Diccionario apologético de la fe católica

[i] “Diccionario apologético de la fe católica. Volumen primero”. [iir = portada] “Diccionario apologético de la fe católica, que contiene las pruebas principales de la verdad de la religión y las respuestas a las objeciones sacadas de las ciencias humanas, obra escrita en francés por J. B. Jaugey, Presbítero Doctor en Sagrada Teología, con la colaboración de muchos sabios católicos y traducida al castellano por varios literatos, bajo la dirección del Illmo. Sr. Dr. D. Joaquín Torres Asensio, prelado doméstico de Su Santidad, Catedrático de Sagrada Escritura y Canónigo Lectoral de la S.I.C. de Madrid. Madrid, Sociedad editorial de San Francisco de Sales, Bolsa 10, principal.” [iiv] “Madrid, 1890. Imprenta de D. Luis Aguado, Pontejos 8”. [I-XIII] “Prólogo” [columnas 1-1570] texto: Abraham a Hus. || [i] “Diccionario apologético de la fe católica. Volumen segundo”. [columnas 1571-(3099-4000)-4418] texto: Idealismo a Zoroastro. [columnas 4419-4430] “Índice”.

El presbítero y doctor en teología Juan Bautista Jaugey (1844-1894), que ya en 1869 se había dado a conocer con El Concilio ecuménico: tratado de teología, publica en 1889 en francés, “con la colaboración de muchos sabios católicos”, un Diccionario apologético de la fe católica, consagrado a exponer las pruebas principales de la verdad de la religión y las respuestas a las objeciones de las ciencias humanas. Firma el Prólogo en “Auteuil, a 28 de Junio de 1889, día consagrado a la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús”. La edición francesa del Dictionnaire Apologétique de la foi catholique, Delhomme et Briguet, Editeurs, Paris & Lyon, París 1889, forma un grueso tomo de 2+xii+1703 páginas (3406 columnas), 170×260 mm.

Al año siguiente, en abril de 1890, comienza a publicarse por entregas la traducción española, “por varios literatos bajo la dirección del Illmo. Sr. Dr. D. Joaquín Torres Asensio”: Diccionario apologético de la fe católica, Sociedad editorial de San Francisco de Sales, Madrid 1890, dos volumenes de 170×265 mm, 4430 columnas (el volumen primero: 2 h. + XIII páginas + columnas 1-1570, hasta Hus; el segundo: 1h + columnas 1571-4430 [aunque mal numerado, pues salta de la columna 3099 a la 4000], desde Idealismo). Aunque la edición española ocupa dos volumenes, sus editores prescindieron de la copiosa y útil “Table analytique et alphabétique des matieres” (columnas 3201-3391 del original francés), quizá porque ofrecían esta obra en español más con voluntad preventiva que curativa, según esta nota de la versión española añadida al Prólogo:

“Este vivo cuadro que el autor traza del triste estado de un pueblo donde reina la pluralidad de cultos, no es aún por la misericordia divina completamente aplicable a nuestra católica España. Sirva al menos para recordarnos los daños que ya se tocan de las innovaciones modernas, y para hacernos ver por qué funesto camino y a qué lamentable término intentan llevarnos los que han roto nuestra envidiada unidad religiosa, desconociendo cuán precioso tesoro es en sí y cuán fecundo manantial de bienes la concordia de los ánimos en la verdad.” (página II.)

El traductor del diccionario fue el canónigo turolense Joaquín Torres Asensio (†1906), hoy recordado sobre todo por haber sido durante 21 años protector y tutor inseparable de San José María Rubio Peralta (1864-1929), apostol de Madrid, a quien legó por testamento una sustanciosa cantidad, que el futuro soldado jesuita, beatificado en 1985 y canonizado en 2003, donó a su vez al Seminario de Teruel.

«† Nuestros amigos difuntos. Han fallecido: en Madrid, el 16 del actual, el ilustrísimo Sr. Dr. D. Joaquín Torres Asensio, auditor fiscal del Supremo Tribunal de la Rota, teólogo consumado, escritor fecundo, sabio de reputación universal y, sobre todo, piadoso y virtuosísimo sacerdote e insigne amigo y favorecedor de nuestra obra; […]. R. I. P.» (La Lectura Dominical, Órgano del Apostolado de la Prensa, Madrid, 20 enero 1906, pág. 12.)

«Murió Torres Asensio, fiscal de la Rota, y dejó más de tres millones; no había sido más que canónigo, provisor de Madrid y fiscal; su mayor sueldo, por unos nueve años, 7.500 u 8.000 pesetas; ¿de dónde esos millones? Habían hecho testamento mutuo, como los matrimonios, el difunto y un personaje siniestro, carlista, separatista, nocedalino, y clérigo, llamado Rubio y Peralta, capellán del Sacramento, y encargado del Registro en la Vicaría. Pasaba por sobrino del muerto, pero aunque algo se tocaran, sobrino precisamente no lo era; éste es su heredero. Tampoco legó el Torres Asensio un céntimo para los que en vida había perjudicado, que eran muchos, ni para los pobres.» (“Herencias de curas”, El Motín, Madrid, 10 de febrero de 1906, pág. 2.)

«Torres Asensio (Joaquín). Biog. Sacerdote y escritor español contemporáneo, nacido en Teruel. Fue, sucesivamente, consultor teólogo del Concilio Ecuménico Vaticano, chantre de la Catedral metropolitana de Granada, canónigo lectoral y luego chantre de la Catedral de Madrid, provisor y vicario general de dicha diócesis, y en 1896 fiscal de la Rota y prelado doméstico de Su Santidad. Entre las obras que publicó, mencionaremos: El derecho a defenderse que tienen los católicos (Madrid 1873); Gramática latina (1887); La Encíclica de S. S. en preguntas y respuestas (1891); Devoción del Sagrado Corazón de Jesús (1891); Fuentes históricas sobre Colón y América (1892), y Tres cartas al Excmo. Sr. D. Práxedes Mateo Sagasta. Contra el protestantismo (1893). Además, es autor de numerosos prólogos y traducciones, entre estas últimas la del Diccionario apologético de la fe católica.» (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Espasa-Calpe, Madrid 1928, tomo 62, pág. 1436.)

Se fue publicando por cuadernos durante dos años y medio

La Sociedad editorial de San Francisco de Sales fue publicando este diccionario por entregas, en cuadernos de 80 páginas (formados por cinco pliegos de 16 páginas, compuestas a doble columna, numeradas, es decir, 160 columnas por cuaderno). El primer cuaderno fue repartido en abril de 1890 y el último por agosto de 1892, pasando entonces a venderse la obra en dos volúmenes, por 30 pesetas.

El conjunto está formado por 113 pliegos, signados del 2 al 113, todos cuaternos, excepto el 50-51 (embuchado al final del tomo 1, con 36 páginas) y el 113 (que se corresponde con el índice y tiene 12 páginas). Es decir, los dos tomos suman 1.808 páginas, numeradas del I al XIII, más las columnas (dos por página) 1 a 4430 (con la peculiaridad de que en una página la columna izquierda dice 3099 y la derecha 4000, error trascendente al resto de la obra: el artículo “Religión primitiva de la China”, columnas 3096-4006, ocupa once, y no 911 columnas).

En los frecuentes anuncios publicados en El Siglo Futuro durante 1890 y 1891 se informa de la suscripción conjunta, por 10 pesetas al año, del Diccionario Apologético de la Fe Católica con Los grandes arcanos del universo. Filosofía de la naturaleza, del jesuita Tilman Pesch, traducido por el hispanófilo alemán Everardo Vogel (1861-1934) –padre por cierto del catalanismo filológico moderno, traductor de mosén Jacinto Verdaguer al germano– y por el veterano Juan Manuel Orti y Lara (1826-1904).

«Otro importante centro de esta corte, prepara con gran entusiasmo, una edición castellana del hermoso y utilísimo Diccionario apologético de la fé católica, escrito por monsieur J. B. Jaugey, con el concurso de eminentes pensadores.» (La Unión Católica, diario religioso, político y literario, Madrid, miércoles 9 de abril de 1890, pág. 1.)

«La otra obra cuya publicación tenemos el gusto de anunciar, es El Diccionario Apologético de la fe católica, en que se contienen las pruebas principales con las respuestas a todas las objeciones sacadas de las ciencias humanas; obra escrita bajo la dirección del insigne controversista el Abate J. B. Jaugey, con la colaboración de otros sabios no menos ilustres, reconocidos especialmente por tales en las materias que cada cual de ellos ha tratado en esta obra enciclopédica. No hay, a la verdad, ciencia ninguna ni rama siquiera científica de cuantas próxima o remotamente tocan de alguna manera a los augustos dogmas de nuestra santa fe, que no se hallen en ella en debida forma: la Escritura Sagrada, la filosofía, la teología, la historia, la etnología, la prehistoria, la geología, la arqueología, la llamada ciencia de las religiones, todas ellas, representadas por insignes maestros, han acudido aquí unidas en admirable concierto a dar testimonio a la divina revelación y a desvanecer los sofismas y cavilaciones de sus enemigos. Muéstrase, pues, en esta Apología en todo su esplendor el glorioso triunfo conseguido por la verdad católica en toda la línea de los errores con que la combaten sus enemigos; y al mismo tiempo muéstranse también las armas victoriosas que han usado los insignes apologistas, y que podrán usar con igual éxito todos los que deseen utilizarlas aprovechándose de esta hermosa victoria. Creemos servir verdaderamente a la santa causa de Dios y de la ciencia, que de él procede, publicando esta riquísima Apología para que circule profusamente y pueda hallarse en manos de todas las personas que aspiren, ora a conocer los últimos resultados y conclusiones de la verdadera ciencia, que conduce a Dios, en todas las esferas que es dado recorrer al humano entendimiento, ora a tener a la mano la solución fácil y categórica de las objeciones con que en todos ellos suele ser combatida la verdad católica bajo el nombre fastuoso y aparente de ciencia.» (El Siglo Futuro, diario católico, Madrid, jueves 10 de abril de 1890, pág. 3.)

El primer cuaderno dedica un pliego al “Prólogo” (i-xiii) y los otros cuatro (signados 2-5) a las columnas 1-32, 33-64, 65-96 y 97-128.

«Bibliografía. La Sociedad editorial de San Francisco de Sales, acaba de repartir a sus abonados el primer cuaderno del Diccionario Apologético de la Fe Católica, que contiene las pruebas principales de la verdad de la Religión, y las respuestas a las objeciones sacadas de las ciencias humanas, compuesto por varios distinguidas sabios, bajo la dirección del insigne controversista el Abate J. B. Jaugey, y traducida al castellano por varios literatos, bajo la dirección del Sr. D. Joaquín Torres Asensio, Canónigo lectoral de Madrid. Muéstrase en esta Apología en todo su esplendor el glorioso triunfo conseguido por la verdad católica en toda la línea de los errores con que la combaten sus enemigos, y al mismo tiempo muéstranse también las armas victoriosas que han usado los insignes controversistas y que podrán usar con igual éxito todos los que desean utilizarlas aprovechándose de esta hermosa victoria. El precio de suscripción a las obras que publica esta Biblioteca, es de 10 pesetas al año, en España, si el pago se hace directamente en la Administración de la misma, calle de la Bolsa, 10, principal, Madrid.» (La Unión Católica, diario religioso, político y literario, Madrid, martes 22 de abril de 1890, pág. 3.)

El segundo cuaderno, formado por los pliegos 6 a 10 (columnas 129-160, 161-192, 193-224, 225-256 y 257-288), se reparte a finales de mayo de 1890. La prensa amiga publica, como aparente reseña propia, lo que es mera circular de propaganda (previo pago, o de favor):

El tercer cuaderno, formado por los pliegos 11 a 15 (columnas 289-320, 321-352, 353-384, 385-416 y 417-448), se reparte en julio de 1890 y ofrece no poco entretenimiento editorial, pues cuando en septiembre de 1890 se distribuye el cuaderno cuarto (pliegos 16 a 20, columnas 449-480, 481-512, 513-544, 545-576 y 577-608), los editores vuelven a entregar de nuevo los pliegos 11, 12 y 13 rehechos, pidiendo a los suscriptores la inutilización de los recibidos en julio, “por haber salido allí el artículo Atlántida fuera de su lugar”.

«Hemos recibido el tercer cuaderno del Diccionario apologético de la fé católica, que publica la Sociedad editorial de San Francisco de Sales, y del que ya hemos hecho justos encomios. Los artículos que dicho cuaderno contiene apuran la letra B, y llegan en la C hasta el titulado Catacumbas cristianas de Roma, dejando expuestas entre otras, con admirable caudal de doctrina, las materias relativas al Bathybius, graciosa invención biológica del materialismo inglés; a la Biblia y el Avesta, comparados con profunda crítica; a la lectura de la Biblia en lengua vulgar, donde quedan pulverizados los errores protestantes sobre tan discutido asunto; a la Edad del Bronce; a la vergonzosa apoteosis de Giordano Bruno; al Budismo, execrable remedo asiático de nuestra divina Religión; al Canon del Antiguo y del Nuevo Testamento, artículos que vindican definitivamente la autenticidad e inspiración de las Sagradas Escrituras; a la famosa entrevista que tuvieron en Canossa Enrique IV y San Gregorio VII; a los Cardenales, y, finalmente, a las Catacumbas, artículo que terminará en el próximo cuaderno, y que da ya muestras de ser una hermosa y metódica recopilación de los descubrimientos hechos en los vastos cementerios de la Roma subterránea.» (La Unión Católica, Madrid, martes 15 de julio de 1890, año IV, nº 934, pág. 2.)

«Acaba de publicarse el cuaderno cuarto del gran Diccionario apologético de la fé católica, que con feliz acuerdo da a luz la Sociedad Editorial de San Francisco de Sales, el cual comprende desde la columna 449 hasta la 608: van además adjuntos los pliegos 11, 12 y 13, rehechos para sustituir a los correspondientes del cuaderno tercero, que deben inutilizarse por haber salido allí el artículo Atlántida fuera de su lugar. Este artículo Atlántida saldrá en el Apéndice de esta oportunísima obra. El cuaderno cuarto completa en diez y ocho columnas el artículo Catacumbas cristianas de Roma, del sabio Allard, que nos da en él muy completa descripción de la Roma subterránea y su biografía. Sigue el artículo Celibato eclesiástico, de siete columnas, firmado por J. Didiot, que fija la doctrina católica y la defiende victoriosamente de los nuevos ataques que dirige contra ella, y nunca cesará de dirigir, el tercer enemigo de nuestra alma. El artículo Certeza, de C. Bourquad, en veinticinco columnas, expone y refuta los sistemas de escepticismo antiguos y modernos. En el titulado Certeza moral, J. M. A. Vacant define y vindica en cuatro columnas este criterio de conocer. Las cinco columnas del artículo Cielo, suscripto por J. D., se destinan a afirmar que el cielo es un lugar real, se ríe de los que lo niegan porque no lo han hallado las exploracioues astronómicas y pone observaciones importantes. En el artículo La ciencia y la Iglesia, de J. B. J., que tiene diecisiete columnas, se determinan con precisión las relaciones y derechos de entrambas. La Circuncisión, artículo de Duplessy, en dos columnas vindica el origen divino de la circuncisión hebrea. El mismo autor, en otras dos columnas que tiene el artículo Ciro, disipa alguna objeción moderna a propósito del célebre monarca. C. de Harlez, en las dieciseis columnas del artículo Civilización brahmanica, nos pone a la vista un extracto de las leyes de Manú y la falsamente ponderada civilización del mísero pueblo indio. Con los títulos Clemente XIV, Clero, Concilios y Confesión, J. Didiot escribe breves pero sustanciosos artículos, después de los cuales siguen treinta y siete columnas del artículo Confesión sacramental en los primeros siglos, que continuará en el siguiente cuaderno.» (El Áncora, diario católico popular de las Baleares, Palma, jueves 4 de setiembre de 1890, año XI, nº 3248, pág. 3; La Unión Católica, diario religioso político y literario, Madrid, sábado 6 de septiembre de 1890, año IV, nº 978, pág. 4; El Alicantino, diario católico, Alicante, domingo 14 de septiembre de 1890, año III, nº 795, pág. 2: en estos tres periódicos se repite una misma errata: “del sabio Attard”, que procede por tanto del original del anuncio o nota de prensa.)

«Diccionario apologético de la fe católica. La acreditada Sociedad editorial de San Francisco de Sales acaba de repartir el cuaderno 4.º de esta importante obra, que con loable acuerdo se ha propuesto dar a conocer y difundir entre nosotros. Por el interés de los artículos, el acierto con que están tratados y el justo renombre de los autores que los suscriben, no desmerece el presente cuaderno de los anteriormente publicados. Entre otros artículos, pueden citarse, como prueba de lo que valen todos ellos, los de Attard sobre las Catacumbas cristianas de Roma; de Didiot, sobre el Celibato eclesiástico; Bourquard, sobre la Certeza, y Harlez acerca de la Civilización brahmánica.» (La Ciudad de Dios, año X, nº 154, vol. XXIII, pág. 147 –segunda quincena de septiembre 1890–, Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial 1890.)

En el original francés el artículo Atlantide va entre Athéisme y Avesta, tres términos que traducidos al español mantienen la misma secuencia alfabética, y, en efecto, en el pliego 10, Ateísmo va seguido de Avesta, pues se saltaron Atlántida: un artículo breve, de dos columnas, que se acabó publicando, no en ningún Apéndice, sino en el cuaderno 12, pliego 60, columnas 1835-1836, entrada “Isla Atlántida”, en texto que nada varía del original francés.

Pero, ¿por qué sustituir tres pliegos, por qué rehacer los pliegos 11, 12 y 13, que son 48 páginas, para eliminar una entrada desordenada, no arreglar el desorden, posponer su publicación y dejar en cambio otra chapuza mayor, las dos páginas iniciales del pliego 14 repetidas en las últimas columnas del rehecho pliego 13? No cabe dudar que las dos columnas trastocadas del artículo Atlántida debían figurar en alguno de esos tres pliegos, pues los suscriptores podían comprobar que, en efecto, allí estaba esa Atlántida “fuera de su lugar”. Pero, si tan insoportable resultaba tal desorden, ¿por qué no se rehizo desde el pliego 10, situando la Atlántida entre Ateísmo y Avesta?

Supongamos que ese artículo desordenado hubiera caído por el pliego 11: con repetir dos pliegos, el 10 y el 11, hubiera bastado. Si la despistada Atlántida hubiera recalado por el pliego 12, hubieran debido rehacer tres pliegos, pero del 10 al 12, y no los 11, 12 y 13. Luego parece que Atlántida debió colarse por el pliego 13, y como ya parecía mucho rehacer cuatro pliegos, decidieron no colocarla en su sitio, el pliego 10, sino quitar de ahí la entrada y posponer su publicación. Pero si esto hubiera sido así, si el error hubiera estado en el pliego 13 y no se quería rehacer desde el pliego 10, que en efecto se quedó como estaba, ¿por qué rehacer entonces los pliegos 11 y 12?

Obviamente la colocación de la entrada Atlántida “fuera de su lugar”, de la que no dudamos, no fue la única ni la verdadera razón que obligó a rehacer tres pliegos. Algo más tuvo que suceder, sirviendo esa entrada descolocada como mera disculpa para desviar la atención de los lectores, y disimular la causa de medida tan excepcional. Seguro que algún lector ocioso encontrará por ahí los pliegos 11, 12 y 13 originarios, pues no todos los suscriptores los inutilizarían, y podrá entonces entenderse el motivo real de tan curiosa sustitución.

[ en proceso ]

«Sociedad editorial de San Francisco de Sales. Obras en publicación. Los grandes arcanos del universo. Filosofía de la naturaleza, por el padre Tilman Pesch, S. J. Versión castellana de D. Eberardo Vogel y D. J. M. Ortí y Lara. Diccionario apologético de la fe católica […]. Precio de suscripción al año a ambas obras, 10 pesetas, haciendo el pago directamente. Se admiten suscripciones en la Sociedad editorial de San Francisco de Sales, Bolsa 10, principal, Madrid, y en las principales librerías. Pídanse cuadernos de muestra, prospectos y catálogos.» (El Siglo Futuro, diario católico, Madrid, jueves 25 de septiembre de 1890, pág. 4.)

«Sociedad editorial de San Francisco de Sales. Obras en publicación. Los grandes arcanos del universo. Filosofía de la naturaleza, por el padre Tilman Pesch, S. J. Versión castellana de D. Eberardo Vogel y D. J. M. Ortí y Lara. Diccionario apologético de la fe católica […]. Precio de suscripción al año a ambas obras, 10 pesetas, haciendo el pago directamente. Se admiten suscripciones en la Sociedad editorial de San Francisco de Sales, Bolsa 10, principal, Madrid, y en las principales librerías. Pídanse cuadernos de muestra, prospectos y catálogos.» (El Siglo Futuro, diario católico, Madrid, sábado 21 de marzo de 1891, pág. 4.)

Casi dos años después de iniciada su publicación, se reparte en marzo de 1892 el cuaderno 16 (aún faltaban cuatrocientas páginas para culminar la obra), que ofrece como novedad la patriótica sustitución del breve pero vergonzoso artículo “Morisques (Expulsion des)”, columnas 2186-2191 de la edición francesa, firmado por Jules Souben (1856-1923). Souben era un desgraciado fraile benedictino francés enfermo de leyenda negra antiespañola, cáncer incubado en el mismísimo monasterio de Santo Domingo de Silos, donde era profesor de teología, que como tal se presentó ante don Marcelino Menéndez Pelayo, cuando el primer Congreso Católico Nacional Español, bien recomendado por su abad, el también francés Ildefonso Guépin (carta de 22 abril 1889, MPEP 9:630). Aunque quizá en el contagio ya hubiese intervenido el mismo don Marcelino, pues Souben cuatro años antes, andaba entonces por Innsbruck y había leído los Heterodoxos, le escribe desde el Tirol solicitando le indicase la revista más útil para estudiar historia de España (MPEP 7:162).

Las cinco insidiosas columnas dedicadas a la expulsión de los moriscos por los franceses en su Dictionnaire Apologétique fueron sustituidas por ochenta y dos columnas en el Diccionario Apologético (en ambos casos de una misma fe católica, por supuesto), firmadas por Joaquín Torres Asensio en persona, quien muy satisfecho por su esfuerzo restaurador “de nuestra historia patria”, hizo que se difundiese una nota de prensa que jalease de paso la obra en su conjunto, texto fielmente reproducido por periódicos y revistas afines. Como no podemos imaginar al autor de la entrada hablando de sí mismo en tercera persona, preferimos suponer piadosamente que el texto de esa nota de prensa se debe a la pluma de su ilustre compañero, San José María Rubio Peralta:

«Puede verse acerca del Rey Católico el §IX del largo artículo que, con el título Expulsión de los Moriscos, escribí hace poco en el Diccionario apologético de la Fe católica, columnas 2388-2470. Tan pronto como las ocupaciones me lo permitan lo habré de ampliar algo y publicarlo en libro aparte.» (Joaquín Torres Asensio, “Prólogo”, fechado en mayo de 1892, a Fuentes históricas sobre Colón y América, Imprenta de la S. E. de San Francisco de Sales, Madrid 1892, tomo primero, pág. XXII, nota.)

«Diccionario Apologético de la Fe Católica. Hemos hojeado los cuadernos XVIII y XIX, que abarcan desde la columna 2655 hasta la 2974, viendo con gusto trabajos profundos y magistrales sobre los puntos de palpitante actualidad. He aquí los títulos de sus artículos: Cronología de los Patriarcas, Pecado original, San Pedro en Roma (70 columnas), Autenticidad del Pentateuco, Peregrinación, Pesimismo, Phaleg, Phul, Piedra (Edad de la), Plagas de Egipto, Poder civil, Poder temporal del Papa, Poligenismo y Cristianismo, Pólvora (Conspiración de la), Posesión diabólica, Positivismo, Predestinación, Prensa, Préstamo a interés (El) y la Iglesia, Profecía (Don de) en la Iglesia primitiva, Profecías mesiánicas. Progreso. Al pie de estos artículos vemos las firmas de los sabios contemporáneos más renombrados. La Sociedad editorial de San Francisco de Sales, Bolsa 10, Madrid, hace un buen servicio editando en español obras tan importantes y sólidas como ésta.» (La Ciudad de Dios, año XII, nº 195, vol. XXVIII, pág. 293 –primera quincena de junio 1892–, Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial 1892.)

Como los españoles no necesitan para mantener inmarcesible su fe de apologías que prueben las verdades eternas puestas en duda por “los filósofos de este siglo” que se valen de “filosofías y vanos engaños”, la Sociedad editorial de San Francisco de Sales no logró agotar la edición del Diccionario Apologético de la Fe Católica, que aún se podía comprar casi regalado cuarenta años después de su publicación:

«Regalo a los suscriptores de El Siglo Futuro. Para los que satisfagan la suscripción de 24 o de 18 pesetas anuales […] les facilitaremos con importantísimas y extraordinarias rebajas en el precio las obras que a continuación se especifican: […] Diccionario apologético de la fe Católica, por el Abate A. Jaugey, traducido bajo la dirección del Ilmo. Sr. D. Joaquín Torres Asensio. Dos volúmenes en 4º, 15 pesetas.» (El Siglo Futuro, Madrid, miércoles 17 de marzo de 1915, pág. 4.)

«Hasta el 31 de mayo de 1930 pueden adquirirse casi regaladas las siguientes obras que publicó la Editorial de San Francisco de Sales: Obras de Donoso Cortés […] Obras del Bt. Juan de Avila […] Diccionario Apologético de la fe católica por Jaugey. Dos tomos en folio, en rústica. Cuyo precio de catálogo es pesetas 26, por Ptas. 9. […] Compendio de Historia Eclesiástica […] Librería Católica Hijos de Gregorio del Amo, Paz 6, Madrid.» (El Siglo Futuro, Madrid, viernes 23 de mayo de 1930, pág. 5.)

gbs