Filosofía en español 
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Apariencias y Verdades en la televisión

[ 694 ]

Televisión / Conformación previa del Mundo: Visión natural / Visión tecnológica

La televisión, en cierto modo (al menos, la televisión en directo), no es otra cosa sino una visión que, como la ordinaria, nos pone en presencia de objetos apotéticos [693]. Aquello que la televisión nos depara son también apariencias, pero apariencias de situaciones reales que se “esconden” tras los cuerpos opacos. Y la apariencia más específica de la televisión es la ilusión de la proximidad de lo distante, precisamente esa apariencia que podríamos identificar con el mito de la “Aldea global” que Mc Luhan puso en circulación. Porque la Aldea global solo existe en las apariencias de la telepantalla. En la aldea real, las cosas tienen, además de colores, sabores, perfumes, tacto; en la Aldea global, las cosas son intangibles, inodoras e insípidas.

Ahora bien: si la visión natural plantea el problema del regressus [229] desde la inmanencia de las imágenes retinianas (y del cerebro visual) a las apariencias objetivas apotéticas, la visión tecnológica, la televisión, plantea el problema de la explicación del regressus de la inmanencia de las imágenes de la pantalla hasta las apariencias objetivas apotéticas (“trascendentes”) asignadas a la aldea real que ella nos revela como existentes, no ya solo en la lejanía, sino al otro lado de los cuerpos opacos. Y si la explicación de la visión apotética natural nos llevaba a postular una realidad conformada preópticamente, la explicación de la visión apotética tecnológica nos habrá de llevar, sin duda por dialelo, al postulado de una conformación previa del Mundo [699]. Aunque ahora, esta conformación previa del Mundo, postulada desde la televisión, podrá identificarse, parcialmente al menos, con la conformación apotética del Mundo por la visión natural (el “problema de Molyneux”, reexpuesto en el terreno de la televisión, podrá formularse de este modo: cuando alguien, que solo conoce una aldea real por la visión natural, se le ofrece la imagen televisada de la misma, ¿la reconocerá como idéntica?, ¿y en virtud de qué mecanismos?).

En cualquier caso, la cuestión central gira en torno a la necesidad del dialelo que consiste en partir de una previa experiencia conformadora de la realidad, según algún género de apariencias, para poder dar cuenta de la visión (o de la televisión) apotética de ese mismo conjunto de apariencias que se nos ofrecen como inmediatas. En el caso de la televisión: las imágenes que percibo en la pantalla me llevan a un Mundo determinado de apariencias apotéticas, porque el sujeto televidente [700] tenía ya conformadas las líneas generales de las cosas que se revelan en la pantalla (sin que esa conformación haya de entenderse como si estuviera dada a priori). Pero esto es tanto como afirmar que nuestra percepción apotética del Mundo de apariencias, revelado por la pantalla, no es tanto un proceso que tiene lugar en el contexto S/O, cuanto el proceso de la identificación de morfologías que el sujeto tiene ya constituidas por la mediación de otros sujetos (S1/O1/S2/O2…), con otras morfologías que atribuimos a sujetos lejanos, quizá a nosotros, por ejemplo, los operadores de las telecámaras, ocultos tras “murallas opacas”. Otro tanto hemos dicho sobre la percepción apotética natural [679]: el árbol que un animal percibe no puede derivarse dentro del contexto de la relación del organismo animal con el árbol, sino de una conformación previsual previa de objetos que estarán en el contexto de un grupo de animales.

{Tv:AyV 255-258 /
Tv:AyV 249-263 / → TbyD}

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