La cuestión del cinematógrafo y la de la moral de la calle
José Pijoán
Contestación al cuestionario sobre la moral del Cinematógrafo
Nuestra burguesía, nuestra clase media, no sé si es lo suficiente elevada para dar una campaña contra la literatura inmoral y la pornografía. Decía un gran apóstol moderno que para sacar a uno del lodo, primero hay que empezar por estar en tierra firme. Y nuestra gente está saturada de pornografía: se refocila hablando de ella, hasta en lugares que deberían ser neutrales. Yo he formado parte, en Barcelona, de varias juntas y comisiones oficiales, con señores mil veces más serios y respetables que yo mismo, y en todas ellas me ha perseguido el eterno estribillo. Se subrayan las palabras más insignificantes; con cualquier pretexto se deriva la conversación hacia las licenciosas carcajadas y las alusiones picarescas. Una campaña semi-oficial con estos señores, en nombre de la moralidad, no creo que dé otro resultado que obligarles a mayor compostura...
Afortunadamente esta acción entre nosotros no ha sido todavía empezada. Se puede emprender con pureza sin ningún mal precedente. Pónganse Vdes. en relación con la gente que trabaja desde hace años en lo mismo en que ustedes quieren trabajar. En Burdeos hay la delegación francesa del “Comité contre la literature inmorale”. No expresa este título todo el bien que aquella gente hace. En Ginebra se publica un “Bulletin abolitioniste”. Tampoco el título da idea de lo que es. Hay una información mensual de lo que se hace por todo el mundo silenciosamente. Yo me enteré de la existencia de este “Bulletin” en Madrid. Hay gente allá, que lo reciben hace años aunque no les haya producido grandes efectos. En cambio en Barcelona, sin haber llegado nunca, han llegado los efectos, moviendo a las almas sinceras y empujándolas a hacer algo. Que Dios les ayude; ¡no les puedo decir nada más! y que en esto no sean ustedes periodistas, sino hombres de corazón.
José Pijoán
Roma, 23 de Noviembre de 1911.
(Extracto de una carta particular.)