Filosofía en español 
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“Universidad de Madrid”

La primera capital de España, según la secular continuidad monárquica hispánica realmente existente, cuyo heredero desde 1388 es el Príncipe de Asturias, institución ratificada constitucionalmente en 1978, fue desde 722 Cangas de Onís, tras Covadonga, sede de la corte del rey Pelayo, de su hijo Favila, de Alfonso I, Fruela… Alfonso II (quien fija en 812 la corte en Oviedo, ciudad imperial por los días de la invención de Santiago de Compostela)… Alfonso III el Magno… Alfonso VII (proclamado ya explícitamente emperador en las Cortes de León de 1135)… Alfonso XIII (quien concede en 1907 a Cangas de Onís el título de Ciudad), &c. Luego de pasar por Oviedo, León, Valladolid, Toledo, decide el gran Felipe II desde El Escorial, en 1561, que sea capital de España la villa de Madrid –función que perdió de 1601 a 1606, durante la privanza del Duque de Lerma y el fracaso de su traslado a Valladolid–. La villa y corte de Madrid no tuvo universidad hasta bien entrado el siglo XIX, aunque fue incorporando otras instituciones mucho más significativas que no eran “universitarias”: la Casa de los Estudios (1569), luego Colegio Imperial y más tarde Reales Estudios de San Isidro (1771), la Academia Real Matemática (1582), la Real Casa de Pajes de su Majestad (renovada en 1639), la Real Academia Española de la Lengua (1713), el Real Seminario de Nobles de Madrid (1725), la Real Academia de la Historia (1738), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (1752), el Real Jardín Botánico de Madrid (1755), el Colegio de Cirugía de San Carlos (1771), el Real Gabinete de Historia Natural (1771), la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País (1775), el Real Observatorio Astronómico (1790), &c.

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La mal llamada “inteligencia artificial”, al servicio del eficaz atontamiento de ya imbéciles consumidores felices y votantes satisfechos, cuando en agosto de 2025 se pregunta al oráculo por “universidades antiguas de España”, responde lo que puede verse en la imagen adjunta. Puesto que esa IA ignora a Palencia (cuyo estudio general se fundó entre 1208 y 1212, pues no tuvo continuidad) tampoco debiera figurar Barcelona, pues aunque su estudio general se remonta a 1450, tampoco tuvo continuidad: cuando Carlos IV redujo, atendiendo a su estado de decadencia, el número de universidades peninsulares españolas, no tuvo necesidad de mencionar la de Barcelona en su Real Decreto de 5 de Julio de 1807, pues ya había quedado suprimida casi un siglo antes: remóntese la Universidad de Barcelona al primero de septiembre de 1837, cuando la Reina Gobernadora, en nombre de la niña Isabel II, decreta que arranque allí provisionalmente una Universidad Literaria y el farmacéutico Agustín Yáñez, catedrático del colegio local de farmacia, en calidad de presidente de la emergente institución, pronuncia el 5 de diciembre famoso discurso de agradecimiento –“Discurso del Señor Presidente de la Universidad de Barcelona”–, trufado de victimista reivindicación localista donde, disimulando discontinuidades y falsedades, se empeña en atribuir rancia solera a lo nuevo.

¿Y que decir del enunciado “Universidad Complutense de Madrid (1293)”? ¿Acaso el estudio general creado por Sancho IV en 1293 tuvo siquiera continuidad en la Complutensis Universitas fundada en Alcalá de Henares en 1499 por el cardenal Cisneros? “Universidad Complutense de Madrid” es nombre adoptado al inicio del curso 1971-1972, en pleno tardofranquismo, para que todo quedara “atado y bien atado”, cuando la otrora Universidad Central-Universidad de Madrid había ya perdido su preeminencia nacional e incluso provincial, al florecer en la capital de España otras instituciones universitarias, por traslación o nueva creación: en 1960 inicia su traslado la “Universidad Pontificia de Comillas en Madrid”, culminado en 1968, año en el que nace la Universidad Autónoma de Madrid, en 1971 la Universidad Politécnica de Madrid, en 1972 la UNED, &c.

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Los delirios confusionarios de estos oráculos del presente no son responsabilidad, por supuesto, de sofisticados programas que corren sobre equipos cada vez más potentes y veloces, capaces de almacenar, procesar y reaprovechar cantidades cada vez mayores de cuantas cosas en el mundo se han escrito y hablado, incluyendo por supuesto grandes cantidades de basura en realimentación hemorrágica que vuelve a reciclar cuanto se sigue diciendo y escribiendo sobre resultados cada vez más recocinados, caóticos y malolientes.

Así, por ejemplo, acabamos de introducir en el ruedo una obra que aún no estaba fagocitada por la nube, pues nadie se había entretenido todavía en facilitar que fuera deglutida por la máquina, obra de la que en 1945 no se hizo responsable ningún autor personal, pues no va firmada, pero fue por tanto asumida por quien la publicó hace ochenta años: Breve reseña histórica de la Universidad de Madrid, que incluye sorprendente relación de los “Rectores del Colegio y Universidad de Alcalá y de la Universidad de Madrid”, en continuidad anacrónica, torcida y falaz.

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1935
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1945
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2025

¿Qué buscaban los promotores de la difusión en 1945 de esa historia basura fabricada, en el Madrid de postguerra de la Guerra civil española y de la Segunda Guerra mundial? «La actual Universidad de Madrid se enorgullece de ostentar legítimamente el título de heredera de la que el egregio Cardenal Ximénez de Cisneros instaurara en Alcalá entre abril de 1499, bula de su erección, y enero de 1510, fecha en que se promulgan sus constituciones.» El cisne cisneriano que adopta la Universidad de Madrid tras la guerra, ¿procede directamente del escudo del Cardenal o del cisneriano adoptado por “el S. E. U. con el guión del cisne” en 1935? «Lleva el S. E. U. por guión una enseña azul de Alcalá, donde el cisne de plata de Cisneros, tiene el escudo.» Quienes mantuvieron en 1971 el cisne cisneriano como emblema de la nueva “Universidad Complutense de Madrid” ¿pensaban en Cisneros o en el S. E. U.? Quienes rediseñaron ese emblema, tal como se utiliza en 2025, ¿también lo han resignificado, se crean o no sucesores de la institución de Sancho IV o de la institución de Cisneros? ¿Y qué dice la “Unión de Historiadores/as progresistas” de la UCM?

Vulgopedia inicia hoy [4 agosto 2025] así su entrada “Universidad Complutense de Madrid”: «La Universidad Complutense de Madrid (UCM), anteriormente denominada Universidad Central y Universidad de Madrid, y conocida de forma oficiosa como “la Docta”​ es la universidad pública más antigua de Madrid, considerada una de las universidades más importantes y prestigiosas de España y del mundo hispanohablante»; fundada, dice, por Fernando VII de España en 1822, como Universidad Central. No se traga el cuento de la continuidad secular, pero asume el travestismo nominal que hizo desaparecer la “Universidad de Madrid” como tal en 1971. Sigamos el rótulo “Universidad de Madrid” en el siglo y medio que media entre 1821 y 1971, y comenzamos por 1821 porque no hemos encontrado, por ahora, reliquia anterior que pruebe el uso previo de tal rótulo.

1821 «De los catedráticos. Se leyó el art. 78, que decía así: Art. 78. “En lo sucesivo se harán estas oposiciones en la capital del reino ante el cuerpo examinador, que deberá nombrarse a este efecto todos los años por la dirección general de estudios; y en Ultramar ante el cuerpo examinador, que en cada uno de los lugares en que haya universidad de tercera enseñanza nombren todos los años las correspondientes subdirecciones de Lima y México.” El Sr. Gareli se opuso al artículo, por cuanto no debía crearse una especie de privilegio en la universidad de Madrid, supuesto que el examen podía hacerse también en las provincias. El Sr. Tapia, contestando al preopinante leyó las razones en que se había fundado la comisión para proponer el artículo y dándose el punto por suficientemente discutido se suspendió la votación por no haber el número suficiente de diputados, y se levantó la sesión.» (“Sesión extraordinaria de la noche del 9 de Junio de 1821”, Apéndice al Diario Mercantil de Cádiz, nº 64, págs. 253-254.)

1836 «Art. 6.º La dirección comprenderá como parte de su informe la conveniencia o no conveniencia en la traslación de la universidad de Alcalá a esta capital, y demás extremos que conduzcan a mejorar para el inmediato curso el sistema de enseñanza.» (“Se restablece interinamente la Dirección general de Estudios de 1821”, Gaceta de Madrid, 10 octubre 1836.)

«Clases de matemáticas, física experimental, dibujo y francés, Calle del Caballero de Gracia, núm. 18, cuarto tercero. Con motivo da haberse matriculado condicionalmente varios discípulos en algunas de dichas clases sin empezar a asistir a ellas hasta saber la decisión del gobierno acerca del establecimiento de universidad en Madrid, no se ha cerrado la matrícula de las mismas a su debido tiempo, por lo que continúa abierta admitiéndose discípulos hasta el 3 de noviembre próximo.» (Diario de Madrid, 29 octubre 1836, pág. 2.)

«…en la inteligencia, de que la universidad de Madrid, además de presentar un modelo a los otros establecimientos de igual clase, debe también servir de escuela normal, en que se forme un plantel de profesores idóneos que lleven a las provincias las sanas doctrinas y los buenos métodos de enseñanza.» (“La universidad de Alcalá se trasladará a Madrid”, Gaceta de Madrid, 7 noviembre 1836.)

«Instrucción Pública. Colegio universal, calle de Fuencarral, casa que fue convento de Agonizantes. Habiendo ocurrido a la dirección general de estudios algunas dudas acerca de si los cursos de filosofía y leyes que se anunció iban a abrirse en este establecimiento en virtud de real autorización podrían o no incorporarse a universidad, elevó al gobierno la consulta que estimó oportuna sobre el particular, y en vista de ella se ha servida S. M. resolver: que solo sean incorporables los cursos de filosofía, sin perjuicio de que si le conviniese al director le sea permitido dar en otros ramos toda la extensión que pueda a la enseñanza. Consiguiente a esta real aclaración, vuelve a abrirse la matrícula que con motivo de las indicadas dudas se había suspendido y ahora se dilata hasta el día 7 del próximo mes de enero, empezándose las clases el 2 del mismo; bien entendido que aunque según se ofreció en el prospecto la enseñanza se extenderá hasta primero y segundo año de leyes, para que estos sean válidos necesitarán los alumnos una concesión especial del gobierno o de las Cortes, pues según queda dicho solo se ha declarado la incorporación de los cursos de filosofía.» (Diario de Madrid, 30 diciembre 1836, pág. 2.)

1837 «Los cursantes del 2.º año de leyes en la universidad de Madrid solicitan que habiendo concluido el estudio de todos los autores de su asignatura se les de por concluido el estudio del referido año previo el examen competente. Pasó a la comisión de Instrucción Pública.» (“Cortes. Sesión de hoy 15 de abril de 1837”, Revista Nacional. Periódico diario dedicado a S. M. la Reina Gobernadora, Madrid, sábado 15 abril 1837, nº 230, pág. 918.)

«Universidad de Madrid. Rector. Don Francisco de Paula Novar. Vice-rector. Don Joaquín Lumbreras. Secretario. Don Pedro Ángelis. Contador. Don Santiago Muñoz. Bedel. D. Mariano Santisteban. Profesores de Filosofía. Don Ángel Gómez Entería. Don José Fernández Monserrat. Don Fernando Llorente. Don Santiago Masarnáu. Don Alberto Lista. De Lenguas. Don Bernardo Carrasco. Don Antonio García Blanco. De Leyes. Don Andrés Leal. Don Francisco de Paula Novar. Don Pedro Castelló. Don Juan Manuel Montalván. Don Pablo González Huebra. Don Juan Miguel de los Ríos. Don Pedro Ángelis. De Cánones. Don Joaquín Lumbreras. Don Francisco José Mardones. Don Joaquín Aguirre. De Teología. Don Tomás Palacios. Don Francisco Romano Lebrón. Don Nicolás Heredero. Don Manuel Fernández Arango. Don Francisco Niseno. Esta Universidad, trasladada desde Alcalá, está situada en las Salesas nuevas, calle Ancha de San Bernardo, y tiene sus cátedras todos los días no festivos desde las 9 hasta las 4.» (Manuel Nifo, Guía de litigantes y pretendientes para el año de 1838, Madrid 1837, páginas 65-66.)

1838 «Tengo un placer excesivo de poder informarle al acabar esta contestación que ha dado un espadazo en el agua; pues el ilustrado gobierno de S. M. conoce los honrosos antecedentes, la capacidad y los principios del director de la Institución Hamiltoniana, y la augusta no menos que justa Reina Gobernadora, queriendo recompensar el mérito y los servicios que ha hecho y está haciendo a la instrucción pública, a la ciencia y al país, se ha dignado por real orden del 15 del corriente conceder a la Institución Hamiltoniana el título de Colegio Nacional Hamiltoniano y el derecho de incorporación en la universidad de sus estudios filosóficos; y yo a mi vez me atreveré a decir a los dignos consejeros actuales de la corona, que si buscan bien, encontrarán acaso entre los beneméritos y sabios profesores de la universidad a un desenfrenado Sans-culotte, uno de los principales corifeos de la bullanga y que se ha ridiculizado a la faz de la nación por su exaltado Jacobinismo. Si tal hombre hubiese entre los profesores de la universidad, dudo que convenga dejarle en medio de la juventud española.» (Miguel Robles, “Contestación a la diatriba contra la Institución Hamiltoniana”, Diario de Madrid, 22 marzo 1838.)

«Art. 12. Subsistirán por ahora todas las universidades actuales cuyas rentas alcancen a lo menos para sostener una facultad mayor con los institutos superior y elemental correspondientes. Las universidades que no se hallen en este caso quedarán con el nombre y categoría de institutos. No se comprenden en las disposiciones anteriores las universidades de Cervera, Alcalá y Toledo, cuyos estudios mayores, sean cualesquiera sus rentas, se trasladarán los de la primera a Barcelona, y los de las otras dos a la universidad de Madrid.» (“Proyecto de Ley para la instrucción secundaria y superior leído el 29 de mayo anterior en el Congreso de Diputados”, El Guardia Nacional, Barcelona, sábado 16 junio 1838, pág. 1.)

«—El pomposo prospecto del COLEGIO NACIONAL HAMILTONIANO trasciende a charlatanismo a 200 pasos. ¡Qué tanta fortuna hagan en España todos los Dulcamaras, todos los Robert-Mazaires, todos los Mendizábales! —Tenemos entendido que algunos de los que el susodicho prospecto anuncia como profesores del COLEGIO NACIONAL HAMILTONIANO no han dado su consentimiento. En otro país castigarían las leyes esta superchería. —La dirección de estudios y el ministerio de la Gobernación ¿han consentido que se incorpore a la universidad de Madrid un establecimiento fundado sobre tan deleznables y falsos cimientos por un extranjero advenedizo? ¡Parece increíble! —Es muy gracioso para quien ha oído hablar en chapurrado al director del Colegio Hamiltoniano verle presentarse como profesor de idiomas modernos, que también es chistosa denominación. —Conviene saber a fondo lo que hay sobre esto antes de reírse cuando dice el señor director que el Colegio Nacional Hamiltoniano es un florón que faltaba a la corona de Isabel II.» (“Mosaico”, Nosotros. Periódico satírico, político y literario, que se publica todas las tardes menos los domingos, Madrid, sábado 30 junio 1838, nº 126, pág. 2.)

«Continúa la lista de los suscritores en favor de los defensores de Gandesa. Varios individuos del cuarto año de leyes de la universidad de Madrid… 77 reales vellón.» (El Correo Nacional, Madrid, domingo 15 julio 1838, nº 150, pág. 3.)

«Bajo el título de Boletín de Instrucción pública se va a publicar en esta corte por don Juan Miguel de los Ríos, profesor de la universidad matritense un periódico dedicado especialmente a las materias relativas a aquel importante ramo. La empresa del señor Ríos sin duda laudable y acertando a llenarla habrá prestado un servicio, muy digno de apreciar, a la causa de la ilustración española. He aquí los términos en que se expresa el prospecto del referido periódico hablando de las materias que habrán de examinarse en él. El plan de un ministerio de instrucción pública con los demás ramos que les son anexos, y las primeras reformas que necesitan con los medios menos dispendiosos de realizarlo será la materia exclusiva de los primeros cuadernos. El examen de la enseñanza primaria, categoría y premios con que se necesita estimular a sus profesores; y medios de excitar a los padres a presentar sus hijos en las escuelas, con otras reflexiones sobre estos puntos será objeto de otros cuadernos. Estado de la universidad de Madrid, reformas indispensables si ha de ser la primera del reino, y medios de verificarlas con el mejor éxito; reglamento general de universidades y relaciones mutuas que debe haber entre ellas, serán también materia de que nos ocuparemos; así como del examen de los institutos de segunda enseñanza, sus relaciones entre sí y con los de tercera o universidades, los de los profesores de ambas y los de unos y otras con el gobierno.» (La España, Madrid, domingo 26 agosto 1838, pág. 4.)

«Instrucción pública. En el COLEGIO ESPAÑOL HAMILTONIANO sito en la calle del Prado, número 26, bajo la dirección del Barón de Beaulieu, individuo de las academias nacionales Española y de la Historia, queda abierta desde hoy la matrícula para las clases de matemáticas, latinidad, lógica, gramática general, física, química, filosofía moral, historia, geografía, astronomía, comercio y partida doble, francés, inglés, italiano, elocuencia, alta literatura, medicina, leyes y demás ramos de enseñanza especificados en el reglamento general del expresado establecimiento. Las clases de primeras letras y latinidad empiezan hoy, y las de las ciencias empezarán el 10 del corriente. Este colegio está incorporado a la universidad de Madrid y los cursos de filosofía estudiados en él sirven para grados literarios. Los reglamentos se hallan en la portería del colegio.» (Diario de Madrid, sábado 6 de octubre de 1838, nº 1289, anuncio en primera página.)

«Lecciones de disciplina eclesiástica general, traducidas, anotadas y adicionadas con la particular de la iglesia española, sobre la obra que con el título de Instituciones de jurisprudencia eclesiástica dio a luz en latín Pablo José de Rieger catedrático de cánones en la universidad de Viena del Austria; por el Dr. D. Joaquín Lumbreras, catedrático de aquella asignatura en la universidad de Madrid. Tomo 1º que comprende el derecho eclesiástico público. Entrega 1ª. 36 pliegos en 4.º En las librerías de Sanz, calle de Carretas y de Martínez, frente a las Covachuelas, se admiten suscriciones a 12 reales cada entrega, que contendrá poco más o menos tanto número de pliegos como la 1.º» (El Indispensable. Diario de anuncios y noticias particulares de Madrid, Madrid, sábado 3 noviembre 1838, pág. 3.)

«A tanto llegó… iba a decir la desvergüenza de uno de los últimos ministros de Gracia y Justicia, que no tuvo reparo en estampar en una Real Orden dirigida a un Juez de una de las ciudades más ricas de España, “que S. M. la Reina Gobernadora se había servido concederle licencia por dos meses para pasar a otra población a proporcionarse recursos con que atender a su subsistencia.” Enviar a un Juez de Real Orden a buscar recursos para poder vivir!!! ¡Autorizarle un ministro a abandonar la administración de Justicia para buscar que comer!!! ¿Qué era esto más que decirle: si quieres no morir de hambre, deja de ser Juez y métete a aguador? Aquel mismo ministro, parece que hablándole un día del modo de enseñarse la Jurisprudencia en la Universidad de Madrid preguntó: ¿hay Universidad en Madrid?» ([Modesto Lafuente] “Oidores y aguadores”, Fr. Gerundio, 9 de noviembre de 1838, sexto trimestre, capillada 90 (38 de Madrid), págs. 189-190.)

«Universidad de Madrid. Rector. Don Francisco de Paula Novar. Vice-rector. Don Joaquín Lumbreras. Secretario. Don Santiago Muñoz. Contador. Don Pedro Ángelis y Vargas. Profesores de Filosofía. Don Félix Enciso Castrillón. Don Ángel Gómez Entería. Don Carlos María Coronado. Don Santiago Masarnáu. Don Eduardo Rodríguez. Don Manuel Cortázar. Don Pedro Daguerre. De Lenguas. Don Bernardo Carrasco. Don Antonio García Blanco. De Leyes. Don Andrés Leal. Don Francisco de Paula Novar. Don Pedro Castelló. Don Juan Manuel Montalván. Don Pablo González Huebra. Don Pedro Ángelis y Vargas. Don Fernando Llorente. De Cánones. Don Joaquín Lumbreras. Don Francisco José Mardones. Don Joaquín Aguirre. De Teología. Don Tomás Palacios. Don Nicolás Heredero. Don Francisco Romano Lebrón. Don Manuel Fernández Arango. Don Francisco Niseno Rodríguez Troncoso. Esta Universidad, sita en las Salesas de la calle ancha de San Bernardo, tiene abiertas sus cátedras públicas de 9 a 3 todos los días no festivos.» (Manuel Nifo, Guía de litigantes y pretendientes para el año de 1839, Madrid 1838, páginas 68-69.)

1839 «Aviso del Rectorado de la universidad de Madrid» (Gaceta de Madrid, 20 octubre 1839, pág. 6.)

 

gbs