Televisión material y Televisión formal
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Televisión material / Televisión formal como conceptos genérico y específico: Teoría de teorías de la televisión formal
La distinción entre televisión formal y televisión material tiene mucho que ver con la distinción escolástica formal/material, cuando ésta se ponía en correspondencia con la distinción específico/genérico (en cambio, tiene muy poco que ver directamente con el hilemorfismo aristotélico). La distinción televisión material / televisión formal puede reexponerse, en efecto, como un caso particular de la determinación de una especie, sobre todo atributiva (o de sus diferencias específicas), en el ámbito de un género, sobre todo atributivo. De un género material, y de modo inminente, de un género generador o plotiniano. La novedad específica propia de la televisión, en cuanto instrumento representativo, se inserta en la serie de otras neogénesis que desempeñan, respecto de la televisión, el papel de género generador [56]. Se trata de especies que han ido surgiendo “apoyándose” las unas en las otras. Por ejemplo, la especie de las representaciones por espejos, por pinturas y, más tarde, la cámara oscura, el telescopio, la fotografía, la cinematografía o la radio. La televisión es una especie nueva surgida a partir de la masa formada por todas esas otras especies del género “representación manipulada”, operatoria.
Según esto, el concepto de televisión material tiene mucho de concepto genérico, si es que en ella han de estar representadas las “contribuciones genéricas” (de orden cinematográfico, literario, teatral, radiofónico, etc.) que alimentan a la televisión. Mientras que el concepto de televisión formal tiene mucho de concepto específico, resultante de la composición del género con las diferencias específicas que sea posible determinar. Se trata de determinar, por tanto, si existe o no una televisión formal que mantenga su estructura y sus funciones sin dejar de formar parte, en cuanto televisión material, de ese magma o masa mediática constituida por todos los medios de comunicación en incesante intersección e influencia mutua. Se trata de determinar si la televisión, además de las funciones que desempeña como televisión material (como cuando utilizamos, por ejemplo, el televisor conectado a un aparato de vídeo o para recibir la cinta de vídeo reenviada desde la emisora), y, a partir de esas funciones [genéricas], asume la posibilidad de ofrecer, según su estructura, contenidos que sean, no solo inseparables, sino indisociables [63] de esa estructura; de ofrecer contenidos que únicamente puedan hacerse presentes a través de la estructura tecnológica e institucional definida como diferencial de la televisión; entonces, hablaremos de televisión formal.
¿Qué diferencias cabe establecer entre la televisión formal y la televisión material? ¿Qué diferencias cabe establecer entre la televisión formal y los otros medios congéneres? Podrían ser diferencias subgenéricas, cogenéricas o transgenéricas [61]. Disponemos, según esto, de un criterio para clasificar diferentes teorías de la televisión que podrían considerarse organizadas en torno a la naturaleza de la televisión formal:
Teorías subgenéricas. Consideran a la televisión como un medio alternativo en la transmisión de informaciones, en la dispensación de espectáculos de “entretenimiento”; un medio que podría ser sustituido por otros medios y que solo circunstancialmente podría desempeñar un papel peculiar. La mayoría de críticos y expertos en televisión, sobre todo aquellos que se interesan por los “análisis de contenidos”, se mantienen en el terreno de lo que llamamos televisión material, sin por ello ignorar las diferencias características de la televisión, por ejemplo: su capacidad (de la que estaría desprovista el cine, por motivos institucionales, no estrictamente tecnológicos) para distribuir unos contenidos similares en series de decenas o centenas de capítulos. Pero estas diferencias se considerarán como accidentales o subgenéricas, cuando se miden sobre el fondo genérico común de los contenidos semánticos (de los “mensajes”) compartidas por la radio, el cine o la novela.
Teorías cogenéricas. Tienden a subrayar los componentes estructurales de la televisión, incluyendo en ellos tanto los componentes técnicos como los institucionales, vinculados a condiciones diferenciales que terminan siendo, sobre todo, de orden sociológico o psicológico. En el límite, estas teorías pretenderían alcanzar la eliminación, en el análisis, de los contenidos. Dice Lorenzo Vilches (refiriéndose sobre todo a Mc Luhan) en su libro La televisión: “Para los ingenieros de la fantasía televisiva no son los contenidos, sino el cómo la televisión [interpretamos este cómo referido a las diferencias cogenéricas] cambiará nuestras vidas, lo que verdaderamente está en juego… porque para el profeta del ecologismo electrónico, tratar de comprender la televisión a través del análisis de sus programas sería tan fútil como tratar de comprender la trascendencia de la imprenta haciendo una interpretación del Cantar de los cantares en la Biblia impresa por Guttemberg”.
Teorías transgenéricas. La importancia de la televisión queda encubierta cuando la definimos como “visión a lo lejos” (tele-visión), puesto que tal definición no sirve para diferenciar a la televisión de otros útiles o instituciones culturales de su entorno, ni para establecer la esencia de la propia televisión (“ver” es siempre “ver a lo lejos”) [679]. Tampoco constituye un componente esencial de la televisión su característica de “instrumento para ofrecer imágenes en una pantalla”, porque esta característica, además de genérica, es oblicua y no esencial, y confunde el cine con la televisión. La confusión tiene un fundamento real porque la televisión es utilizada, con mucha frecuencia, como si fuese un cine a domicilio, es decir, como televisión material. Tanto la consideración de la televisión como un “instrumento de pantalla” para la contemplación de imágenes, como la consideración habitual de la televisión como un medio (media), arrastran lo que llamamos “anegación de la especie en el género”. El genérico “pantalla”, que organiza la conducta del sentarse para contemplar (haciendo de la televisión un cine a domicilio), anega las diferencias ontológicas esenciales entre el cine y la televisión [691], y oscurece la naturaleza específica de ésta.
Concluimos: la diferencia transgenérica capaz de construir al ente televisivo como televisión formal habrá de formarse tanto a partir de componentes estructurales (infraestructurales, físicos, institucionales), como de componentes semánticos cuando ambos tipos de componentes “intersecten” en puntos en los cuales, ni la separación ni la disociación de tales componentes sea posible. Y la única característica que, según el materialismo filosófico, satisface este requisito es la clarividencia [689], es decir, la visión a través de los cuerpos opacos.
{EC55 / Tv:AyV 189, 179-188, 213 / EC55 /
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