Filosofía en español 
Filosofía en español

Carlos Marx, Obras escogidas, Barcelona 1938

Fragmento de la entrevista con la primera delegación de obreros norteamericanos

por J. Stalin

(9 de septiembre 1927)

Pregunta.– ¿Qué nuevos principios fueron, prácticamente, introducidos en el marxismo por Lenin y por el Partido Comunista? ¿Sería exacto decir que Lenin creía en una «revolución creadora», mientras que Marx se inclinaba más bien a esperar la culminación del desarrollo de las fuerzas económicas?

Respuesta.– Yo entiendo que Lenin no «introdujo» en el marxismo ningún «principio nuevo», como tampoco borró ninguno de los «viejos» principios del marxismo. Lenin era y sigue siendo el más fiel y consecuente discípulo de Marx y Engels y se basa plena e íntegramente en los principios del marxismo. Pero Lenin no fue sólo un ejecutor de la teoría de Marx y Engels, sino que fue un continuador de esta teoría. ¿Qué significa esto? Significa que Lenin desarrolló la teoría de Marx y Engels aplicándola a las nuevas condiciones del desarrollo, a la nueva fase del capitalismo, aplicándola al imperialismo. Significa que, al desarrollar la teoría de Marx y Engels dentro de las nuevas condiciones de la lucha de clases, Lenin aportó al tesoro general del marxismo algo nuevo con relación a lo que habían aportado Marx y Engels, con relación a lo que era posible aportar en la época del capitalismo preimperialista; pero este algo nuevo aportado por Lenin al tesoro del marxismo, se basa plena e íntegramente en los principios sentados por Marx y Engels. En este sentido hablamos nosotros del leninismo como el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias. He aquí algunos problemas respecto a los cuales Lenin aportó algo nuevo, desarrollando la teoría de Marx.

En primer lugar, el problema del capitalismo monopolista, del imperialismo, como nueva fase del capitalismo. Marx y Engels trazan [89] en «El Capital» un análisis de los fundamentos del capitalismo. Pero Marx y Engels vivieron en la época de la dominación del capitalismo premonopolista, en la época de la evolución lisa y llana del capitalismo y de su extensión «pacífica» por todo el orbe. Esta fase vieja terminó a principios del siglo XIX y comienzos del XX, cuando ya Marx y Engels no vivían. Se comprende que Marx y Engels sólo pudiesen adivinar estas nuevas condiciones de desarrollo del capitalismo, que han surgido en relación con la nueva fase capitalista que viene a reemplazar a la vieja, en relación con la fase imperialista, monopolista de desarrollo, en que la evolución lisa y llana del capitalismo es sustituida por una fase de desarrollo a saltos, catastrófico, del capitalismo, en la que cobran una fuerza enorme la desigualdad del desarrollo y las contradicciones del capitalismo, en la que la lucha por los mercados y la exportación de capitales, bajo las condiciones de la extrema desigualdad del desarrollo, hacen inevitables las guerras imperialistas periódicas por el reparto periódico del mundo y de las esferas de influencia. El mérito de Lenin, y, por tanto, lo nuevo en él, consiste, aquí, en que, basándose en las tesis fundamentales del «Capital», hace un análisis marxistamente razonado del imperialismo como última fase del capitalismo, poniendo al desnudo sus lacras y las condiciones de su inevitable hundimiento. De este análisis surgió la conocida tesis de Lenin, de que, bajo las condiciones del imperialismo, era posible el triunfo del socialismo en países capitalistas aislados.

En segundo lugar, el problema de la dictadura del proletariado. La idea fundamental de la dictadura del proletariado como dominación política del proletariado y como método para derrocar por la violencia el poder del capital, procede de Marx y Engels. Lo que Lenin aporta de nuevo, en este campo, consiste en lo siguiente: a) Lenin descubrió el Poder soviético como forma estatal de la dictadura del proletariado, aprovechando para esto las experiencias de la Comuna de París y de la revolución rusa; b) descifró la fórmula de la dictadura del proletariado desde el punto de vista del problema de los aliados de éste, definiendo la dictadura del proletariado como la forma específica de la alianza de clase del proletariado, que es el dirigente, con las masas explotadas de las clases no proletarias (campesinos, &c.), que son las dirigidas; c) recalcó con una fuerza especial el hecho de que la dictadura del proletariado es el tipo más elevado de democracia en una sociedad de clase, la forma de la democracia proletaria, expresión de los intereses de la mayoría (de los explotados), [90] por oposición a la democracia capitalista, expresión de los intereses de la minoría (de los explotadores).

En tercer lugar, el problema de las formas y los métodos para construir con éxito el socialismo en el período de la dictadura del proletariado, en el período de transición del capitalismo al socialismo, en un país cercado por Estados capitalistas. Marx y Engels consideraban el período de la dictadura del proletariado como un período más o menos largo, lleno de contiendas revolucionarias y guerras civiles, a lo largo del cual el proletariado, instaurado en el Poder, adopta una serie de medidas de carácter económico, político, cultural y de organización, indispensables para crear, en lugar de la vieja sociedad capitalista, la nueva sociedad socialista, una sociedad sin clases, una sociedad sin Estado. Lenin manteníase plena e íntegramente sobre el terreno de estas tesis fundamentales de Marx y de Engels. Lo que Lenin aporta de nuevo, en este campo, consiste en lo siguiente: a) Lenin fundamentó la posibilidad de construir una sociedad socialista completa en el país de la dictadura del proletariado, cercado por potencias imperialistas, a condición de que este país no fuese estrangulado por una intervención armada de los Estados capitalistas circundantes; b) trazó los caminos concretos de la política económica («Nueva Política Económica»), con ayuda de los cuales el proletariado, teniendo en sus manos los puestos económicos de mando (la industria, la tierra, los transportes, los bancos, &c.), articula la industria socializada con la Economía rural («articulación de la industria con la Economía campesina») y de este modo conduce toda la Economía nacional al socialismo; c) trazó los caminos concretos para llevar y arrastrar gradualmente a las grandes masas campesinas al cauce de la construcción socialista por medio de la cooperación, que representa, en manos de la dictadura proletaria, el medio más formidable para la transformación de las pequeñas explotaciones campesinas y para la reeducación de las grandes masas campesinas dentro del espíritu del socialismo.

En cuarto lugar, el problema de la hegemonía del proletariado en la revolución, en toda revolución popular, lo mismo en la revolución contra el zarismo que en la revolución contra el capitalismo. Marx y Engels esbozaron en sus rasgos fundamentales la idea de la hegemonía del proletariado. Lo que Lenin aporta de nuevo, aquí, está en haber desarrollado y desenvuelto estos esbozos en un sistema armónico de hegemonía del proletariado, en un sistema armónico de dirección por el proletariado de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, no sólo para derrocar al zarismo y al capitalismo, sino [91] también para construir el socialismo bajo la dictadura del proletariado. Es sabido que la idea de la hegemonía del proletariado obtuvo en Rusia, gracias a Lenin y a su partido, una aplicación magistral. Esto explica, entre otras cosas, el hecho de que en Rusia la revolución llevase al proletariado al Poder. Antes, las cosas ocurrían generalmente de otro modo: los obreros se batían durante la revolución en las barricadas, derramaban su sangre, derribaban lo viejo, y el Poder iba a parar a manos de los burgueses, que luego oprimían y explotaban a los obreros. Así sucedió en Inglaterra y en Francia. Así sucedió en Alemania. Aquí, en Rusia, las cosas tomaron otro giro. En nuestro país, los obreros representaban algo más que la fuerza de choque de la revolución. Al convertirse en la fuerza de choque de la revolución, el proletariado ruso se había esforzado, al mismo tiempo, en tener la hegemonía, en ser el dirigente político de todas las masas explotadas de la ciudad y del campo, apretando en torno a él sus filas, apartándolas de la burguesía, aislando políticamente a la burguesía. Teniendo la hegemonía de las masas explotadas, el proletariado ruso luchó todo el tiempo por tomar en sus manos el Poder y aprovecharlo en su propio interés contra la burguesía, contra el capitalismo. Así se explica precisamente que en Rusia todo potente movimiento revolucionario, lo mismo el de Octubre de 1905 que el de Febrero de 1917, sacase a escena los Soviets de diputados obreros, como embrión del nuevo aparato de Poder, llamado a aplastar a la burguesía, como contrapeso al parlamento burgués, al viejo aparato de Poder, llamado a aplastar al proletariado. Por dos veces intentó la burguesía restaurar en Rusia el parlamento burgués y poner fin a los Soviets: en agosto de 1917, en tiempos del «Preparlamento», antes de la toma del Poder por los bolcheviques, y en enero de 1918, en tiempos de la «Asamblea Constituyente», después de la toma del Poder por el proletariado, y las dos veces salió derrotada. ¿Por qué? Porque la burguesía estaba ya políticamente aislada y las masas de millones de trabajadores veían en el proletariado el único jefe de la revolución, y porque los Soviets habían sido contrastados y probados ya por las masas como su Poder obrero, y el cambiarlos por el parlamento burgués habría significado para el proletariado el suicidio. Por eso no tiene nada de extraño que en nuestro país no se haya podido inocular el parlamentarismo burgués. He aquí por qué la revolución, en Rusia, llevó al Poder al proletariado. Tales son los resultados de haber puesto en práctica el sistema leninista de la hegemonía del proletariado en la revolución.

En quinto lugar, el problema nacional-colonial. Marx y Engels, [92] analizando en su tiempo los acontecimientos de Irlanda, de la India, de China, de los países de la Europa central, de Polonia, de Hungría, brindaron ideas fundamentales, que son el punto de partida sobre el problema nacional-colonial. Lenin, en sus trabajos, se basó en estas ideas. Lo que Lenin aporta de nuevo, en este terreno, consiste en lo siguiente: a) reunió en bloque estas ideas para formar un sistema armónico de concepciones sobre las revoluciones nacional-coloniales, en la época del imperialismo; b) enlazó el problema nacional-colonial con el problema del derrocamiento del imperialismo; c) declaró el problema nacional-colonial parte integrante del problema general de la revolución proletaria internacional.

Y, finalmente, el problema del Partido del proletariado. Marx y Engels trazaron esbozos fundamentales sobre el partido, como destacamento de vanguardia del proletariado, sin el cual (partido) el proletariado no podrá lograr su emancipación, ni en el sentido de tomar el Poder ni en el sentido de transformar la sociedad capitalista. Lo que Lenin aporta de nuevo, en este terreno, consiste en haber desarrollado estos esbozos, adaptándolos a las nuevas condiciones de la lucha del proletariado en el período del imperialismo y poniendo de manifiesto: a) que el Partido es la forma superior de la organización de clase del proletariado, en comparación con otras formas de organización de éste (sindicatos, cooperativas, organización estatal), cuya labor es él el llamado a generalizar y dirigir; b) que la dictadura del proletariado sólo puede realizarse por medio del Partido, como su fuerza orientadora; c) que la dictadura del proletariado sólo puede ser completa si la dirige un partido único, el Partido de los comunistas, que no comparte ni debe compartir la dirección con otros partidos; d) que sin una disciplina férrea dentro del Partido no podrán cumplirse las tareas de la dictadura del proletariado para el aplastamiento de los explotadores y la transformación de la sociedad de clase en sociedad capitalista.

He aquí, en sus rasgos fundamentales, lo que aportó de nuevo Lenin en sus trabajos, concretando y desarrollando la doctrina de Marx con arreglo a las nuevas condiciones de la lucha del proletariado en el período del imperialismo.

Por eso nosotros decimos que el leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de las revoluciones proletarias.

De lo dicho se desprende que el leninismo no puede separarse del marxismo, ni mucho menos contraponerse a éste.

En la pregunta de la delegación, se añade: «¿Sería exacto decir que Lenin creía en una «revolución creadora», mientras que Marx se [93] inclinaba más bien a esperar la culminación del desarrollo de las fuerzas económicas?» Yo entiendo que sería completamente falso decir esto. Yo entiendo que toda revolución popular, si es una revolución verdaderamente popular, es una revolución creadora, pues destruye el viejo sistema de vida y crea, funda, otro nuevo. Claro está que en esas «revoluciones», con perdón sea dicho, que se producen de vez en cuando, digamos, en Albania, bajo la forma de juegos «insurreccionales» de unas tribus contra otras, no puede haber nada de creador. Pero los marxistas jamás han considerado como revoluciones esos juegos «insurreccionales». Aquí no se trata, evidentemente, de semejantes «insurrecciones», sino de la revolución popular de masas, que levanta a las clases oprimidas contra las clases opresoras. Y esta revolución no puede por menos de ser creadora. Marx y Lenin eran, concretamente, partidarios de esta revolución y sólo de ella. Dicho esto, se comprende que semejante revolución no puede estallar en cualesquiera condiciones, que sólo puede producirse cuando se dan determinadas condiciones favorables, de orden económico y político.

(Carlos Marx, Obras escogidas, tomo I, Ediciones Europa-América, Barcelona 1938, páginas 88-93.)