Filosofía en español 
Filosofía en español


Adolfo Bonilla y San Martín

Biog. Escritor y catedrático español, n. en Madrid en 27 de Septiembre de 1875. Es doctor en las facultades de derecho y filosofía y letras. Ganó por oposición la cátedra de derecho mercantil de la universidad de Valencia, que desempeñó hasta 1905 en que pasó a explicar historia de la filosofía a la universidad central. Ha sido profesor de la Escuela de Estudios superiores del Ateneo de Madrid y secretario general de esta corporación. Es académico correspondiente de la Academia de Ciencias Morales y Políticas; académico-profesor de la de Jurisprudencia y Legislación; académico de número de la de la Historia, y pertenece a otras españolas y americanas. Su labor literaria y científica es vastísima, sobre todo teniendo en cuenta su juventud. Ha prestado señalados servicios a la ciencia bibliográfica española, especialmente en sus ramos literario, filosófico y jurídico. Como aventajado discípulo de Menéndez y Pelayo, ha demostrado conocer a fondo, no sólo los monumentos literarios, sino también la filosofía del arte literario y la historia de la literatura, y en este punto es investigador profundo y concienzudo. Filósofo distinguido e historiador de la filosofía, ha expuesto en sus obras, separándose de la doctrina escolástica, las tesis fundamentales de la filosofía moderna. Gallarda prueba de lo dicho son sus obras: El mito de Psiquis (Barcelona, 1908), y Luis Vives y la filosofía del Renacimiento (Madrid, 1903), la segunda de las cuales fue premiada por la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y puede considerarse como el estudio más completo del gran filósofo valenciano [20] desde Mayáns y Siscar hasta el presente. Como jurisconsulto ha profundizado y resuelto los más intrincados problemas del derecho mercantil e internacional, particularmente en lo que atañe al derecho considerado desde el punto de vista biológico y en su génesis y desenvolvimiento a través de las concepciones filosóficas modernas y contemporáneas. Sus trabajos acerca de la novela caballeresca son muy apreciados. Bonilla fue una de las notabilidades que asistieron al primer Congreso de la Lengua Catalana. En el Congreso de Ciencias últimamente celebrado en Valencia (Mayo de 1910), leyó un notable estudio demostrando la inexistencia de las por algunos autores llamadas «ideas generales», tesis que fue muy comentada y confirmada en gran parte por el doctor Simarro. Además de las dos obras citadas ha escrito: Concepto y teoría del Derecho (Madrid, 1897), Historia de la literatura española, traducción aumentada del texto inglés de J. Fitzmaurice-Kelly; Clarorum hispaniensium epistolae ineditae (París, 1901). El Diablo Cojuelo por Luis Vélez de Guevara (Vigo, 1902), El Arte simbólico (Madrid, 1902), Plan de Derecho Mercantil (Madrid, 1903), Anales de la literatura española (Madrid, 1904), Libros de Caballerías, en la Nueva Biblioteca de Autores españoles; Fuero de Usagre, en colaboración con don Rafael de Ureña (Madrid. 1907); Archivo de Historia de la Filosofía (Madrid, 1907 y siguientes), Historia de la filosofía española, tomo I (Madrid, 1908); Prometeo y Arlequín, versos (Madrid, 1908); Códigos de Comercio españoles y extranjeros, en colaboración con los señores Alvarez del Manzano y Miñana (Madrid, 1909), &c.



Adolfo Bonilla y San Martín

Adolfo Bonilla y San Martín Biog. Escritor y catedrático español, m. en Madrid el 18 de enero de 1926. A pesar de que desempeñaba en Madrid la cátedra de sus estudios predilectos: la de Historia de la Filosofía, jamás abandonó su especialidad jurídica mercantil, siendo testimonio de ello su obra magistral, en colaboración, sobre las Instituciones de Derecho Mercantil de España comparado con el de las principales naciones de Europa y América, y el ejercicio constante y competentísimo de la Asesoría de la Bolsa de Madrid. «La predilecta de sus obras, dijo Pedro Font Puig (Diario de Barcelona, 21 de enero de 1926), la que él más estimaba y la más profunda, sólo inteligible por los técnicos de la Filosofía, es el portentoso diálogo Proteo o del devenir, de solas 69 páginas (Madrid, 1914). Dos litografías hay en su cuarto de estudio: la de Menéndez y Pelayo y la de Schopenhauer; símbolo exacto de la doble orientación de su pensamiento. Como discípulo de Menéndez y Pelayo, era un enamorado de la tradición cultural de España; defendió que se podía hablar de una Filosofía española; consideró siempre que España no era solamente Castilla, y en toda ocasión hizo gala de su estima por las diversas culturas y diversas lenguas españolas, y muy en especial por el catalán en estos últimos tiempos. Había dado distintos cursos en Universidades norteamericanas, extendiendo allá con sus enseñanzas y con su misma personalidad la consideración y el afecto por el saber español. En octubre de 1924 regresó de dar la vuelta al mundo; desde mucho tiempo acariciaba la idea de estudiar el Japón y la India; la India, patria la más excelsa de la Filosofía, según el doctor Bonilla, atraía poderosamente su atención. «Acabo de volver de mi viaje alrededor del mundo, me escribía a primeros de noviembre de 1924. Fui primero a los Estados Unidos, y después a Hawai, Japón, China, Archipiélago malayo, Ceylán, India y Egipto. Hartas cosas curiosas he visto, y algún día podré contárselas. Quizá haga un pequeño libro.» De este libro, que fue una esperanza de tantos admiradores suyos, sólo poseemos aquellas [392] líneas vibrantes escritas en la revista Hispania (que fundó y dirigió con Ricardo León), declarando su preferencia de modo de ser de España sobre todas las tierras del mundo. Como discípulo de Schopenhauer, la enseñanza filosófica del doctor Bonilla se desenvolvió siempre en torno de las concepciones fundamentales del gran filósofo alemán. La cuádruple raíz del principio de razón suficiente, de Schopenhauer, ha sido año tras año la obra comentada en la clase de Psicología Superior que tuvo acumulada el doctor Bonilla; obra de Schopenhauer que el maestro consideraba indispensable para toda preparación filosófica. Desde la reforma por Silió del Consejo de Instrucción Pública, era el doctor Bonilla consejero por las Facultades de Filosofía y Letras; entonces también, bajo el régimen de autonomía universitaria, la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid lo eligió Decano por unanimidad, cargo que no dejó de ostentar hasta su muerte. Espanta el número de informes que como ponente redactó el doctor Bonilla respecto de obras presentadas a informe de las Academias o del Consejo de Instrucción Pública; informes, resultado siempre del estudio objetivo de la obra; informes que, cuando la justicia no obligaba a que fuesen contrarios, eran siempre una voz de aliento para el autor novel, combinada con indicaciones de maestro. Siendo ministro de Instrucción pública el señor Rodés, fue el doctor Bonilla inspector general de Enseñanza. Últimamente, como embajador extraordinario, había representado a nuestra patria en las Fiestas de Cuba. Fue el doctor Bonilla un enérgico defensor de la libertad de cátedra y un fervoroso amante de las libertades ciudadanas: en el Consejo de Instrucción Pública, y en presencia del presidente del Directorio, combatió la idea del «texto único», que reduciría a los catedráticos a glosadores de un criterio ajeno.» Una de sus obras más importantes es la terminación del admirable estudio Los orígenes de la novela, que dejó inconcluso, al fallecer, Menéndez y Pelayo. Bonilla y San Martín, de acuerdo con el plan del genial polígrafo, dio feliz remate a esta magna obra y la avaloró con una excelente biografía, en la que examinó maravillosamente la personalidad y las obras de Menéndez y Pelayo, fundamentando sus afirmaciones con notas y epístolas inéditas de aquél. Bonilla y San Martín era doctor honoris causa del Claustro de la Sorbona, Wurzburgo (Baviera), Roslok y de otras Universidades extranjeras. Figuraba en la Hispanic Society, de Nueva York, a la que prestó inteligente colaboración. Fue vocal del Consejo de Instrucción pública y se hallaba en posesión de honrosas condecoraciones, entre ellas la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, figurando entre las recompensas que había logrado en públicos concursos el Premio Cervantes, dotado con 10.000 pesetas e instituido por la Grandeza de España.

A las obras mencionadas en la biografía que consagramos a Bonilla y San Martín en la Enciclopedia hay que añadir un nuevo tomo, el segundo, de su Historia de la Filosofía Española; Bibliografía de Menéndez y Pelayo (Madrid, 1911); La filosofía de Menéndez y Pelayo (1912); La representación de Menéndez y Pelayo en la vida histórica nacional, y Francisco Suárez. El Escolasticismo tomista y el Derecho Internacional (Madrid, 1918). Además, otras omitidas y de época anterior: Método para el estudio de la Filosofía del Derecho (Montenden, 1901); El Renacimiento y su influencia literaria en España, en la España Moderna (1902); Aristóteles y los sordomudos, en el Boletín de la Asociación de Sordomudos de Madrid (1906); Programa de Historia de la Filosofía (Madrid, 1906), en que hay, a manera de sumario, un verdadero anticipo de la obra que dejó sin terminar sobre filosofía española. Añadamos, todavía, sus notables conferencias: La Metafísica y sus problemas (Universidad de Murcia, 1922-23); El maravilloso invento del Iluminado doctor Raimundo Lulio (Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid, 1917); La Filosofía Catalana (Universidad de Barcelona); sus trabajos de los Archivos de Filosofía, que publicaba con sus alumnos y de los cuales sólo vieron la luz dos fascículos: Sobre el hilo conductor de las categorías aristotélicas; La idea del derecho en el lenguaje; Moderato de Gades, filósofo pitagórico español; Nietzsche y la Historia de la Filosofía; La idea de tiempo en el lenguaje, y sus estudios sobre Erasmo, Fernando de Córdoba, Platón (sobre el Ion), Hernando Alonso de Herrera, &c. Últimamente la Nueva Biblioteca Filosófica reeditó de Bonilla y San Martín, Luis Vives y la Filosofía del Renacimiento (Madrid, 1929).