Filosofía en español 
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Junco, Guisa, E. Obregón y el P. Méndez «espías nazis» para el New York Times

La mala fe de un corresponsal impide el viaje de los intelectuales

Alfonso JuncoGuisa y Acevedo
Alfonso Junco ¿Se lo imagina usted de espía nazi?
Guisa y Acevedo es anglófilo, pero Inglaterra le niega la visa.

Para cuando esta edición circule, es posible que los representantes de México al Consejo de la Hispanidad que se ha de celebrar en Madrid, hayan obtenido las visas de los gobiernos inglés –en Bermudas–, y portugués –en Lisboa–, sin las cuales no podrán abordar el Clipper transatlántico que sale de Nueva York rumbo a Europa tres veces por semana.

Durante toda la semana, los invitados por el Gobierno Español para concurrir a las fiestas de la Raza estuvieron haciendo gestiones para lograr las autorizaciones de Bermudas y Lisboa. El silencio de ambas partes los obligó a cancelar los pasajes que habían reservado en los aviones del martes anterior,

La designación

El sábado 27 de septiembre, don Toribio Esquivel Obregón, Jesús Guisa y Acevedo, Alfonso Junco y Gabriel Méndez Plancarte, recibieron cartas de España. El Consejo de la Hispanidad los invitaba a trasladarse a la Madre Patria para, en unión de intelectuales españoles e hispanoamericanos, conmemorar las fiestas de la Raza. Las cartas hacían mención de los méritos hispanistas de los cuatro escritores. El señor Halcón Villalón-Daois que firmaba los documentos, comunicaba además que los gastos de viaje serían por cuenta del gobierno español.

Para la designación, el Consejo de Hispanidad tomó en cuenta la labor desarrollada por los cuatro mexicanos que más constantemente han subrayado la importancia esencial de la cultura hispánica en América. Esquivel Obregón, desde su «Monroísmo» de hace treinta años hasta sus últimas obras de Historia del Derecho, se ha preocupado por el afianzamiento de lo hispánico. Guisa y Acevedo fue uno de los más fervientes defensores del movimiento español de 36. Alfonso Junco escribe desde hace años sobre el tema. Méndez Plancarte lucha desde Ábside, revista de cultura auténtica.

Interpretación

El corresponsal en México del New York Times, se alarmó excesivamente cuando supo que cuatro intelectuales mexicanos iban a realizar un naturalísimo viaje a la Madre Patria. Tomó el 3 de octubre el teléfono, pidió larga distancia, y comunicó a su periódico la siguiente noticia:

«En aeroplano saldrán el próximo martes cuatro mexicanos que harán un viaje a Madrid a costas del Gobierno español para tomar parte, con otros latinoamericanos en una reunión que se espera marque el principio de una nueva e intensa propaganda del Eje en Latinoamérica.

«La reunión se llamará Consejo de la Hispanidad. Sus patrocinadores son la Falange Española –esto es, el Generalísima Franco y Ramón Serrano Súñer, ministro de Relaciones–. La inspiración, y quizás el financiamiento vendrán de Berlín, al menos en opinión de los observadores aquí.

«Es bien sabido que el Departamento de Estado de Washington ha sido constantemente molestado con las actividades de la Falange Española en América Latina y principalmente en México. La Falange es la penetración de la propaganda nazi y del espionaje en América Latina.»

El diario neoyorquino recogió íntegra la información y algo más agregó de su cosecha: «La conferencia de Madrid –cabeceó–, coqueteará con América». Ese mismo día comenzó la demora de las visas.

El corresponsal del New York olvidó en la prisa telefónica de su noticia, que es difícil compaginar el carácter de espionaje nazi de la delegación con la aguda anglofilia del doctor Guisa, feroz defensor de la causa inglesa desde las páginas de su Lectura.

«En bien de México»

«El Consejo de Hispanidad –nos dijo don Toribio Esquivel Obregón– es una institución que tiene por objeto uno solo, puramente idealista: el acercar a todos los pueblos de habla hispánica teniendo como base la comunidad de tradición, de raza y de anhelos. El Consejo nada tiene que ver con cuestiones de política contemporánea y sus trabajos se desarrollan respetando, de la manera más absoluta, la independencia de las naciones iberoamericanas y su régimen interno.

«Las reuniones tendrán por objeto desarrollar un plan para el mejor cumplimiento de este fin. Estoy seguro de que todo será para bien de la raza hispánica y por lo mismo, para bien de México.

«Me interesa mucho esta visita a España para ver hasta qué punto ha sido afectado el carácter español por la revolución.»

La Nación dio a conocer a don Toribio la noticia del New York Times que se ha transcrito. Rió de muy buena gana:

–Pero ¿creerán de verdad estos señores que somos agentes del nazismo? –comentó–. «La mala fe que se advierte en la noticia, es evidente. No creo, sin embargo, que esa sea la causa de la demora en las visas».

Prohibido querer a España

Guisa y Acevedo leyó el recorte, sacudió la melena:

–«Por lo visto estas gentes no pueden concebir que los mexicanos amemos a España que nos dio ser y cultura. Todo lo relacionan con el nazismo y con bastardos intereses. No pueden pensar en nada limpio. Sentir la tradición, la esencia de la Patria, es para éstos un atentado fascista.

«Vamos a España para afianzar la conciencia en un común destino de nuestros pueblos. Debemos ir creando a través de los escritores Hispanoamericanos en estas naciones la orientación para tratar los problemas de la raza con luz de estirpe común.

«Y vamos además como testigos del Nuevo Mundo a traer una visión directa de España y del estado Español.»

Voz de América

Alfonso junco recibió la visita del corresponsal del New York Times y le hizo una consideración muy clara. Después de ella, es inexplicable el telefonema del periodista.

–«Nosotros tenemos el mismo derecho para querer a España que ustedes para respetar a Inglaterra. Ni adversa ni favorable a los Estados Unidos, nuestra visita es sencillamente la expresión de la franca amistad que debemos llevar con España los pueblos que de ella se forjaron. Ustedes son hijos de Inglaterra y cultivan con su madre patria estrechas relaciones. ¿Qué de extraño tiene que nosotros hagamos lo propio con España?

Y a nosotros nos declaró Junco:

–«El Consejo de la Hispanidad quiere oír la voz de América conforme lo expresó Pemán para preparar una labor de conjunto y resolver los comunes problemas de nuestras patrias. Cada quien llevará su voz propia, expresión de las circunstancias peculiares de cada nación.

«Se fijará un claro concepto de Hispanidad y se fortalecerá la hermandad de nuestros pueblos.

«No hay, no habrá nada de política. Nuestro plan consiste en hablar de México, en entender a los hermanos, dentro de un común espíritu alejado de cuestiones políticas.»

Queremos ver

Gabriel Méndez Plancarte es breve y claro en su opinión:

–«Queremos tener una visión directa de las cosas de España. La realidad debe conocerse, en la misma forma en que España necesita conocer la realidad de América.

«Y todo esto sin política, porque el Consejo de la Hispanidad le está vedada toda actividad de esa índole».

Qué es el Consejo

En el Boletín Oficial del Estado se publicó el día 8 de enero de 1941 la siguiente Orden de Asuntos Exteriores:

«El Consejo de la Hispanidad, creado por ley de 2 de noviembre de 1940, con la misión de estudiar y resolver las comunes necesidades espirituales y materiales de nuestra estirpe, agrupará en su seno a las personalidades del mundo hispánico más destacadas en los aspectos intelectual, político, financiero y mercantil. Entretanto se puede llegar a la aspiración final de incorporación a las tareas del Consejo de la Hispanidad de las más eminentes figuras de los pueblos de Hispanoamérica, en términos que permitan a éste constituirse como un organismo supranacional, por acuerdo entre España y todas las naciones hispanoamericanas».

Primero. Tomarán parte en el Consejo las personas que desempeñan los siguientes cargos: el Ministro de Asuntos Exteriores, como Presidente de la Hispanidad; el Director del Archivo de Indias, el Delegado nacional del Servicio Exterior de Falange Española Tradicionalista y de las J. O. N. S., el Subsecretario de Asuntos Exteriores, el Jefe de la Sección de Relaciones Culturales del Ministerio de Asuntos Exteriores, el Subsecretario de Prensa y Propaganda, el Subsecretario de Comercio, el Secretario General del Ministerio de Marina, el Director General de Comunicaciones Marítimas, la Delegada de la Sección Femenina de Falange Española Tradicionalista y de las J. O. N, S., el Delegado nacional del Frente de Juventudes, el Presidente del Instituto de Estudios Políticos, el Delegado Nacional de Prensa y Propaganda de F. E. T. y de las J. O. N. S.; los embajadores de España en la Argentina, Cuba, Chile, México y Perú; el cónsul general de España en Filipinas, el prior del Convento de Dominicos de San Esteban de Salamanca y el prior del Convento de la Rábida.

Segundo. No siendo limitado el número de miembros del Consejo de la Hispanidad, el Ministro de Asuntos Exteriores podrá designar como tales a cuantas personas destaquen en la vida española en relación con los problemas o ideales del mundo hispánico.

Tercero. El Consejo de la Hispanidad tendrá residencia en Madrid. Más tarde, la rama hispanoamericana deberá designar una ciudad americana para su residencia».