Filosofía en español 
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Lo del día

La cátedra de Psicología

La última polacada del ministro de Instrucción Pública, que en nuestro editorial de ayer denunciamos, ha producido tanta indignación como sorpresa entre las gentes sensatas. La situación del señor Alba, una vez publicada por nosotros su última arbitrariedad, ha venido a hacerla más desairada la inoportuna defensa que de tan injusta solución han hecho algunos, muy pocos, colegas; los cuales, para que les fuera posible aplaudir la decisión del ministro, se han visto obligados a falsear los hechos, afirmando, sin rebozo... y sin verdad, que el señor Verdes Montenegro ha sido nombrado catedrático de Psicología del Instituto de San Isidro en concurso de antigüedad. Y no es cierto.

Esa cátedra se ha provisto en concurso de traslado; y su resolución –a tenor del artículo 12 del Real decreto de 30 de Abril de 1915– había de ser consecuencia de la comparación de los méritos y servicios de los concursantes; decidiéndose el concurso en favor de la mayor antigüedad sólo en el caso de que esos méritos y servicios «no se acreditasen por ninguno de los aspirantes». Y como en este caso se han acreditado, no hay por qué hablar de antigüedad. ¿Está claro? Tan claro como que es tan indefendible la resolución del ministro que, para apoyarla, hay que faltar a la verdad en redondo.

Falso es también que los 26 consejeros de Instrucción Pública que votaron contra el Sr. Verdes Montenegro sean otros tantos reaccionarios. Ayer dimos sus nombres, y es evidente –basta leerlos– que abundan entre ellos políticos y catedráticos muy liberales.

Ni nosotros ni diversos elementos, de valor y de arraigo en la sociedad, podemos dar por terminado este asunto. Varios padres de familia nos han significado su propósito de iniciar una acción colectiva contra la resolución del ministro; estando dispuestos, en último caso, a retirar a sus hijos del Instituto de San Isidro y matricularlos en el del Cardenal Cisneros, antes que consentir que un catedrático que ellos –católicos y contribuyentes– pagan, descristianice y desmoralice a sus hijos. Nosotros seguiremos, mañana mismo, consagrando a este asunto todo el espacio y atención que merece.