José España Lledó 1848-1901
Tomista, profesor y político español, catedrático de Metafísica de la Universidad de Granada, autor de diversos libros de texto y del opúsculo La enseñanza oficial de la Filosofía en España desde el año de 1857, estudio histórico-crítico, publicado en 1900 y desde febrero de 2004 en el Proyecto Filosofía en español: www.filosofia.org/aut/001/1900esp.htm
«En la Ciudad de Granada a ocho de Octubre de mil ochocientos cuarenta y ocho, yo D. Francisco Sánchez Carmona, Examinador Sinodal en este Arzobispado, y en el Obispado de Guadix, Cura propio de esta Iglesia Parroquial de María Santísima de las Angustias bauticé solemnemente a un niño que nació en dos del actual, a las tres menos cuarto de la madrugada, hijo legítimo de D. Miguel España natural de Artier, provincia de Lérida, y de Dª María de los Dolores Lledó que lo es de Cuebas de Vera; sus abuelos paternos D. José natural de Artier y Dª Teresa Mayo y Pont que lo es de Ejera, provincia de Lérida; y maternos D. José, natural de la Ciudad de Valencia y Dª Juana Valdivia que lo es de Almería. Se le puso José, Miguel, Angel: fueron sus padrinos D. Francisco y Dª Josefa Lledó a quienes advertí el parentesco espiritual y obligaciones que por él habían contraído; y testigo D. Mariano Sánchez del Aguila y D. José Sánchez, vecinos de esta dicha Ciudad y para que conste lo firmé. –Francisco Sánchez Carmona.» (Archivo parroquial de Nuestra Señora de las Angustias de Granada. Libro 33 de Bautismos, fol. 249 r.; apud Antonio Gallego Morell, Sesenta escritores granadinos con sus partidas de bautismo, Granada 1970.)
Nació en Granada el 2 de octubre de 1848. Bachiller en Artes por el Instituto de Granada el 22 de octubre de 1863, con la calificación de aprobado, cuyo título se le expidió el 8 de junio de 1865. Bachiller en la Facultad de Filosofía y Letras por la Universidad de Granada el 20 de junio de 1866, con nota de sobresaliente y el premio extraordinario, se le expidió el título el 7 de noviembre de 1866. Bachiller en Derecho civil y canónico el 18 de junio de 1868, con nota de sobresaliente y el premio extraordinario, se le expidió el título el 4 de junio de 1869. Licenciado en Filosofía y Letras el 8 de junio de 1868 con nota de sobresaliente y el premio extraordinario, cuyo título se le expidió el 4 de junio de 1869 con nota de sobresaliente. Licenciado en Derecho civil y canónico el 24 de junio de 1869, con nota de sobresaliente, cuyo título se le expidió el 29 de diciembre del mismo año. Doctor en Filosofía y Letras en 25 de junio de 1869 con la calificación de sobresaliente, no se le expidió el título hasta el 27 de septiembre de 1875. Grado de Doctor en Derecho civil y canónico el 11 de octubre de 1870, con la calificación de aprobado.
Si hemos de hacer caso a lo que escribió en 1900, «cuando nadie conocía en la Península al P. Ceferino González y de Orti y Lara no se hacía caso, acometí, a la edad de diez y nueve años, la empresa de restaurar la doctrina de Santo Tomás en la cátedra donde se sentó Suárez. A Dios gracias, lo he conseguido» (La enseñanza oficial..., pág. 5). Este activismo propagandista del tomismo tuvo ocasión de iniciarlo sólo tres meses después de haberse licenciado en junio de 1868, pues las circunstancias propiciaron que, desde el día en que cumplía los veinte años, el 2 de octubre de 1868, pudiera desempeñar la cátedra de Metafísica de la Universidad de Granada, «en concepto de Auxiliar del Profesor propietario, ausente todo el referido tiempo con autorización de la Superioridad», suplencia en la que se mantuvo durante los cursos de 1868 a 1871 sin interrupción.
Pero aunque desempeñó en plena juventud y durante tres cursos, de 1868 a 1871, la cátedra de Metafísica de Granada, la misma cátedra de la que sería propietario a partir de 1881, no se piense que podía entonces practicarse tan sencillamente el monocultivo de una sola materia: durante los cursos de 1869 a 1871 tuvo que ejercer también el cargo de sustituto de los catedráticos granadinos de Literatura general y española y de Instituciones de Derecho canónico. El 13 de junio de 1871 fue nombrado por el Claustro de la Facultad de Filosofía y Letras de Granada auxiliar de la cátedra de Lengua griega y estudios críticos sobre los autores griegos, con el sueldo de 1.500 pesetas anuales, cargo al que renunció cuando comenzaba el curso 1872-73, el 16 de octubre de 1872, pues pudo volver a ser nombrado sustituto del catedrático de Metafísica, cargo que desempeño hasta el 6 de febrero de 1873, en que se le nombró auxiliar de dicha cátedra vacante, con el sueldo de 1.500 pesetas anuales, y en la que se mantuvo hasta que el 3 de diciembre de 1874 se hizo nuevamente cargo de la cátedra su propietario. Pero no quedó España Lledó sin actividad: el 4 de octubre de 1874 ya había sido nombrado sustituto del catedrático de Historia de España para todo el curso 1874-75.
Tiene interés para su biografía la siguiente solicitud que elevó al Ministerio de Fomento el 2 de julio de 1875, con la que obtuvo lo que solicitaba y logró le reconociesen y entregasen el título de doctor:
«Excmo. Señor. Don José España Lledó, natural y vecino de Granada y Abogado de su Ilustre Colegio, a V. E. con el debido respeto expone: que según aparece del certificado que se acompaña, el recurrente efectuó en tiempo oportuno los ejercicios que el actual reglamento exige para optar a los grados de Doctor en las facultades de Derecho y Filosofía y Letras, sin que le fuera posible investirse por circunstancias personales con cuyo relato no quiere molestar enojosa e inoportunamente la atención de V.E. Suprimidos en esta Universidad los estudios del Doctorado el exponente no puede investirse, pues para hacerlo tendría que acudir a la de Madrid, lo cual le es imposible. Pasando por alto, por no molestar a V.E., los entorpecimientos y perjuicios que se le ocasionarían al dicente al tener que acudir a la Universidad Central para investirse de Doctor en las facultades que deja indicadas, muévele una razón poderosísima a pretender se le autorice por V.E. para recibir en la Universidad de Granada las indicadas investiduras. V.E. sabe mejor que el exponente en que consisten los ejercicios del grado de Doctor, y como quiera que los Claustros de las facultades de Filosofía y Letras y Derecho se han servido aprobar los ejercicios efectuados por el recurrente, que principalmente consisten en un discurso que se une al expediente del grado y debe luego leer en el acto de la investidura, se dará el gravísimo inconveniente de que al acudir a una Universidad extraña, o ha de someter los discursos a nueva aprobación, lo cual sobre ser ilegal, sería altamente depresivo para los Claustros que los discursos aprobaron; o han de tener que oír los Claustros de la Universidad central la lectura de discursos que pueden parecer inconvenientes y hasta indignos de ser leídos en tan solemne momento. Tamaño inconveniente, así como otros de menor monta que pudieran aducirse se evitan autorizando a estos Claustros que son los mismos que han conferido los grados para conferir las investiduras. Por tanto, a V. E. suplico se sirva autorizar a los Claustros de Filosofía y Letras y Derecho de la Universidad de Granada para conferir al dicente la investidura de Doctor en dichas facultades. Gracia que no duda merecer de la justificación de V.E. cuya vida Dios guarde muchos años. Granada, 2 de julio de 1875. J. España Lledó» (Transcripción de la instancia manuscrita extendida sobre las cuatro caras del pliego N 4.432.945, sello 11º, año 1875, con registro de entrada en el Ministerio de Fomento de 8 de Julio de 1875, en el que figura la anotación: «se concedió lo solicitado.»)
El 27 de agosto de 1875 fue nombrado de nuevo profesor auxiliar de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, con la gratificación de 1.500 pesetas anuales. El 27 de septiembre de 1875 se le expidió el título de Doctor, y al día siguiente la Universidad de Granada decidió aprovechar al máximo sus capacidades: fue adscrito como tal profesor auxiliar a las cátedras de Literatura general y española, Literatura clásica griega y latina, Metafísica e Historia de España, para desempeñarlas en casos de vacantes o suplir a los profesores titulares en sus ausencias y enfermedades.
Quizá fueran las mismas «circunstancias personales con cuyo relato no quiere molestar enojosa e inoportunamente la atención» del Ministerio en 1875 las que le obligan en 1877 a solicitar la prórroga de la licencia que le tenía apartado de su puesto de auxiliar de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. Así lo recogen las minutas y anotaciones que pueden leerse en su expediente:
«Ministerio de Fomento. Instrucción pública, Universidades. Madrid 20 febrero 1877. Don José España y Lledó, auxiliar de Filosofía y Letras de Granada con certificado facultativo pide se le prorrogue por otro mes la licencia. El Rector, al cursarla en 6 de Marzo, manifiesta que el 8 de febrero terminó la licencia que se le había concedido en 3 del mismo sin que se haya presentado a servir su destino. Nota. Entendiéndose como abandono de destino la falta que ha incurrido D. José España y Lledó, procede declarar vacante la plaza de Profesor auxiliar y proveerla en la forma que está prevenido. V. E. resolverá. Madrid 12 Marzo 1877. [Mariano] Carderera. Conforme [firma]. 12 de Marzo, con la Dirección [firma].
Madrid 17 marzo de 1877. Don José España y Lledó, en instancia acompañada de certificado de facultativo, solicita su reposición y rehabilitación por el tiempo transcurrido desde que cumplió su última licencia, así como otorgarle prorroga para conseguir su restablecimiento. Granada 19 de Marzo de 1877. El Rector participa que con aquella fecha ha expedido el cese del cargo de Profesor auxiliar a Don José España y Lledó. Nota. Visto el acuerdo de 12 del corriente, y teniendo en cuenta que don José España y Lledó no pretende volver a encargarse inmediatamente de su plaza de Auxiliar sino ser repuesto en ella y seguir en uso de licencia, como asunto de gracia, V. E. resolverá. Madrid, 24 marzo 1877. [Mariano] Carderera. Conforme y que se le reponga [firma]. 7 de Abril, con la Dirección [firma].
Madrid 5 mayo 1877. Don José España Lledó solicita se le prorrogue la toma de posesión de su cargo de Auxiliar por el tiempo que duren los ejercicios de oposición a las cátedras de Geografía e Historia de varios institutos. Nota. V. E. dispondrá si ha de concederse la prórroga por el tiempo y en la forma que se solicita. Madrid 5 mayo 1877. [Mariano] Carderera. Conforme y cree la Dir. puede conceder la prorroga [firma]. 8 de mayo, con la dirección [firma].»
Tras varias oposiciones infructuosas (opositó en 1871-72 a las cátedras de Psicología, Lógica y Filosofía Moral vacantes en los Institutos de Granada, Jaén y Málaga; obtuvo «mención honorífica en las de Historia de España de Granada y Sevilla verificadas en 1873, empate en el primer lugar de la terna en las de Historia Universal de Valladolid y Oviedo ocurridas en 1875, segundo lugar en las de Historia de España de Granada en 1877») tuvo éxito por fin en una oposición a cátedras de Geografía e Historia, y logró salvar la inestable situación a la que había llegado en la Universidad de Granada.
Por real orden de 16 de agosto de 1877 fue nombrado, en virtud de oposición, catedrático de Geografía e Historia del Instituto de Castellón, con sueldo de 3.000 pesetas anuales. «Fue propuesto en el 1º lugar de la 1ª de las ternas formadas para la provisión de dicha cátedra y la de los Institutos de Bilbao, Canarias y Reus.» Tomó posesión el 8 de septiembre de 1877. Pero aunque en Castellón de la Plana publicó su primera obra (Programa cronológico y bibliográfico de Historia Universal, Rovira Hermanos, Castellón 1878, 159 páginas) su voluntad era volver en cuanto pudiera a su ciudad natal (estuvo a punto de conseguirlo en las oposiciones que en 1878 se celebraron a la cátedra de Economía política de Granada, donde quedó empatado en primer lugar, sin ser luego elegido). El 15 de febrero de 1879 fue nombrado académico correspondiente en la provincia de Granada de la Real Academia de la Historia. De esta época se conserva una indiscreta carta –¡cómo imaginar siquiera que pudiera llegar a ser impresa!– que el 2 de abril de 1879, desde Granada, dirigió a don Marcelino Menéndez Pelayo:
«Granada, 2 abril 1879. Muy Sr. mío y estimado amigo: Dispense V. que le moleste y distraiga de sus útiles é importantes ocupaciones, aunque las patrias letras de ello se duelan por breves instantes en gracia de que el asunto que á ello me obliga, aunque de índole personal, afecta también sagrados intereses que todos los que de católicos nos preciamos estamos en el caso de defender. Años ha que mis estudios predilectos han sido las Letras patrias y mis sueños dorados explicar la importante asignatura de Principios generales de Literatura y Literatura Española, así es que con júbilo vi anunciada á oposición la Cátedra de Literatura Española de Zaragoza; pero es el caso que según noticias auténticas Sánchez Moguel se agita con el propósito de ocuparla y mucho temo que prepare para su uso personal un tribunal de compadres que haga imposible la lucha honrosa é igual que ambiciono. Nadie mejor que V. sabe la clase de sujeto que es Sánchez Moguel y que sus armas predilectas son las vedadas é ilícitas de la intriga, la mentira y la calumnia sin que nada le arredre con tal de conseguir el logro de su ambición. Espero contra restarlas sobre todo si en esta empresa me ayudan los que como V. ocupan tan alto y envidiable puesto en el profesorado católico al que me honro de pertenecer. Un tribunal justificado y compuesto de verdaderas eminencias inaccesibles á la intriga y á las malas artes, he aquí lo único que necesito para luchar. Vengan, pues á formar parte de este tribunal, los Eguilaz, los Valeras, Morenos, Orsitos, Menéndez Pelayos, y los profesores de la asignatura en provincias y podré obtener la victoria. Ciencia y justificación en mis jueces y en los de Sánchez Moguel es lo repito lo único que deseo. En este mismo sentido entiendo le escribirá Leopoldo Eguilaz y escribirá también á Pidal. Si VV. se dignan tomar este asunto á su cargo creo que podré contra restar á Sánchez Moguel. Sin otra cosa se repite suyo afmo. y S. S. Q. B. S. M. José España y Lledó. Encuéntrome de vacaciones en Granada y le ofrezco mi casa Ancha de la Virgen, 17.» (Epistolario de Marcelino Menéndez Pelayo, volumen 3, carta 266.)
A comienzos del curso 1879-80 se le nombró por la Junta de Agricultura, Industria y Comercio de Castellón para dar las conferencias agrícolas que debían tener lugar en aquella ciudad, y el 29 de junio de 1880 fue nombrado individuo de la Junta de Gobierno del Ateneo Obrero Castellonense. Pero en la primavera de 1880 había salió a concurso la Cátedra de Metafísica de la Universidad de Granada, y José España Lledó la solicitó, acompañando a su instancia un favorable informe del director del Instituto de Castellón: «(...) se ha distinguido durante el tiempo que desempeñó su cátedra en este Establecimiento por su infatigable celo por la enseñanza, por la notable extensión de sus conocimientos, revelados en los libros de Historia Universal e Historia de España que ha publicado y que se han adoptado de texto en varios Institutos y por su inteligente y eficaz gestión en todo lo concerniente al desempeño de sus funciones de catedrático. El director: Teodoro Tena. Castellón 11 marzo 1880.»
Mientras se resolvía ese concurso, y a pesar de las relaciones que comenzaba a consolidar en Castellón, solicitó una permuta a tierras andaluzas, y el 25 de agosto de 1880 una real orden dispuso su traslado, por permuta, al Instituto de Jerez de la Frontera, en el que tomó posesión de la cátedra de Geografía e Historia el 13 de septiembre de 1880 (manteniendo el sueldo de 3.000 pesetas anuales). Pocos meses después, el 27 de abril de 1881, pronunciaba una conferencia en la Academia de Santo Tomás de Aquino de Sevilla, «La pre-historia en sus relaciones con la revelación», a la que asistió el mismísimo señor arzobispo hispalense, Joaquín Lluch y Garriga, y mereció ser publicada en un opúsculo que vio la luz en Jerez:
«Por desdicha, la mayor parte de los escritores que dejamos citados, tanto en el extranjero como en nuestra patria, han prescindido por completo de la Biblia, cuando no han querido destruir, permítasenos la frase, con sus martillos de geólogos y con los sílex de sus colecciones, el edificio de la revelación. La pre-historia, orgullosa con sus descubrimientos, entusiasmada con sus rápidos progresos, ha inducido atrevidamente, atropellando las leyes de la lógica.
Y sin embargo, cosa extraña, digan lo que quieran Buhner, Haeckel, Lyell y Darwin, la ciencia, la verdadera ciencia, y esto es lo que nos proponemos demostrar, lejos de estar en oposición con la revelación la confirma, como no puede ser menos, porque así como en el mundo moral no se da derecho contra derecho, ni puede haber nunca coalición de deberes que no se resuelva por el principio fundamental de la Ética, así en el mundo de la ciencia la verdad no es fratricida, no es nunca enemiga de la verdad.» (José España Lledó, La Pre-historia en sus relaciones con la Revelación, Jerez 1881, páginas 10-11.)
A esas alturas ya había sido propuesto en primer lugar en el concurso de provisión de la cátedra granadina, pero como había recurrido –con total irregularidad, si hacemos caso al argumentario de España Lledó– el que había sido propuesto en segundo lugar, Delfín Donadiu y Puignau... Tiene el mayor interés la lectura de la transcripción que ofrecemos del escrito que, firmado el 7 de septiembre de 1880 y manuscrito por José España Lledó sobre tres pliegos –N 4454043, 4454044 y 4458079, año 1880, sello 11º, 50 céntimos de peseta–, tiene sello de entrada en el Ministerio de Fomento de 11 de septiembre de 1880, y sello de salida de 16 de septiembre de 1880 (se lee en el margen: «Dirección general de Instrucción pública, Agricultura e Industria. Pase al Consejo de Instrucción pública, para unirse al expediente de su razón. Madrid 13 de setiembre de 1880. El Director g. Interino, [Mariano] Carderera»):
«Excelentísimo Señor, D. José España Lledó, Doctor en Filosofía y Letras, graduado de Doctor en Derecho Civil y Canónico, Catedrático de Geografía e Historia en el Instituto Provincial de Jerez, a V. E. con el debido respeto expone.
Que con fecha 24 de junio de corriente el Real Consejo de Instrucción Pública se dignó proponerlo en primer lugar para la Cátedra de Metafísica vacante en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada, y al elevarse la terna a V. E. el Sr. Donadiu, que ocupaba el segundo lugar, presentó una solicitud protestando del acuerdo del mencionado Consejo, solicitud que se ha remitido en consulta a dicho elevado Cuerpo.
El exponente ignora las razones que asisten a el Sr. Donadiu para protestar; pero entiende, sean las que fuesen, que no se le ha debido oír, pues el Reglamento en manera alguna autoriza se de audiencia a los interesados ni puede consentir, que por medios indirectos y como de soslayo se convierta en contencioso lo administrativo.
Si el Sr. Donadiu cree que se ha infringido el Reglamento de la Ley cuando V. E. se digne resolver definitivamente este asunto puede acudir a el Tribunal contencioso administrativo y allí dentro de los trámites de un juicio solemne sabrá el dicente, en el caso que V. E. se dignase nombrarle, sostener la justicia del nombramiento.
No nos cansaremos de repetirlo, lo que aquí ha sucedido no tiene precedentes; pues siempre se había respetado por los concurrentes el secreto reglamentario, aunque extraoficialmente conociesen el resultado y nunca se había hecho reclamación alguna hasta la publicación en la gaceta de la resolución del Excmo. Sr. Ministro del ramo.
Hasta aquí, sin embargo, la conducta del Sr. Donadiu ha sido coronada por el éxito, su instancia figura en el expediente, es más, se ha remitido a informe del Real Consejo de Instrucción Pública y los derechos sagrados del dicente, comprados a costa de once años de incesantes trabajos, se encuentran combatidos (permítasenos la frase) a traición y sobre seguro, porque no le es lícita la defensa. Semejante situación, por desventajosa no nos aterra: tenemos confianza en la razón que nos asiste, profunda fe en el derecho que ostentamos y sobre todo en la reconocida justificación de V. E. que sabrá concluir el expediente a pesar de todas las habilidosas argucias del Sr. Donadiu.
Solo la pasión, que ciega los mas claros entendimientos, ha podido aconsejar al Sr. Donadiu la protesta, pues no le ha dejado ver, que al negar la capacidad legal del dicente para entrar en el concurso, negaba la suya propia. En efecto, ambos nos encontramos en igual e idéntico caso y si la letra del Reglamento pudiera prevalecer faltarían a el Sr. Donadiu tres años muy cumplidos para poder ascender a numerario, mientras que el que habla se encuentra en estos momentos en la integridad de la capacidad jurídica y cuando presentó la solicitud solo le faltaban cinco meses. Si la situación del Sr. Donadiu fuese mejor que la nuestra se daría el anómalo caso de que las leyes y los Reglamentos castigaban los méritos y premiaba a los que habían trabajado menos con evidente perjuicio de los que habían ingresado en el profesorado por la ancha puerta del público certamen y a costa de muchos y dolorosos sacrificios y lo que es más, habría en el profesorado seres privilegiados favoritos de la fortuna a quien se les abreviaba la carrera acomodándoles todos los servicios mientras a otros en mejores condiciones y con servicios más calificados se le negaba dicho beneficio.
Insistir más sería ofender la notoria ilustración de V. E. El caso por otra parte no puede ser más sencillo. Sabio y justo el legislador quiso premiar ciertos méritos relevantes y dispuso que a los profesores auxiliares nombrados en virtud del Decreto de 29 de junio de 1875 se les acumulasen los servicios prestados con anterioridad tanto para ser declarados supernumerarios de Universidad como para entrar en concurso a Cátedras numerarias. Ahora bien, es un principio de hermenéutica legal por nadie contradicho, que donde se da la misma razón de Derecho, se da siempre la misma e idéntica aplicación de la ley, de donde deducimos que encontrándonos en idéntico caso que los Catedráticos supernumerarios de Universidad, si a ellos se les acumulan servicios a nosotros también deben acumulársenos.
Innecesaria creemos la demostración de que el que suscribe tiene servicios acumulables, pues si V.E. se dignase examinar los antecedentes, notará que ha servido en la Universidad de Granada, desempeñando casi sin interrupción Cátedra y en muchas ocasiones gratuitamente desde el día 2 de Octubre de 1868 hasta el día 7 de setiembre de 1877 en el que fue nombrado Catedrático numerario de Geografía e Historia en virtud de oposición.
Como si lo expuesto no fuese bastante una disposición muy reciente de carácter general decide por analogía la cuestión. Acaba de resolver V. E. oyendo al Consejo de Instrucción Pública y de acuerdo con su dictamen que los Catedráticos de Provincias que hubiesen sido propuestos en terna para Cátedras de Universidad central puedan aspirar por concurso a las vacantes, que en ella ocurran aunque no hayan servido los tres años que el Reglamento prescribe. El recurrente se ampara desde luego de esta disposición, pues el caso es idéntico y debe resolverse con igual criterio. Cuatro oposiciones ha hecho el que dice a Catedrático de Facultad, obteniendo las censuras siguientes: Mención honorífica en las de Historia de España de Granada y Sevilla verificada en 1873. Empate en el primer lugar de la terna en las de Historia Universal de Valladolid y Oviedo ocurridas en 1875. Segundo lugar en las de Historia de España de Granada en 1877 y por último empate en primer lugar en las de Economía política de Granada verificadas en 1878.
Las consecuencias son ineludibles. Si los Catedráticos de Provincias que hubiesen figurado en terna para cátedras de Madrid pueden presentarse en concurso a las vacantes que en otra Universidad ocurren, aunque no lleven tres años de antigüedad, los Catedráticos de Instituto que hubiesen sido propuestos en ternas para cátedras de Universidad por idéntica razón deben ser admitidos en los concursos Universitarios, aunque no hayan servido los tres años de Reglamento.
Si esta consecuencia no se admitiese razón tendríamos entonces para reclamar que el profesorado estaba dividido en castas, que había afortunados a quienes todo se les concedía y desheredados como el que suscribe que después de no haber cedido a nadie el paso en el trabajo eran los últimos al sonar la hora de la recompensa. No esperamos semejante cosa de V. E. cuya justificación y rectitud es muy conocida, no creemos que anule la propia obra y que esta disposición no se interprete como es justo, extensivamente resolviese con arreglo a ella casos tan análogos como el actual.
Acatemos en este momento la duda de si el Sr. Donadiu se habrá permitido combatir además de la capacidad jurídica del dicente, la justicia con que ha sido colocado en el primer lugar de la terna por el Consejo y sentimos en el alma ocuparnos de este extremo, pues a ello nos obliga la conducta de nuestro adversario y la necesidad de la defensa.
Dejando a un lado la antigüedad del que habla, mayor que la del Sr. Donadiu, las varias oposiciones que ha hecho con honrosas calificaciones, cuando el Sr. Donadiu sólo ha tomado parte en una que sepamos: las varias obras publicadas de que V. E. tendrá noticias: resulta del expediente que mientras el Sr. Donadiu solo ha explicado un curso la Cátedra de Metafísica, el recurrente la ha explicado sin interrupción durante cinco cursos académicos completos y si el Sr. Donadiu ha publicado un libro de Metafísica, pasan de cuarenta los trabajos filosóficos que hemos dado a luz en periódicos y revistas, trabajos que fueron presentados al Consejo y que éste comparó con los del Sr. Donadiu. No es pues dudoso que nuestros méritos superan a los suyos y hechos tan evidentes solo la pasión y nada más que la pasión ciega puede negarlos.
Por tanto, a V. E. suplica se sirva admitir la protesta que formula con motivo de la tramitación dada a este asunto y audiencia conferida a el Sr. Donadiu, mandando incorporar este escrito al expediente para que en él surta sus efectos.
Gracia que no dudo merecer de V.E. cuya vida guarde Dios muchos años. Granada, 7 de setiembre de 1880. J. España Lledó.»
La reclamación de Delfín Donadiu y Puignau demoró la solución del concurso todo un año, siendo nombrado José España Lledó, por real orden de 10 de junio de 1881, y en virtud de concurso, Catedrático numerario de Metafísica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada «debido a ocupar el 1º lugar de la terna propuesta por el Consejo de Instrucción Pública». Tomó posesión el día 2 de julio de 1881 (con sueldo de 3.000 pesetas anuales, que mejoró a partir del 1º de enero de 1882 hasta las 3.500 pesetas anuales, conforme a lo establecido por la Ley de Presupuestos de 31 de diciembre de 1881; y luego el 12 de marzo de 1889, al ascender al número 280 del escalafón general del profesorado de universidades: 4.000 pesetas al año; y desde el 30 de abril de 1894, al ascender al puesto 210 del escalafón, en que ya percibía 5.000 pesetas anuales).
Veinte años después del recurrido concurso por el que obtuvo la cátedra de Granada quiso José España Lledó, que aspiraba entonces a obtener por traslado la cátedra de Metafísica de la Universidad Central, recopilar los documentos que entonces se habían ventilado, como puede leerse en la instancia manuscrita sobre el pliego N 1.448.025 (año 1900, 11ª clase, una peseta, con sello de entrada en el «Ministerio de Instrucción Pública y bellas artes» de 23 julio 1900, y sello de salida 2 agosto 1900):
«Excmo. Sr. Subsecretario de Instrucción Pública. Don José España Lledó, Catedrático excedente de Metafísica de la Universidad de Granada a V. E. con el debido respeto expone: Que necesitando hacer constar en otro expediente lo ocurrido en el formado para proveer por concurso la cátedra de Metafísica de la Universidad de Granada, cuyo expediente se resolvió en Junio de 1881, precisa se le libre certificación de los particulares siguientes: 1º Orden de la propuesta y el lugar que ocupó en ella. 2º Ponencia del Consejero Excmo. Sr. marqués de Pidal. 3º Dictámenes emitidos por la Sección correspondiente y el Pleno del real Consejo de Instrucción Pública. 4º Informe del Consejo de Estado. 5º Resolución del Sr. Ministro. 6º Años que explicó la Cátedra de Metafísica en Granada en concepto de sustituto personal y auxiliar. En su virtud, a V. E. suplica se sirva mandar librar la certificación que se expresa en el cuerpo de este escrito. Gracia que no duda alcanzar de V.E. cuya vida g. d. mm. aa. Madrid 20 de Julio de 1900. J. España.»
Pero aunque el escrito fue tramitado al Archivo (una anotación escrita en el margen dice: «Ministerio de Instrucción pública y Bellas Artes. Subsecretario. Universidades. Pase esta instancia al Archivo de este Ministerio a los efectos que se solicitan. Madrid, 1º agosto 1900, El subsecretario, [firma: Juan de] Melgar») se paralizó su ejecución y fue archivado con la leyenda escrita con grueso lápiz de color: «No se expidió por los informes del Consejo de Estado, reservados.»
En octubre de 1891 pronunció el discurso de inauguración del curso académico en la Universidad de Granada, sobre «La metodología aristotélico-cristiana, en sus principios capitales, comparándola con la de los principales sistemas filosóficos», disponible desde febrero de 2004 en el Proyecto Filosofía en español: www.filosofia.org/aut/001/1891esp.htm Ofrece un interesante panorama filosófico, donde tan perniciosos son los idealismos (el krausismo español «es hoy una ruina, que solo falta que el tiempo la convierta en venerable y la cubra de yedra y jaramago») como los positivismos, materialismos, e incluso el tradicionalismo, para defender la restauración tomista impulsada por León XIII y citar varias veces al Cardenal Zeferino González, «honra de España y estrella de nuestra filosofía, a quien apellido y tengo por mi maestro en estas disciplinas y enseñanzas». Y no se trata sólo de exponer discusiones de escuela, sino de expresar claramente las consecuencias de tales desviaciones ideológicas. En 1889 el congreso de la II Internacional de París había acordado la celebración el primero de Mayo del Día del Trabajo (para conmemorar los sucesos de Chicago de 1886) y el 1º de Mayo se celebró en España y otros países por primera vez en 1890. Sólo un año después, en su discurso inaugural del curso granadino, José España Lledó no dejó de expresar sus previsiones ante la fuerza que parecía ir tomando la Internacional:
«Barrunto para mis adentros hace muchos años, y hora es ya que lo diga muy alto desde esta tribuna, que estamos en el principio del fin, y que tanto delirar va a recibir cuando menos se piense su castigo. Materialistas y positivistas de todos linajes y cataduras: habéis dicho que el hombre es Dios; que el hombre es todo, y que ha nacido para vivir y gozar; perfectamente: pero como este mundo, a pesar de los filósofos al uso, ha sido, es y será un valle de lágrimas, es lo cierto, que pocos gozan y los más padecen. Mientras la humanidad conservó la creencia en Dios, y vio su modelo en Nuestro Señor Jesucristo, que padeció y murió por redimirnos, sufrió con paciencia sus dolores; pero hoy que habéis arrebatado a las infelices muchedumbres toda creencia, y que no les mostráis otro horizonte que el estrecho y menguado de esta vida, las muchedumbres no pueden ver resignadas que las insultéis con vuestro lujo, y el día de las grandes reivindicaciones se acerca: ya lo anuncia con siniestros fulgores la fiesta obrera del primero de Mayo; en un primero de Mayo será cuando caerán rotas por las manos del pueblo las cátedras de los sofistas, purgando de esta suerte tanto y tanto delito intelectual los blasfemadores de oficio, como la monarquía pagó sus deudas a Dios y sus errores a los hombres en la plaza de Withehall y en la de la Greve.» (José España Lledó, Discurso de inauguración del curso 1891-92 en la Universidad de Granada, pág. 11.)
No redujo sus actividades José España Lledó al terreno académico, y quiso y supo también abrirse un hueco en la política. «El 14 de enero de 1889 se le dio por el Sr. Alcalde de esta capital [Granada] las más expresivas gracias por el patriotismo e inteligencia con que desempeñó el cargo de Jurado en los certámenes abiertos con motivo del Centenario de Fr. Luis de Granada.» El 4 de agosto de 1889 fue nombrado individuo de la Junta Directiva, con el cargo de Presidente, de la Academia Círculo de la Oratoria de Granada. El 14 de octubre de 1889 fue nombrado profesor de la asignatura de Antropología de las escuelas que costeaba la Real Sociedad de Amigos del País de la provincia de Granada. De 1890 a 1894 fue Diputado provincial, por el Instituto del Sagrario Santafé de Granada. Vicepresidente de la Comisión provincial granadina de 1891 a 1892. Concejal del Ayuntamiento de Granada en las elecciones verificadas en mayo de 1895, y Alcalde de Granada, nombrado por S. M. la Reina Regente en junio de 1895, habiendo tomado posesión el 1º de julio de ese año. Nuevas actividades que no le apartaron de su actividad docente; todo lo contrario, en noviembre de 1896 logró incluso que la Universidad le concediera permiso para «abrir una cátedra libre y gratuita en esta Universidad sobre 'Aplicaciones prácticas de la Filosofía a la Ciencia del Derecho'».
En las elecciones del 8 de abril de 1898 fue elegido diputado a Cortes, en las filas conservadoras, por los electores del distrito de Órgiva (aunque los alpujarreños, en las siguientes elecciones, el 23 de mayo de 1901, prefirieron el cambio, eligiendo para su distrito al liberal Natalio Rivas). El nuevo diputado, excedente en su cátedra, se trasladó a Madrid, ciudad en la que aparecieron todos sus libros a partir de 1898.
«Sesión del Congreso. Madrid 27, 11'53 noche. El señor conde de Benalúa pide que le traigan a la Cámara las listas de los contribuyentes de Granada que han satisfecho la contribución durante el periodo voluntario, pues no es exacto, como dijo el el señor España y Lledó, que en la calle de los Reyes Católicos, la mejor de aquella capital, sólo hayan pagado siete. Denuncia también abusos de la Compañía de los ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante. El señor Dato ofrece trasladar los ruegos a sus compañeros de Hacienda y de fomento. El señor España y Lledó dice que en todas partes hay filtraciones que dificultan los ingresos del Tesoro.» (La Vanguardia, Barcelona, martes 28 de noviembre de 1899, pág. 5.)
«En el Congreso. Madrid 2, a las 3'45 tarde. Al entrar en el edificio el señor España y Lledó, ha sido objeto de muchas felicitaciones por no haberse confirmado, afortunadamente, la noticia de su fallecimiento que, como se recordará, circuló anteanoche.» (La Dinastía, Barcelona, miércoles 3 de enero de 1900, pág. 2.)
«Sesión del Congreso. Madrid 21, 11'53 noche. Ábrese la sesión del Congreso a las tres menos cuarto bajo la presidencia del señor Pidal, con escasa concurrencia en los escaños, que después se van animando. En el banco azul, los señores Silvela y marqués de Torreanaz. El señor España y Lledó apoya una proposición suscrita por el señor Figueroa y otros diputados, pidiendo que se conceda una pensión de 5.000 pesetas a la viuda del capitán Las Morenas, por el heroico comportamiento de su esposo en Baler, siendo tomada dicha proposición en consideración.» (La Vanguardia, Barcelona, jueves 22 de febrero de 1900, pág. 5.)
«Congreso (Madrid 2, de 4 a 6'30 t.) Se abre la sesión a las 2'45 de la tarde, bajo la presidencia del señor Pidal. En el banco azul están los señores Dato y general Azcárraga. La Cámara está desanimada. El señor España y Lledó presenta una exposición de los maestros de escuela de Orjiva (Granada), pidiendo que se les pague.» (La Dinastía, Barcelona, sábado 3 de marzo de 1900, pág. 2.)
En 1900 publicó el opúsculo ya mencionado, sobre La enseñanza oficial de la Filosofía en España, con pretensiones de influir en la anunciada reforma del plan de estudios, propugnando que se debería eliminar el pernicioso cáncer cartesiano que habría psicologizado la filosofía oficial en España a lo largo del siglo XIX (compárese, por ejemplo, con el feroz cartesianismo postulado por Nicomedes Martín Mateos cincuenta años antes). En los dos cuadernos de la Revista Contemporánea aparecidos durante el mes de agosto (con fecha 15 y 30, pero entregados a la imprenta con suficiente anterioridad) se reprodujo este folleto –y no a la inversa, como dice con error la enciclopedia Espasa– (aunque ya el 22 de julio había publicado la Gaceta de Madrid el Real decreto de reforma del plan de estudios de segunda enseñanza de 20 de julio de 1900, propuesto por el ministro Antonio García Alix). Además, el 8 de agosto de 1900 entró en el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes la petición de España Lledó para aspirar por traslado a la Cátedra de Metafísica de la Universidad Central, que no logró. La «dolorosa sorpresa» ante la reforma que «esperaba con ansiedad» se plasmó en un interesante y demoledor artículo publicado por la entrega de Revista Contemporánea del 30 de septiembre: «Me parece muy mal que en el Instituto no se llame la asignatura Filosofía, porque la denominación de Psicología y Lógica, como he demostrado con anterioridad, es una imposición de escuela, es una fórmula del subjetivismo; es, para decirlo en una palabra, cartesianismo puro, en el que estamos atascados desde el año de 1857 sin haber adelantado un paso. Sigue, pues, la Filosofía sirviéndose a la juventud en pedazos sanguinolentos que no pueden menos de producirla peligrosa indigestión. Mi plan es mucho mejor que el de los sabios asesores del Sr. Ministro, porque evitando denominaciones de escuela, deja el campo partido y el sol a todas las tendencias científicas.»
El 10 de abril de 1901 [hubo elecciones el 23 de mayo, que ya no ganó] se le aceptó por real orden la renuncia a la excedencia que disfrutaba como Diputado a Cortes, reintegrándose en el cargo de Catedrático de Lógica fundamental de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada. Pero falleció en Madrid el 1º de septiembre de 1901.
«José España y Lledó. Catedrático español de la segunda mitad del siglo XIX. Sirvió en los Institutos de Castellón y Jerez, desempeñando la cátedra de geografía e historia. Cesó en 1881 por haber pasado a universidades, siendo nombrado catedrático de metafísica de la de Granada. Colaboró en el movimiento de restauración del escolasticismo en España, y dejó, entre otras obras: Compendio de Historia Universal, para uso de los alumnos de segunda enseñanza (Castellón 1880); Elementos de filosofía subjetiva, que comprende la psicología y la lógica (Granada 1888); La enseñanza oficial de la filosofía en España (1900), publicado antes en la Revista Contemporánea; Filosofía, Lógica (Madrid 1900); Nociones de Sociología (Madrid 1901).» (Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo-Americana, Hijos de J. Espasa, Barcelona 1924, tomo 22, página 4.) «Catedrático español, muerto el 1º de septiembre de 1901. Además de las obras citadas pueden añadirse: La enseñanza de la Filosofía en España desde el año de 1857 y Metodología aristotélico-cristiana comparada con la de los principales sistemas filosóficos.» (EUI, Apéndice, 4:1272.)
«Tampoco añadieron nada al escolasticismo de fin de siglo la Filosofía cristiana (1897) de D. Ramón Torre Insunza, con encomiástico prólogo de Orti y Lara, ni la Filosofía subjetiva (Granada, 1888), dividido en tres partes: Dialéctica, Crítica y Metodología, obra del catedrático granadino D. José España y Lledó, hombre de claro talento y nada vulgar ilustración, pero el temperamento menos filosófico que he conocido.» (Mario Méndez Bejarano, Historia de la filosofía en España hasta el siglo XX [1927], Capítulo XVII. El siglo de las luces, § III. Escolásticos rígidos, pág. 423.)
Bibliografía cronológica de José España Lledó
1878 Programa cronológico y bibliográfico de Historia universal, precedido de una introducción al estudio de la Historia, Imprenta de Rovira Hermanos, Castellón 1878, 159 páginas.
1878 Compendio de historia universal, para uso de los alumnos de segunda enseñanza, Imprenta de Rovira Hermanos, Castellón 1878, 504 págs. Segunda edición, refundida, corregida y aumentada por el autor: Rovira Hermanos, Castellón 1880, VIII+434 págs. Tercera edición, revisada y corregida por el autor: Imprenta de La Lealtad, Granada 1882, VIII+582 págs. Cuarta edición: Rovira, Castellón; Imprenta Comercial, Motril, Granada, s.f., XV+733 págs.
1879 Elementos de Historia de España, Imprenta de La Lealtad, Granada 1879, 339 págs. Segunda edición, revisada y corregida por el autor: Imprenta de La Lealtad, Granada 1881, 419 págs. Tercera edición, revisada y corregida por el autor: Granada 1894, 371 págs.
1881 La pre-historia en sus relaciones con la revelación. Conferencia pronunciada en la noche del 27 de abril del corriente, en la Academia de Santo Tomás de Aquino de Sevilla, Imprenta de La Crónica de Jerez, Jerez de la Frontera 1881, 33 págs.
1882 Los principios de la Constitución de 1869 a la luz de la filosofía cristiana, conferencias pronunciadas por..., Imprenta de La Lealtad, Granada 1882, 17 págs.
1883 Elementos de Economía política, Imprenta de La Lealtad, Granada 1883, 195 páginas.
1884 Páginas de mi cartera. Colección de artículos, precedida de un prólogo por Leopoldo Eguilaz Yanguas, Imprenta de La Lealtad, Granada 1884, 321 págs.
1885 Elementos de Metafísica, Imprenta de Garrido, Granada 1885, 528 págs.
1886 Prólogo a Eloy Señán Alonso, D. Diego Hurtado de Mendoza, apuntes biográficos-críticos, El Guadalete, Jerez 1886, XIV+104 págs.
1888 Elementos de filosofía subjetiva: Psicología, Lógica, Imprenta de El Defensor de Granada, Granada 1888, 242 págs.
1889 Programa de Metafísica, Imprenta de La Lealtad, Granada 1889, 46 págs.
1889 Elementos de historia universal, 4ª edición, Imprenta de La Lealtad, Granada 1889, 396 págs.
1891 Discurso leído en la solemne inauguración del curso académico de 1891 a 1892 en la Universidad de Granada [«La metodología aristotélico-cristiana, en sus principios capitales, comparándola con la de los principales sistemas filosóficos»], Indalecio Ventura, Granada 1891, 41 págs.
1893 Elementos de filosofía, Imprenta de Francisco Reyes, Granada 1893 y 1895, 2 vols., 175+236 págs.
1894 Cuadernos de historiografía de España: precedidos de un resumen razonado de la asignatura para la mejor inteligencia de los mismos, Tipografía del Hospital de Santa Ana, Granada 1894, 56 págs.
1894 Cuadros de historiografía de España, precedidos de un resumen razonado de la asignatura para la mejor inteligencia de la misma, Tipografía del Hospital de Santa Ana, Granada 1894, 56 págs.
1894 Dictamen emitido por el Dr. D. José España Lledó sobre la procedencia del recurso de apelación interpuesto por el Excmo. Sr. D. Juan Creus contra la sentencia dictada por el Tribunal Contencioso Administrativo de primera instancia de esta provincia, el 15 de marzo de 1894, en los autos sobre subsistencia de la concesión que obtuvo de la Comunidad de Regantes de Asabuleida, para usar sus aguas en la fábrica azucarera denominada Santa Juliana, Francisco Reyes, Granada 1894, 43 págs.
1896 Carta prólogo a Matías Méndez Vellido, Granadinas, Establecimiento tipográfico de José López Guevara, Granada 1896, XII+236 págs.
1897 Discurso pronunciado por el Dr. José España Lledó en los Juegos Florales de Almería el día 25 de Agosto de 1897, Imprenta de los Hermanos Zamora, Granada 1897, 24 págs.
1898 Elementos de Economía política, Hernando y Compañía, Madrid 1898, 187 págs.
1899 Elementos de Historia universal, 5ª edición refundida por el autor, Ricardo Fe, Madrid 1899, 332 págs.
1900 La enseñanza oficial de la Filosofía en España desde el año de 1857, estudio histórico-crítico, Librería de Hernando y Compañía, Madrid 1900, 28 páginas.
1900 «La enseñanza oficial de la Filosofía en España», en Revista Contemporánea, año XXVI (1900), tomo CXIX, págs. 308-316 (cuaderno III, nº 593, 15 agosto 1900: «...concluirá»); 415-423 (cuaderno IV, nº 594, 30 agosto 1900: «conclusión») y 561-571 (cuaderno VI, nº 596, 30 septiembre 1900). [Las dos primeras entregas se corresponden al texto que se publicó en el folleto de 28 páginas de título más extenso (que pretendía influir en la reforma prevista); la tercera entrega ofrece un comentario a la reforma de García Alix –«que al publicarse en la Gaceta del 22 de julio próximo pasado me ha producido una dolorosa sorpresa»–.]
1900 Filosofía, lógica, psicología, Hernando y Compañía, Madrid 1900, XLIII+114 páginas.
1900 Filosofía. Psicología, Hernando y Compañía, Madrid 1900, 224 páginas.
1901 Metodología aristotélico-cristiana, comparada con la de los principales sistemas filosóficos, Hernando y Compañía, Madrid 1901, 76 páginas.
1901 Filosofía. Nociones de Sociología, Hernando y Compañía, Madrid 1901, XV+254 páginas.
1901 «Nociones de Sociología», en Revista Contemporánea, año XXVII (1901), tomo CXXII, págs. 163-170 (cuaderno II, nº 610, 30 abril 1901: «Prólogo del libro que... ha puesto estos días a la venta...»)
Textos de José España Lledó en el Proyecto filosofía en español
1881 La Pre-historia en sus relaciones con la Revelación
1891 Discurso inauguración del curso 1891 a 1892 en la Universidad de Granada
1900 La enseñanza oficial de la Filosofía en España desde el año de 1857
1900 La enseñanza oficial de la Filosofía en España, 15 agosto 1900
1900 La enseñanza oficial de la Filosofía en España, 30 agosto 1900
1900 La enseñanza oficial de la Filosofía en España, 30 septiembre 1900