esta capital y de Madrid, a fin de que los que se consideren con derecho a los expresados documentos se presenten a deducirlo por sí o por medio de apoderado, dentro del plazo de un año, a contar desde la fecha de la publicación del primer anuncio; en la inteligencia de que transcurrido dicho plazo sin haberlo verificado, se tendrán por nulas y de ningún valor las cartas de pago de que se trata. Manila 10 de Agosto de 1892. José Arizcun.» (Gaceta de Madrid, 26 enero 1893, núm. 26, página. 306.)

1894 «A propuesta del Ministro de Ultramar, de acuerdo con el Consejo de Ministros; En nombre de Mi Augusto Hijo el Rey D. Alfonso XIII, y como Reina Regente del Reino, Vengo en nombrar Consejero de Filipinas y posesiones del golfo de Guinea a D. Juan Pérez Angulo, Fiscal de la Rota, en representación del Clero secular del Archipiélago filipino, y propuesto por el Arzobispo de Manila. Dado en Palacio a diez y nueve de Octubre de mil ochocientos noventa y cuatro. María Cristina. El Ministro de Ultramar, Manuel Becerra y Bermúdez.» (Gaceta de Madrid, 24 octubre 1894, nº 297, pág. 256.)

1895 «Ministerio de Ultramar. Real Orden. Excmo. Sr.: Remitido a informe del Consejo de Estado en pleno el expediente sobre reclamación de haberes, intentada por el R. P. D. Fray Toribio Minguella, Obispo de Puerto Rico, dicho alto Cuerpo lo ha emitido en los términos siguientes: “[…] Que si bien hay dos excepciones a favor de D. Juan Pérez Angulo y D. Eugenio Netter, que como Deanes rigieron la diócesis de Manila, esta diferencia se explica porque el primero sucedió a un Prelado dimisionario y el segundo gobernó la Sede por muerte de uno y prolongada ausencia de otro de más de un año. Añade el Negociado que en el caso de Pérez Angulo, se resolvió que se le abonasen únicamente los gastos de material de la administración diocesana, y que se mandó que en los presupuestos se fijase una cantidad para los tales gastos del material, para no mermar los emolumentos de los Arzobispos desde su preconización. […] Por estas consideraciones, el Consejo opina: que debe satisfacerse al referido prelado su consignación desde la fecha del fiat de Su Santidad, si bien queda obligado a satisfacer al Vicario capitular D. Francisco Delgado los gastos de administración diocesana que previamente acredite haberse causado.” Y conformándose con el preinserto dictamen S. M. el Rey (Q. D. G.) y en su nombre la Reina Regente del Reino, se ha servido resolver como en el mismo se propone; siendo al propio tiempo la voluntad de S. M. que esta resolución se publique íntegra en las Gacetas de Madrid y de Puerto Rico. De Real orden lo digo a V. E. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde a V. E. muchos años. Madrid 26 de Febrero de 1895. Abarzuza. Sr. Gobernador general, Vicereal Patrono de la Iglesia de Puerto Rico.» (Gaceta de Madrid, 23 marzo 1895, núm. 82, págs. 1087-1088.)

Poco más de un año pudo ejercer en tal Consejo de Filipinas (que habría de transformarse en 1889, una vez suprimido el Ministerio de Ultramar), pues una grave enfermedad terminó rápidamente con su vida. Cuando su hermana Carmen y otros familiares llegaron a Madrid tras desplazarse urgentemente desde Arnedo, “se le hallaron cadáver”, muerto el 23 de diciembre de 1895 a las cinco de la tarde.

«Arnedo. Salieron para Madrid a causa de la grave enfermedad que aqueja al hijo de esta ciudad, ilustrísimo señor don Juan Pérez Angulo, fiscal de la Nunciatura, su hermana doña Carmen y sus sobrinos don Régulo Fernández y su esposa. Las deferencias y cariño a que es acreedor el ilustre enfermo motivan el interés que este vecindario siente por su mejoría y completo restablecimiento.» (La Rioja. Diario imparcial de la mañana, Logroño, miércoles 25 de diciembre de 1895, pág. 1.)

«† El Ilmo. Señor D. Juan Pérez Angulo, Presbítero, Fiscal del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica, Vocal de Consejo de Filipinas, Caballero profeso de la Orden militar de Santiago, ex deán de la Catedral Metropolitana de Manila, &c., &c., ha fallecido el día 23 de diciembre de 1895, a las cinco de la tarde, después de recibir los Santos Sacramentos y la bendición apostólica de S.S. R. I. P. El Excmo. Sr. Nuncio de S.S. en estos reinos, el Excmo. Sr. Decano y los ilustrísimos señores ministros del Tribunal de la Rota; sus hermanas D.ª Carmen y D.ª María Josefa; sus sobrinos, hermano político y demás parientes, Ruegan a sus amigos se sirvan encomendar su alma a Dios y asistir a la conducción del cadáver, que tendrá lugar el día 25 a las diez de la mañana, desde la casa mortuoria, calle de Serrano, 14, al cementerio de San Lorenzo, en lo que recibirán especial favor. El duelo se despide en el cementerio. No se reparten esquelas.» (La Correspondencia de España, Madrid, miércoles 25 diciembre 1895, pág. 4.)

«Ha tenido un fatal desenlace la enfermedad que padecía el fiscal de la Nunciatura don Juan Pérez Angulo, pues cuando su hermana y sobrinas llegaron a Madrid, se le hallaron cadáver. Sentimos vivamente la desgracia.» (La Rioja, Logroño, sábado 28 de diciembre de 1895, pág. 2.)

1896 «† El Ilmo. Señor Doctor D. Juan Pérez y Angulo, Presbítero, Fiscal del Tribunal Supremo de la Rota de la Nunciatura Apostólica, Vocal del Consejo de Filipinas, Caballero profeso de la Orden militar de Santiago, ex deán de la Catedral Metropolitana de Manila, &c., &c., falleció el día 23 de diciembre de 1895, a las cinco de la tarde, habiendo recibido los Santos Sacramentos y la bendición apostólica de S.S. R. I. P. Los Excmos. Sres. Nuncio de S.S. en estos reinos, Decano del Tribunal de la Rota; Presidente del Consejo de Filipinas, su director espiritual, testamentarios, hermanas D.ª Carmen y D.ª María Josefa; sus sobrinos y demás parientes, Ruegan a sus numerosos amigos se sirvan encomendar su alma a Dios y asistir al funeral que por su eterno descanso se ha de celebrar el día 2 de enero, a las once de su mañana, en la iglesia parroquial de San José, por lo que recibirán especial favor. El duelo se despide en la iglesia. El Excmo. Sr. Nuncio Apostólico ha concedido 100 días de indulgencia por cada misa que se oiga, sagrada comunion que se ofrezca o parte del rosario que se rece por la intención del finado.» (La Correspondencia de España, Madrid, jueves 2 enero 1896, pág. 4.)

«Consejo de Filipinas y posesiones españolas del Golfo de Guinea. Suprimido el Consejo de Ultramar, fue creado, en su sustitución, el Consejo de Filipinas y posesiones españolas del Golfo de Guinea, y reorganizado por Real decreto de 24 de Octubre de 1890. Presidente. Excmo. Sr. D. Víctor Balaguer. Vicepresidente. Excmo. Sr. D. Juan Surrá y Rull. Vocales. Excmo. Sr. D. Vicente Barrantes. Excmo. Sr. D. Segundo González Luna. Excmo. Sr. D. Antonio Fernández Cañete. Excmo. Sr. D. Fray Manuel Díez. Excmo. Sr. D. Fray Manuel Puebla. Excmo. Sr. D. Jose Gómez de Arteche. Excmo. Sr. D. Francisco Coello. Excmo. Sr. D. Joaquín Maldonado Macanaz. Excmo. Sr. D. Juan de Dios de la Rada. Excmo. Sr. D. José Montes de Oca. Excmo. Sr. D. Rafael Feduchi, Excmo. Sr. D. Pedro Manuel Acuña. Excmo. Sr. D. Juan Pérez Ángulo. Excmo. Sr. D. Patricio Aguirre de Tejada. Excmo. Sr. D. Francisco Godínez Esteban. Secretario. Sr. D. Julio García del Busto.» (Guía Oficial de España 1896, Imprenta de la Gaceta de Madrid, 1896, pág. 774.)

«Ministerio de Ultramar. Consejo de Filipinas y de las posesiones españolas del Golfo de Guinea. Presidente. Excmo. Sr. D. Víctor Balaguer. Pl. de la Lealtad, 4. Vicepresidente. Excmo. Sr. D. Juan Surrá y Rull, Recoletos, 25. Vocales. Reverendísimo Padre fray Manuel Díez, General Porlier, 8. Excmo. Sr. Don Rafael Feduchy, Serrano, 50. Excmo. Señor D. Juan de Dios de la Rada Delgado, Corredera Baja, 12. Sr. D. Vicente Barrantes, Serrano, 28. Sr. D. Antonio Fernández Cañete, Pl. de la Lealtad, 2. Sr. D. José Gómez Arteche. Excmo. Sr. D. Pedro Manuel Acuña, Fuencarral, 69, pral. Sr. D. Joaquín Maldonado Macanaz, Doña Bárbara de Braganza, 13. Excmo. Sr. D. Francisco Coello Quesada, Serrano, 23. Fray Manuel Puebla, Pasión, 15. Sr. D. Juan Barrasa, Juan de Mena, 25. Sr. D. Juan Pérez Ángulo, Claudio Coello, 6. D. Patricio Aguirre de Tejada, Serrano, 100. Secretario. Sr. D. Julio García del Busto, Leganitos, 54.» (Anuario del Comercio, Madrid 1896, pág. 70.)

«† Primer aniversario. El Ilmo. Señor Don Juan Pérez Angulo, Presbítero, fiscal del Tribunal de la Rota de la Nunciatura Apostólica, vocal de Consejo de Filipinas, caballero profeso de la orden militar de Santiago, ex deán de la catedral metropolitana de Manila, &c., &c., falleció el día 23 de diciembre de 1895. R. I. P. El Excmo. Sr. Nuncio de Su Santidad, el Excmo. Sr. Decano y los Ilmos. Sres. Ministros del Tribunal de la Rota; sus hermanas, sobrinos, hermano político y demás parientes. Ruegan a sus amigos se sirvan encomendar su alma a Dios y tenerle presente en sus oraciones.» (La Correspondencia de España, Madrid, martes 22 diciembre 1896, pág. 4.)

Su hermana Carmen hereda una huerta suya en Arnedo, cerrada “con pared de mampostería con mortero de cal, muchos árboles frutales, tierra de 1.ª clase, regadío constante”, pero le fue expropiada ese mismo 1896, para construir la carretera de Arnedo a las Ventas de Cervera.

1902 «Un riojano ilustre. Dominados aún por las reflexiones profundas y dolorosas que nos sugirió la presencia de los restos mortales del ilustrísimo Sr. Dr. don Juan Pérez Angulo (nació el 13 de diciembre de 1841; falleció el día 23 de diciembre de 1895), caballero profeso de la orden militar de Santiago, trasladados el día 5 de los corrientes desde la Sacramental de San Justo, en Madrid, al panteón de su familia en Arnedo, nos ponemos a borrajear estos apuntes biográficos sin observar orden alguno, porque el método se hace imposible cuando habla el corazón; pero sentimos al hacerlo algo así como la impresión del miedo, porque nos parece que la sombra augusta y grave del antiguo fiscal de la Rota española ha de venir a detener nuestra pluma. Y es que, profundamente convencidos de la gran modestia que campeaba en todos sus actos y apreciaciones, creemos que aun han de molestarle más allá de la tumba los merecidos elogios que hemos de tributar a su memoria. Entre las muchas figuras salientes que de la Rioja han brotado, ocupa un lugar distinguido el doctor Pérez Angulo. Su vasta erudición, su espíritu profundamente religioso, su tacto exquisito y acertado para despachar los asuntos más difíciles que se le confiaran, su galano decir, su figura simpáticamente severa, su dulzura de carácter, su cariño inmenso a todo lo sublime y santo y, en fin, sus mañeras distinguidas y su lenguaje correcto y elegante, mezcla asombrosa de la naturalidad más acabada y el casticismo tocando casi en la exageración, todo ello nos arrastraba hacia él, y un sentimiento profundo de admiración, santa envidia y cariño intensísimo se apoderaba de nuestro ser con sólo estar a su lado contados momentos. Y a pesar de todas estas buenas prendas que tanto le enaltecían, como verdadero sabio, juzgaba en su modestia, norte constante de sus acciones, que era en el mundo menos que el grano de arena más microscópico entre la multitud que señala el límite inmenso de los ríos y de los mares; incomparablemente menos que el afortunado niño de Newton, que en compañía de otros, jugueteando por las playas, halla una concha más bella que las de los demás camaradas y por ello se alegra, teniendo ante sus ojos todo un abismo de hermosuras y misterios. Y nada más inexacto; díganlo si no los cargos difíciles que desempeñara mientras vivió, la confianza suma que en él depositaran al nombrarle profesor de tercer año de Filosofía en el seminario de Santo Domingo de la Calzada, mayordomo de fábrica de las parroquias de San Justo y San Millán, de Madrid; capellán de su majestad; canónigo de Coria; arcediano de Tortosa; deán, vicario general, provisor y gobernador eclesiástico del arzobispado de Manila; administrador general de Obras pías del mismo; comisario subdelegado de Cruzada de las islas Filipinas y subdelegado general castrense; díganlo, y muy alto, los cargos de auditor y fiscal del Tribunal de la Rota española; díganlo sus cartas pastorales escritas durante su vicariato en el arzobispado de Manila (S. V.) y dirigidas al clero y fieles; dígalo su obra magistral, reveladora de sus amplios conocimientos y vasta erudición, gloria del sacerdocio y aun de España, el nunca bien ponderado “Diccionario enciclopédico de Ciencias Eclesiásticas”; y de la dulzura de su carácter, de su caridad cristiana, del amor a sus paisanos y a cuantos nos honramos con su amistad y cariño sinceros, díganlo las simpatías de que gozaba, el honor que le tributaban de continuo los más altos personajes de la nación, las muestras de sentimiento que en su muerte dióle el Madrid de la aristocracia y el Madrid del honrado menestral y aún del mendigo; y, más que nada, dígalo con voz potente el simpático recibimiento que todo el pueblo de Arnedo hizo a los restos mortales de su ilustre paisano. Nunca se borrará de mi corazón ni de mi memoria la mañana del 5 de junio. Alumbraba la escena un sol espléndido; tras de una vuelta rápida, bordeando un promontorio, entré en Arnedo un coche fúnebre. Don Juan Pérez Angulo, convertido ya en polvo por la mano fría de la muerte, llegaba a su pueblo natal; de la ingente muchedumbre que le aguardaba brotó un sordo gemido; era la voz imponente del cariño más grande y del dolor más profundo; las campanas doblaron a muerto y el solemne canto de los sacerdotes entonando el Réquiem aeternam cayó sobre la multitud silenciosa como un último adiós dado al borde de la tumba por todo un pueblo que sabe amar a quien le amó. Después, todos se disputaban la conducción del cadáver al camposanto...; mis ojos se nublaron; a la vista de este hermoso espectáculo del cariño, las lágrimas rociaron mis mejillas. ¡Pobre amigo del alma!; si desde el cielo donde moras Dios te ha concedido contemplar este inmenso sacrificio de alabanza, ofrecido por todo un pueblo a tu memoria; si has visto la profunda simpatía que a tus allegados, a quienes tanto adorabas, ha demostrado en estos momentos ese pueblo mismo, le bendecirás con la dulzura de los bienaventurados; rogarás por él con toda el alma como hermoso pago de agradecimiento, de ese agradecimiento noble que fue, sobre todas, la flor más galana que nació tranquila en los jardines de tu espíritu. – B. Arnedo, junio, 1902.» (La Rioja. Diario imparcial de la mañana, Logroño, jueves 19 junio 1902, pág. 2.)

Textos de Juan Pérez Angulo en el proyecto Filosofía en español

Artículos en el Diccionario de ciencias eclesiásticas: Abdicación, Abdicar, Abolición, Aborto (Derecho civil y canónico), Abusos de la Iglesia, Aceptación, Causa (Derecho), Causas eclesiásticas, Causas de fe, Causas mayores, Causas Miserabilium Personarum, Comercio, Infanticidio.

gbs