Punto segundo · De la cualidad de la promesa necesaria para voto
P. ¿Cón qué ánimo ha de hacerse la promesa para que constituya verdadero voto? R. Que el vovente puede haberse de tres maneras en la promesa. La primera, si sólo promete de palabra, sin ánimo de prometer. La segunda, teniendo ánimo de prometer, mas no de cumplir lo prometido. La tercera, prometiendo con ánimo de prometer, pero sin ánimo de obligarse. Esto supuesto:
El que vota de la primera manera no hace voto alguno o juramento; porque promete con la boca, y no con el corazón. Esto es verdad, ya sea que profiera las palabras forzado, ya espontáneamente. El que hace el voto de la segunda manera, esto es; con ánimo de prometer, mas sin ánimo de cumplir, hace voto válido, y queda obligado a él; porque la esencia del voto consiste en la promesa hecha a Dios con ánimo de obligarse, y esta promesa y ánimo se halla en el modo dicho de votar. El que promete de la tercera manera, esto es; con ánimo de prometer, y sin ánimo de obligarse, es más verdadero, queda obligado; porque supuesto el ánimo de prometer, no puede el que así promete excluir la obligación. Si no tiene ánimo serio de prometer, coincide con el que promete con solas las palabras, el cual es cierto no hace voto, como ya queda dicho.
P. ¿Qué pecado comete el que sin ánimo de hacer [303] voto, lo hace de una cosa buena con las palabras? R. Que regularmente sólo comete pecado venial, por el desorden de no conformar las palabras con la mente. Exceptúanse los votos que se hacen en la profesión religiosa, o al recibir los Sagrados Órdenes; porque en ellos se pretendería engañar a la Religión o a la Iglesia en cosa grave. El que hace voto de una cosa buena sin ánimo de cumplirlo, pecará según fuere la materia, si grave, gravemente, y si leve, sólo levemente.
P. ¿Pueden hacerse los votos no solamente a Dios, sino también a los Santos? R. Que pueden también hacerse a los Santos: in quantum scilicet homo vovet Deo, se impleturum, quod Sanctis, et Praelatis promitit. De manera, que siendo el voto acto de latría, sólo puede hacerse inmediatamente a Dios, pero esto no quita se hagan en honor de los Santos, en quienes singularmente resplandece su bondad, prometiendo a Dios cumplir lo que en culto de los Santos se le ha prometido. De esta misma manera se hacen los votos a los Prelados, que representan a Dios. S. Tomás 2. 2. q. 88. art. 5. ad. 3.
[ Compendio moral salmaticense · Pamplona 1805, tomo 1, páginas 302-303 ]