Filosofía en español 
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Tomo primero Carta quinta

En respuesta a una objeción hecha al Autor, sobre el tiempo del descubrimiento de las variaciones del Imán

1. Muy señor mío: Háceme Vmd. cargo de haber escrito en el Quinto Tomo del Teatro Crítico, Disc. XI, n. 13 que la virtud directiva del Imán al Polo, fue descubierta en el siglo decimotercio; y que por trescientos años, poco más, o menos, después de aquel descubrimiento, se estuvo en la fe de que la dirección era invariable, a cuyo plazo Criñón, Piloto de Dieppa, según unos, [72] o Caboto, Navegante Veneciano: según otros, observó el primero las declinaciones del Imán; esto es, que no miraba por lo común en derechura al Polo, sí que declinaba algún tanto, ya más, ya menos, según los diferentes parajes, ya hacia el Oriente, ya hacia el Poniente. Y infiriendo Vmd. que, según esta noticia, viene a caer el descubrimiento de las declinaciones del Imán en el año de mil y seiscientos, poco más, o menos, hace una objeción, a su parecer indisoluble, contra ella, con lo que escribe Pedro de Siria, Autor Valenciano, en su Arte de Navegar, cuyo Libro se imprimió en Valencia el año de mil seiscientos y dos; y en él (según la cita de Vmd.) al cap. 16, fol. 58, dice el Autor: Por muy cierto, y averiguado tienen todos los Pilotos, y Marineros, que navegan, que las Agujas de marear varían, ya hacia el Poniente, ya hacia el Oriente.

2. Sobre esta cláusula entra una reflexión de Vmd. para hacerla contradictoria a lo que yo he escrito sobre el asunto; y es, que desde el descubrimiento de las declinaciones, hasta que la noticia se hizo general entre Pilotos, y Marineros, es preciso suponer, que pasaron muchos años: por consiguiente no pudo hacerse dicho descubrimiento por el año de mil y seiscientos, ni aun con la limitación que yo añado, de poco más, o menos.

3. Otra cláusula del mismo Autor ofrece a Vmd. otra reflexión, que agrava mucho la dificultad. Dice Pedro de Siria en el Prólogo: Los muchos ruegos de algunos amigos, a los cuales es justo obedecer, me han movido a que sacase a luz este Libro, que ya casi tenía olvidado, después que me dí a la Jurisprudencia. Esta circunstancia da mayor atraso el descubrimiento de las declinaciones, que el que se infiere a la primera reflexión. La expresión de que el Autor tenía ya casi olvidado el Libro, después que se había dado a la Jurisprudencia, cuando a ruegos de amigos se resolvió a imprimirle, significa, que algunos, y no pocos años antes le tenía escrito. Pongamos que fuese escrito ocho años antes. Alarguémoslo a doce. Pues se imprimió el año de 1602, pudo estar escrito el año de 1590, o 1591. Cuando el [73] Autor lo escribió, era general entre Pilotos, y Marineros la noticia de las declinaciónes; pues él lo afirma así en el mismo Libro: luego es forzoso echar algunos años más allá del de 1590. El descubrimiento de ellas, para dar lugar a que la noticia se fuese extendiendo a todos. Por consiguiente es falso, que el año de 1600, poco más, o menos, se haya hecho el referido descubrimiento. Aunque no resumo la dificultad con las mismas palabras de Vmd. pienso que no disimulo, antes pongo más clara, con las mías, la fuerza de la objeción.

4. Concluye Vmd. preguntándome en qué Autor he leído la especie de los descubridores de las variaciones del Imán, y del tiempo del descubrimiento; y me parece, que en el contexto rastréo alguna desconfianza de que yo satisfaga a esta demanda, por el reparo adjunto, que Vmd. hace con aire un poco misterioso, de que ni en el Diccionario de Baile, ni en el de Moreri, ni en el de Comercio se halla tal cosa; siendo Libros dice Vmd. tan propios, y únicos para el caso. A la verdad, no se debería extrañar, que habiendo pasado ocho años, después que escribí aquella noticia, tuviese olvidado el Autor de quien la copié. Ni pienso que nadie me atribuya una tan feliz memoria, cual es menester para tener presentes siempre en ella los Autores en que leí tantas, y tan varias noticias, como he estampado en diez Tomos de a cuarto. Debe suponerse, que al tiempo de escribirlas, sabía de qué Autores las había derivado; pero que los Autores de todas me hayan de quedar estampados en la memoria de modo, que en cualquiera tiempo que sea preguntado por el de cualquier noticia, pueda señalarle, nadie debe esperarlo de mí. Sin embargo, también satisfaré a Vmd. sobre este capítulo.

5. Ahora bien: Señor mío, antes de ponerle a Vmd. delante de los ojos una notable equivocación que ha padecido, ya leyendo mi escrito, ya escribiendo su carta, y en cuyo desengaño consiste mi esencial respuesta, quiero cargarme voluntariamente, y admitir la suposición (aunque falsa, como mostraré después con evidencia) que Vmd. [74] hace, de que del lugar en que me cita, se infiere, que el descubrimiento de las variaciones del Imán cae en el año de mil y seiscientos, poco más, o menos. ¿Prueban lo contrario las reflexiones de Vmd? En ninguna manera. Para cuya demostración es lo primero ver, qué significa en aquel número el aditamento poco más, o menos. Es indubitable, que en semejantes cómputos de tiempo, el más, o menos no es respectivo a toda la suma, sí sólo al último siglo, o centenar de años. Si fuese lo primero, se podía decir, que sesenta años más, o menos (pongo por ejemplo) son poco más, o menos, respecto de mil y seiscientos, pues aun no hacen la vigésima parte de aquella suma. Así es cierto, que el poco más, o menos todos lo entienden aplicado al último centenar de años. ¿Pero cuántos años de más, u de menos podrán comprehenderse en el poco más, o menos, respecto del número centenario? Cuando tratan los Teólogos de la integridad de la Confesión Sacramental, en cuanto al número de los pecados, examinan este mismo punto, para determinar, cuándo un penitente, que no acordándose del número fijo de los pecados que cometió, se confesó diciendo, cometí tantos pecados, poco más, o menos, está o no está obligado a reiterar después la Confesión, acordándose del número cierto. Los más rígidos determinan, que el poco más, o menos, respecto de ciento, sólo puede extenderse a cinco de más, o cinco de menos. Los más laxos lo extienden a veinte de más, u de menos; y los moderados, a ocho, o nueve. Para que vea Vmd. que no soy cicatero en mis cuentas, quiero sujetarme por ahora a la opinión más estrecha; esto es, que el poco más, o menos, respecto del número centenario, no puede, según el cómputo prudencial, extenderse sino a cinco de más, o cinco de menos. Con cinco años de menos en el número de mil y seiscientos, tengo tiempo de sobra para mi descargo. Mas para esto es menester ajustar primero la cuenta del tiempo, que prudencialmente puede considerarse necesario, para que la noticia del descubrimiento de las variaciones del Imán se extendiese a todos los Pilotos, y Marineros de Francia, España, [75] Italia, Alemania, y otras Naciones Europeas (pues a la expresión todos de Pedro de Siria, ésta es la mayor extensión, que se puede dar). Parece que Vmd. pide para esto muchos años. Yo pretendo, que en el espacio de dos, y aun en un año sólo, hay sobra de tiempo.

6. Advierta Vmd. que Pilotos, y Marineros son la gente que más gira el Mundo, y con más velocidad; así ninguna tiene igual oportunidad para adquirir en breve tiempo noticias de las partes más distantes. Un Piloto, que hoy está en Cádiz, dentro de diez días se halla en Londres, donde encuentra otro, que en igual espacio de tiempo, vino allí de Petersburgo. Uno que hoy está en Venecia, en diez días pasa a Cádiz, y halla en aquel Puerto otro, que también en diez días acaba de llegar de Escocia. Así un vecino de Cádiz, dentro de diez días, puede saber lo que acaba de pasar en Petersburgo; y un Veneciano, un suceso reciente de Escocia. Añadiendo a esta advertencia la de que la noticia de las variaciones de la Aguja Magnética, es de suma importancia en la Nautica, y por tanto útil, y necesaria a todos los Pilotos; se hallará, que es extenderse demasiado, pedir el espacio de un año, para que dicha noticia llegase a todos los Pilotos de Europa.

7. Pero tenemos que digerir la otra dificultad, de estar el Libro de Pedro de Siria escrito algunos años antes que se imprimiese. Tampoco esto hace fuerza. Daré a Vmd. de barato, que el libro estuviese escrito cuarenta años antes. No por eso es necesario inferir, que el descubrimiento de las declinaciones no se hiciese cerca del año de 1600. ¿Por qué? Porque pudo el Libro estar escrito con toda esa anterioridad; pero no estar escrita en él la cláusula, en que el Autor afirma, que todos los Pilotos y Marineros tenían noticia de las declinaciones. ¿Quién ignora, que es muy frecuente adicionar los Libros después de escritos, continuando las adiciones hasta el tiempo de la impresión? ¿Y qué sucede no pocas veces estar imprimiéndose una parte del Libro, y al mismo tiempo estar el Autor adicionando otra?

8. Todo, lo que hasta ahora he escrito, es una respuesta [76] de supererogación; porque todo procede sobre la gratuita admisión, de que de mi citado Escrito deba colegirse, que el descubrimiento de las variaciones del Imán cayó en el año de 1600, poco más, o menos; de lo que voy ya a desengañar a Vmd. manifestándole la equivocación, que en esta parte ha padecido; y en este desengaño consiste mi principal respuesta.

9. Lo que yo he escrito es, que la propiedad de la dirección del Imán al Polo, fue descubierta en el siglo decimotercio; y que trescientos años después se notaron sus declinaciones, ya hacia Oriente, ya hacia Poniente. ¿Cómo puede inferirse de aquí, que el descubrimiento, o primera observación de las declinaciones, cayó en el año de mil y seiscientos, poco más, o menos? El siglo decimotercio comprende cien años; esto es, todos los que se cuentan desde el de mil doscientos y uno, hasta el de mil y trescientos inclusive. Con que en cualquiera de estos cien años que se descubriese la dirección del Imán al Polo, se verificará, que se descubrió en el siglo decimotercio. Pongamos, pues, que se descubrió en el año de mil doscientos y veinte. ¿A qué año corresponde el descubrimiento de las declinaciones, en la suposición de que éste se hiciese trescientos años después, poco más, o menos? Al de mil y quinientos y veinte, poco más, o menos; esto es, ochenta años más atrás de aquél, adonde le coloca la errada ilación de V.md. Aunque el descubrimiento de la dirección al Polo hubiese sucedido el año de mil doscientos y uno, se verificaría haberse hecho en el siglo decimotercio; y en ese caso, el descubrimiento de las declinaciones correspondería al año de mil quinientos y uno, poco más, o menos; esto es, noventa y nueve años más atrás de aquél donde Vmd. me le quiere poner.

10. Sólo me resta ya, para la entera satisfacción de Vmd. manifestarle el Autor, a quien debo las noticias que escribí en orden a los descubridores, y al tiempo del descubrimiento de las declinaciones. Este es el célebre Mr. de Fontenelle: en la Historia de la Academia Real de las Ciencias del año 1712, pág. 18. Abra Vmd. este Libro en el [77] lugar citado, y allí verá, que el primero que habló de la dirección del Imán al Polo, fue un Poeta Francés del siglo decimotercio: que trescientos años después se descubrieron las declinaciones, u variaciones: que el primero que (según la opinion más recibida) habló de ellas fue Caboto, Navegante Veneciano, y publicó esta novedad el año de mil quinientos y cuarenta y nueve. Pero que Mr. Delisle tenía un Manuscrito de un Piloto de Dieppa, llamado Criñón, que le dedicó al Almirante Chabot el año de mil quinientos treinta y cuatro, donde el Autor habla de las declinaciones del Imán.

11. Antes de publicarse en la Historia de la Academia el Manuscrito de Mr. Delisle, estaba Caboto en posesión de la fama de descubridor de las declinaciones: y de hecho el Padre Dechales, en el Prólogo al Tratado de Magnete como de opinión común, atribuye a Caboto este descubrimiento; pero ya, publicada la noticia de aquel Manuscrito, con más motivo se debe atribuir a Criñón; aunque no es imposible, que éste fuese el primero en escribirlo, y aquél en observarlo. Lo que más importa a nuestra cuestión es la advertencia de que, o que las declinaciones se manifestasen al Mundo el año de mil quinientos y treinta y cuatro, o el de mil quinientos y cuarenta y nueve; siempre quedamos muy lejos del año de mil y seiscientos. Con que pudo muy bien Pedro de Siria escribir lo que escribió, sin oponerse a lo que yo escribí. Nuestro señor dé a Vmd. mucha vida, y salud, &c.


{Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo primero (1742). Texto según la edición de Madrid 1777 (en la Imprenta Real de la Gazeta, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), tomo primero (nueva impresión), páginas 71-77.}