Filosofía en español 
Filosofía en español

Gualterio Burley

La vida y las costumbres de los viejos filósofos

Edición de Francisco Crosas López


[Capítulo 33, Antístenes]

1 Antistones

Antistones, filósofo, deçiplo de Sócrates τ maestro de Diógenes. Floresçió en Atenas. 2 Aquéste, segunt dize Gerónimo en el libro seteno Contra Joviniano[z3]. commo enseñase gloriosamente retórica τ oyese a Sócrates, dixo a sus deçiplos: 3 «Idvos a buscar maestro para vosotros, que yo ya lo é fallado para mí. 4 Luego, vendidas todas las cosas que avía, τ públicamente destribuidas, non dexo para sí otra cosa salvo una pequeña cobijadura. 5 Díxole uno: «Aquél dixo mal de ti». Él respondió: «No dixo por mí, mas por aquél que conosçe aver en sí aquello que él dize». 6 Otro le dixo: «Los omnes fablan mal de ti». Al qual él respondió: «Lo tal dezir es de persona baxa, τ lo tal padesçer a persona superior conviene commo yo»[a4]. 7 τ de aquéste fue esta sentençia: de poca sabiduría es dezir mucho τ no saber lo que es asaz. 8 Aquéste, segunt dize Agustino en el libro nono[b4] de La çibdad de Dios, puso el sumo bien ser vertud.

[Capítulo 34, Alcibíades]

1 Alchibiades

Alchibiades, filósofo atenés, deçiplo de Sócrates. 2 Aquéste, segunt cuenta Valerio, commo se recontase por bienaventurado porque se fallava que era rico, τ fermoso, τ eloqüente, 3 Sócrates, commo disputase con él τ le demostrase quán mesquina cosa fuese, tanto esagitó el su ánimo con sus razones, que lo costriñó a llorar. 4 Aquéste, segunt dize Agustino[c4], commo aprendiese las liberales artes de su tío Pericles, el qual le mandó tañer çiertas tronpas, lo qual estonçes era avido por cosa muy onesta; 5 τ después que las tronpas le fueron traídas, commo las tomase para tañer τ inflase los carrillos, 6 avergonçado de la diformidad τ desonestidad de la su cara, quebrantó las tronpas τ lançólas de sí. 7 Lo qual commo fuese sabido por consentimiento de todos los ateneses, fue devedado que todo linaje de tronpas se dexase. 8 Aquéste, segunt escrivió Gerónimo Contra Joviniano, partióse de los ateneses por inbidia que dél avían, e fuese a los de Laçedemonia, que eran enemigos de los ateneses, 9 entre los quales la su virtud así mesmo ganó más de inbidia que de graçia. 10 Lo qual después que Alchibiades uvo conosçido, τ por quanto avía avido ayuntamiento de adulterio con la muger del rey Aguto, 11 partióse dende, τ fuese a Asaforves[d4], la del rey Darío, a la qual se demostró muy aína vertuoso τ servidor; 12 ca era muy venerable de hedad, τ de forma, τ no menos de eloqüençia, 13 insigne τ noble entre todos los ateneses, τ muy bueno para cobrar amistades τ retenerlas. 14 Pero aquél a cuyo poder avía fuido, por presçio que resçibió de Alixandre, prínçipe de Laçedemonia, mandólo matar. 15 τ después que lo ovieron afogado, tomaron la su cabeça τ enbiáronla a Alixandre en testimonio que avían conplido en él la muerte. 16 τ la otra parte del cuerpo suyo que quedava, yazía desenterrado τ sin sepultura. 17 τ sola su concubina fue osada de dar sepultura al su cuerpo, contra el mandamiento del muy cruel enemigo, ofreçida τ aparejada de morir por el muerto que bivo avía amado. 18 En tal manera que, segunt dize Valerio, que dos Fortunas[e4] fueron partidas en Alchibiades: la una le dio nobleza muy grande, τ abundançia de riquezas, τ forma muy prestante, τ favor de sus çibdadanos, τ fuerças prinçipales, τ ingenio muy resplandeçiente; 19 τ la otra parte de Fortuna le asinó dapnaçión, τ destierro, τ mengua, τ aborreçimiento de la patria τ muerte violenta, 20 por que ni la una ni la otra non le diese universalmente todas cosas, mas variables τ semejables a las ondas del mar que se mueven con tenpestad. 21 Aqueste Alchibiades es aquél del qual recuenta Boeçio en el libro De consolaçión, que oviese dicho Aristótiles 22 que si alguno pudiese ser que toviese los ojos de Linçeo, para que pudiese ver las interiores partes del cuerpo umano, 23 que aun aquel cuerpo de Alchibiades, que en la sobrehaz era muy fermoso, paresçería dentro muy triste τ diforme.

[Capítulo 35, Esquines]

1 Eschines

Eschines, filósofo atenés. 2 Desde la su moçedad fue estudioso τ amador de trabajos, τ fue deçiplo de Sócrates. 3 τ como çiertos deçiplos de Sócrates algunas cosas le diesen, Eschines, que era pobre, a sí mesmo le ofreçió, diziéndole que la mejor cosa que tenía le ofreçía; 4 τ rogándole que aqueste pequeño don de pobredad quisiese con la su diligençia fazer mayor τ tornárselo a sí mesmo más ornado que jelo dava. 5 Al qual respondió Sócrates que él lo resçibía en muy gran don, τ que de buena mente daría tal obra açerca dél, por donde lo fiziese mejor. 6 τ así que fue perfecto fondón[f4] de la deçiplina de Sócrates. 7 τ en tanto grado fue poderoso en la eloqüençia que rijó a Atenas por su alvedrío, 8 τ ovo con Sócrates litigio de eloqüençia. 9 Aquéste así mesmo fue vençido en juizio en el arte oratoria por Demóstenes ante los ateneses, por la qual injuria fuese en Rodas, 10 donde por ruego de la çibdad rezó las muy claras oraçiones; es a saber, la suya contra Tesifonte τ la de Demóstenes que fazía por Tesifonte. 11 τ maravillados todos de la eloqüençia del uno τ del otro, aunque más de la de Demóstenes, 12 Eschines les dixo: «Pues mucho más vos maravillaríades si oviésedes oído a Demóstenes quando la proponía». 13 Así que no pudo aqueste Eschines ni por zelo de inbidia ni de malquerençia ser detenido a que no alabase pública τ exçelentemente la bondad del su enemigo.

[Capítulo 36, Eurípides]

1 Eurípides

Eurípides, filósofo, floresçió en Creta en el tiempo de Sócrates. 2 Del qual se dize averse abstenido no solamente de comer carnes, mas aun ningunos manjares cozidos ni asados.

[Capítulo 37, Demóstenes]

1 Demóstenes

Demóstenes, orador, floresçió en Atenas. 2 Aquéste, segunt dize Valerio en el libro octavo[g4], commo fuese mucho estudioso τ no pudiese proferer la primera letra por la asperura de la su boz, 3 tanto esquivó con gran estudio este viçio de la su boca, que ninguno nunca referió después aquella letra más espresamente quél. 4 τ produxo la su muy graçiosa boz con continua exerçitaçión fasta que la fazía sonar muy grata en las orejas de los viejos. 5 Así mesmo se ponía a conponer declamaçiones en las riberas vadosas de la mar al sonido de las ondas, reluchantes[h4] por fragores τ quebramientos. 6 Aquéste, segunt dize Apuleyo, fue fecho muy sumo orador. 7 τ commo quiera que de Platón oviese la facundia, τ [de] Liubules dialéctico aprendiese las argumentaçiones; 8 pero la postrimera congruençia de pronuçiar así en el espejo la requería, ca sienpre las causas que avía de proponer ante el espejo las pronuçiava así commo ante maestro. 9 Commo Demóstenes apalpase, jugando, el estómago de Laida, la qual era una mala muger, muy fermosa τ de muy noble sangre, 10 τ le dixese: «Esto, ¿quánto se da?»; ella le respondió: «Mil dineros»; 11 Demóstenes dixo: «Yo no merco arrepentimiento por tanto presçio». 12 τ así mesmo dio patroçinio Demóstenes en una causa a una su sierva, el qual patroçinio fue muy astucto en esta manera: 13 commo aquella su sierva oviese reçebido çierto dinero en depósito de dos uéspedes suyos, con condiçión que aquel dinero no lo diese salvo a entramos ellos juntos; 14 τ después de pasado algund tiempo vino el uno dellos τ dixo engañosamente a la sierva quel otro su conpañero era muerto; 15 por ende que le diese a él el depósito de los dineros. 16 Ella gelos dio todos. τ dende a poco tiempo sobrevino el otro conpañero τ demandó los dineros en juizio a aquella sierva. 17 τ la mesquina llorava τ estava en gran cuita de los dineros que avía dado, τ de fallar quien la defendiese en la causa; tanto, que pensava de se enforcar. 18 Estonçes el su patroçíneo Demóstenes vino antel jues para la defender por su advocaçión, τ dixo tales palabras: 19 «Esta muger aparejada está de pagar el depósito τ guardar la fe dél, pero no puede pagarte nada fasta que tú traigas contigo tu conpañero; 20 pues, ¿para qué das bozes?, que ya sabes que tal ley fue puesta entre vosotros: que al uno sin el otro no pudiese ser dado». 21 Commo Felipo, rey de Maçedonia, tuviese sitiada la çibdad de Atenas, segunt dize Esidro en el primer libro de las Etimologías, 22 τ demandase a los ateneses que le diesen diez oradores, τ que levantaría su gente de sobre Atenas; 23 estonçes Demóstenes fingió la fábula siguiente: «En el consejo de los ateneses los lobos uvieron un tiempo amonestado a los pastores que quisiesen venir con ellos en amistad. 24 τ commo desto pluguiese a los pastores, los lobos demandaron que les diesen primeramente en lugar de siguridad todos los perros, en los quales paresçía que estava toda ocasión de sus debates. 25 Consintieron los pastores en ello, τ diéronles los canes, los quales eran velas τ guardas de las sus ovejas. 26 Después los lobos, después que les fue tirada aquella temoridad, vinieron en los ganados τ mataron τ despedaçaron, no solamente los que cumplía para la su fartura, mas fizieron en ellos gran destrago τ demasía. 27 Pues así quiere fazer Filipo en el pueblo de los ateneses, después que aya levado los oradores». 28 Lo qual oyendo los ateneses, falláronse en el consejo de Demóstenes, τ así fue librada la çibdad de aquel peligro. 29 Commo los enbaxadores de Molosia viniesen a Atenas, segunt dize Eleandro[i4] en el libro segundo, τ truxiesen sus abogados para proponer çiertas causas delante el juez de Atenas, 30 Demóstenes començó abogar por la parte contraria τ registir la causa de los oradores. 31 Los quales fueron a Demóstenes el día siguiente τ diéronle por que callase el dinero que traían. 32 τ después otro día, commo la causa de litigio se oviese de proponer contra Filipo, rey de Maçedonia, los del senado de Atenas vinieron a Demóstenes, demandándole que les fuese a dar patroçinio. 33 Él acostóse en el lecho τ fingióse estar enfermo, 34 τ respondió a los que a él vinieron, diziéndoles que él padesçía una enfermedad llamada sinatis[j4], τ que no podía fablar contra ellos. 35 τ uno de los mensajeros del senado que a él vinieran respondióle: «Çiertamente tú no padeçes esa enfermedad que dizes que llaman sinatis, sino otra que llaman “arginatis”; es a saber, cobdiçia o simulaçión». 36 τ aqueste fecho non lo encubrió Demóstenes, antes lo asignó a sí mesmo por gloria. 37 τ commo ya después de fenesçida esta causa Demóstenes preguntase a uno que avía fecho las causas aristodinias que quánta merçet avía resçebido por averlas fecho, 38 él respondió que no le avían dado nin aun un marco. 39 «¡Pues quánto yo –dixo Demóstenes– más resçebí por callar!» Así que la lengua de los abogados o causidicos[k4] mucho es dañosa si, segunt se suele dezir, no la ligares con cuerdas de plata; τ así el silençio muchas vezes se vende açerca de los adbogados. 40 Así mesmo de aqueste Demóstenes se lee en el Policrato que antes que la virtud suya τ gloria de la su eloqüençia fuese manifiesta al pueblo, 41 que se ornava τ afeitava mucho la su cara τ vestiduras, sabiendo que la púrpura τ las ricas vestiduras fazen bien vender al abogado. 42 τ después que ovo conseguido notiçia τ fama de la su eloqüençia, solamente con la toga fue contento, 43 diziendo que más queria él resplandeçer él de sí mesmo por vertudes que por grand culto e nitor[l4] de vestiduras. 44 De aqueste Demóstenes Echines filósofo alabó la su eloqüençia, diziendo que quien en él considerase el muy agro vigor de los sus ojos, y el su terrible vulto, y el peso conpetente de cada una de sus palabras, τ las sus notas de viejo, τ los muy eficaçes movimientos del su cuerpo, 45 que çiertamente podría conosçer a Demóstenes; τ commo quier que ninguna cosa puede ser añadida a la su obra, 46 enpero gran parte de Demóstenes fallesçe a Demóstenes de quanto se lee a quien lo oyera. 47 Commo Alixandre tuviese sitiada a Atenas, los ateneses tomaron a dos filósofos por abogados para que les aconsejasen lo que farían, 48 de los quales el uno fue Demas, y el otro Eschines. 49 Eschines les amonestava que se diesen a Alixandre, τ Demas les persuadía lo contrario. 50 Demandaron consejo a Demóstenes. Él respondió que el consejo de Eschines valía más. 51 Estonçes fue enbiada la corona a Alixandre por el mesmo Demóstenes. 52 τ commo uno dixese a Demóstenes de un pobre que era amigo de un rico, díxole Demóstenes: 53 «¿Cómmo puede, seyendo aquél rico, ser pobre su amigo? Ca no es amigo el que no es partiçionero en la fortuna». 54 τ como un mançebo fermoso dixese a Demóstenes: «Si los onbres así me aborreçiesen commo a ti, yo me aforcaría»; 55 Demóstenes le respondió: «Así faría yo a mí si los onbres me amasen por la manera que aman a ti». 56 Demandó uno a Demóstenes que cómmo podría muy bien dezir; 57 él le respondió: «Si no dixeres ninguna cosa sino lo que bien supieres».

[Capítulo 38, Sófocles]

1 Sófocles

Sófocles, poeta atenés. 2 Segunt dize Tulio en el libro De Senetute, fizo tragedias fasta la postrimera edad de su vejez. 3 τ commo por la su gran senetud τ por nigligençia que daba a la cosa familiar fuese redargüido de sus fijos, 4 fizo una tragedia así elegante, que quando fue rezada en juizio a todos vino en alegría τ admiraçión. 5 τ commo uno le preguntase, seyendo ya en la edad de la vejez; τ, segunt dize Valerio en el libro cuarto[m4], le dixese si aún estonçes si usava de los auctos venéreos o luxuriosos, 6 él, indignado, le respondió: «Di mejores cosas. Si no, fazer me as fuir de aquí». 7 Aqueste, segunt dize Valerio en el libro nono, en los últimos días de su vida, ya constituido çerca del año çentésimo, conpuso una trajedia τ enbióla al esamen de onbres sabios. 8 τ commo estudiese esperando τ suspenso de la sentençia que se daría en el esamen sobre la su tragedia, 9 entendió que la su tragedia era jusgada por elegante, τ se devía aprovar; lo qual commo fuese çierto, tan gran gozo ovo, que espiró. 10 τ en aqueste tiempo, segunt dize Solino, Alixandre tenía sitiada a Atenas. τ commo los ateneses quisiesen sacar a enterrar el cuerpo de Sófocles τ darlo onorablemente a la sepoltura, 11 rogaron a Alixandre que quisiese dar tregua a la batalla para que lo pudiesen enterrar; el qual por estonçes quería entrar la çibdad por armas. 12 τ Alixandre, oyendo la sabiduría de tanto varón, quiso consentir a la digna petiçión de Atenas, por que él no fuese causa de estorvar las venerables esequias de tan notable varón. 13 Floresçió Sófocles en los tiempos de Ciro, rey de Persia.

[Capítulo 39, Pericles]

1 Pericles

Pericles, filósofo atenés, deçiplo de Anaxágoras, fue estrenuo τ onorable varón. 2 τ juntamente con Sófocles, poeta ilustre, fue elegido por caudillo de los ateneses contra los laçedemonios τ tebanos. 3 τ, segunt dize Justino, commo viniesen los de Laçedemonia τ talasen τ destruyesen las eredades τ canpos de los ateneses, 4 solamente dexaron las eredades de Pericles, que non gelas talaron ni fizieron en ellas daño; 5 a fin que a Pericles se pudiese seguir peligro entre sus çibdadanos, o infamia de sospecha de traiçión o tracto que con él truxiesen. 6 Lo qual acatando Pericles, antes que lo fiziesen, lo dixo al pueblo que lo avían de fazer; τ por evitar el peligro de la enbidia las sus eredades τ canpos que así le avían dexado diolos a la república. 7 Aquéste, segunt dize Valerio en el libro octavo[n4], en tanto grado fue guarnido τ enseñado de sumo estudio del su preçeptor Anaxágoras, que rigió Atenas τ la truxo a su alvedrío. 8 τ commo quiera que fablase algunas cosas contra la voluntad del pueblo, pero tan bien lo dezía τ con tanta dulçedunbre, que a todos los pueblos era jocunda τ alegre la su boz. 9 Tanto tenía en la su boca presta la cortesía, más dulçe que miel, así que dexava en los ánimos de todos los que lo oían más dulçor que pungimiento; 10 tanto que no ovo otra diferençia entrél τ Pisístrato tirano, salvo que aquél con armas y aquéste desarmado usaron la tiranía. 11 τ commo aqueste Pericles τ Sófocles, segunt dize Tulio en el libro De ofiçios, se asentasen entramos a fablar de algunas consultaçiones convinientes a la cosa pública, 12 pasó acaso por ante ellos un moço fermoso. τ dixo Sófocles: «¡O, Pericles, qué fermoso moço!» 13 Respondió Pericles: «Al juez conviene aver castas e continentes no solamente las manos τ la lengua, mas aun los ojos». 14 Floresçió Pericles en los tiempos del rey Çiro de Persia.

[Capítulo 40, Temístocles]

1 Temístocles

Temístocles filósofo fue prínçipe muy noble en Atenas. 2 Aquéste, en la batalla que ovieron los ateneses con Xerçes, rey de Persia, vençió τ libró a Atenas. 3 τ después tanto cresçió la enbidia entre los çibdadanos contra él, que lo echaron de la çibdad. τ fuele forçado de fuir τ pasar al rey que antes avía vençido, el qual lo resçibió muy onorablemente. 4 τ antes que se presentase ante la presençia de Xerçes aprendió la lengua persiana. 5 Era Temístocles muy dóçil τ de capaz memoria; tanto que quando en Atenas no tenía cuidado de las grandes cosas, él conprehendía τ sabía de coraçón todos los nonbres de los sus çibdadanos. 6 τ commo aquéste estudiese en un conbite en el palaçio del rey de Persia, donde muchos jugasen τ cantasen, algunos le conbidavan a cantar. 7 Él dixo que no sabía. τ commo por aquello le toviesen por menos enseñado, preguntáronle que pues qué sabía. 8 Él dixo que sabía de la cosa pública pequeña fazer grande, segund dize Agustino en una epístola. 9 Aquéste, commo tudiese[o4] una fija sola τ fuese ya en edad de casar, preguntóle que con quál de aquéstos sería más contenta de casar: 10 con pobre τ ornado de prudençia, o con rico pobre de saber. 11 Ella respondió: «Más quiero varón menguado de dinero, que dinero menguado de varón». 12 Este Temístocles constituyó Xerçes por prínçipe de su ueste contra los ateneses, τ mandóle que les fiziese guerra. 13 E veyendo Temístocles que faría gran destruçión en los ateneses, τ que estava claro el su estrago τ peligro, bevió sangre de toro. τ así se dio a sí mesmo la muerte, 14 por que no batallando contra los ateneses virilmente no se mostrase desleal, τ mal fiel contra el rey de quien tanto mérito avía resçebido, 15 τ por que batallando contra los de Atenas no fuese fecho de su propia patria destruidor.

[Capítulo 41, Arístides]

1 Arístides

Arístides filósofo, el qual floresçió en Atenas en tiempo de Xerçes, rey de Persia, varón fue muy discreto τ prudente. 2 Del qual cuenta Tulio en el terçero libro De ofiçios que Temístocles, después de la victoria que fue avida de los de Persia, dixo en el consejo de los ateneses 3 quél sabía un consejo muy saludable para la república, pero que no era menester que se supiese allí; 4 mas demandó al pueblo que le diese una persona con quien lo comunicase. 5 Fuele dado a Arístides, al qual dixo quél sabía que la flota de los de Laçedemonia estava sacada en tierra, τ que le podían secretamente poner fuego. 6 τ que si lo fazían todas las fuerças τ potençias de los de Laçedemonia serían quebradas de nesçesario. 7 Lo qual commo Arístides oyese, vino al consejo de los ateneses que lo estavan esperando, τ díxoles que muy provechoso era el consejo que Temístocles traía, pero que no era onesto; 8 por lo qual, pues si onesto no era, por inútile lo reputaron.

[Capítulo 42, Eudoxo]

1 Eudoxo

Eudoxo, astrólogo, floresçió en tiempo de Darío. 2 Aquéste acabó su vejez ençima de la cumbre de un monte, por conprehender los movimientos del çielo τ los cursos de las estrellas.

[Capítulo 43, Demócrito]

1 Demócrito

Demócrito, filósofo abderites. 2 Segunt dize Agelio en el libro de Las noches de Atenas, fue rico en tanto grado que su padre pudo de ligero dar de comer a toda la hueste del rey Xerçes. 3 Pero Demócrito, su fijo, por que pudiese con mas vazío τ despachado ánimo vacar en los estudios, todo el patrimonio que le quedó de su padre dexó a los sus çibdadanos, reteniendo dello muy poca suma. 4 τ él fuese Atenas τ sacóse los ojos por aver más sotiles τ agudas cogitaçiones; 5 commo quiera que dize Laerçio que se sacó los ojos por non ver el bien que avían los malos çibdadanos. 6 τ Tertuliano dize que por eso se çegó a sí mesmo, por que non podía mirar las mugeres sin cobdiçiarlas. 7 Dize Esidro en el octavo libro[p4] de las Etimologías que el arte mágica, después de Soroastes, Demócrito la abraçó, en aquel tiempo que la Melezina de Ypocrás floresçía. 8 Aquéste, dize Séneca en el libro De benefiçios, que commo Alixandre enbiase a Demócrito muchos marcos de oro, que Demócrito, reyéndose[q4], los alançó τ menospreçió todos, 9 diziendo que se maravillava de la su locura si pensava que con ellos avía de mudar él su propósito. 10 τ dixo: «Si él tentarme quiso, con todo su inperio me avía de provar». 11 De la constançia suya dize Tulio en el libro segundo[r4] de las Tusculanas qüestiones que, commo este Demócrito cayese en las manos de sus enemigos, 12 que ni rogó por ningund linage de tormento nin recusó ninguno que le diesen. 13 τ aquéste a la vida blanda τ muelle mar muerto llamó. 14 Conportava Demócrito con muy gran constançia los inproperios τ denuestos de las palabras; τ dezía que gran locura era aver vergüença de ser infamado de los infames. 15 Dezía muchas vezes Demócrito, segunt dize Séneca en la epístola viçésima[s4], que el pueblo era a él en lugar de uno, τ uno en lugar del pueblo. 16 De aquéste se dize que ovo dado en dotrina a Ypocrás médico que así commo el efecto[t4] sea del cuerpo, así el pulso de los movimientos del coraçón es inçitado, segunt lo dize Boeçio en el Libro del arte de la Música. 17 Preguntaron a Demócrito qué diferençia avía entre los omnes τ y las bestias; él respondió diziendo: «Sabiamente sentir». 18 En un convite, a un rústico que estava callando dixo estas palabras: «Esto sólo oviste de los omnes enseñados». 19 Aquéste dixo: «Más conviniente cosa es que guardes tenplança en lo tuyo que non que fagas superfluidad en lo ageno; 20 la tenprança τ poquedad remedio es de la nesçesidad τ melezina de los dapños».

[Capítulo 44, Hipócrates]

1 Ypocrás

Ypocrás, médico insine, floresçió en Atenas en tiempo del rey Artaxerçes. 2 Aquéste, segunt dize Agelio, mucho reprehendió los deleites. 3 τ segunt dize Gerónimo en la epístola viçésima quarta[u4], quando resçebía algunos deçiplos, ante que los enseñase tomava dellos juramento que guardasen en su consistorio silençio, τ mansedumbre, τ onesto movimiento, τ ábito, τ costumbre. 4 τ después que este juramento fazían él les enseñava con gran diligençia. 5 Fue Ypocrás pequeño de cuerpo, fermoso de forma, grande de cabeça; 6 tardado en sus movimientos, de mucha cogitaçión τ de tardinera locuçión. τ quando estava quedo tenía los ojos en tierra. 7 Fue de poco comer, τ bivió noventa τ çinco años. 8 Gerónimo recuenta en las Qüestiones del Génesi que una muger estava para ser punida de adulterio porque avía parido un fijo muy fermoso, que mucho era diforme τ disímile al padre τ a la madre. 9 τ commo Ypocrás aquesto oyese, amonestó que inquiriesen τ buscasen si por ventura estava semejante pintura en el lecho de aquella muger. 10 τ fue buscado τ fallado así, τ la muger delibrada de aquella acusaçión. 11 Esidro, en el quarto libro de las Etimologías, así escrive: τ dízese que Apolo fue autor τ inventor del arte de la Melezina açerca de los griegos; 12 la qual el su fijo Esculapio anplificó por alabança τ obra. 13 Pero después que Esculapio murió de un golpe de rayo, juntamente la cura τ arte de la Melezina fallesçió con el su autor. 14 τ estuvo escondida bien por quinientos años, fasta los tiempos de Artaxerçes, rey de Persia. 15 τ estonçes la renovó τ sacó a luz Ypocrás, engendrado del padre Asclepio, 16 escudriñando por sutiles razones las causas de las enfermedades. 17 Así que tres varones fallaron la Melezina. la primera, metódica, fue inventada de Apolo, ca falló algunos remedios τ fizo en ella algunos cantos. 18 La segunda fue venida en muy grandes isperimentos por Esculapio, la qual non solamente estovo firme por señales de juizios, mas por solos esperimentos[v4]. 19 La terçera lógica de la Meleçina, es a saber, la raçional, fue fallada por Ypocrás. 20 Éste, consideradas las calidades de las edades, τ enfermedades, τ regiones, τ escudriñando las causas razonables dellas, venía en las curas τ remedios saludables. 21 Los emepéricos[w4] solamente escodriñan las esperiençias; los lógicos ayuntan razón a la esperençia; los metódicos nin guardan razón de los elementos, nin tiempos, ni edades, ni causas, 22 mas solamente las sustançias de las enfermedades. 23 En un tiempo en tal manera fue el aire infiçionado de pestilençia en Atenas, que muchos fallesçían de la corrupçión del aire. 24 Estonçes Ypocrás fizo traer muchos robres τ ponerlos al derredor de la çibdad; τ fizo ençender dellos grandes fogueras. 25 τ así fue apurado el aire de la infiçión que tenía, τ çesó la pestilençia, τ fue proveído a la salud de los omnes. 26 Estonçes los ateneses determinaron de adorar a Ypocrás así commo a dios, lo qual él sintiendo menospresçió τ fuyó. 27 Pero los ateneses fizieron a Ypocrás estatua de oro τ levantáronla así commo a uno de los dioses[x4]. 28 Preguntó uno a Ypocrás unas preguntas torpes τ desonestas, τ Ypocrás calló. 29 El otro le dixo por qué no respondía a lo preguntado. Él le dixo que la respuesta de tales cosas era el callar.

30 Estas sentençias que se siguen son las que dél se fallan: 31 Más es de descojer seguridad con pobreza, que temor con riqueza. 32 Aquél se escusará de ser menesteroso el que se contenta con lo que le abasta. 33 El que quisiere ser libre no cobdiçie aquello que no puede aver. 34 El que no puede aver lo que cobdiçia cobdiçie lo que puede aver. 35 El que quisiere en esta vida bevir paçíficamente sea semejable al que es conbidado a algund conbite: que dé graçias de todo lo que le ponen delante, τ de lo que de allí menguare no murmure. 36 Escrivió Ypocrás muchos libros elegantemente, de los quales los títulos son éstos que se siguen: 37 libro De la ley; libro De las entroducçiones; libro De las enseñanças, el qual está departido en dies trabtados; otro libro De la umana natura; otro libro De natura fectus; otro libro De Anotomía τ de los ayudamientos; 38 otro libro De las regiones; otro libro De epedimia; otro libro De farinatis; otro libro De discretis; otro libro De las pronósticas; 39 otro libro De las señales de la vida τ de la muerte τ de diversas enfermedades; otro libro De las señales de diversas valitúdines; otro libro De las señales de las enfermedades tomadas de las señales de las estrellas; 40 otro libro De las señales secretas del día, que son invençión de muerte; otro libro De los secretos de la muerte sopitaña; 41 otro libro De la operaçión de la Melezina; otro libro De la conservaçión de la sanidad; τ una epístola al rey Arceclino, τ otro libro Del avenimiento de los umores.

[Capítulo 45, Eurípides]

1 Eurípides

Eurípides, poeta. 2 Segunt dize Boeçio, careçiendo de libros, dezía que era bien aventurado de infortunios[y4]. 3 Aquéste, commo conpusiese versos con Alçéstides, poeta, juntamente, en tres días conpuso Alçéstides çien versos τ Eurépides no pudo conponer más de tres. 4 τ commo Alçéstides se congloriase deste fecho contra él, por quanto él avía en estos tres días conpuesto muy ligeramente çien versos, 5 τ Eurépides con gran trabajo no avía conpuesto sino tres, 6 Eurépides le dixo: «Verdad fablas, mas entre los çiento tuyos τ los tres míos ay esta diferençia, 7 que los tuyos en tres días solamente los feziste, τ para los tres míos los tres días no abastan». 8 Aqueste Eurépides en tanto grado fue amado de Archelao, rey de Persia, que lo fizo el prinçipal de los sus consejeros.

[Capítulo 46, Heráclito]

1 Eráclito

Eráclito, filósofo, por nombre llamado Escontes, fue asiano. 2 τ conpuso libros así escuros que apenas los filósofos los pudieron entender. 3 Del qual fue aquesta sentençia: «Un día es paz de todos». 4 Iten: «En ese mesmo río dos vezes deçenderemos, τ non deçendemos». 5 Aquéste dixo que los dioses todos del fuego constavan. Dixo así mesmo que el ánima era çentella de la esençia de las estrellas. 6 Aquéste por las sus muy escuras sentençias fue llamado de los filósofos “Heráclito, el tenebroso”.

[Capítulo 47, Empédocles]

1 Enpédocles

Enpédocles, filósofo, floresçió en Atenas en tiempo de Ciro, rey de Persia. 2 Aquéste, segunt dize Boeçio en el prólogo Del arte de la Música, tanto sabía de la música arte τ del canto; 3 que, commo un mançebo lleno de ira viniese a ferir a un su uésped, porque avía acusado a su padre de çierto crimen, 4 ese Enpédocles así cantó dulçemente τ con tal mudulaçión, que fizo tenplar τ inclinar toda la ira que traía el mançebo. 5 De aquéste fue aquesta sentençia, la qual se falla en el prólago del libro De vegetabilibus: 6 «Tres cosas son prinçipales en toda la variedad de las cosas; es a saber: el menospreçiamiento de la mudable afluençia, y el apetito de la futura bienaventurança, τ el alumbramiento de la mente. 7 De las quales non ay ninguna cosa más onesta que la primera, nin más bienaventurada que la segunda, ni más eficaz que la terçera. 8 Así mesmo Enpédocles, segunt dize Bernaldo[z4], fuele preguntado que por qué bivía en las selvas. 9 Él respondió que por contenplar el çielo τ las estrellas. 10 Aquéste descrivió a Dios segunt nuestra ley, diziendo: «Dios es esfera, el çentro de la qual está en todo lugar, τ la su çircunferençia non en alguna parte». 11 Aquéste, creyendo las ánimas ser inmortales, en Atenas en unos fuegos que vio, se metió τ a sí se dio la muerte.

[Capítulo 48, Parménides]

1 Perménides

Perménides, filósofo, floresçió en Atenas en tiempo de Çiro, rey de Persia. 2 Aquéste, fuyendo las conpañías de la gente τ todas las otras moradas, fuese τ subióse en una peña del monte Cáucaso. 3 τ aí se dize que fue el primero que falló la Lógica. 4 La qual peña fue después llamada la Peña de Perménides. 5 Aquéste fue oidor de Çenofonte, filósofo, τ maestro de Senón.


Aparato de variantes

[z3] Knust da «segundo». En arábigos, la confusión entre 2º y 7º es fácil. BNP lat. 6069c da «viiiº». La obra de S. Jerónimo citada sólo tiene dos libros, y la anécdota aparece en el libro II, PL 23, col. 317-318.

[a4] Ya Knust advirtió la inversión de los adjetivos y enmendó siguiendo el texto latino: Usus superioris persone est hoc pati, inferioris hoc facere. El texto dice en los tres testimonios: «Lo tal dezir es de persona superior, τ lo tal padesçer a persona baxa conviene commo yo». Parece error del traductor, que no advierten los copistas.

[b4] Knust lee «octavo» de acuerdo con la fuente (cfr. CD, VIII, cap. 3, PL 41, col. 227). BNP lat. 6069c y BNP lat. 6249 dan «viiº». BNP lat. 10344 da «viiiº». BNP lat. 13475 da «xiiiº».

[c4] Knust ofrece «Agelio», siguiendo el texto latino.

[d4] En el texto latino queda claro que se trata del prefecto de Darío (Assafernem/Tisafernem prefectum Darii regis) ¿Se confunde aquí al prefecto de Darío con una ciudad?

[e4] La buena y la mala; es motivo frecuente en la tratadística y en la narrativa medieval. Petrarca compone un tratado sobre la doble Fortuna, De remediis utriusque Fortunae, que tuvo gran difusión por Europa.

[f4] Aunque se intuye el sentido, no localizo otras ocurrencias del sustantivo con un sentido distinto al de «profundidad», «hondón».

[g4] En VIII, 7, ext. 1.

[h4] Cultismo. Sólo localizo textos recientes con sentido similar: “El ave en tanto de afligir no cesa / con corvo pico a la hidra reluchante, / Y el aire con las alas bate ilesa: / Arrancando con ímpetu triunfante / Del tiburtino campo, así su presa / El tirreno Tarcón lleva delante. / Movidos de su ejemplo y suerte buena / Tornan los Lidios a la ardiente arena”. Miguel Antonio Caro, Traducción de la Eneida de Virgilio, Bogotá, Imprenta de Echeverría Hermanos, 1873-1876, III, p. 281 (apud CORDE).

[i4] Es Helinando, ya citado anteriormente.

[j4] Los testimonios latinos ofrecen distintas lecturas: sinatem, sinates, sinante, squinacem, squinatem, synancem, sinare, squinanciam (Stigall, 97, Knust, 164). Se trata de synanche (del gr. συνάγχη), infección de la garganta (cfr. OLD). Knust enmienda con «esquinancia», muy documentado en castellano antiguo.

[k4] Cultismo: abogado, experto en causas.

[l4] Brillo, esplendor. Enmiendo el texto, que los tres testimonios ofrecen deturpado. El error pide un antígrafo común.

[m4] En IV, 3, ext. 2.

[n4] En VIII, 9, ext. 2 y VIII, 11, ext. 1.

[o4] Forma análoga a «estudiese».

[p4] En VIII, 9, 2.

[q4] H da «fuyendose», pero no concuerda con el texto latino (iiridens).

[r4] En II, 22, 52.

[s4] Knust da «setena»; es la VII a Lucilio. Puede haber confundido el traductor-copista 7a con 20; no es difícil.

[t4] Knust enmienda E y da «afecto».

[u4] Knust da «cinquentena segunda» y en el texto latino LII (182), que es su fuente (cfr. PL 22, col. 539); pero algunos testimonios latinos ofrecen XXIIII (como BNP lat. 6069c, BNP lat. 6249 y BNP lat. 10344) y otros LIIII (cfr. también Stigall 109).

[v4] H omite «por Esculapio… esperimentos», que restituyo a partir de E.

[w4] Empíricos.

[x4] Interesante caso de deificación “evemerista” en vida; no procede de Diógenes Laercio, que no habla de Hipócrates.

[y4] H y E dan una lectura corrupta. El original latino habla de libidinis infortunio. Pero en BNP lat. 6069c (fol. 20v) se lee: «ut ait Boetius, carentem liberis infortuniis dicebat esse felicem»; y en BNM 10570: «vt ait boecius carentem liberis infortunio dicebat esse felicem» (fol. 41 r). Es posible que el original traducido leyera libris o que el traductor haya leído mal el texto.

[z4] Bernardo Silvestre (1085-1178), autor del prosimetro latino De universitate mundi.


La vida y las costumbres de los viejos filósofos
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