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Pensamiento Crítico

Pensamiento Crítico 45

Conducción revolucionaria de las masas

Pensamiento Crítico, La Habana, octubre de 1970, nº 45, cubierta + páginas 1-5.

Presentación

La acumulación en forma de progreso lineal no ha sido característica de ningún proceso de construcción socialista. La historia ha demostrado, desde los inicios de la construcción de la sociedad soviética hasta la primera década de revolución en Cuba, que la capacidad del sistema para asimilar alteraciones y la frecuencia de las mismas constituyen un rasgo más común que el crecimiento estable. La decisión personal, desde la acción anónima dentro del quehacer colectivo hasta las determinaciones de la más alta dirección, intervienen en el acontecer social del modo más directo y gravoso. Los aciertos y los reveses son en consecuencia menos imputables al azar. Y en la resultante del devenir aparecen momentos que podríamos llamar críticos: tiempos de balance que alteran las coordenadas de orientación y que parecen ser el modo específico de profundizar en el movimiento histórico de las revoluciones verdaderas una vez asumido el poder.

El episodio económico en que se inserta la zafra de 1970 y cuyos rasgos fundamentales define, desemboca en una obligada recapitulación de recursos que enmarcará el curso de las etapas que la sucedan de inmediato. Su génesis misma no se da como producto natural de un crecimiento necesario. Está impuesto por una necesidad que opera más frente a frente, que tiene mucho más que ver con la condición de supervivencia que con la dialéctica hegeliana. El papel de la producción de azúcar en este singular periodo plantea la opción ineludible de jugar los recursos en función de sus resultados, que en estas condiciones se tornan casi excluyentes con relación al resto de los sectores de la economía. La hora final de la zafra es la hora inicial del recuento.

El nivel de participación masiva logrado en la empresa económica, especialmente en la zafra recién concluida, pone de manifiesto, por una parte, la capacidad de movilización social alcanzada y, por otra, como contrapartida que se hace evidente por efecto de descompensación en el análisis de causas, el déficit organizativo y técnico del aparato económico. Y originan en consecuencia la revisión de las tácticas administrativas vigentes tomando como punto de partida de esa revisión la participación de las propias masas trabajadoras. No se trata en este caso de enunciar nuevos postulados revolucionarios y en modo alguno de introducir variaciones en los existentes, sino de buscar un índice de eficacia suficiente en la instrumentación práctica de postulados ya enunciados.

El llamado a las masas no es un retorno a las masas. El lugar de las masas no había sido denegado o subestimado. Es un reclamo explosivo a que inunde los niveles de la administración hacia vértices en que las posibilidades de control y rectificación escapan a la dirección «por arriba». Pero es sobre todo un reclamo a aprender a ejercitar la función activa que le corresponde en los mecanismos de conducción revolucionaria.

El llamado factor humano –los alcances posibles y reales de la participación– se revela otra vez como el recurso esencial en el conjunto de las fuerzas productivas. Los 10 años de construcción trascurridos mantienen el problema de la capacitación, de una u otra forma, en el punto de mira de la estrategia revolucionaria. A la orden del día se replantea una problemática que no nos resulta nueva: la productividad en el trabajo, la formación económicoadministrativa del cuadro dirigente, la liquidación del ausentismo, la lucha contra el privilegio, la condenación de los métodos superficiales de dirección, el contenido delictivo de la vagancia. Las masas trabajadoras se proveen de medios de dirección que les son específicos, asumen responsabilidades que requieren ser institucionalizadas de manera adecuada.

Ante esta coyuntura Pensamiento Crítico ha estimado oportuno agrupar en un número de la revista algunas de las intervenciones de nuestros dirigentes que, desde distancias distintas en fechas y temas, ofrecen una imagen de esta etapa de balance y afirmación radical. En ellas se recogen las dificultades presentes, los errores más significativos, los factores de desarrollo y, de manera no orgánica pero inequívoca, el proyecto de construcción inmediato. La recopilación ha atendido a la posibilidad de subrayar la constante de racionalidad que subyace al acto político y que vuelca las perspectivas de la historia sobre los hombres que la hacen, obligando al reordenamiento de jerarquías, a la revisión de las opciones realizadas y posibles, y a la actualización del proyecto. Por lo tanto, aunque los documentos seleccionados no se refieran monográficamente a un mismo hecho –no están circunscritos, en este caso, a la valoración de la etapa de balance que se quiere reflejar– tienen un hilo común que los vincula íntimamente a la caracterización del cierre de un decenio.

En ellos se constata la solidez de la revolución a través de su propio sentido crítico, de la confianza recíproca entre dirección y masas, de su capacidad de generar mecanismos democráticos de autocorrección.

Índice del número 45

Fidel Castro, Discurso pronunciado el 26 de julio de 1970. XVII Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, 6-52

Fidel Castro, Discurso pronunciado el 23 de agosto de 1970. X Aniversario de la Federación de Mujeres Cubanas, 53-85

Fidel Castro, Discurso pronunciado en la plenaria provincial de la CTC, 86-117

Osvaldo Dorticós, Discurso pronunciado en el Instituto de Economía, 118-137

Osvaldo Dorticós, Discurso pronunciado en la Escuela de cuadros de mando del Ministerio de la Industria Ligera, 138-156

Sergio del Valle, Discurso pronunciado en el Fórum del Orden Interior, 157-174

Jesús Montané & Jorge Risquet, Comunicado de la CTC. Gráficos, 175-186

Álvaro López, El dilema de los militares argentinos, 187-198

Bernardo Arias, Argentina: se vende un país, 199-204

Julio Travieso, Subdesarrollo y revolución agrícola, 205-228 + contracubierta

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