Filosofía en español 
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Alejandro de Alejandro 1461-1523

Alejandro de Alejandro, Días Geniales, 1522«alexandro de Alexandro, o ab Alexandro, Jurisconsulto de Nápoles, floreció a fines del siglo XV y a principios del XVI, en tiempo de Jorge de Trebisonda, de Theodoro de Gaza, de Domicio Calderino, de Hermolao Barbaro, de Philelpho, de Pontano, &c. La familia de los Alexandros fue siempre muy célebre en Nápoles, por su erudición y equidad, y produjo doctísimos Jurisconsultos. ANGELO ab Alexandro en el siglo XIII, fue Consejero de Carlos I, Rey de Nápoles. CARLOS ab Alexandro, empleóle este mismo Príncipe en un Oficio de judicatura. Alonso y Fernando de Aragón, Reyes de Nápoles, se sirvieron de ANTONIO ab Alexandro, y le enviaron por Embajador a Roma. El de que hablamos, mantuvo constante la gloria de los grandes hombres de su familia. Consideróse como uno de los más peritos Jurisconsultos de su tiempo en Nápoles y en Roma, donde hizo su mansión ordinaria, gustándole por otra parte la vida quieta y tranquila. Para no turbarla, rehusó todos los empleos que le ofrecieron sus amigos. Se le aconsejó escribiese, y compuso la Obra que tenemos con el título de Dierum Genialium Lib. VI. Además de esta Obra, hizo cuatro Disertaciones, De Rebus admirandis, qua nuper in Italia contigere, &c. Comentó Andrés Tiraquelo con mucha erudición su Obra intitulada, Dierum Genialium, &c. alegando con exactitud a los Autores, que el mismo Alexandro se descuidó de citar. Murió en Roma a 2 de Octubre de 1523, a los 62 años de su edad. * Alexander ab Alexandro, Gen. Dier. Pancirolo, de Clar. Leg. Interp. lib. 2. cap. 122. Leandro Alberti, Descrip. Ital. Barclai, de Regno, lib. 6. cap 5. Cipreo, de Sponsal. c. 13. n. 61. Vossio, de Hist. Lat. Meibomio, de Vita Mecenatis. Alciato, Gudii Epist. Fischardo, in Vit. Jurisc. Possevino, in Appar. Sacro. Gesnero, in Bibliot. Simlero. Mireo. Lorenzo Crasso, Elog. d'Huom. liter. p. 1.» (Luis Moreri, El gran diccionario histórico, París & León de Francia, 1753, tomo 1, págs. 351.)

Algunas menciones a Alejandro de Alejandro

1575 «En tiempo de Julio Cesar había este género de Philosophos. Muchas otras sectas hubo en otras naciones que no se hallan sus costumbres. Así como los Bragmanes entre los Etiopes, entre los Scitas los Agripes, Avios, y Calvios, y entre los Hiperboreos los Arimpheos, y entre los Españoles eran habidos por Philosophos los Turdertanos, que son alguna parte de la Andaluzia, como lo dize Alexandro de Alexandro en sus días geniales, lib. 4. ca. 13.» (Fray Jerónimo Roman, Segunda parte de las Repúblicas del Mundo, divididas en XXVII libros, en Medina del Campo, por Francisco del Canto, MDLXXV, pág. 220r.)

1729 «Acuérdome que aquel gran Jurisconsulto Alejandro ab Alejandro, en los Días Geniales dice de sí, que abandonó el ejercicio de la Abogacía, despechado por las experiencias que tenía de que, ni la sabiduría del Abogado, ni la bondad de la causa del alumno, aprovechaban en los Tribunales, cuando las partes contrarias eran poderosas.» (Feijoo, Teatro crítico universal, tomo tercero, discurso undécimo: Balanza de Astrea, o recta administración de la Justicia.)

1734 «36. Otro hombre marino, que Alejandro de Alejandro cuenta haber sido cogido en su tiempo en Epiro, y cuyo hecho afirma como autenticado por actas públicas, parece que también era de configuración perfectamente humana.» (Feijoo, Teatro crítico universal, tomo sexto, discurso séptimo: Sátiros, Tritones y Nereidas.)

«25. La fuerza, y habilidad de nuestros dos Nadadores, aunque extraordinaria, no tiene mucho de admirable, supuesto su mucho ejercicio. Alejandro de Alejandro refiere de otro nadador Napolitano, a quien él mismo conoció, el cual con movimiento continuado corría el espacio de seis millas, que hay entre la Isla Enaria, y la Prochita en el Golfo de Nápoles, y tal vez fue, y volvió en el mismo día.» (Feijoo, Teatro crítico universal, tomo sexto, discurso octavo: Examen filosófico de un peregrino suceso de estos tiempos.)

1736 «No doy igual fe a lo que dice Alejandro de Alejandro, lib. 5, Genial. dier. cap. 9, que desde Europa, Lugar de Macedonia, hasta Elis, Ciudad de la Acaya, cuanto se baña en las aguas del Mar, se convierte en piedra.» (Feijoo, Teatro crítico universal, tomo séptimo, discurso segundo: Peregrinaciones de la Naturaleza.)

1740 «22. La práctica de colocar el anillo en el dedo cuarto de la mano, empezando a contar por el pulgar, como que esto sea conducente a la salud, a la alegría del corazón, o a otra alguna impresión conveniente en él, no tiene fundamento alguno. Lo que dio motivo a este error fue el creer que de este dedo al corazón hay alguna comunicación particular. Los Egipcios, según refiere Macrobio, decían que esta comunicación era por medio de un nervio. Levino Lemnio atribuye la comunicación a una arteria. Alejandro de Alejandro, de sentencia de algunos antiguos, a una vena. Y el mismo sentir manifiesta Hugo Grocio en aquellos célebres versos, que hizo en elogio del anillo.» (Feijoo, Teatro crítico universal, tomo quinto, discurso quinto [añadido en el suplemento]: Observaciones comunes.)

1742 «2. Háceme Vmd. cargo de haber negado absolutamente, y sin restricción alguna la existencia de Duendes; y suponiéndome esta máxima, la impugna con la reciente Historia del famoso Duende de Barcelona, y con las noticias, que de otros da Alejandro de Alejandro en sus Días Geniales.» «7. Ni exceptúo de la regla general los casos que refiere Alejandro de Alejandro. Tres son los que escribe este Autor. El primero…» «11. Yo no sé realmente, si Alejandro de Alejandro profesaba una severísima veracidad; porque una veracidad ordinaria, o no más que mediana, no es bastante fundamento para creer cosas extraordinarias; pues, como ya he advertido, no en una parte sola del Teatro Crítico, el fingir, y publicar portentos trae consigo una especie de delectación, que tienta fuertísimamente aun a hombres bastantemente amantes de la verdad, y que en orden a objetos regulares, no faltan a ella. Esto quiere decir, que entretanto que no nos consta, que el Autor citado fuese de una sinceridad incontrastable, no estamos obligados a creerle aquella aparición.» «16. Este caso es el único que me ha ocurrido para símil del Alejandro de Alejandro, omitiendo, como impertinentes al asunto, los delirios comunes de los fabricitantes; porque debo suponer, que no fue de esta especie el de aquel Autor; de cuya relación se debe colegir, que para todos los demás objetos, y en todo el resto de la enfermedad gozó libres, y despejadas sus potencias internas.» «19. Esta Historia, dice también Alejandro de Alejandro, que se la refirió el mismo sujeto de ella, añadiendo asimismo, que tenía muy experimentada su buena fe. A que podemos aplicar la misma reflexión, que arriba hicimos sobre el cuento de Gordiano, porque milita la misma razón.» «21. De dos modos se puede explicar esto. El primero es el que propuse sobre el caso, que de sí mismo cuenta Alejandro de Alejandro; esto es, que aquella aparición fue un mero error de la imaginación, ocasionado de la enfermedad. ¿Mas cómo pudo serlo, si la enfermedad se siguió a la aparición? Eso niego yo, aunque suena así en la Historia.» (Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo primero, carta XLI: Sobre los Duendes.)

«66. No me acuerdo dónde leí, que Alejandro de Alejandro, docto Jurisconsulto Napolitano, y hombre de mucho juicio, y bondad, habiendo ejercido algunos años la Abogacía, la dejó enteramente, dando por motivo, que a cada paso veía perderse las mejores causas por la corrupción de los Jueces.» (Feijoo, Cartas eruditas y curiosas, tomo segundo, carta octava: Menagiana. Segunda parte.)

Algunas ediciones de las obras de Alejandro de Alejandro

1522 Alexandri de Alexandro Dies Geniales. Nequis opus excudat denuo infra Septenium, Subditis imprecationibus, apostolica authoritate, interdictum est. Romae: In aedibus Iacobi Mazochii Ro. academicae bibliopolae, 1522 kalen. Apri. [6]+CCLXXXV+[2] folios.

1539 Alexandri ab Alexandro Iurisperiti Neapolitano Genialium Dierum libri sex, varia ac recondita eruditione referti. Accuratis quam antehac exsusi, cum duplici indice. Vaeneunt Parisiis apus Ioannen Roigny, via ad divum Iacobum sub Basilisco & quatuor elementis. 1539. [16]+175 folios.

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