A los obreros de Sagunto
(Sagunto, 28 de mayo de 1942.)
Obreros de Sagunto: No hemos venido aquí para cultivar un obrerismo artificial ni para aumentar la amargura de cada vida con promesas en que casi ninguno ibais a creer; pero tampoco dejaremos de decir lo necesario para que podáis comprendernos y sepáis dónde estamos y qué queremos, aunque disguste a los enemigos de la Revolución, aunque manifiesten su disgusto con amenazas.
Os hablaré poco, un centenar de palabras que vais a entender todos, sobre las que os exigimos que, como españoles y como trabajadores, meditéis. La Falange fue a la guerra por la Revolución Nacional-Sindicalista; los otros acaso no sepan deciros por qué. Un enemigo nos cierra el camino hacia la justicia y se escandaliza ahora de nuestra verdad. No nos sirven las medias palabras, sino las verdades claras y enteras. Por rebasar esta organización injusta en lo social y en lo económico, estamos viviendo una lucha a la desesperada; forzando una vieja red que no quiere ceder.
Franco y Falange son la avanzada de la Revolución y de la Patria. Fijaos en quién está contra ellos y acaso descubráis a muchos españoles traidores que os llevaron a la rebeldía y a la desesperación con sus injusticias, y que ahora tachan de extremista nuestra verdad, la única verdad que hemos gritado siempre. No forzamos a nadie a que forme con nosotros. Lo hemos advertido para que nadie venga mañana a achacamos que no hemos puesto en claro la situación y que no hemos avisado a tiempo. Todo trabajador español, empresario u obrero, tiene abierto en la Falange su banderín de enganche; la justicia y la disciplina más dura presidirán el único reparto que prometemos: que es el reparto del sacrificio. ¡Viva Franco! ¡Arriba España!