Filosofía en español 
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Espíritu

Espíritu. Lingüística. Denominación procedente de los gramáticos griegos de la época alejandrina, para indicar una emisión de aire más o menos pronunciada que acompañaba la producción articulada de ciertos signos de su alfabeto. Nótanse dos clases de espíritu, el rudo o fuerte (spiritus asper) representado por el signo ̔ y el suave (spiritus lenis) representado por ̓. El primero señala una emisión abundante de aire que proviene del interior del pecho; el segundo una emisión de aire que proviene de los labios. En lenguaje moderno el spiritus asper equivale a la emisión de aire tal como se produce en los sonidos o fonemas llamados aspirados, mientras que el spiritus lenis equivale a la emisión de aire tal como se produce en los fonemas sordos no aspirados. Como sea que la clasificación de las consonantes mudas establecida por los griegos se basaba sobre el carácter que llamaban tenuidad (φιλότης) o densidad ιδασύτης del hálito o aire al salir de la boca (salida de aire denso, spiritus asper, πνεῦμα δασὺ; salida de aire tenue, spiritus lenis, πνεῦμα ψιλὸν), de aquí las tres clases de consonantes mudas. Las densas (δασέα, asperae), acompañadas, como queda indicado, de aspiración: ϕ, χ, θ; las medias (μέσα, mediae), acompañadas de una salida de aire intermedia entre las ásperas y las suaves: β, ϒ, δ; las tenues (ϕίλα, tenues), acompañadas de un mínimo de aire: π, χ, τ. Esta clasificación fonética descansa más bien sobre las cualidades auditivas de los sonidos que sobre las condiciones fisiológicas de su articulación que conocían bastante mal los griegos. Es por causa de este defecto de origen que la clasificación griega es inferior a la de los gramáticos de la India y es también por ello que los lingüistas han tenido que abandonar las definiciones y principios sobre que aquella se basaba, bien que hayan conservado parcialmente su terminología.

Espíritu. Milicia. En sentido figurado se emplea esta palabra en el lenguaje militar, y. así se dice espíritu de [274] cuerpo, espíritu guerrero o bélico, espíritu militar, &c. Tomamos del Diccionario de Ciencias Militares, de Rubió, los párrafos siguientes:

«Espíritu de cuerpo. Carácter íntimo, modo de ser de cada uno de los cuerpos u organismos del Ejército, en virtud del cual se diferencian en lo esencial de sus análogos. Por extensión, la tendencia de los individuos de cada cuerpo a levantar el prestigio del organismo de que forman parte, mejorando sus condiciones morales y materiales, ocultando o disimulando sus errores y defectos, exagerando el valor de sus cualidades recomendables. Cuando el espíritu de cuerpo se limita a lo dicho; cuando es verdaderamente la tendencia al progreso y al esplendor del organismo a que se refiera, cuando es, en resumen, hijo de la emulación noble, que, a modo de aguijón, hace marchar a las colectividades como a los individuos por la vía cierta de las grandes acciones y de los sacrificios por la patria, no hay palabra para ponderar como se merece ese aliento moral, que forma la verdadera alma de las corporaciones. Pero, si el espíritu de cuerpo toma el carácter agresivo, si es baluarte para menospreciar a las demás colectividades semejantes, si es la suma de esfuerzos egoístas para conseguir ideales bastardos, si a través de sus declamaciones se vislumbra la rastrera y baja envidia, si en vez de tender al progreso propio quiere poner trabas al progreso ajeno, si se vale de la hermosa y grande palanca del compañerismo para ligar con lazos bastardos nobilísimas aspiraciones, si más tiende a desarrollar el amor propio que el amor de la patria, entonces no puede más que abominarse de ese espíritu maligno, soplo infernal que se introduce en las colectividades para cegarlas, esencia maléfica que deben repudiar todas las personas que piensan y sienten como Dios quiere que debe pensarse y sentirse.

«Espíritu guerrero o belicoso. Refiriéndose a los pueblos es el modo especial de ser de los mismos que se manifiesta por una marcada tendencia a acudir a las armas para ventilar los asuntos de política interior o exterior. El espíritu guerrero de los pueblos se asemeja al espíritu pendenciero de los individuos, y suele nacer de un estado de civilización imperfecto o del hábito adquirido a costa de largas guerras. El espíritu belicoso no es el espíritu militar, pues, a diferencia de éste, hijo de la educación y del pleno conocimiento de los deberes, aquél es puramente espontáneo, constituye el carácter de una raza, y sólo a costa de profundas transformaciones sociales se llega a modificar. El espíritu belicoso de algunos pueblos les hace impropios para la guerra seria, trascendental, tanto como son adecuados para la guerra de partidarios, de asechanzas, de sorpresas, de golpes de audacia. Una mano, firmísima, una inteligencia superior, un hombre que sepa y pueda rodearse de esa aureola que envuelve a los héroes legendarios, está en el caso de sacar partido del espíritu belicoso, del instinto guerrero de un pueblo, para llevarlo a la victoria. En manos menos hábiles, guiados por inteligencias vulgares, suelen manifestarse indisciplinados los pueblos guerreros, refractarios a lo que revela método sumiso, imposibilitados por su carencia de instrucción de comprender el dogma de la guerra, por perfecto que pueda ser éste.

«Espíritu militar. Principio esencial, naturaleza moral de los pueblos, de las instituciones armadas y de los individuos, por lo que a la guerra, y sobre todo a la guerra ordenada, se refiere. Así como la eficacia militar es debida a la suma de todos los factores morales y materiales, el espíritu militar depende nada más que de los caracteres psicológicos, de modo que es tanto mayor cuanto más desarrolladas están las virtudes militares, y desaparecen cuando estas virtudes se desconocen o se olvidan.

Como todos los principios esenciales, el espíritu militar es difícil de definir y de explicar. Existe en las sociedades y en los individuos, como existe el patriotismo en los pueblos, como el alma en los hombres. No es una pauta, es una fuerza; no es la brújula que señala el camino del deber, es el fluido magnético que impele a seguir este mismo camino.

Las manifestaciones del espíritu militar, como sucede con todas las manifestaciones del espíritu, son tan variadas como son distintas las circunstancias en que se da a conocer. Cuando el amor a la vida dice al oído del hombre que se separe del peligro, le dice el espíritu militar que se mantenga en su puesto de honor, despreciando la existencia en aras de la patria; cuando la libertad humana le grita que se rebele contra la orden mal dictada, el espíritu militar le obliga a doblegarse y a someterse a quien la ley le señala como un superior; cuando la vanidad humana le induce a oponerse violentamente a la opinión del jefe inepto, el espíritu militar le sujeta a respetar lo que la inteligencia de ningún modo aceptaría; pues el espíritu militar es unas veces valor, otras abnegación, muchas veces entusiasmo por la profesión abrazada, no pocas anhelo de gloria para la colectividad, afán de esplendor para la patria; es, en fin, el conocimiento pleno del deber y la voluntad decidida de llegar hasta el sacrificio para cumplirlo.»

Espíritu de las tropas. «Para el que cree de buena fe, dice Almirante en su Diccionario Militar, que un ejército es una máquina, esta expresión espíritu de lastropas será vacía de sentido; pero componiéndose los ejércitos de hombres, y siendo en éstos lo principal el espíritu, a él se ha de tender con preferencia. Desde luego esta expresión no puede referirse a la milicia, sino a un ejército, o parte de él, en campaña abierta. En tiempo de paz el espíritu es simplemente la disciplina; pero en cuanto un ejército se mueve en pie de guerra, y la fatiga y el peligro empieza a poner a prueba su constitución, se desarrolla, por encima dela táctica, de la ordenanza y de la misma disciplina, otro elemento puramente moral y local, imposible de «reducir a fórmula», que se llama, a falta de otra denominación, espíritu de las tropas. La relación, desconocida para el hombre, que existe entre el alma y el cuerpo, viene a complicar esto del espíritu, ya de suyo bastante metafísico, y de aquí proviene la confusión entre espíritu y estado de una tropa. Si no temiéramos resbalar en sutilezas, encontraríamos entre estado y espíritu la diferencia que hay entre «el hecho y la idea». Por ejemplo, una tropa que lleva muchos días de marchas y combates, sin ración, sin abrigo, sin descanso, estará indudablemente en mal estado, y puede, sin embargo, tener excelente espíritu. Al contrario, una tropa perfectamente atendida, no estropeada ni mermada por el fuego ni la fatiga, se presentará en un estado brillante y, sin embargo, puede tener mal espíritu, ya sea por inesperados reveses, por desconfianza en el jefe, por sugestiones del enemigo, por poca fe en su causa. Dadle a la primera descanso, raciones y zapatos, y ella os seguirá en cuanto se reponga de su abatimiento «material o corporal; por mucho que le deis a la otra, quizá cuanto más la miméis, se osescurrirá como el agua cuando se quiere apretar entre los dedos. Indudablemente las tropas tienen espíritu, y en conocer ese espíritu, en saber usarlo o quizá en saber crearlo es en lo que han sobresalido los grandes capitanes, más acaso que en estrategia o en táctica. Repetidos ejemplos nos ofrece la historia de unas mismas tropas que, al pasar de las manos de un general a las de otro, han cambiado radicalmente de espíritu. Luego el espíritu de las tropas, si bien dependemucho de su constitución originaria, mucho depende también del general que las manda»

Espíritu. Mitología. Denomínanse espíritus los seres incorpóreos cuya existencia han admitido todas las religiones. Hesiodo contaba 30.000 que vigilaban las [275] acciones humanas; se creía que poblaban el aire, la tierra y el agua. En la Edad Media admitía la credulidad su existencia en los elementos; los del fuego se llamaban salamandras; los del agua, ondinas; los del aire, silfos, y los de la tierra, gnomos. La Iglesia católica llama espíritus celestes a los bienaventurados, y espíritus de las tinieblas a los ángeles rebeldes o demonios.

Espíritu. Política y Literatura. Espíritu de las leyes. V. Esprit des Lois.

Espíritu. Química y Farmacia. Úsase esta voz en las siguientes acepciones:

Espíritu de cobre. Con este nombre y con el de vinagre radical se usó antes un ácido acético cuprífero. V. Acético (Ácido).

Espíritu de éter clorado. Sinonimia: espíritu de sal dulce, espíritu muriático etéreo, éter clorhídrico pesado, alcohol clorhídrico etéreo, éter clorhídrico alcoholizado. Con estos nombres se emplean en medicina, desde hace mucho tiempo, líquidos que tienen composición diversa según el procedimiento seguido en su preparación. Se obtiene el espíritu de éter clorado por la acción del cloro sobre el alcohol etílico y por su composición debe ser considerado como una mezcla de derivados del cloral en acetal, cloroacetal, etcétera.

Scheele y Westrumb, que fueron los primeros que enseñaron su preparación en 1783, sometían a la destilación directa una mezcla enfriada de 10 partes de alcohol absoluto y 10 de ácido sulfúrico concentrado con 13 de sal común y de 6 a 8 de manganesa en polvo, agitaban el líquido destilado con agua, deshidrataban con cloruro cálcico el liquido oleoso que se separaba y lo rectificaban después. Según la Farmacopea Germánica (1ª ed.), se pone manganesa, en fragmentos del tamaño de avellanas, en un matraz, en cantidad tal que no sea cubierta por completo por una mezcla de 6 partes de ácido clorhídrico ordinario (de densidad 1,16 a 1,17) y 24 de alcohol de 90 a 91 por 100, se une entonces el matraz con un refrigerante de Liebig y se destila en baño de arena hasta obtener 25 partes. Para eliminar el ácido libre que contiene el destilado se agita éste con algo de magnesia calcinada, se filtra y se destila en baño de agua de modo que se obtengan 21partes.

El espíritu de éter clorado, obtenido según este último procedimiento, contiene, como componentes principales, hidrato de cloral y alcoholato de cloral, junto con cantidades variables de cloruro de etilo, productos superiores de substitución clonados del etano, aldehido acético, éter etilacético, acetal, derivados clorados del acetal y otros compuestos. La composición del espíritu de éter clorado puede ser muy variada según las condiciones que concurran en su obtención, ya que pequeñas oscilaciones en la temperatura de la destilación y pequeñas diferencias en el modo de efectuar esta última pueden influir modificando los procesos químicos que en ellas ocurren. Como la mayor cantidad del alcohol etílico empleado destila sin alterar en el último método, el destilado es una solución alcohólica más o menos diluida de los productos antes indicados.

El espíritu de éter clorado es un líquido incoloro, neutro, completamente volátil, de olor etéreo particular y de sabor ardiente. Su densidad es de 0,838 a 0,842. Es muy alterable y debe conservarse en la obscuridad en frascos pequeños, bien tapados y llenos.

Espíritu de madera. Es un alcohol metílico impuro. V. Metílico (Alcohol).

Espíritu de Minderero. Es el acetato amónico. V. Amonio.

Espíritu de nitro dulce. Sinonimia: alcohol nítrico etéreo, éter nitroso alcoholizado. Con estos nombres se usa en medicina un líquido formado generalmente por una solución alcohólica de éter etilnitroso, aldehido acético y pequeñas cantidades de éter etilacético. La proporción de estos compuestos varía con la concentración del ácido nítrico empleado y con las condiciones en que actúa sobre el alcohol.

Ya en el siglo XV preparó Basilio Valentín (Basilius Valentinus) este líquido destilando una mezcla de alcohol y ácido nítrico. Entonces se le llamó acidum nitricum dulcificatun y spiritus nitri dulcis. Sometiendo a la destilación una mezcla de pesos iguales de ácido nítrico concentrado (de densidad 1,40) y alcohol etílico, se forma como producto principal éter etilnítrico. Sin embargo, como el ácido nítrico cede fácilmente oxígeno convirtiéndose en ácido nitroso y como, por otra parte, el alcohol etílico por la acción del oxígeno se convierte parcialmente en productos de oxidación, acompañan siempre al éter etilnítrico cantidades mayores o menores de éter etilnitroso, aldehido acético, ácido acético y éter etilacético, mientras que quedan en el residuo de la destilación ácido oxálico, ácido glioxílico, glioxal y ácido glicólico en cantidades variables. Se forman productos análogos cuando se somete a la destilación una mezcla de alcohol y ácido nítrico fumante. El espíritu de nitro dulce, preparado según las prescripciones antiguas por destilación de una mezcla de 3 partes de ácido nítrico fumante y 24 de alcohol etílico, contenía principalmente, como componente activo, el éter etilnítrico, que en ocasiones es muy explosivo.

Para obtener un producto rico en nitrito etílico puede seguirse el procedimiento siguiente: Se cubren cuidadosamente 12 partes de ácido nítrico de 25 por 100 con 20 partes de alcohol de 90 a 91 por 100 y se deja el líquido en reposo, sin agitar, durante dos días. Después se somete la mezcla a la destilación en baño de agua en una retorta de vidrio provista de refrigerante y se recoge el líquido destilado en un recipiente que contiene 20 partes de alcohol de 90 a 91 por 100. Se prosigue la destilación mientras destile algo, interrumpiéndola [276] sin embargo, cuando aparecen en la retorta vapores amarillos. Después se neutraliza con magnesia calcinada y se rectifica en baño de maría, previa filtración, a un calor muy suave a1 principio, hasta que se hayan recogido 32 partes.

El espíritu de nitro dulce obtenido según este último procedimiento, recién preparado es un líquido incoloro, de reacción neutra y de sabor dulzaino algo acre. Al cabo de algún tiempo de estar preparado, a consecuencia de transformarse por oxidación el aldehido etílico contenido en el líquido en ácido acético, y por descomposición del éter etilnitroso en alcohol y ácido nitroso o en ácido nítrico, el espíritu de nitro dulce adquiere reacción ácida y, a veces, color amarillento. La acidificación puede limitarse poniendo en el líquido algunos cristales de tartrato potásico neutro; de este modo el ácido libre se combina formándose crémor y acetato o nitrato potásicos. La densidad de este preparado es de 0,84 a 0,85.

El espíritu de nitro dulce es miscible con el agua, el alcohol y el éter. Vertiéndolo sobre una mezcla caliente de 5 cm³ de solución de sulfato ferroso (1 : 2) y 5 de ácido sulfúrico concentrado, se presenta al cabo de poco tiempo en la superficie de contacto de ambos líquidos una zona pardonegruzca, a consecuencia de la descomposición del éter etilnitroso. Humedecido con espíritu de nitro dulce el papel de yoduro potásico y engrudo, toma inmediatamente color azul por ponerse yodo en libertad. Debe conservarse, fuera de la acción de la luz, en frasquitos llenos y bien tapados.

Espíritu de patatas. Llámase también aceite de patatas. Es el alcohol amílico de fermentación. V. Amílico (Alcohol).

Espíritu de remolachas. Es el alcohol ordinario obtenido de las melazas de remolacha. V. Alcohol.

Espíritu de sal. Nombre antiguo, poco usado ahora, del ácido clorhídrico.

Espíritu de sal dulce. V. Espíritu de éter clorado.

Espíritu de sal ligero. Es el monocloroetano. Véase Etano.

Espíritu de vino. V. Alcohol.

Espíritu mesítico. Sinónimo de acetona.

Espíritu muriático etéreo. V. Espíritu de éter clorado.

Espíritu sólido. Solución gelatinizada de jabón de sosa (15 por 100) en alcohol ordinario.


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