En Radio Nacional
(Madrid, 30 de abril de 1944.)
Españoles, camaradas: Mañana, 1 de mayo de 1944, queda abierta la afiliación de los trabajadores para el Seguro de Enfermedad.
Una Institución de la Falange, justa y humana, se ha impuesto por decisión de Franco en una de las etapas más difíciles por que atraviesa no sólo nuestro pueblo, sino el mundo.
No queremos que estas palabras suenen como un aldabonazo agresivo para todos los que permanecen dormidos en lo negativo y en lo pequeño, sino como una llamada abierta y sincera de hermanos a todos los que quieran ayudarnos con su comprensión y con su esfuerzo. Queremos que presida la obra desde el primer instante un signo de unidad, convencidos de que la manera más intransigente de servir cada consigna de una minoría es hacerla acción, no sólo en las vidas, sino en el corazón de las muchedumbres. No con la imposición de un capricho, sino con la disciplina de una verdad. En esta hora alegre para nosotros, que marca la iniciación de un avance sobre el terreno de la realidad, nuestro deber se concreta a las últimas Órdenes y a la arenga. Todos estamos seguros de la victoria, pero la empresa merece que cada uno preste el máximo esfuerzo desde su entrada en acción. El primer objetivo, la afiliación, ha de ser cubierto por el Instituto Nacional de Previsión y las Entidades concertadas. Todos los Departamentos del Instituto Nacional de Previsión, ejemplo de disciplina y entusiasmo, colaboran con la Caja del Seguro en esta primera etapa con el esfuerzo de sus cuadros fuera de servicio para lograr la máxima rapidez, y esperamos de ellos una prueba más de la capacidad española de organización. Las Entidades privadas que concertarán con la Caja Nacional del Seguro han expuesto por medio de sus representantes la decisión de mantener en todo momento una solidaridad efectiva en el servicio de lo que se ha logrado convertir en una empresa común. Se ha elegido el sistema más rápido y más sencillo: Afiliación de todos los trabajadores por Empresas en la Caja Nacional directamente. Desde el comienzo, el Seguro de Enfermedad ha de subrayar uno de sus más trascendentales aspectos: el que nos muestra una Institución nueva, disciplinada a un sentido y sometida a una unidad de mando, en la que el esfuerzo privado se integra sin violencias ni transformaciones artificiales que lo debiliten. Se utiliza una fórmula existente arrancada de la realidad y se encuadra orgánicamente como elemento de una unidad nacional perfectamente perfilada y conexa. Ahora bien; todos debéis entender que lo que nos importa en esta primera salida a la realidad nacional no es solamente la victoria, sino su calidad, definida en la afiliación por la exactitud y la urgencia. No se os exige solamente la precisión, sino la premura en lograrla, porque todos sabéis que no es nuestro objetivo ir saliendo buenamente del paso, sino dar una prueba a todos los incrédulos de la asombrosa eficacia de la fe, la unidad y la disciplina.
No se trata de palabras ni de abstracciones, sino de plazos concretos que nos obligan ante la Nación. A todos los mandos y funcionarios del Instituto Nacional de Previsión y de las Entidades Colaboradoras les alentamos a volcar el esfuerzo de su apasionado entusiasmo en el primer encuentro. La Patria nos exige en estos momentos el heroísmo silencioso de la paz por tantos hermanos en el sacrificio y en el esfuerzo como esperan de nuestras manos la alegría de la justicia. Por tantos hogares trabajadores clavados en la cruz de la inquietud y la amargura como esperan de vuestra acción la libertad. Hay un profundo sentido cristiano de mandamiento en vuestra brega de estos días. Porque es por los débiles y por los heridos de la vida, por todos los que ganan el pan con el sudor de su frente, por quienes tenéis la gloria de combatir.
Ante todas las clases sanitarias de España en las que se afirma nuestra esperanza de inminentes ofensivas victoriosas, queremos insistir, de pasada, en nuestra decisión de demostrar cómo el Seguro de Enfermedad no ha de ser injusto con su legítimo interés; no ha de constituir un trágala incómodo, obediente a partidismos clasistas, sino terreno abierto a la justicia de todos, donde han de encontrar hermanada comprensión para su elevada misión de sacrificio.
A todos los compañeros de armas en esta empresa, a todos los patriotas de España, nuestro saludo y nuestro aliento.
Mañana emprendemos una nueva jornada en un camino en el que quedaron rotas muchas vidas.
Cada uno en su puesto, no para la pelea, sino para el trabajo, sin exclusivismos y sin rencores, por la victoria que pedimos a Dios en estas nuevas trincheras de la Patria.
¡Viva Franco! ¡Arriba España!