A los trabajadores de las Escuelas de Capacitación
(Afán, de Madrid, 11 de septiembre de 1944.)
No estamos en horas en que nos podemos permitir largas consideraciones perfiladas con tiempo.
Urgen más las palabras claras, las órdenes y las consignas en la acción inmediata. Queremos, una vez más, establecer la importancia decisiva que para nosotros tienen las Escuelas de Capacitación Nacional-Sindicalista. Son un arma de lucha para lograr un objetivo muy importante de la Revolución. Muchedumbres trabajadoras, eficaces bajo nuestras banderas, están perdiendo el tiempo y la paciencia en una nostálgica evocación de pasados imposibles, de espaldas a la realidad apremiante. Los hombres se han ganado siempre con obras y no con palabras. La agitación de los espíritus ha sido la primera necesidad de todas las revoluciones. Las obras somos nosotros, desde el mando, quienes tenemos la obligación de hacerlas. En las palabras, la agitación y la propaganda activa, vosotros, trabajadores de la Escuela de Capacitación, podéis prestarnos el mejor servicio.
Para eso os hemos traído aquí, para que nos conozcáis y se nutran, con vosotros y con los compañeros vuestros que ganéis, nuestras formaciones.
La experiencia nos enseña que no debemos creer en ninguna revolución que no esté respaldada –no decimos dirigida– por los mismos hombres a quienes favorece. No es fuerza física, sino la moral, la que nos interesa, y para lograrla necesitamos crear un ambiente de pasión y de fe en los hombres por cuya redención espiritual y física nos obliga a luchar la consigna.
¡Arriba España!