Filosofía en español 
Filosofía en español

Existencialismo

no figura

Diccionario filosófico marxista · 1946

Existencialismo

Corriente filosófica decadente de nuestros días, variedad del idealismo subjetivo, destinada esencialmente a desmoralizar la conciencia social, a combatir a las organizaciones revolucionarias del proletariado. En la actualidad, el existencialismo se difunde sobre todo en Francia y en Alemania occidental. Esta doctrina reaccionaria fue fundada por el filósofo danés Kierkegaard (1813-1855), enemigo del socialismo y de la democracia, para quien aun la filosofía de la revelación de Schelling (ver) no era lo bastante reaccionaria. Por “existencia”, entiende  la “vida espiritual individual”, y opone la “existencia” al “ser”, vale decir, al mundo material de la vida real, física y social. La aversión a la vida, el miedo a la muerte, la desesperación, tales son sus temas fundamentales que más tienen que ver con la psicopatología que con la filosofía. Esta “filosofía” antihumana había sido adoptada por los ideólogos del imperialismo alemán (Heidegger, Jaspers). Hoy, el existencialismo se recubre con la máscara de “filosofía de  la libertad”. Su esencia reaccionaria no se ha modificado: sólo han cambiado sus procedimientos de lucha contra la teoría y la práctica revolucionarias, sus métodos de disfraz. En la actualidad, los existencialistas se esfuerzan en denigrar la lucha revolucionaria de los trabajadores por el socialismo. Y predican el nihilismo intelectual y moral, el desprecio por la ciencia y por la moralidad. Los existencialistas se alzan contra el materialismo dialéctico e histórico, contra la concepción marxista, científica del mundo, apoyándose en las premisas del idealismo subjetivo, haciendo de la “pura conciencia en sí” el punto de arranque de su filosofía. Los existencialistas oponen la “existencia” a la “esencia”, separándolas metafísicamente y proclamando la primacía de la “existencia”. Esta teoría está dirigida contra la doctrina materialista que considera a la materia como el dato primario; y en el dominio de la vida social, se alza contra la concepción científica del determinismo histórico. Por libertad, los existencialistas entienden no una relación social real que se conquista en la lucha contra el esclavizamiento de la nación y de la clase trabajadora, no el fruto del socialismo, sino el “libre albedrío” innato del idealismo, que concede al burgués el derecho de actuar según su voluntad.

Diccionario filosófico abreviado · 1959:178-179

Existencialismo

(del latín “existentia”: existencia). Filosofía de la existencia, corriente irracionalista de la filosofía burguesa contemporánea; surgió (después de la primera guerra mundial en Alemania, y luego en Francia; después de la segunda guerra mundial en otros países, entre ellos los Estados Unidos) como intento de crear una nueva concepción del mundo en consonancia con los estados de ánimo de la intelectualidad burguesa. El término “existencialismo” fue introducido por el neokantiano Fritz Heinemann (1929). Las fuentes ideológicas del existencialismo son: la filosofía de la vida, la fenomenología de Husserl, la doctrina místico-religiosa de Kierkegaard. Se distingue el existencialismo religioso (Marcel, Jaspers, Berdiáiev, Buber) y el ateo (Heidegger, Sartre, Camus). En la filosofía de la existencia ha hallado su reflejo la crisis del liberalismo burgués, incapaz de dar respuestas científicas a las cuestiones planteadas por el hacer práctico social e histórico de nuestros días, liberalismo impotente para explicar la inestabilidad y la desorganización de la vida humana en la sociedad burguesa, los sentimientos de angustia, desesperación y desolación inherentes al hombre de dicha sociedad. El existencialismo constituye una reacción irracionalista al racionalismo de la Ilustración y a la filosofía clásica alemana. Afirman los filósofos existencialistas que el principal vicio del pensamiento racional estriba en tomar como punto de partida el principio de la contraposición entre sujeto y objeto, o sea, el dividir el mundo en dos esferas: la objetiva y la subjetiva. El pensamiento racional veía toda la realidad, incluido el hombre, tan sólo como objeto, como “esencia”, como algo ajeno al hombre. La filosofía auténtica, desde el punto de vista del existencialismo, ha de partir de la unidad entre sujeto y objeto. Dicha unidad se halla encarnada en la “existencia”, es decir, en cierta realidad irracional. Según la doctrina existencialista, para adquirir conciencia de sí mismo como “existencia” el hombre ha de encontrarse en una “situación límite”, por ejemplo, ante la faz de la muerte. Ello hace que el mundo se convierta para el hombre en “íntimamente próximo”. Se declara que el procedimiento verdadero de cognición o, según el existencialismo, de penetración en el mundo de la “existencia”, es la intuición (“experiencia existencial” en Marcel, “comprensión” en Heidegger, “iluminación existencial” en Jaspers), que es el método fenomenológico de Husserl irracionalmente interpretado. En el existencialismo, ocupa un importante lugar el planteamiento y la solución del problema de la libertad, definida como “elección” que hace el hombre de una posibilidad entre innumerables posibilidades. El carácter voluntarista de la explicación que el existencialismo da de la libertad estriba en separar la “elección” de las circunstancias, es decir, estriba en aislar de la necesidad objetiva, de las leyes, al hombre. En última instancia, los existencialistas convierten el problema de la libertad en un problema puramente ético y entienden la libertad, según el espíritu del individualismo extremo, como libertad del individuo respecto a la sociedad. El existencialismo ha ejercido sensible influencia sobre el arte y la literatura burgueses de nuestros días y, por este conducto, sobre la mentalidad de una sensible parte de la intelectualidad burguesa. La actitud política reaccionaria de la mayoría de los filósofos existencialistas se halla íntimamente vinculada a sus concepciones filosóficas (“Man”).

Diccionario filosófico · 1965:163-164

Existencialismo

(filosofía de la existencia.) Corriente irracionalista en la filosofía burguesa, surgió en el siglo 20 como intento de crear una nueva concepción del mundo, que se corresponda con los criterios de la intelectualidad burguesa. Las fuentes ideológicas del existencialismo son la filosofía de la vida, la fenomenología de Husserl y la doctrina mística religiosa de Kierkegaard. Existen el existencialismo religioso (Marcel, Jaspers, Berdiáev) y el existencialismo ateo (Heidegger, Sartre, Camus). En el existencialismo se refleja la crisis del liberalismo burgués, con su comprensión optimista superficial del mundo, con su fe en el desarrollo progresivo de la sociedad burguesa, liberalismo que no pudo pasar la prueba de los tempestuosos acontecimientos del siglo. El existencialismo surgió como mundividencia pesimista que se planteaba la cuestión de cómo debe vivir el hombre que, frente a las catástrofes históricas, ha perdido las ilusiones liberales progresistas. El existencialismo es una reacción al racionalismo de la época de la Ilustración y de la filosofía clásica alemana, así como a la filosofía positivista kantiana que se propagó ampliamente a fines del siglo 19 y comienzos del 20. A juicio de los existencialistas, el rasgo fundamental del pensamiento racional consiste en que este último parte del principio de la contrariedad entre el sujeto y el objeto. En virtud de ello, toda la realidad, comprendido el hombre, constituye para el racionalista sólo el objeto de investigación científica y de manipulación práctica, por lo cual este enfoque tiene un carácter “impersonal”. El existencialismo, por el contrario, debe constituir lo contrario del pensamiento científico extrapersonal. Así pues, el existencialismo contrapone la filosofía y la ciencia. El objeto de la filosofía, dice, por ejemplo, Heidegger, lo debe constituir el “ser”, y el de la ciencia, el “ente”. Por “ente” se sobrentiende todo lo relativo al mundo empírico, del que se debe distinguir el ser mismo. Este último no se concibe de modo indirecto por vía del pensamiento intelectivo, sino tan sólo directamente, revelándose al hombre a través de su ser, de su existencia personal. En la existencia radica precisamente la integridad no desmembrada del sujeto y el objeto, inaccesible tanto para el pensar científico-intelectivo como para el especulativo. En la vida cotidiana, el hombre no siempre toma conciencia de sí mismo como existencia; para ello se necesita que resulte en una situación límite, es decir, frente a la muerte. Al encontrar a sí mismo como existencia, el hombre adquiere por primera vez también su libertad. Según el existencialismo, la libertad consiste en que el hombre no aparezca como cosa que se forma bajo la influencia de la necesidad natural o social, sino que se forme con cada una de sus acciones y procederes. Esto significa que el hombre libre asume la responsabilidad por todo lo que ha realizado y no se justifica apelando a las “circunstancias”. El sentido de culpa por todo lo que sucede alrededor es un sentimiento de hombre libre (Berdiáev). En la concepción existencialista de la libertad se expresó la protesta contra el conformismo y adaptabilidad, propios del pancista burgués que se siente tornillo de una colosal máquina burocrática e incapaz de cambiar algo en el curso de los acontecimientos. Por eso, el existencialismo no deja de subrayar la responsabilidad del hombre por todo la que acontece en la historia. Sin embargo, la comprensión existencialista de la libertad sigue siendo subjetivista: no se interpreta en el plano social, sino en el netamente ético. Rechazando el conocimiento racional como no correspondiente al objeto de la filosofía, el existencialismo promueve el método de la comprensión directa, intuitiva de la realidad y se apoya en este caso en Husserl y, en parte, en el intuitivismo de Bergson. Muchos existencialistas (Heidegger en el último período de su actividad, Marcel, Camus y otros) sostienen que por su método de conocimiento la filosofía es mucho más próxima al arte que a la ciencia. No es casual que el existencialismo influya tanto sobre el arte y la literatura de Occidente y, por su conducto, también sobre los estados de espíritu de una parte considerable de la intelectualidad burguesa. La posición sociopolítica de los diversos existencialistas es distinta.

Diccionario de filosofía · 1984:158-159