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Metafísica · libro cuarto · Γ · 1003a-1012b
VIII Del sistema de los que pretenden que todo es verdadero, que todo es falso. Refutación
Conforme con lo que dejamos sentado, es evidente que estas aserciones de algunos filósofos no están fundadas ni en particular ni en general. Los unos pretenden que nada es verdadero; porque nada obsta, dicen, a que con toda proposición suceda lo que con ésta: la relación de la diagonal con el lado del cuadrado es inconmensurable. Según otros, todo es verdadero; esta aserción no difiere de la de Heráclito, porque el que dice que todo es verdadero o que todo es falso, expresa a la vez estas dos [146] proposiciones en cada una de ellas. Si la una es imposible, la otra lo será igualmente.
Además hay proposiciones contradictorias que evidentemente no pueden ser verdaderas al mismo tiempo; tampoco al mismo tiempo pueden ser falsas; y sin embargo, esto parecería más bien lo posible, conforme a lo que hemos dicho.
A los que sostienen semejantes doctrinas, no debe preguntárseles, lo hemos dicho más arriba, si hay o no algo, sino que debe pedírseles, que designen algo. Para discutir es preciso empezar por una definición, y determinar lo que significa lo verdadero y lo falso. Si afirmar tal cosa es lo verdadero, y si negarlo es falso, será imposible que todo sea falso. Porque es necesariamente indispensable que una de las dos proposiciones contradictorias sea verdadera; y luego, si es de toda necesidad afirmar o negar toda cosa, será imposible que las dos proposiciones sean falsas; sólo una de las dos es falsa. Unamos a esto la observación tan debatida de que todas estas aserciones se destruyen mutuamente. El que dice, que todo es verdadero, afirma igualmente la verdad de la aserción contraria a la suya; de suerte que la suya no es verdadera; porque el que sienta la proposición contraria, pretende que no está en lo verdadero. El que dice que todo es falso, afirma igualmente la falsedad de lo que él mismo dice. Si pretenden, el uno que solamente la aserción contraria no es verdadera, y el otro que la suya sola no es falsa, sientan por lo mismo una infinidad de proposiciones verdaderas y de proposiciones falsas. Porque el que pretende que una proposición verdadera es verdadera, dice verdad; pero esto nos conduce a un procedimiento infinito{180}.
También es evidente, que ni los que pretenden que todo está en reposo, ni los que pretenden que todo está en movimiento, están en lo cierto. Porque si todo está en reposo, todo será eternamente verdadero y falso. Ahora bien, en este caso hay cambio; el que dice que todo está en reposo, no ha existido siempre; llegará un momento en que no existirá. Si, por el contrario, todo está en movimiento, nada será verdadero; todo será, por tanto, falso. Pero ya hemos demostrado que esto era imposible. [147] Además, el ser en que se realiza el cambio, persiste; él es el que de tal cosa se convierte en tal otra mediante el cambio.
Sin embargo, tampoco puede decirse que todo está tan pronto en movimiento como en reposo, y que nada está en un reposo eterno. Porque hay un motor eterno de todo lo que está en movimiento, y el primer motor es inmóvil.
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{180} Tal proposición es verdadera. Es verdadero que tal proposición es verdadera. Es verdadero que es verdadero que tal proposición es verdadera, &c.
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