[ Aristóteles· Metafísica· libro sexto· I· II· III ]
Metafísica · libro sexto · Ε · 1025b-1028a
I La ciencia teórica es la que trata del ser. Hay tres ciencias teóricas: la Física, la Ciencia matemática, la Teología
Indagamos los principios y las causas de los seres, pero evidentemente de los seres en tanto que seres. Hay una causa que produce la salud y el bienestar; las matemáticas tienen también principios, elementos, causas; y en general, toda ciencia intelectual o que participa de la inteligencia en cualquier concepto recae sobre causas y principios, más o menos rigurosos, más o menos simples. Pero todas estas ciencias sólo abrazan un objeto determinado; tratan sólo de este género, de este objeto, sin entrar en ninguna consideración sobre el ser propiamente dicho, ni sobre el ser en tanto que ser, ni sobre la esencia de las cosas. Ellas parten del ser, unas del ser revelado por los sentidos, otras de la esencia admitida como hecho fundamental{262}; [190] después, estudiando las problemas esenciales del género de ser de que se ocupan, deducen principios, demostraciones más o menos absolutas, más o menos probables; y es claro, que de semejante inducción no resulta ni una demostración de la sustancia, ni una demostración de la esencia, porque para llegar a este resultado se necesita otro género de demostración. Por la misma razón estas ciencias nada dicen de la existencia o de la no-existencia del género de seres de que tratan; porque el demostrar qué es la esencia y el probar la existencia dependen de la misma operación intelectual.
La Física es la ciencia de un género de seres determinado; se ocupa de la sustancia que posee en sí el principio del movimiento y del reposo. Evidentemente no es una ciencia práctica, ni una ciencia creadora. El principio de toda creación es, en el agente, el espíritu, el arte, o cierta potencia. La voluntad es en el agente el principio de toda práctica; es lo mismo que el objeto de acción y el de la elección. Por tanto, si toda concepción intelectual tiene a la vista la práctica, la creación, o la teoría{263}, [191] la Física será una ciencia teórica, pero la ciencia teórica de los seres que son susceptibles de movimiento, y la ciencia de una sola esencia, de aquella cuya noción es inseparable de un objeto material.
Pero es preciso no ignorar lo que es la forma determinada, la noción esencial de los seres físicos; indagar la verdad sin este conocimiento es hacer vanos esfuerzos. En cuanto a la definición, a la esencia, se distinguen dos casos: tomemos por ejemplo lo chato y lo romo{264}. Estas dos cosas difieren, en cuanto lo chato no se concibe sin la materia: lo chato es la nariz roma; mientras que, por lo contrario, el de nariz arremangada se concibe independientemente de toda materia sensible. Ahora bien, si todos los objetos físicos están en el mismo caso que lo chato, como la nariz, el ojo, la cara, la carne, el hueso, y, en fin, el animal; las hojas, raíces, la corteza, y por último, la planta (porque la noción de cada uno de estos objetos va siempre acompañada de movimiento, y tienen siempre una materia); se ve claramente, cómo es preciso indagar y cómo definir la forma esencial de los objetos físicos, y por qué el físico debe ocuparse de esta alma, que no existe independientemente de la materia{265}.
Es evidente, en vista de lo que precede, que la Física es una ciencia teórica. La ciencia matemática es teórica igualmente; ¿pero los objetos de que se ocupa son realmente inmóviles e independientes? Esto es lo que no sabemos aún{266}, y lo que sabemos, sin embargo, es que hay seres matemáticos que esta ciencia considera en tanto que inmóviles, en tanto que independientes. Si hay algo que sea realmente inmóvil, eterno, independiente, a la ciencia teórica pertenece su conocimiento. Ciertamente este conocimiento no es patrimonio de la Física, porque la Física tiene por objeto seres susceptibles de movimiento; [192] tampoco pertenece a la ciencia matemática; sino que es de la competencia de una ciencia superior a ambas. La Física estudia seres inseparables de la materia, y que pueden ser puestos en movimiento. Algunos de aquellos de que trata la ciencia matemática son inmóviles, es cierto, pero inseparables quizá de la materia, mientras que la ciencia primera tiene por objeto lo independiente y lo inmóvil. Todas las causas son necesariamente eternas, y las causas inmóviles e independientes lo son por excelencia, porque son las causas de los fenómenos celestes{267}.
Por lo tanto, hay tres ciencias teóricas: Ciencia matemática, la Física y la Teología. En efecto, si Dios existe en alguna parte, es en la naturaleza inmóvil e independiente en donde es preciso reconocerle. De otro lado la ciencia por excelencia debe tener por objeto el ser por excelencia. Las ciencias teóricas están a la cabeza de las demás ciencias, y ésta de que hablamos está a la cabeza de las ciencias teóricas{268}.
Puede preguntarse si la filosofía primera es una ciencia universal, o bien si se trata de un género único y de una sola naturaleza. Con esta ciencia no sucede lo que con las ciencias matemáticas; la Geometría y la Astronomía tienen por objeto una naturaleza particular, mientras que la filosofía primera abraza, sin excepción, el estudio de todas las naturalezas. Si entre las sustancias que tienen una materia, no hubiese alguna sustancia de otra naturaleza, la Física sería entonces la ciencia primera. Pero si hay una sustancia inmóvil, esta sustancia es anterior a las demás, y la ciencia primera es la Filosofía. Esta ciencia, por su condición de ciencia primera, es igualmente la ciencia universal, y a ella pertenece estudiar el ser en tanto que ser, la esencia, y las propiedades del ser en tanto que ser.
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{262} 'Υπóθεσιν. El sentido de esta palabra no es el mismo en la tecnología de Aristóteles que el de nuestra palabra hipótesis. La υπóθεσιν es una proposición cuya verdad se afirma y que sirve de base a la ciencia; base no arbitraria como la hipótesis, sino legítima; no imaginaria, sino real. La υπóθεσιν y la definición son las dos fases bajo las cuales se presenta la θεσιν, es decir, el principio de cada ciencia particular.
{263} Πρακτικη, ποιητικη, θεωρητικη. M. Ravaisson ha puesto en claro esta distinción de los tres puntos de vista de la ciencia. He aquí cómo muestra su relación: «Lo que se conoce mejor, es lo que se ha practicado: la ciencia poética, debe ser el primer objeto de nuestro estudio. La ciencia práctica exige una madurez y una reflexión superiores: pero es más fácil aún y más clara que la especulación, donde la oscuridad aumenta en razón de la profundidad. Poética, práctica, especulación, he aquí, pues, el orden cronológico en que se presentan. Mas de otro lado, la ciencia poética tiene su principio en la ciencia práctica; porque el arte se propone un objeto, un fin, y la ciencia práctica es la ciencia de los fines. A su vez, la práctica tiene su principio en la especulación; porque si bien la razón práctica determina el objeto, el pensamiento es el que antes le concibe. De esta suerte, la ciencia especulativa es la primera en el orden científico; la práctica viene después, y la última la poética. El orden lógico y el orden histórico resultan, pues, en sentido contrario.» Tomo I, pág. 251-52. –Con arreglo a estas consideraciones generales, apoyadas en el testimonio del mismo Aristóteles, M. Ravaisson fija el número de las ciencias, tanto teóricas, como prácticas o poéticas, fundado siempre en la autoridad de Aristóteles y sus diversas relaciones. He aquí la enumeración que de ellas hace: Las ciencias poéticas son, en el orden lógico, «La Dialéctica, la Retórica, la Poética; las ciencias prácticas: la Política, la Economía, la Moral; las ciencias teóricas: la Teología, la Física, las Matemáticas». –Por lo demás, debemos observar que, en el pasaje griego que nos ocupa, las palabras tienen un sentido muy general, y designan evidentemente el arte en todas sus acepciones, la Estatuaria, la Música, lo mismo que la Dialéctica, la Retórica o la Poética. Por esta razón a la expresión demasiado particular de ciencia poética, hemos preferido otra más general: ciencia creadora.
{264} Το σιμóν, το κοιλον.
{265} El alma propiamente dicha, según Aristóteles, es exclusivamente y por excelencia el principio activo de la vida, la esencia, la forma primera de todo cuerpo físico capaz de vida, de todo ser organizado. El alma es distinta del cuerpo; pero considerada en tanto que forma, esencia, actividad, es inseparable del cuerpo, y desde este punto de vista es como el estudio del alma pertenece a la Física. Pero el estudio del pensamiento, de la inteligencia activa, del ser divino, increado, imperecedero, este estudio pertenece a otra ciencia que es una parte de la filosofía.
{266} El examen de esta cuestión es objeto de los libros XIII y XIV.
{267} Asclepio, Schol., pág. 735: «supongamos que un principio perece, se resolverá en otro principio y así sucesivamente hasta el infinito. Es de toda necesidad, como dice Aristóteles, que las causas sean eternas, sobre todo las causas primeras, las causas de los fenómenos celestes, es decir, los principios de los principios.» –Véase también el lib. XII, 7, 8.
{268} Véase el lib. I, 2.
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