Moscú
Carlos Marx, Obras escogidas, tomo 1
Ediciones Europa-América, Barcelona 1938
Carlos Marx, Obras escogidas, Ediciones Europa-América, Barcelona 1938, tomo I, 448 páginas
carlos marx
OBRAS ESCOGIDAS
tomo i
ediciones europa-america
1938
––
carlos marx
OBRAS ESCOGIDAS
Edición del
Instituto Marx-Engels-Lenin, de Moscú,
bajo la dirección de
v. adoratsky
Traducción española de
W. Roces
Tomo I
ediciones europa-america
barcelona
1938
nagsa. empresa colectivizada. casanova 212-214. Barcelona
Printed in Spain · 20 pesetas
[ Cartoné, lomo en tela azul, 147×213 mm, 448 páginas ]
La edición había de ocupar tres tomos. La Vanguardia (Barcelona) de 27 de julio de 1938 anuncia a la venta el tomo I, y el 10 de agosto se ofrece en rústica y en cartoné, a 15 y 20 pesetas.
Índice
[ Nota sobre la edición española, 4 ]
Prólogo, por V. Adoratsky, 5
F. Engels. Carlos Marx, 19
F. Engels. Discurso ante la tumba de Marx, 30
V. I. Lenin. Carlos Marx, 33-69
La doctrina de Marx, 37
El materialismo filosófico, 37
La dialéctica, 40
La concepción materialista de la historia, 42
La lucha de clases, 44
La doctrina económica de Marx, 47
El valor, 47
La plusvalía, 49
El socialismo, 58
La táctica de la lucha de clases del proletariado, 62
La dictadura del proletariado, 67
V. I. Lenin. Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, 70
V. I. Lenin. Marxismo y revisionismo, 76
V. I. Lenin. Vicisitudes históricas de la doctrina de Carlos Marx, 84
J. Stalin. Fragmento de la entrevista con la primera delegación de obreros norteamericanos, 88
P. Lafargue. Recuerdos sobre Marx, 94
G. Liebknecht. De mis recuerdos sobre Marx, 113-142
1. Trabo conocimiento con Marx, 113
2. Primera entrevista, 114
3. Marx, maestro y educador de revolucionarios, 116
4. El estilo de Marx, 120
5. Marx político, maestro y hombre, 122
6. Marx en el trabajo, 125
7. Marx y los niños, 127
8. Lenchen, 130
9. Paseos con Marx, 131
10. Enfermedad y muerte, 134
11. Penuria y privaciones, 139
12. La tumba de Marx, 139
F. Engels. Del socialismo utópico al socialismo científico, 143-191
Prólogo a la primera edición alemana (1882), 143
Del prólogo a la edición inglesa de 1892, 145
I, 148
II, 162
III, 170
C. Marx y F. Engels. Manifiesto del Partido Comunista, 192-233
Prólogo a la edición alemana de 1872, 192
Prólogo a la edición alemana de 1883, 194
Del prólogo a la edición alemana de 1890, 194
Manifiesto del Partido Comunista, 199
I. Burgueses y proletarios, 201
II. Proletarios y comunistas, 212
III. Literatura socialista y comunista, 221.
1. El socialismo reaccionario.
a) El socialismo feudal, 221
b) El socialismo pequeño burgués, 223
c) El socialismo alemán o «verdadero» socialismo, 225
2. El socialismo conservador burgués, 227
3. El socialismo y el comunismo crítico-utópico, 228
IV. Posición de los comunistas ante los distintos partidos de la oposición, 231
C. Marx. Trabajo asalariado y capital, 234-268
Introducción, por F. Engels, 234
Trabajo asalariado y capital, 243
¿Qué es el salario? ¿Cómo se determina el salario?, 244
¿Qué es lo que determina el precio de una mercancía?, 248
C. Marx. Salario, precio y ganancia, 269-322
Introducción, 269
I. Producción y salarios, 270
II. Producción, salarios y ganancias, 272
III. Salarios y dinero, 281
IV. Oferta y demanda, 285
V. Salarios y precios, 287
VI. Valor y trabajo, 290
VII. La fuerza de trabajo, 298
VIII. La producción de la plusvalía, 301
IX. El valor del trabajo, 303
X. Cómo se obtiene ganancia vendiendo una mercancía por su valor, 304
XI. Las diversas partes en que se divide la plusvalía, 305
XII. La proporción general entre ganancias, salarios y precios, 308
XIII. Casos principales en que debe exigirse la subida de salarios y luchar contra su reducción, 310
XIV. La lucha entre el capital y el trabajo y sus resultados, 316
F. Engels. «El Capital» de Carlos Marx, 323
F. Engels. Del prólogo al segundo tomo del «Capital» de Marx, 331
C. Marx. Tendencia histórica de la acumulación capitalista, 334
C. Marx. Contribución a la crítica de la economía política, 337
F. Engels. «Contribución a la crítica de la economía política», de Carlos Marx, 342
C. Marx y F. Engels. Fragmentos de cartas sobre el materialismo histórico, 353-372
Marx a Paul Annenkoff, 28 diciembre 1846, 353
Marx a José Weydemeyer, 5 de marzo 1852, 358
Marx a Engels, 25 septiembre 1857, 359
Marx a Engels, 7 julio 1866, 359
Engels a Conrado Schmidt, 5 agosto 1890, 360
Engels a José Bloch, 21 septiembre 1890, 361
Engels a Conrado Schmidt, 27 octubre 1890, 363
Engels a Heinz Starkenburg, 25 enero 1894, 368
Engels a Franz Mehring, 14 julio 1893, 371
F. Engels. Sobre el materialismo histórico, 373
F. Engels. Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, 395-422
Nota preliminar, 395
I, 397
II, 406
III, 417
IV, 424
C. Marx. Tesis sobre Feuerbach, 443
[ Índice, 447-448. ]
nota. Al final del tomo II se insertarán los Índices alfabéticos de materias y de nombres de toda la obra.
Nota sobre la edición española
La versión española de las Obras escogidas de Marx se ha hecho sobre la última edición publicada por el Instituto Marx-Engels-Lenin, de Moscú. Los artículos de Lenin y el fragmento de la entrevista de Stalin con una delegación obrera norteamericana, que figuran en la primera parte de este tomo, así como el prólogo de Adoratsky, han sido traducidos directamente del ruso. Los trabajos de Marx y Engels han sido traducidos del alemán, sobre los textos auténticos de sus autores.
Las notas bibliográficas y aclaratorias que figuran al pie de las páginas con la indicación de N. del ed. han sido añadidas por los redactores de la presente edición.
El tomo II de esta obra se halla en preparación, y confiamos en que no tardará en aparecer.
Prólogo
por
v. adoratsky
En 1933, se cumplieron 50 años del día de la muerte de Carlos Marx, el genial fundador del comunismo científico. Marx fue el primero que descubrió la misión histórica universal del proletariado, como fuerza llamada a conquistar el Poder político, abatir el mundo de la esclavitud capitalista y construir el comunismo. Marx fundamentó teóricamente esta tarea y organizó la lucha por su realización práctica.
El nombre de Marx es conocido en el mundo entero. Decenas de millones de proletarios y trabajadores lo aman como al nombre de su jefe y maestro. En la doctrina de Marx, ven su bandera de lucha, su arma teórica. Las obras de Marx señalan la senda para la emancipación de todos los trabajadores.
La burguesía odia la doctrina de Marx. Al principio, intentó impedir su difusión mediante la conspiración del silencio. Quiso minar la autoridad de Marx por medio de invenciones malévolas y rabiosas calumnias. Pero una lucha tenaz por la expresión teórica certera de los intereses y las tareas del proletariado y por su aplicación efectiva en la práctica, aseguró la influencia del marxismo sobre la clase obrera.
Las masas obreras y trabajadoras comprobaron a través de su propia experiencia la justeza de la teoría marxista. Convenciéronse sobre la realidad de que no hay más camino para la defensa de sus intereses y para liberarse de la opresión, la miseria y la explotación, que el camino revolucionario que dejó señalado Marx y por el que las conduce la vanguardia comunista.
Ante la formidable autoridad e influencia conquistada por la doctrina de Marx entre las masas del proletariado y de los trabajadores, la burguesía hubo de cambiar de táctica. Reconociendo hipócritamente los méritos científicos de Marx, la burguesía se esfuerza, por medio de sus lacayos, en tergiversar su doctrina: Los oportunistas desempeñan, consciente o inconscientemente –lo cual es lo mismo, en fin de cuentas–, el papel de lacayos de la burguesía, a la que ayudan en esta obra ignominiosa, esforzándose por ocultar el verdadero sentido [6] de la doctrina de Marx, por falsificarlo conforme al espíritu de la burguesía, para reforzar la influencia burguesa sobre el proletariado, apuntalar y salvar el edificio de la sociedad burguesa que se derrumba y afianzar el poder de la burguesía, su dominación de clase.
«En vida de los grandes revolucionarios, las clases opresoras les pagan con constantes persecuciones, vuelcan sobre sus enseñanzas la ira más salvaje, el odio más rabioso, la cruzada más furiosa de mentiras y calumnias –dice Lenin–. Después de su muerte, se intenta convertirlos en santones inofensivos, canonizarlos, por decirlo así, rodear de cierta aureola sus nombres para «consolar» a las clases oprimidas, castrando el contenido de su doctrina revolucionaria, embotando su filo revolucionario, bastardeándola. En este «arreglo» del marxismo se dan la mano ahora la burguesía y los oportunistas dentro del movimiento obrero»{1}.
Una de las condiciones indispensables para que pueda desarrollarse con éxito la lucha del proletariado es la difusión amplia, verdaderamente de masas, de las obras de Marx. El mejor monumento que puede levantarse al fundador del comunismo científico es la publicación de sus obras. Y a la par con las obras completas de Carlos Marx y Federico Engels, es necesario hacer una edición popular, susceptible de ser difundida mucho más ampliamente que una edición de numerosos volúmenes, difícilmente asequible. El primer intento de edición de las obras escogidas de Marx son estos dos tomos, en los que se han reunido sus trabajos más populares, y algunos de Federico Engels, su invariable colaborador y amigo. De los trabajos de Engels, insertamos aquí los que contienen una caracterización de la personalidad de Marx, exponen su doctrina o pintan la situación histórica en que se desenvolvió la actuación práctica de Marx y se desarrollaron sus ideas teóricas.
Desde 1844, Marx y Engels redactaron sus trabajos en estrecha colaboración. Trabajaban conjuntamente, mano a mano, así en lo tocante a la dirección práctica de la lucha de clases del proletariado como en el campo científico. El mismo Engels habla, en una serie de pasajes, de sus relaciones con Marx{2}. Y más de una vez recalcó que, en su labor científica conjunta, correspondía a Marx la primacía [7] y que la formulación definitiva de las ideas propugnadas y defendidas por Engels y Marx conjuntamente, en el transcurso de toda su vida, fue obra de Marx. Como dice el propio Engels, a él le cumplía ocupar junto a Marx el puesto de segundo violín, pero esto no disminuye en modo alguno los méritos teóricos y prácticos de Engels, la parte que le corresponde en la creación y elaboración de la teoría marxista y en la lucha por el comunismo. Marx tenía a su amigo en una estima extraordinariamente alta. Compartía inmediatamente con él sus descubrimientos científicos y le pedía consejo en los problemas teóricos. En los problemas de la dirección práctica del movimiento obrero, Marx se aconsejaba también continuamente de Engels.
A partir de la década del 70, aproximadamente, se estableció entre Marx y Engels, en el campo de la labor teórica, la siguiente división del trabajo: Marx consagraba la mayor parte del tiempo a trabajar en «El Capital», mientras que sobre Engels pesaba el deber de actuar en público, así como el de popularizar la teoría. «Por virtud de la división del trabajo que existía entre Marx y yo –escribe Engels–, a mí me correspondía defender nuestras ideas en la prensa periódica y principalmente en la lucha contra las ideas de los adversarios, con objeto de que Marx tuviese tiempo para consagrarse a su gran obra fundamental»{3}. Más tarde, al morir Marx, Engels continuó la obra iniciada conjuntamente por ambos.
Los trabajos de Marx son, para nosotros, obras ejemplares en todos los aspectos. Pero la vida de la sociedad no permanece inmóvil. El crecimiento y el desarrollo de la producción y del cambio provocan desplazamientos en las clases, que se reflejan en todos los campos de la lucha de clases: en el político, en el económico y en el teórico. Estudiando atentamente las obras de Marx y su lucha y comparando todo esto con las obras de Lenin, con la lucha sostenida por éste a lo largo de toda su vida contra el oportunismo, contra la Segunda Internacional, se revela con absoluta evidencia para todo el mundo que, en toda su actuación teórica y práctica, Lenin se mantuvo firme sobre el terreno de la teoría del marxismo, que prosiguió teórica y políticamente la línea de Marx dentro de la nueva situación, en la fase imperialista de desarrollo del capitalismo, iniciada ya después de muerto Marx. Lenin concretó y desarrolló la teoría de Marx.
En la presente edición, aparecen los materiales ordenados del siguiente modo. En el primer tomo, se han reunido aquellas obras en [8] las que se exponen predominantemente los problemas generales de la teoría y se sientan los fundamentos teóricos de la concepción marxista del mundo (materialismo dialéctico, teoría económica, doctrina del partido del proletariado, de su estrategia y táctica, doctrina de la misión histórica del proletariado y de su papel en la historia). En el segundo tomo, se recogen principalmente las obras históricas y políticas de Marx. En sus comentarios sobre los acontecimientos históricos de su tiempo, Marx nos ha legado modelos geniales de aplicación del método de la dialéctica materialista, elaborado por él, al estudio de la historia concreta. Sobre los materiales históricos, las ideas de Marx encontraban su piedra de toque y su expresión concreta. Y al estudiar la experiencia histórica, desarrollaba la política y la táctica del partido proletario.
Las obras de Marx y Engels forman un todo único, se hallan penetradas por una sola concepción del mundo: la del comunismo científico. Desde el punto de vista teórico, son modelos de dialéctica materialista. No se las puede entender más que enlazadas a la lucha de masas del proletariado.
El comunismo científico toma su contenido teórico de todo lo que sucede en la realidad del desarrollo histórico. El problema no está en inventar un régimen social perfecto, como lo hacían los utopistas, sino en «investigar el proceso histórico-económico», cuya consecuencia necesaria es la aparición histórica de las clases, de la burguesía y el proletariado, y encontrar en la situación económica creada por el proceso histórico los medios para decidir la lucha. Marx emplea la expresión de «socialismo científico», «comunismo científico», por oposición al socialismo utópico que pretende inculcar en el pueblo nuevos fantasmas cerebrales, en vez de limitar su ciencia a estudiar el movimiento social desarrollado por el pueblo mismo»{4}.
Criticando las falsas ideas del demócrata burgués C. Heinzen, que teóricamente se mantenía por entero en el terreno del idealismo y se imaginaba que el comunismo de Marx era una especie de doctrina «que arranca de un determinado principio teórico como de su médula», Engels escribía en 1847:
«El comunismo no es una doctrina, sino un movimiento; no arranca de principios, sino de hechos. Los comunistas no tienen como premisa ésta o aquella filosofía, sino toda la historia anterior, y especialmente sus resultados efectivos [9] actuales en todos los países civilizados. El comunismo ha surgido de la gran industria y de sus efectos, de la creación del mercado mundial, de la concurrencia desenfrenada que se deriva de esto, de las crisis comerciales, cada vez más violentas y más generales, de la formación del proletariado y de la concentración del capital, de la consiguiente lucha de clases entre el proletariado y la burguesía. El comunismo, en la medida en que es teórico, es la expresión teórica de la posición del proletariado en esta lucha y la síntesis teórica de las condiciones para la emancipación del proletariado.»{5}
La lucha del proletariado no puede librarse con éxito sin la existencia de una teoría revolucionaria, que refleje y explique en su absoluta totalidad el complejo proceso del movimiento histórico, y al mismo tiempo sirva de guía para transformar el mundo. El comunismo científico lleva consigo, como parte integrante que no puede faltar en él, la actuación revolucionaria práctica. Marx ve la misión de la ciencia en «poner al desnudo todas las formas del antagonismo y la explotación», para ayudar al proletariado a destruirlas. De este modo, en manos de Marx, Engels y Lenin, la ciencia sirve a la revolución proletaria, cumple la más grandiosa obra histórica.
Estudiando atentamente el sistema de las relaciones capitalistas en todos sus detalles y teniendo en cuenta la situación revolucionaria de la clase obrera bajo el capitalismo, Marx destacó la idea del papel dirigente del proletariado en la lucha por el comunismo. «Sólo el proletariado, por virtud de su papel económico en la gran producción, es capaz de ser jefe de todos los trabajadores y de las masas explotadas, a quienes la burguesía explota, oprime, aplasta, a veces no menos, sino más aún, que a los proletarios, pero que no son capaces de luchar independientemente por su emancipación»{6}. Marx generaliza toda la experiencia histórica de la lucha revolucionaria de la clase obrera en su teoría de la dictadura del proletariado, como organización de la dominación del proletariado, necesaria para el tránsito hacia la sociedad sin clases{7}. Según la doctrina de Marx, la dictadura del proletariado es «la dominación de clase de los obreros contra las supervivencias del viejo mundo que les hacen resistencia». [10] Y esta dominación de clase se mantendrá «hasta que sean demolidos los fundamentos económicos de la existencia de las clases». Enfocando el papel de la violencia revolucionaria, Marx explicaba la significación de la dictadura del proletariado del siguiente modo:
«Esto significa que, mientras el proletariado tenga que luchar contra ella (pues con la subida del proletariado al Poder no desaparecen sus enemigos, ni desaparece la vieja organización de la sociedad), no tendrá más remedio que emplear medidas de violencia y, por tanto, medidas de gobierno; que, mientras el proletariado sea todavía una clase y no hayan desaparecido las condiciones económicas en que descansa la lucha de clases y la existencia de éstas, no habrá más remedio que quitarlas de enmedio o transformarlas violentamente, acelerar violentamente su proceso de transformación»{8}.
Después de implantar su dictadura, el proletariado sigue dirigiendo a las masas campesinas. Ayuda a la masa de los pequeños productores a pasar de la pequeña explotación individual a la gran explotación socializada, llevando a cabo una radical transformación en la economía rural.
«Allí donde el campesino existe todavía en masa como propietario privado, donde forma una mayoría más o menos considerable, como en todos los Estados occidentales del continente europeo, donde este campesino no ha desaparecido, reemplazado por jornaleros agrícolas, como en Inglaterra, puede ocurrir lo siguiente: o impide, hace fracasar toda revolución obrera, como ha hecho hasta ahora en Francia, o el proletariado (pues el campesino propietario de su tierra no pertenece al proletariado, y, si por su situación pertenece, no cree formar parte de él) tiene que adoptar como gobierno medidas encaminadas a mejorar inmediatamente la situación del campesino y que, por tanto, le ganen para la revolución; estas medidas encerrarán ya, en germen, el tránsito de la propiedad sobre el suelo a la propiedad colectiva, de modo que el campesino se vea llevado económicamente a ello; pero no debe asustar al campesino, proclamando, por ejemplo, la abolición del derecho de herencia o la anulación de su propiedad; esto último [11] sólo es posible allí donde el arrendatario capitalista ha desplazado al campesino y donde el verdadero campesino es tan proletario, tan obrero asalariado como el obrero de la ciudad»{9}.
Vemos cómo Marx traza aquí, respecto a los campesinos, exactamente la misma política que llevó a la práctica Lenin y que continúa hoy, bajo la dirección de Stalin, el Partido Comunista (bolchevique) de la U.R.S.S., la única política acertada del proletariado revolucionario que construye el comunismo.
Los oportunistas de la Segunda Internacional habían silenciado y se esforzaban por dar al olvido la doctrina de Marx sobre la dictadura del proletariado. Lenin restauró esta doctrina y la desarrolló, enriqueciendo su contenido con la suma de experiencias de todo el novísimo desarrollo de la revolución proletaria.
«La doctrina de la lucha de clases, aplicada por Marx al problema del Estado y de la revolución socialista, lleva necesariamente al reconocimiento de la dominación política del proletariado, de su dictadura, es decir, de un Poder no compartido con nadie y que se apoya directamente en la fuerza armada de las masas. El derrocamiento de la burguesía sólo es realizable mediante la transformación del proletariado en clase dominante, capaz de aplastar la inevitable y desesperada resistencia de la burguesía y de organizar para un nuevo sistema de economía a todas las masas trabajadoras y explotadas.
»El proletariado necesita el Poder del Estado, una organización centralizada de la fuerza, una organización de la violencia, tanto para aplastar la resistencia de los explotadores como para dirigir a la enorme masa de la población, a los campesinos, a la pequeña burguesía, a los semiproletarios, hacia el «encauzamiento» de la economía socialista.
»Educando al partido obrero, el marxismo educa a la vanguardia del proletariado, capaz para tomar el Poder y llevar a todo el pueblo al socialismo, dirigir y organizar el nuevo régimen, ser el maestro, el dirigente, el jefe de todos los trabajadores y explotados en la construcción de su vida social sin la burguesía. Por el contrario, el oportunismo hoy imperante educa en los partidos obreros a representantes de los obreros mejor pagados, desgajados de las masas, que «se las arreglan» pasablemente bajo el capitalismo y venden por [12] un plato de lentejas su derecho de primogenitura; es decir, que renuncian al papel de jefes revolucionarios del pueblo contra la burguesía. «El Estado, es decir, el proletariado organizado como clase dominante»: esta teoría de Marx se halla inseparablemente unida a toda su doctrina del papel revolucionario del proletariado en la historia. La culminación de este papel es la dictadura proletaria, la dominación política del proletariado»{10}.
De lo que Marx y Engels dejaron dicho acerca de su teoría, de su actitud ante la lucha de clases del proletariado, ante la revolución proletaria, se desprende con absoluta claridad que su teoría no es ningún patrón que, una vez aprendido, pueda aplicarse tranquilamente, sin demasiados quebraderos de cabeza, a todos los casos de la vida.
«Nosotros no vemos, ni mucho menos, en la teoría de Marx, algo acabada e intangible –escribía Lenin en 1899, en el artículo «Nuestro Programa»–; estamos convencidos, por el contrario, de que esta teoría no ha hecho más que poner la piedra angular de aquella ciencia que los socialistas deben seguir impulsando en todas direcciones, si no quieren quedarse a la zaga de la vida. Creemos que para los socialistas rusos es particularmente necesaria la elaboración independiente de la teoría de Marx, pues esta teoría sólo da las tesis directivas generales, que en concreto se aplican a Inglaterra de modo distinto que a Francia, a Francia de modo distinto que a Alemania, y a Alemania de modo distinto que a Rusia»{11}.
En el artículo «Carlos Marx» (véanse págs. 44 ss. de este tomo), en el capítulo dedicado a la «Táctica de la lucha de clases del proletariado», Lenin describe el complejo trabajo que es necesario para elaborar la táctica acertada en la gran guerra de clases que libra el proletariado del mundo entero por la emancipación de todos los oprimidos y explotados.
La teoría de Marx no da soluciones preparadas de una vez para siempre; pero sobre la base del estudio de las condiciones y los hechos históricos de la lucha de clases, nos enseña a prever la marcha del desarrollo social y a determinar en cada momento, en rigurosa consonancia con la situación concreta, las tareas correspondientes. [13]
«No se trata de lo que este o aquel proletario, e incluso todo el proletariado, se represente por el momento como meta; se trata de lo que es y de lo que, con arreglo a este ser, será obligado hacer históricamente. Y su meta y su acción histórica se hallan predeterminadas palpable e irrevocablemente por la propia situación de su vida y por toda la organización de la sociedad burguesa actual»{12}. Pero esto no debe interpretarse en modo alguno como si en la historia todo se desarrollase por sí mismo. No; la historia la hacen los hombres. La actuación práctica consciente es precisamente la característica distintiva del marxismo. Es esto cabalmente lo que distingue también al materialismo dialéctico de Marx del materialismo metafísico, contemplativo, premarxista. «Los filósofos no han hecho más que interpretar el mundo de distintos modos; pero de lo que se trata es de transformarlo»{13}.
Condición inexcusable de la lucha del proletariado, es su organización. El proletariado debe librar su lucha de un modo organizado, guiado por una teoría revolucionaria; sólo así adquirirá su lucha una fuerza invencible. Su destacamento de vanguardia es el Partido Comunista, la forma más alta de organización de la clase obrera. La primera piedra de esta organización la pusieron Marx y Engels ya en 1847, con la creación de la Liga de los Comunistas. El «Manifiesto Comunista» era el programa de este partido.
En íntima relación con el movimiento revolucionario de masas del proletariado, luchando sistemáticamente contra el socialismo pequeño-burgués y contra el oportunismo, que suplantaban la lucha de clases por quimeras sobre la conciliación de las clases, Marx y Engels defendieron el partido de clase del proletariado, que dirige su lucha de clases, y elaboraron la estrategia y la táctica de este partido. La continuación directa de la obra de Marx y Engels, de su lucha por el partido proletario, fue la lucha que libraron Lenin y los bolcheviques contra todas las formas y variedades del oportunismo. Es la lucha que libran actualmente el Partido Comunista (bolchevique) de la U.R.S.S, y la Internacional Comunista, bajo la dirección del camarada Stalin, el mejor discípulo y continuador de la obra de Marx y Lenin.
El descubrimiento de la concepción materialista de la historia, hecho por Marx, encierra una importancia enorme para la lucha de la clase obrera; fue el que abrió la perspectiva para la más grandiosa [14] revolución de todos los tiempos: la revolución proletaria{14}. Dio al proletariado el arma teórica insustituible para dirigir su lucha por el derrocamiento del Poder de la burguesía, por la supresión de las clases, por el comunismo. Sobre esta base teórica, sobre la base del estudio concreto de la realidad en marcha, con ayuda del método creado por Marx, se forma también la ciencia que necesita la clase obrera para su lucha: la teoría marxista-leninista.
«La teoría –dice Stalin– es la experiencia del movimiento obrero de todos los países, tomada en su aspecto general. Naturalmente, la teoría deja de tener objeto cuando no se halla vinculada a la práctica revolucionaria, exactamente del mismo modo que la práctica es ciega si la teoría revolucionaria no alumbra su camino. Pero la teoría puede convertirse en una formidable fuerza del movimiento obrero, si esta teoría se forma en indisoluble relación con la práctica revolucionaria, pues ella y sólo ella puede infundir al movimiento la seguridad, la fuerza de orientación y la comprensión de las conexiones internas de los acontecimientos que nos rodean; pues ella y sólo ella puede ayudar a la práctica a comprender, no sólo cómo y hacia donde se mueven las clases en el momento actual, sino también cómo y hacia dónde habrán de moverse, en un futuro inmediato. ¿Quién sino Lenin dijo y repitió decenas de veces la conocida tesis de que «sin teoría revolucionaria no puede haber tampoco movimiento revolucionario»?{15}.
El estudio atento de las obras de Marx y de su actuación permite comprender su método de trabajo, aprender su modo de abordar los fenómenos históricos y la lucha proletaria. Su actuación puede servir de modelo para dirigir la lucha actual del proletariado por el comunismo. A todo el que quiera continuar la obra de Marx, su labor y sus obras deben servirle de guía para estudiar los nuevos fenómenos sociales, para resolver las nuevas tareas prácticas.
Sirven de introducción al primer tomo (y a toda la obra) de esta edición los artículos de Engels, Lenin y Stalin que se insertan a la cabeza del primer volumen. En el artículo de Engels, «Carlos Marx», y [15] en el artículo de Lenin que lleva el mismo título, se da, a la par que una exposición general de la doctrina de Marx en su conjunto, una visión de su personalidad, de su vida y de su actuación{16}. En los artículos de Lenin se caracteriza la lucha que hubieron de librar Marx y Engels por el marxismo revolucionario y que prosiguió el propio Lenin, a lo largo de toda su vida. El artículo de Stalin da la noción de lo que Lenin aportó como nuevo al arsenal del marxismo y de los problemas en que impulsó la teoría marxista y la causa de la lucha práctica del proletariado por el comunismo.
A continuación de los artículos que dejamos enumerados, vienen las obras «Del socialismo utópico al socialismo científico» y «Manifiesto del Partido Comunista», que son la mejor introducción a la esencia de las ideas del comunismo científico. En estas obras, se habla de las tres partes integrantes del marxismo: se da una noción general de la base teórica del marxismo –la dialéctica materialista–, de las leyes que rigen el desarrollo de las relaciones capitalistas, de la situación revolucionaria del proletariado en la sociedad capitalista y de la misión histórico-universal de aquél, que de aquí se deduce: suprimir las clases y crear la sociedad comunista. En el «Manifiesto» se contienen los fundamentos, todavía hoy actuales, del programa y la táctica del partido proletario. Hablando del «Manifiesto Comunista», Lenin señala que en él se expone, «con claridad y brillantez geniales, la nueva concepción del mundo, el materialismo consecuente, que abarca también el campo de la vida social, la dialéctica, como la doctrina más multifacética y más profunda del desarrollo, la teoría de la lucha de clases y del papel revolucionario histórico-universal del proletariado, creador de la nueva sociedad, de la sociedad comunista»{17}.
El primer tomo trata, además, de la teoría económica de Marx y del materialismo dialéctico, en su aplicación al estudio de la naturaleza (dialéctica de la naturaleza) y del desarrollo histórico de la sociedad humana (materialismo histórico).
De las obras de Marx consagradas a la teoría económica, damos aquí las conferencias pronunciadas por él en el Club obrero de Bruselas, en 1847 –«Trabajo asalariado y Capital»– y su informe ante el Consejo General de la Primera Internacional –«Salario, Precio y Ganancia»–. Estas dos obras son modelos de exposición popular y [16] sirven de introducción a la esencia de la teoría económica de Marx, cuyo desarrollo y fundamentación completos se contienen en «El Capital», la obra fundamental del comunismo científico. En esta obra fundamental suya, trabajó Marx durante toda su vida.
En esta edición, sólo tomamos del «Capital» un fragmento, no muy extenso, del capítulo XXIV del primer tomo, en el que Marx hace el balance de su investigación y saca las conclusiones generales de la masa de materiales estudiados por él. En sus dos artículos sobre el «Capital», reproducidos aquí, y en el fragmento tomado de su prólogo al segundo tomo del «Capital», Engels traza en rasgos populares una síntesis del primer tomo de esta obra. En el fragmento del capítulo XXIV del primer tomo del «Capital», que se inserta a continuación, se expone la ley general del desarrollo de las relaciones capitalistas y se demuestra la bancarrota inevitable del capitalismo, la inevitable liquidación del régimen capitalista por la clase obrera, a través de su dictadura. Es uno de los modelos de aquella previsión científica, basada en el estudio de los hechos en todos sus aspectos, con la que nos encontramos en las obras de Marx y cuya justeza ha confirmado y confirma brillantemente todo el curso ulterior de la historia.
La lectura de todas las obras que dejamos enumeradas no tropieza con dificultades. Más difícil se hará la lectura de los artículos reproducidos a continuación, comenzando por el prólogo de Marx a su libro «Contribución a la crítica de la Economía Política». En estas obras, se trata, como ya dejamos dicho, de la filosofía del marxismo, del materialismo dialéctico, en su aplicación al estudio de la naturaleza y de la sociedad.
En su prólogo a la obra «Contribución a la crítica de la Economía Política», Marx relata el curso de sus estudios científicos y hace una exposición concisa, y al mismo tiempo completa, de los fundamentos de su teoría de la historia. En dos artículos sobre la citada obra de Marx, Engels caracteriza la significación y el contenido teórico de la teoría científica marxista. En una serie de cartas de Marx y Engels reunidas aquí, así como en el artículo de Engels «Sobre el materialismo histórico» y en el último capítulo del «Ludwig Feuerbach», se expone una síntesis magnífica del materialismo dialéctico, de la concepción materialista de la historia y del estudio materialista de ésta.
Finalmente, en la obra de Engels «Ludwig Feuerbach», se contiene una magnífica exposición del desarrollo de las ideas teóricas de Marx y Engels, se hace la crítica del materialismo (feuerbachiano) [17] anterior a Marx y una exposición concisa de las ideas del materialismo dialéctico sobre la naturaleza y la historia.
En las obras de Marx y Engels, la claridad de exposición va asociada a la profundidad de contenido. En ellas, dice Lenin, «puede uno atenerse con confianza a cada frase, en la seguridad de que no hay ninguna escrita al azar, sino que todas se basan en enormes materiales históricos y políticos»{18}. Por eso, estudiar el marxismo acudiendo directamente a las fuentes es labor mucho más fácil y fructífera que hacerlo ateniéndose a otras diversas exposiciones. El que estudie a Marx y a Engels, pasa por la escuela más seria de trabajo científico. Pese a todas las dificultades, la lectura de sus obras es siempre extraordinariamente fructífera. El estudio de las obras de Marx y Engels aquí reunidas es la mejor introducción al caudal de sus ideas, da a conocer sus métodos y sirve de preparación para el estudio de obras más voluminosas y menos populares, principalmente para el estudio del «Capital».
En el marxismo, como dice Lenin, «no hay nada que se parezca al «sectarismo», en el sentido de una doctrina retraída y anquilosada, que haya brotado al margen de la gran ruta del desarrollo de la civilización humana»{19}. Marx se basa
«en el sólido fundamento de los conocimientos humanos, conquistados bajo el capitalismo. Después de estudiar las leyes del desarrollo de la sociedad humana, Marx comprendió la inevitabilidad del desarrollo del capitalismo, que lleva al comunismo y, lo más importante de todo, sólo demostró esto sobre la base del estudio más exacto, más detallado, más profundo de la sociedad capitalista, con ayuda de la completa asimilación de cuanto hasta hoy ha aportado la ciencia. Reelaboró críticamente todo lo que había sido creado por la sociedad humana, sin dejar de dirigir su atención sobre un solo punto. Reelaboró, sometió a crítica, contrastándolo sobre el movimiento obrero, todo cuanto había sido creado por el pensamiento humano y sacó aquellas conclusiones que los hombres circunscritos al marco de la sociedad burguesa o vinculados a los prejuicios burgueses no podían sacar»{20}.
Hemos citado aquí estas palabras de Lenin porque expresan con [18] una claridad excepcional toda la importancia y el contenido teórico de la labor científica y práctica de Marx. Las palabras de Lenin nos dan una noción de la riqueza de contenido que en las obras de Marx se encierra. Se comprende, pues, que dadas las proporciones gigantescas de los materiales elaborados aquí por el autor, dada la riqueza excepcional del contenido de las obras aquí reunidas y la importancia de los temas tratados en ellas, se requiera una atención especial para el estudio de estas obras.
Saber aplicar en la lucha teórica y práctica por el comunismo los trabajos de los fundadores del comunismo científico Marx y Engels, saliendo al paso de las tergiversaciones socialdemocráticas y de otro género del marxismo: he aquí lo que debemos aprender del estudio de sus obras, he aquí lo que nos enseña el ejemplo de Lenin.
Hay que estudiar atentamente las obras aquí reunidas, releerlas una y otra vez, reiteradamente, enlazando este estudio con toda la labor práctica y apoyándose, para ella, en esta base científica. Todo el que trabaje por la construcción del socialismo, todo el que luche por la dictadura del proletariado, por el Poder soviético, todo el que combata por la liberación de los trabajadores, sacará de estas obras y aprenderá en ellas la clara conciencia de las tareas de la lucha que se está librando y la convicción inquebrantable del triunfo, basada en la comprensión científica de la lucha de clases que se desarrolla ante nuestros ojos.
Esta edición es, en realidad, la primera de su género. Hasta hoy, no existía una edición popular de las obras escogidas de Marx, una selección de sus obras que abarcase todos los períodos de su actuación y todas las partes integrantes de su teoría. La socialdemocracia no se planteó siquiera esta tarea.
La socialdemocracia oportunista, en su revisión del marxismo, no estaba interesada, ni mucho menos, en facilitar y poner verdaderamente al alcance de las masas el estudio de las obras de Marx, su actuación y su teoría revolucionaria. Sólo los Partidos Comunistas, partidos revolucionarios, se preocupan de estudiar sistemáticamente las obras de Marx, Engels y Lenin, difundiéndolas entre las masas y aplicando concretamente en la práctica las enseñanzas de estos grandes revolucionarios proletarios, bajo la dirección del continuador de su obra, jefe y maestro del proletariado mundial, camarada Stalin. Sólo en la U.R.S.S., en el país de la dictadura del proletariado, se difunden incansablemente entre las masas estas obras y se estudia sistemáticamente la teoría de Marx, teoría que encuentra su aplicación en la vida real del país del socialismo.
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{1} Lenin: «El Estado y la Revolución» (Ed. Europa-América, pág. 7.) (N. del ed.)
{2} Prólogo al «Manifiesto Comunista», ed. de 1883. (Véase pág. 194 de este tomo.) Nota al «Ludwig Feuerbach». (Véase pág. 425 de este tomo.) (N. del ed.)
{3} Prólogo al folleto «El problema de la vivienda», en el que se reúnen varios artículos escritos por Engels en 1872. (N. del ed.)
{4} Marx: Anotaciones sobre el libro de Bakunin «El Estado y la anarquía». (Obras completas de Marx y Engels, ed. rusa, t. XV, pág. 192.) (Nota del ed.)
{5} Engels: «Los comunistas y Carlos Heinzen». (N. del ed.)
{6} Lenin: «El Estado y la Revolución» (Ed. Europa-América). (N. del ed.)
{7} Marx: Carta a Weydemeyer, de 5 de marzo de 1852. (Véase pág. 358 de este tomo.) Marx: «Crítica del Programa de Gotha» (t. II de la presente edición) y otros pasajes. (N. del ed.)
{8} Marx : Anotaciones sobre el libro de Bakunin «El Estado y la anarquía». (Obras completas de Marx y Engels, ed. rusa, t. XV, pág. 186.) (Nota del ed.)
{9} Marx: Anotaciones sobre el libro de Bakunin «El Estado y la anarquía», pág. 187. (N. del ed.)
{10} Lenin: «El Estado y la revolución» (Ed. Europa-América). (N. del ed.)
{11} Lenin: Obras completas (ed. rusa), t. II, pág. 492. (N. del ed.)
{12} Marx y Engels: «La Sagrada Familia», 1845. (N. del ed.)
{13} Marx: Tesis sobre Feuerbach. (Véase pág. 443 de este tomo.) (Nota del ed.)
{14} De esto se habla en una serie de artículos que figuran en el primer tomo de esta edición; por ejemplo, en el artículo de Engels «Carlos Marx», y también en algunos del segundo (véase el artículo de Engels «Para la historia de la Liga de los Comunistas»). (N. del ed.)
{15} Stalin: «Sobre los fundamentos del leninismo», pág. 16 (Ed. Europa-América.) (N. del ed.)
{16} Para dar al lector la posibilidad de tener una noción más completa de la personalidad de Marx, insertamos en este tomo los recuerdos sobre Marx de P. Lafargue, y los de W. Liebknecht. De los recuerdos de Liebknecht, por su gran extensión, sólo damos algunos fragmentos. Reproducimos sólo aquellas partes en que se caracteriza la personalidad de Marx. (N. del ed.)
{17} Lenin: «Carlos Marx» (pág. 35 de este volumen) (N. del ed.)
{18} Lenin: «Sobre el Estado». Conferencia pronunciada en la Universidad Sverdlof el 11 de julio de 1919. Obras completas (ed. rusa), t. XXIV, pág. 364. (N. del ed.)
{19} Véase el artículo titulado «Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo» (pág. 70 de este tomo). (N. del ed.)
{20} Lenin: Obras completas (ed. rusa), t. XXV, pág. 387. (N. del ed.)