Revista Europea | Madrid 1874-1880 |
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Revista Europea, Madrid, 27 de mayo de 1875, año II, tomo IV, nº 70, páginas 663-664.
La tierra no es más que un punto en el espacio, una molécula astral; pero, para los hombres que la pueblan, esta molécula permanece todavía sin límites, como en los tiempos de nuestros antepasados bárbaros; y es por lo tanto, relativamente infinita porque no se ha recorrido en toda su extensión, y aun es imposible prever cuándo la conoceremos definitivamente. El geodesta y el astrónomo nos han enseñado que nuestro redondo planeta está algo aplastado en los dos polos; el meteorólogo y el físico han estudiado por inducción, en esa zona ignorada, la marcha probable de los vientos, de las corrientes y de los hielos; pero ningún explorador ha visto esas extremidades de la tierra, ninguno puede decir que haya mares ó continentes detrás de esas grandes barreras de hielo que no ha sido posible franquear todavía. En la zona boreal, es verdad, atrevidos marinos, honra de nuestra raza, han ido restringiendo, poco á poco, el espacio misterioso, y en nuestros días el fragmento de la redondez de la tierra que permanece sin descubrir en esos parajes, no excede de la centésima parte de la superficie del globo: pero en las demás zonas de la tierra, las exploraciones de los navegantes dejan todavía un enorme vacío, de diámetro tal, que la luna podría caer en él sin tocar á las regiones de nuestro planeta ya visitadas.
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