Filosofía en español 
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Tomo segundo Carta XXIV

Satisfacción a un reparo Histórico-Filosófico

Excmo. Señor

1. La repulsa, que da V. E. en su Carta a los elogios, que leyó en la mía, acredita más, y más la justicia, con que yo se los he tributado; siendo propio de la modestia, que siempre acompaña a un elevado mérito, resistirse al premio de la alabanza. Así, sin insistir más sobre este punto, me ceñiré en esta a satisfacer, lo menos mal que pueda, el reparo que ahora me propone V. E. sobre haber escrito yo en la antecedente, que el Canciller Bacon fue el primero que advirtió, que eran descaminados los rumbos de todos los Sistemas, y en varias Obras suyas mostró a los Filosófos la senda por donde [303] debían caminar: en cuya consecuencia, porque halló a Aristóteles hecho dueño del mundo Literario (esto es, su Sistema Filosófico casi universalmente aceptado), formó empeño muy especial en desautorizar a Aristóteles, y lo consiguió con muchos.

2. Dice V. E. que Bacon no fue el primero en el empeño de desacreditar los Sistemas, e impugnar a Aristóteles, pues le precedió en él Bernardino Telesio (o Tilesio, como le llaman otros), célebre Filósofo, natural de Consenza; así, aunque Bacon adelantó mucho en esta grande Obra, adelantó la Obra comenzada por otro, y trabajó sobre ajenos planes.

3. Excelentísimo Señor, en este asunto se envuelven dos cosas distintas, y en quienes no hay recíproca consecuencia. Una cosa es, que Bacon fuese el primero que firmó el proyecto de desacreditar todos los Sistemas, y otra, que lo fuese en la empresa de impugnar a Aristóteles. Yo afirmaré lo primero, no lo segundo. ¿Ni cómo podía afirmar lo segundo, sin caer, no sólo en un error craso, mas aun en una contradicción manifiesta? Pues en el Tomo IV del Teatro Crítico, Discurso VII, §. 13, tengo escrito, que no sólo Bernardino Telesio había precedido a Bacon en el empeño de impugnar a Aristóteles; mas allí señalo otros muchos, que le precedieron en el mismo, como fueron Gemisto Plethon, el Cardenal Besarion, Francisco Patricio, Theofrasto Paracelso, y Pedro del Ramo.

4. Por lo que mira a Telesio, en el lugar citado, número 37, estampé las palabras siguientes, después de hablar de Paracelso. Casi al mismo tiempo Bernardino Telesio, natural de la Ciudad de Consenza, en el Reino de Nápoles, hombre de sutil ingenio, se declaró contra la Física Aristotélica, estableciendo la suya sobre los principios que después, con alguna variación, siguió Campanela.

5. También manifesté en aquel lugar la posteridad de Bacon, respecto de Telesio; que V. E. prueba por medio [304] de una exacta Cronología, porque después de hablar del Filósofo Consentino, y de los demás impugnadores de Aristóteles, que he mencionado arriba, entro a hablar de Bacon en la quinta línea del número 39 con estas palabras: Vino después el grande, y sublime genio de Francisco Bacon, Conde de Verulamio, &c. Donde es bien notar, que aquella partícula después, según el contexto, claramente significa, no sólo posterioridad de Bacon respecto de Telesio, y los demás nombrados en cuanto a la existencia, mas también en cuanto al empeño de impugnar a Aristóteles: con que tiene V. E. logrado muy de antemano mi consentimiento a su bien establecida aserción de que Telesio, como anterior, no pudo tomar algunas luces prestadas de Bacon.

6. ¿Pero tomolas Bacon de Telesio en orden al proyecto de mostrar, que son descaminados los rumbos de todos los Sistemas, y señalar a los Filósofos la senda por donde deben caminar? Este es el punto, en que no puedo convenir. Y esto es el único, en que yo coloco la singularidad de Bacon, o por lo menos, en que no fue precedido de Telesio, ni de otro alguno. Impugnó Telesio a Aristóteles antes que Bacon; ¿pero se opuso a todo Sistema, o al rumbo de filosofar Sistemático? Nada menos, pues él mismo fue Filósofo rigurosamente Sistemático, siguiendo la antigua doctrina de Parménides, que constituía por principios de todas las cosas el calor, y el frío.

7. Y si en esta materia se necesita prueba más decisiva, lo será el que Bacon muy de intento impugnó toda la doctrina Filosófica de Telesio en el Tratado, que intituló: De Parmenidis, Telesii, & Democriti Phylosofia. Muy lejos estaba de seguirle, y trabajar sobre su plan, quien muy de estudio, y con seria aplicación se puso a desbaratar en aquel Tratado todo el plan de Telesio: y en otra parte; esto es, en el Tratado que inscribió de Auxiliis mentis, & accensione luminis naturalis, cap. 2, trata de fábula teatral su Sistema; Quim etiam [305] nudiustertius Bernardinus Telesius soenam conscendit, & novam fabulam egit, nec plausu celebrem, nec argumento elegantem.

8. De aquí se sigue, que tampoco dio, o pudo dar Telesio a Bacon luz alguna para señalar a los Filósofos la senda por donde pueden lograr el acierto. La senda, que les propuso Bacon, fue la de la experiencia, de que no se acordó Telesio. ¿Ni cómo podía éste proponer la vía experimental para deducir por ella las verdades Filosóficas, estando ya preocupado del Sistema de Parménides, que pretendía siguiesen todo como verdadero? Un Autor no muestra a sus lectores, u oyentes otro camino, que el que él mismo sigue, ni los guía sino por dónde va.

9. Yo no he visto las Obras de Bernardino Telesio, pero tengo todas las Filosóficas de Tomás Campanela, de quien nadie duda fue fiel sectario de Telesio; y nada veo en Campanela, que le sea común con Bacon. Posible es que Bacon se aprovechase de uno, u otro raciocinio de Telesio, para impugnar tal cual proposición particular de Aristóteles. Mas por lo que mira al todo, el plan, y el asunto fueron muy diferentes. Telesio quiso derribar el Sistema Aristotélico, para erigir sobre sus ruínas el de Parménides. Bacon quiso derribar el de Aristóteles, el de Parménides, y todos los demás, para aplicar los Filósofos al único estudio de las Observaciones Experimentales.

10. Esto es lo que alcanzo en el asunto del reparo que V. E. me propone, y que expongo a la corrección de V. E. a quien juntamente rindo los debidos agradecimientos por el honor que me concede de dedicarle a mi nueva Obrilla.

Nuestro Señor guarde a V. E. muchos años. Oviedo, y Julio 19 de 1744.


{Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo segundo (1745). Texto según la edición de Madrid 1773 (en la Imprenta Real de la Gazeta, a costa de la Real Compañía de Impresores y Libreros), tomo segundo (nueva impresión), páginas 302-305.}