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Definición y Clasificación de las Apariencias: Veraces / Falaces / Indeterminadas / Absolutas
Tanto los fenómenos como las apariencias requieren, para constituirse, un “escenario”, o “dispositivo escénico” (apotético, en consecuencia), en el que figuren obligatoriamente sujetos operatorios (S) y objetos (o sujetos corpóreos intercalados entre ellos).
Definimos la apariencia como la función que determinados dispositivos objetivos a (apotéticos respecto del sujeto operatorio) y alotéticos, no necesariamente significativos, respecto de terceros dispositivos, desempeñan respecto de terceras situaciones o dispositivos r (cuando la relación (S,r) no se dé como inmediata, sino como mediada por la relación (S,a)) en orden a obstruir o a facilitar la relación mediata (S,r). El concepto de apariencia [680], así definido, implica un componente práctico (en función de la obstrucción o la facilitación) en relación con el sujeto operatorio, al margen del cual el concepto de apariencia se desvanece; pero tampoco podría atribuirse a un objeto o disposición de objetos, en sí mismos considerados, la condición (a) de apariencia, si no se tuviera en cuenta su relación a terceras situaciones (r), en el sentido dicho.
En la clasificación de las apariencias que ofrecemos (I. Apariencias falaces y II. Apariencias veraces) las apariencias falaces no constituyen una especie inmediata del género verdaderas apariencias: el concepto de apariencia falaz presupone el concepto de apariencia veraz; una vez dado éste, alcanzamos, como un concepto límite, el concepto de apariencia falaz como una de las especies verdaderas apariencias enmarcadas k (análogamente a como solo a partir del concepto de relación no reflexiva podemos construir, mediante la operación producto relativo, para el caso de las relaciones simétricas, el concepto límite relación reflexiva): un síntoma (o síndrome) de calor, rubor o dolor es, en general, una apariencia veraz si efectivamente tiene que ver con un tumor; pero acaso ese calor, rubor o dolor, no tengan que ver con un tumor y, entonces, constituirían una apariencia falaz del tumor (sin perjuicio de que pudiéramos hablar de una verdadera apariencia).
Apariencias indeterminadas y absolutas. Hay que tener en cuenta los casos en los que las apariencias no puedan determinarse como falaces o como veraces. Por ejemplo, el actor teatral que se disfraza de clérigo no da lugar a una apariencia veraz, pero tampoco falaz, pues a nadie pretende engañar: en cuanto verdadero actor no es un “clérigo falso” (una apariencia falaz de clérigo, un impostor), sino un clérigo simulado o representado. Otra cosa es que un sujeto S (hombre o animal) interprete o confunda una simulación [680] dada como si fuese la propia realidad por ella simulada, tratando una entidad alotética (sea simulación mimética, sea apariencia) como si fuese la entidad autotética correspondiente. Estas situaciones de “ambigüedad objetiva”, en las que se confunden (por los sujetos que actúan en ellas) las apariencias, simulaciones miméticas, las apariencias veraces, o las indeterminadas, son situaciones propiciadas, y a veces, buscadas, por las artes representativas (o miméticas) como puedan serlo el teatro, la televisión, el cine, la fotografía o la pintura. La ambigüedad o confusión objetiva alcanza sus grados más elevados en las representaciones teatrales en las cuales los actores representan su propio papel de actores, o su propia vida real en cuanto vida o “fragmento de vida” en una suerte de Commedia dell’arte. Las apariencias absolutas se constituyen como apariencias objetivamente confusas, precisamente en el momento en el cual pierden, ante los sujetos pertinentes, su condición alotética y comienzan a ser interpretadas (incluso por los mismos sujetos actores) como entidades autotéticas [52]. Como ejemplos podemos citar la historia de Ginés, actor y mártir, que, representando a Cristo en la época de las persecuciones por cuenta del césar Galerio, se hizo cristiano; o la situación descrita por Cervantes cuando don Quijote se enfrenta a los títeres del retablo de Maese Pedro. En la pintura encontramos muchos ejemplos de “ambigüedad objetiva”. Las figuras pintadas, que en sí mismas son acaso meras simulaciones miméticas (a’), pueden comenzar a desempeñar el papel de apariencias cuando un sujeto dado, en lugar de interpretarlas como simulaciones alotéticas o apariencias (a) se comporte ante ellas como si fuesen realidades autotéticas (r). Su función de apariencia comenzará a actuar en el momento en que ellas están obstruyendo las relaciones efectivas que mantiene con r. Las uvas pintadas (a’) por Zeuxis confundieron o engañaron a los pájaros (S) que se lanzaron a comerlas, como si fueran uvas reales (r). Pero la cortina pintada (a’) por Parrasio confundió (engañó), a su vez, al propio Zeuxis (S) cuando la tomó por una cortina real (r), que estaba cubriendo al propio cuadro que, al parecer, su rival iba a presentarle; y, por ello, Zeuxis reconoció la superioridad del arte de Parrasio: “Yo he pintado (dijo Zeuxis) unas uvas que han confundido a unos pájaros, pero Parrasio una cortina que me ha confundido a mí”. Las uvas de Zeuxis, o la cortina de Parrasio son apariencias falaces de presencia en su grado límite, en el momento en que ni siquiera fueron interpretadas como apariencias veraces (alotéticas), sino como realidades mismas (autotéticas) [816].
De la definición de apariencia que hemos presentado, derivamos una clasificación las apariencias según los modos de establecerse la relación entre los sujetos (S), las apariencias (a) y las realidades (r). Esta clasificación ha de ir referida, no ya a los términos (a) absolutamente considerados, o incluso en una determinada relación con (r), sino a estas disposiciones consideradas en función de una tipología pertinente de sujetos (S).
Clasificación de las apariencias:
I. Apariencias falaces (al menos, no veraces) [682]
(A) Configurativas:
1. Apariencias (falaces) configurativas de presencia.
2. Apariencias (falaces) configurativas de ausencia (apariencias eleáticas).
(B) Por conexión:
1. Apariencias (falaces) por conexiones de presencia.
2. Apariencias (falaces) por ausencia de conexión (des-conexión).
II. Apariencias veraces (al menos, no falaces) [683]
(A) Apariencias (veraces) sinalógicas
(B) Apariencias (veraces) isológicas
(C) Apariencias (veraces) mixtas
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