La phi simboliza la filosofía de tradición helénica, la ñ la lengua española Proyecto Filosofía en español
Inocencio María Riesco Le-Grand

Tratado de Embriología Sagrada
Parte Segunda
/ Capítulo tercero

§. I
Del alumbramiento natural


El alumbramiento natural es aquel que se verifica, solamente por las contracciones del útero. Comprende dos tiempos; el del desprendimiento de la placenta, y el de su expulsión.

La matriz por solas sus contracciones opera el desprendimiento de esta masa, destruyendo sus adherencias; también opera por sí misma la expulsión, porque irritado el cuello del útero por la presencia de la masa que acaba de caer sobre él, reacciona sobre el cuerpo del órgano que se contrae, se entreabre el cuello y deja pasar la placenta a la vagina, y la presión que se ejerce entonces sobre el intestino recto excita a la mujer a hacer esfuerzos cuyo resultado es verificar la expulsión.

El alumbramiento natural sucede muchas veces [271] inmediatamente después del parto; en otras ocasiones según el mayor, o menor grado de contractibilidad del útero se hace esperar más, o menos tiempo.

No se debe tirar del cordón umbilical mientras el útero tenga suficiente fuerza, lo que se reconoce por un tumor, más o menos voluminoso y duro, que se siente a través de las paredes del bajo vientre en la región hipogástrica, es decir entre el ombligo, y el pubis. Para favorecer las contracciones de este órgano, es necesario dar en el bajo vientre fricciones con la mano que puede continuar un ayudante, mientras, que se tira con cuidado del cordón. Para hacer esta operación, se coge la extremidad del cordón que se envuelve al rededor de los dedos de una mano envuelta en un paño, para que no se resbale; con esta mano se tira horizontalmente, mientras que dos, o tres dedos de la otra introducidos por detrás del pubis empujan el cordón hacia atrás, y sirven de polca de vuelta, para arrastrar la placenta, siguiendo el eje del bacinete; eje que viene a caer entre el coxis, y el ano.

Pero cuando se ejercen estas operaciones y se tira antes que el útero haya salido de su entorpecimiento, antes de haber solicitado, y determinado sus contracciones, se expone a destruir la matriz. Si estando el útero contraído ligeramente, se ejercen atracciones fuertes y sin método, se corre el riesgo de romper el cordón, o de rasgar parcialmente la placenta, y entonces puede resultar una hemorragia, más o menos grave. Para evitar estos inconvenientes, es necesario dar fricciones en el bajo vientre, y esperar con calma, que la matriz se [272] contraiga, y tienda a expulsar la placenta. La obligación del facultativo en este caso debe limitarse a auxiliar a la naturaleza, y a no contrariarla en nada.


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Inocencio María Riesco Le-Grand, Tratado de Embriología Sagrada (1848)
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