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Metafísica · libro décimo · Ι · 1052a-1059a
VIII Los seres diferentes de especie pertenecen al mismo género
La diferencia de especie es la diferencia entre una cosa y otra cosa dentro de alguna cosa que debe ser común a ambas. Y así, si un animal difiere de especie de otro ser, los dos seres son animales. Es indispensable que los seres cuya especie difiere sean del mismo género, porque llamo género a lo que constituye la unidad y la identidad de dos seres, salvas las diferencias esenciales, sea que exista en concepto de materia o de otra manera. No sólo es preciso que haya entre los dos seres comunidad genérica; no sólo deben ser dos animales, sino que es preciso que el animal sea diferente en cada uno de estos dos seres; el uno, por ejemplo, será un caballo, el otro un hombre. Por consiguiente, es el género común a seres diferentes el que se diversifica en las especies; debe ser a la vez y esencialmente este animal y aquel otro animal; se da en él el caballo y el hombre, por ejemplo. La diferencia de que se trata es necesariamente una variedad del género, porque llamo varidad a la diferencia del género que produce la diferencia de especie del género.
La diferencia de especie sería entonces una contrariedad, pero la inducción puede justificar esta consecuencia: oponiendo los seres es como se separan; y por otra parte hemos mostrado que el mismo género abrazaba los contrarios, porque la diferencia perfecta es la contrariedad{394}. Ahora bien, toda diferencia de [290] especie es la diferencia entre una cosa y otra cosa. De suerte que lo que forma la identidad de los dos seres, el género que los abraza a ambos, está él mismo señalado con el carácter de la diferencia. Se sigue de aquí que todos los contrarios están encerrados entre los dos términos de cada categoría; quiero decir, los contrarios que difieren de especie y no de género, los seres que tienen entre sí la mayor diferencia posible, porque entonces es cuando hay diferencia perfecta, y que no hay jamás producción simultánea. La diferencia es, por tanto, una oposición de dos individuos que pertenecían al mismo género.
La identidad de especie es, por lo contrario, la relación de los individuos que no son opuestos entre sí. En efecto, antes de las oposiciones individuales no hay oposición sino en la división del género, sino en los intermedios entre el género y el individuo. Entonces es evidente que ninguna de las especies comprendidas bajo el género está con el género propiamente dicho, ni en una relación de identidad, ni en una relación de diferencia de especie. Por la negación se demuestra la materia. Ahora bien, el género es la materia de lo que se llama género, no en el sentido de raza{395}, como se dice de los Heráclidas{396}, sino como lo que entra en la naturaleza de los seres. Las especies no difieren de especie de las especies contenidas en otro género; entonces hay diferencia de género; la diferencia de especie no tiene lugar sino para los seres que pertenecen al mismo género. Es preciso, en efecto, que la diferencia de lo que difiere de especie sea una contrariedad. Ahora bien, sólo entre los seres del mismo género puede haber contrariedad.
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{394} Más arriba, cap. IV.
{395} Véase lib. V, 28.
{396} Argyrop. Los Pelópidas.
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