Obras completas de Platón | Madrid 1871-1872 |
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Obras completas de Platón, tomo 11, Medina y Navarro, Madrid 1872, págs. 235-246 (argumento, por Azcárate: 235, De la virtud: 237-246).
Hé aquí otra serie de preguntas y respuestas de un interés literario y filosófico escaso, por no decir nulo, y que se pueden resumir en las tres preguntas y tres respuestas siguientes:
¿La virtud puede por su naturaleza ser enseñada? –No, porque Temístocles, Aristides, Pericles, Tucídides fueron incontestablemente hombres de bien, han tenido hijos, que aprendieron la música, la equitación y todas las demás cosas, y si no les enseñaron la virtud, que es de más precio que todo aquello, es porque la virtud no puede enseñarse.
¿Será la virtud un don de la naturaleza, es decir, una cualidad natural? –No, porque si los hombres fuesen unos naturalmente buenos y otros naturalmente malos, habría un arte para distinguirlos, como lo hay, respecto a los caballos y a los perros, para conocer cuáles son de buena y cuáles de mala condición.
¿Pero si la virtud no procede ni de la enseñanza ni de la naturaleza, de donde viene? –De los dioses. La virtud es un presente de los dioses. El que es hombre de bien, lo es como un adivino, por inspiración divina.
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