Filosofía en español 
Filosofía en español

“Teresianismo”

1922 «Los carcundas quieren hoy dominar las Normales de Maestras españolas y no reparan en medios, predicando en todo momento con truculencia de guiñol en el cual danza la quimera de Satán, el Vulcano de la mitología jesuítica, contra la Residencia de Estudiantes, centro modelo que debiera haberse impuesto en todas las capitales para el acobijo de la señorita estudiante, desterrando la ineducable y corruptora a la par que antiestética casa de huéspedes. En Jaén, el Teresianismo quiere hacer mangas y capirotes. Por no sujetarse dos profesoras de una capital norteña a lo que querían unas “benditas hermanas” –que se aprobase a todas las alumnas que ellas preparaban–, fueron destituidas de los cargos de Directora y Secretaria de la Normal... Y últimamente el atropello recae sobre una digna compañera, Josefa Uriz, profesora de Pedagogía de la Normal de Lérida, que se ve envuelta en un expediente por denuncias de un prelado.» (J. García y Verdú, “La libertad de la cátedra”, El Luchador, diario republicano, Alicante, lunes 6 marzo 1922, pág. 1.)

1923 «La enseñanza en manos clericales. En la Escuela Normal de Maestras de Madrid, se viene haciendo desde hace algún tiempo un intenso trabajo para entregar el establecimiento en manos de la institución teresiana que capitanea el padre Poveda. El asunto reviste gravedad suma porque se ha llegado ya hasta la coacción sobre las alumnas, para que ingresen en una asociación llamada católica, y para que vayan asiduamente a realizar prácticas al convento de monjas reparadoras. Las alumnas que se niegan a esto y quieren conservar su libertad, son suspensas en las pruebas de curso y no les queda otra disyuntiva que bajar la cabeza y entregarse al grupo teresiano, célebre por sus proverbiales inmoralidades de todo orden, o huir a otras escuelas normales, donde suelen encontrar también ya implantada la influencia teresiana. Naturalmente, el teresianismo está sostenido por el grupo de profesoras tachadas profesional y particularmente, quienes crean a su vez una situación difícil al grupo de profesoras liberales, constituido por doña Dolores Cebrián de Besteiro, doña Leandra Moreno de Orellana, doña Guadalupe González Mayoral y doña Nieves Guibelalde. Se hacen trabajos por los clericales para que sea nombrada directora, doña Clotilde de Castro y Rodríguez, señora que ingresó en el profesorado sin título suficiente, sin oposición, sin concurso, sin medio legal alguno, por la polacada mayor que se ha realizado en el ministerio de Instrucción pública. Mujer ignorante, casi analfabeta, de carácter violento, instrumento ciego de los teresianos, es apoyada por el jefe de sección de Normales del ministerio de Instrucción pública, don Joaquín Aguilera, quien con taimada hipocresía está entregando las normales españolas al teresianismo.» (“Ecos”, El Pueblo, diario republicano de Valencia, Valencia, sábado 7 julio 1923, pág. 1.)

1931 «El Sr. Sancho, en un discurso muy documentado, habla de los enemigos de la escuela pública, y de la necesidad de reorganizar la Escuela Superior del Magisterio, dominada por las derechas y los representantes del teresianismo. Señala los defectos de las Normales, y expresa la necesidad de orientar y defender a los alumnos normalistas. Agrega que las organizaciones obreras tienen la obligación de defender a los maestros y estimularse en su labor, luchando con consecución de las reivindicaciones económicas y sociales.» (“En la Casa del Pueblo. Congreso pedagógico de la Asociación General de Maestros”, La Libertad, Madrid, viernes 3 de abril de 1931, pág. 4.)

Del 2 al 5 de abril de 1931, diez días antes de proclamarse en España la república burguesa, se celebra en la Casa del Pueblo de Madrid el “Congreso pedagógico de la Asociación General de Maestros”, la organización afín a la U.G.T., afiliada a la I.T.E. Internacional de los Trabajadores de la Enseñanza, y presidida por Rodolfo Llopis. [→ Crónica de El Socialista, 3, 4 y 5 de abril, → Crónica de La Libertad, 3, 4 y 5 de abril.] Tiene interés advertir, en los informes presentados a ese Congreso, los distingos entre una “escuela de clase” y una “escuela humana” (recuérdese la pregunta que un año antes había formulado Araquistain en “Los dos castillos”: «¿Pedagogía proletaria? ¿No es una heregía? La pedagogía ¿no debe ser simplemente humana?»), la propuesta de una confusa “escuela proletaria proletarista”, y demás precisiones que muestran los abiertos recelos socialdemócratas-socialfascistas ante los postulados pedagógicos soviéticos. La I.T.E. está presente en este congreso socialdemócrata representada por el peruano Armando Bazán, quien tras leer su comunicado de adhesión sólo “es aplaudido”, mientras que “grandes aplausos” acogen la intervención del maestro chileno Gerardo Seguer, representante de la Internacional del Magisterio Americano, fragil y reciente organización a cuyo congreso de Montevideo no había faltado un año antes el mismísimo Rodolfo Llopis, un Rodolfo Llopis interviniente tres años antes en las “Jornadas Pedagógicas” de Leipzig, que ahora, en su casa, espeta al enviado de la Komintern: «Y al camarada Bazán yo le ruego que diga en la Internacional de la Enseñanza que no queremos más escuelas ni más pedagogía a espaldas de la realidad. Que diga que ya no creemos en los pedagogos puros, porque vivimos en la realidad y no queremos más que ser un trozo viviente de ella. (Aplausos.)». (La crónica de El Socialista omite mencionar otra intervención de Armando Bazán, al día siguiente, tras la intervención del camarada [“socialfascista”] Muiño, que sí es mencionada por La Libertad.)

Este Congreso de la “Asociación General de Maestros”, aún vinculada a la I.T.E., rezuma un difuso fondo común de pacifismo, humanismo, voluntad de que los maestros pasen a tener formación universitaria y laicismo anticlerical, que advierte con preocupación la infiltración del “teresianismo” (término utilizado por el cronista de La Libertad) en la Escuela Superior del Magisterio, que denuncia Juan Sancho, maestro de Baleares, en términos que El Socialista transcribe de forma mucho más precisa: «Las Normales no están hoy en manos del Estado. Mienten quienes lo digan. Hay una orden religiosa, vergonzante, porque no tiene siquiera la valentía de llevar hábito, que es la que se ha apoderado de las Escuelas Normales. Y la Escuela Superior del Magisterio, fruto de la Institución Libre de Enseñanza, honra un tiempo de la intelectualidad liberal española, es hoy una vergüenza, porque ha caído en manos del clericalismo, de las teresianas y sus secuaces.» Teresianismo, por cierto, que lograría situar, veinte años después, una religiosa teresiana señorita como primera mujer española catedrático de universidad, por supuesto en pedagogía, Ángeles Galino Carrillo; teresianismo que, decadas después, triunfante la “pedagogía teresiana” sobre la “pedagogía proletaria” durante la Guerra Fría, capitaneaba la “Educación en valores” tan mimada por la socialdemocracia.

«Escuela Superior del Magisterio. Atendiendo a órdenes de la Dirección general de Primera Enseñanza, nos comunica la Dirección de dicho Centro docente que hasta nuevo aviso se han suspendido los exámenes de ingreso y la inscripción de matrículas oficiales en la Escuela Superior del Magisterio. Lo que se hace público para evitar molestias y gastos a los interesados. La suspensión es debida al propósito que tiene el ministerio de Instrucción Pública de suprimir la Escuela Superior del Magisterio. En substitución de esta Escuela, que ha estado siempre alejada de los intereses de la enseñanza primaria y ha sido el foco oficial del teresianismo, y sin que tenga relación alguna con dicho organismo, se creará la Facultad de Pedagogía.» (La Libertad, Madrid, sábado 5 septiembre 1931, pág. 8. El Adelanto, Salamanca, martes 8 septiembre 1931, pág. 5.)

1932 «Los enemigos de la escuela nacional. “El Debate”, recogiendo la noticia de uno de sus colegas catalanes, publica una información y unos comentarios, según los cuales las alumnas de una de las Escuelas Normales del Magisterio primario de Barcelona han formulado determinada protesta por la actuación del director del Centro y dos señores profesores, “significado el uno como teósofo y el otro como masón”, los cuales indicaron a las señoritas educandas que en lo sucesivo deberían practicar la gimnasia en común con los muchachos y vestidas, por decirlo así, con “maillot”, dar fotografías suyas en ese traje “como máximo” y prestarse a que les tomaran “medidas fisiológicas”. Pues bien: para que se vea cómo informa aquel periódico a sus lectores, afirmamos, porque nos lo asegura persona responsable, que no hay ni una sola verdad en esa serie de acusaciones. No existe tal protesta de las alumnas, ni se practica la gimnasia en común, ni hay nada de eso de las “medidas fisiológicas”, &c., &c. El Claustro de profesores de dicha Normal ha tomado el acuerdo de querellarse ante los Tribunales contra los periódicos en cuestión por injuria y calumnia. No nos sorprenden esas absurdas informaciones de los periódicos de derecha: responden a la campaña que los enemigos de la escuela nacional iniciaron desde hace varios años y que han intensificado a raíz de la publicación de la reforma de las Escuelas Normales, hasta ahora refugio del teresianismo y de otras organizaciones clericales. En unas Normales los estudiantes católicos provocan desórdenes; en algunas intentan desprestigiar a los profesores, y en otras las llamadas Sociedades de padres, a pretexto de defender la enseñanza religiosa, reparten hojas contra la escuela única y el laicismo. Y todo ello es por defender la saneada industria de la enseñanza, que explotan las derechas con el propósito de acaparar conciencias y pesetas. La escuela nacional debe estar alejada de esas luchas partidistas. De aquí la necesidad de que se inspire en los principios del laicismo, la tolerancia y la fraternidad.» (La Libertad, Madrid, 16 enero 1932, pág. 3.)

«Conferencia del señor Llopis. En el teatro de la Casa del Pueblo desarrolló el domingo una conferencia sobre “Laicismo, escuela y República”. Comenzó demostrando que el problema del clericalismo en nuestro país es un tema de actualidad. Señaló la labor que ha realizado la República en relación con el laicismo, principalmente en la enseñanza; con el propósito de neutralizar la injerencia que han tenido las derechas en la vida de la escuela. No es propósito de la República atacar el dogma, sino asegurar la libertad de conciencia del maestro y del niño para evitar el absurdo de que en tiempos del anterior régimen, a pesar de lo dispuesto en el artículo 11 de la Constitución del 76, estuviera vigente la ley de Instrucción del 57, habiéndose castigado, en virtud de tales principios, a numerosos maestros, inspectores y profesores. Alude a la labor de la Dictadura y da cuenta de las subvenciones que cobraban del presupuesto de Instrucción pública las instituciones del teresianismo, del padre Manjón, Siurot, Divino Maestro y otras. Dice que las protestas de las derechas representan un interés material y un sentimiento porque pierden la influencia que ejercían sobre el niño y el maestro. Agrega que la República se propone extender cada día más la cultura entre las clases populares y como ejemplo, cita lo realizado en Madrid con las escuelas que ya funcionan y a las que asisten unos 10.000 escolares, y los 18 grupos escolares que están terminándose y donde recibirán educación más de 12.000 alumnos. Sintetiza la labor de la República en la frase de Costa: “Escuela y despensa.” Terminó haciendo un llamamiento a los padres para que se interesen en la labor de la escuela primaria y organicen los Consejos escolares. El Sr. Llopis fue muy aplaudido.» (La Libertad, Madrid, 6 diciembre 1932, pág. 4.)

gbs