Filosofía en español 
Filosofía en español


Vida del Congreso

La reunión de Santiago de Chile
[ de la Primera Conferencia Interamericana del Congreso por la Libertad de la Cultura, 7-13 junio 1954 ]

En el ánimo de sus organizadores, la reunión de Santiago de Chile se proponía objetivos por demás modestos: más que de una reunión espectacular tratábase de un primer contacto entre representantes de los Comités iberoamericanos con el fin de establecer un plan de trabajo de cara al porvenir. Los resultados obtenidos han sobrepasado el objetivo inicial, gracias principalmente al espíritu de organización del Comité de Chile y al arraigo que en el transcurso de un año ha alcanzado en los medios intelectuales chilenos. El informe presentado por su secretario, Alejandro Magnet, mereció la felicitación unánime de los delegados y fue tomado como modelo para las actividades de los otros Comités. Recibió a los delegados y departió amablemente con ellos el Sr. Presidente de la República, acompañado por su Ministro de Relaciones Exteriores y por su Jefe de Protocolo. Jorge Mañach (Cuba), Roberto Ibáñez (Uruguay), Salvador Pineda (México), Carlos Izaguirre (Honduras) y Julián Gorkin ocuparon las tribunas del Salón de Honor de la Universidad y de la Casa de la Libertad. Hablaron asimismo en el Teatro de Valparaíso, cuyo Comité dispondrá en breve de un local propio. La Asociación de Escritores y el Pen Club de Chile organizaron un gran banquete en honor de los delegados. Organizó otro el Centro Republicano Español de Santiago. En fin, la prensa de Santiago y de Valparaíso reflejó diariamente las actividades de los asistentes a la reunión.

Por aclamación fue aprobado el informe del delegado internacional, dando clara cuenta de los objetivos del Congreso por la Libertad de la Cultura, de sus actividades desde su fundación en 1950 y de la procedencia de sus medios materiales. Los secretarios de los Comités hicieron seguidamente sus informes sobre la composición de los mismos, sus actividades pasadas y las posibilidades que se ofrecen en sus respectivos países. En sesiones especiales, los delegados escucharon dos importantes informes sobre la situación de la intelectualidad en la Argentina y en Bolivia.

La conferencia registró con satisfacción este doble hecho: el Consejo de Honor de Cuadernos, formado por figuras continentales, está integrado en parte por eminentes refugiados políticos; otros refugiados, huidos de sus países sometidos a dictaduras, forman parte de los Comités de Chile, México, Uruguay. A través de ellos la intelectualidad de sus países mantiene un nexo con la cultura libre y creadora. Adhiriéndose al homenaje continental que debe rendírsele en breve al gran novelista venezolano Rómulo Gallegos, la reunión simbolizó en él la obra de creación iberoamericana.

Los países latinoamericanos deben conocerse entre sí y estrechar cada vez más sus lazos. A tal fin se aprobó la resolución favorable a la libre circulación del libro iberoamericano, que publicamos más adelante. Y se acordó un intercambio permanente de informaciones entre los Comités y de conferenciantes interamericanos, así como un intercambio de conferenciantes entre Europa e Iberoamérica. Los Comités se comprometieron, por otra parte, a organizar conferencias y mesas redondas periódicas con el fin de abordar los grandes problemas de interés continental y universal. Otro de los acuerdos importantes fue el de apoyar decididamente toda acción que redunde en beneficio del libre desarrollo de la cultura continental, desenmascarando y combatiendo, por el contrario, todas aquellas que encubran una penetración o una justificación del comunismo o de cualquier otra influencia totalitaria.

Se abordó ampliamente lo referente a Cuadernos. Terminado su informe al respecto, su Redactor Jefe invitó a los reunidos a hacer las críticas y las sugestiones que creyeran convenientes. Los reunidos felicitáronse del alto nivel alcanzado por la revista, del magnífico plantel de colaboradores latinoamericanos y universales reunido en torno suyo y de su carácter independiente y de tribuna libre. Todo esto ha contribuido a deshacer no pocas suspicacias y a prestigiar al Congreso por la Libertad de la Cultura. Se apuntó el deseo de que la revista establezca un mayor equilibrio entre los temas iberoamericanos y los de orden universal. Y se acordó intensificar la difusión tanto de Cuadernos como de Preuves.

Finalmente, y por aclamación, se aprobó el “Manifiesto a los intelectuales y artistas de América Latina” que reproducimos más adelante, no obstante que la prensa de lengua española lo ha publicado profusamente. En él, como se verá, se glosan los puntos principales del Manifiesto de Berlín y se hace una adaptación de los mismos a la situación y a las necesidades latinoamericanas.

Congreso por la Libertad de la Cultura
Un aspecto de la sala de conferencias [durante la Primera Conferencia Interamericana del Congreso por la Libertad de la Cultura, efectuada en Santiago de Chile, 7-13 junio 1954]

Resolución sobre la libre circulación del libro iberoamericano

Considerando:

1.- Que el principal vehículo de la cultura es el libro;

2.- Que el libro, además de su aspecto cultural, tiene también, necesariamente, el carácter de mercancía;

3.- Que a los intelectuales libres nos interesa el desarrollo de la industria editorial del libro hasta el máximo grado posible;

4.- Que en distintos países de habla castellana y portuguesa existen barreras arancelarias, cambiarias, ideológicas y de otras índoles que dificultan la circulación del libro y lo encarecen;

5.- Que en algunos países de Latinoamérica el costo del transporte más habitual del libro, que es el postal, resulta excesivamente alto;

6.- Que existen acuerdos tanto de la UNESCO cuanto de la reciente Conferencia Interamericana de Caracas, conforme a los cuales el libro y todos los demás vehículos de cultura deberán gozar de toda especie de franquicias y aun de ayuda, tanto en su circulación cuanto en su comercio.

Por todo lo anterior,

La Primera Conferencia Interamericana del Congreso por la Libertad de la Cultura resuelve:

I. Realizar una acción permanente que tenga como coronamiento la desaparición de todos los obstáculos que dificultan o encarecen la circulación del libro en general, y especialmente del impreso en español y en portugués, entre todos los países en que se hablan estos idiomas, de manera que toda esta amplia zona del mundo llegue a constituir un mercado del libro en que éste circule sin dificultades de ningún género y en el que a las divisas-libros no se les pongan limitaciones de especie alguna;

II. Realizar gestiones para que todos los gobiernos de los mencionados países patrocinen un intenso intercambio de libros salidos de las plumas de sus escritores, a fin de que la producción intelectual de cualquiera de ellos se pueda conocer ampliamente en todos los demás; y

III. Como los obstáculos que existen para la libre e intensa circulación del libro son distintos en los diversos países:

a) Debe crearse un centro general que coordine las labores que nos ocupan, el cual quedará a cargo del comité local del Congreso por la Libertad de la Cultura que para el efecto se designe;

b) En todos los países en que existan o se creen comités del Congreso por la Libertad de la Cultura, sea solos o bien uniéndose con otros intelectuales o agrupaciones de éstos, emprenderán una campaña tendiente a lograr los fines que esta resolución expresa. Al efecto podrán aliarse pública o privadamente, para los fines citados exclusivamente, con las organizaciones gremiales de editores o libreros que en los respectivos países existan y que acojan estos acuerdos con simpatía;

c) En los países en que por cualesquiera circunstancias no existan ni puedan crearse comités de nuestro Congreso, se buscará la ayuda de los intelectuales que más afinidad tengan con éste.