Filosofía en español 
Filosofía en español


En la Caja de Jubilaciones de la minería asturiana. Entrega del título de Presidente de Honor Vitalicio a S. E. el Jefe del Estado

(Oviedo, 19 de mayo de 1946.)

En nombre de los trabajadores mineros asturianos os entrego el título de Presidente de Honor vitalicio de su Caja de Jubilaciones y Subsidios. Estos hombres de España no suelen olvidar; conocen todo lo que habéis hecho por esta benéfica Institución y os brindan, agradecidos, este gesto leal.

Saben que poseéis corazón recio y brazo fuerte para abatir la injusticia de los soberbios; pero como tenéis espíritu abierto y mano amiga para los humildes, para los que sufren, para los heridos por la vida, habéis podido comprender en toda su trágica amargura la situación de los trabajadores jubilados y dar a esta Entidad que los protege ayuda económica, aliento y calor con el verdadero sentido humano, que va más allá de una fría colaboración material, porque lleva la cordialidad honda de las vibraciones del espíritu.

Esta Institución responde a una de las mejores formas de hermandad activa, en íntima camaradería española, al prestar apoyo material y moral al trabajador en los trances difíciles de su incapacidad y su vejez, para que ni la miseria pueda ensombrecer su hogar ni morder su espíritu la zozobra de un porvenir incierto. Y al que, a través de una penosa vida de trabajo, vieron sudar su frente mil puestas de sol no pueda nunca, al sentir sus fuerzas agotadas, llevar frío en el alma y tristeza en los ojos. Ni nuestra doctrina, que marcha fieramente decidida a elevar el nivel de las vidas trabajadoras, podría abandonarlas, precisamente, en el amargo momento de la jubilación que marca tintes de tragedia a la lucha, siempre ruda y negra, por el pan. Y al extender la mano al trabajador, para liberarle de la amargura de esa hora difícil, rompe también el cerco de penuria que amenazaba a su familia y a su hogar.

Este es el pensamiento noble y sincero de los mineros asturianos que conocen vuestro desvelo por su justicia. Hombres curtidos en toda clase de luchas, que llevan grabada en su carne y en su alma la dignidad entera de nuestra recia hombría española, no entienden de ritmos de lisonja ni de cadencias de adulación, pero podéis estar seguro de que muy hondamente saben sentir, agradecer y recordar.

 
(Oviedo, 19 de mayo de 1946.)