Filosofía en español 
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Las Dominicales del Libre Pensamiento

Las Dominicales del Libre Pensamiento

Las Dominicales del Libre Pensamiento comienza a publicarse en Madrid semanalmente el domingo 4 de febrero de 1883. Sus impulsores fueron Ramón Chíes (Medina de Pomar, Burgos, 1846 - Madrid, 15 octubre 1893, (a) Eduardo de Ríofranco) y Fernando Lozano Montes (Almadenejos, Ciudad Real, 1 agosto 1844 - San Rafael, Madrid, 27 septiembre 1935), que firmaba siempre como Demófilo, pseudónimo que en Sevilla también utilizaba entonces Antonio Machado Álvarez (1848-1893):

«Un distinguido escritor sevillano tiene adoptado el mismo pseudónimo de Demófilo que emplea el redactor de nuestro periódico. Lo advertimos al público con el fin de que no vuelva a acaecer que se dirijan insultos a aquel digno escritor y a su noble padre, como acaba de hacerlo el periódico neo de Badajoz, por la sospecha de que pudiera ser el que escribe en Las Dominicales del Libre Pensamiento.» (nº 10, pág. 2.)

Como era de esperar el periódico sufrió numerosas denuncias y ataques, pero logró sobrevivir de manera continuada hasta el verano de 1900: el domingo 15 de julio de 1900 apareció el número 939, año XVIII, donde explica las razones por las que ya no se había publicado las tres semanas anteriores:

«Los cinco últimos números de Las Dominicales han sido secuestrados; cuatro de ellos por denuncia; el último por equivocación, puesto que no ha sido denunciado. Amén de ello, el gobernador de Madrid nos ha multado pretextando una nimiedad, el haberse enviado o no a tiempo los números que se entregan en el gobierno civil. Era inútil, por tanto, imprimir el periódico en esas condiciones, dado que serían contados los lectores que lo recibieran. Si hoy nos decidimos a publicar este número es para responder a las muchas preguntas que nos llegan de fuera, y después de expurgarlo cuidadosamente para que no se encuentre en él sombra de cosa denunciable. Suman muchos miles de duros los daños y perjuicios que estos abusos del poder llevan producidos a nuestro periódico. Del centenar de procesos que se nos habrá formado, sólo de ocho años acá, no han prosperado más que dos o tres. En los demás, los gobiernos han procedido injustamente; pero nadie nos ha indemnizado de los daños causados por las injustas denuncias, acompañadas casi siempre de secuestro. Recuérdese aquel período de tres años, en que todas las semanas era el número denunciado a instancia de los Padres de familia, árbitros de los Tribunales. Vinieron después las furiosas persecuciones de los tres años de guerra. Y terminóse aquel Calvario con la pesadumbre de los siete meses de censura militar. Júzguese ahora de la fuerza de resistencia moral y material, de que ha ofrecido ejemplo Las Dominicales. ¿Quién no se aburre de ir todos los días a los juzgados y, frecuentemente, a sentarse en el banquillo de acusados?» («Nuestro calvario», domingo 15 de julio de 1900, nº 939, pág. 3.)

Unos meses después, el jueves 7 de febrero de 1901, tras cubrirse una suscripción de acciones de a cincuenta pesetas (y «además, excitamos a los proletarios a contribuir con cinco céntimos semanales durante seis meses»), apareció otro periódico legalmente distinto (año I, número 1) pero continuador del anterior (hasta mantuvo sus compromisos con los suscriptores anteriores), impulsado por Fernando Lozano, Demófilo, el único superviviente de quienes figuran como fundadores («Ramón Chíes. Demófilo»), bajo el rótulo Las Dominicales. Semanario librepensador. Se añade como subtítulo (hasta el nº 84, viernes 3 de octubre de 1902): Sostenido por las almas luminosas. Desde el número 85, año II, viernes 10 de octubre de 1902, el nuevo subtítulo es: Órgano de la Federación Internacional de Librepensadores en España, Portugal y América ibera. En ese número, bajo un gran titular: «¡Gloria al Librepensamiento!», se informa del Congreso de Ginebra (14-18 septiembre 1902), donde quedó constituida la Federación de librepensadores (y se acordó promover un monumento a Miguel Servet...)

Desde su primer número, la cabecera del semanario está custodiada a ambos lados por una sucesión de sentencias que sirven de forma magnífica para retratar la divertida ensalada ideológica que animaba a sus deístas, anticlericales, masones y republicanos redactores:

«No mates, no hurtes, no mientas, no prevariques, honra a tus padres; en suma, cumple la ley de Dios, amándole y sirviéndole.» Moisés.
«La fuente de la vida es la ciencia. En caso de duda, el juez supremo es la conciencia.» Manú.
«Conócete a ti mismo.» Sócrates.
«Trabaja para extirpar el mal. Embellece la tierra cubriéndola de vegetales y animales útiles.» Zoroastro.
«Todos los humanos son iguales. No hay otra diferencia entre ellos que las virtudes que poseen.» Budha.
«Amaos los unos a los otros. Sed perfectos como nuestro Padre que está en los cielos.» Jesús.
«La piedad no consiste en volver el rostro hacia Levante o al Poniente. Piadoso es el que socorre a los huérfanos, a los pobres, rescata los cautivos, observa la oración, da limosna, es paciente en la adversidad. El que es justo y teme a Dios clemente y misericordioso.» Mahoma.
«El paisano que labra, la mujer que arregla su casa, el magistrado que desempeña sus funciones, el obrero que trabaja, hacen una obra tan santa como el monje que ora y ayuna.» Lutero.
«Desde la India hasta la Francia el sol no ve más que una familia inmensa que debía regirse por las leyes del amor. Mortales, todos sois hermanos.» Voltaire.
«Haz el bien por el bien. No emplees jamás la humanidad como un simple medio... Respétala como un fin.» Kant.
«El hombre debe realizar bajo Dios la armonía de la Naturaleza y el Espíritu en forma de voluntad racional y por el puro bien.» Krause.
«Que la Verdad ostente todos sus esplendores en la tierra; que se desplomen los templos y caigan hechos polvo los tronos, y se soterren bajo el fango los adoradores del vellocino de oro si se interponen en su camino. ¡Paso; paso a la Verdad divina!». El Espíritu del siglo.

Estas sentencias no fueron algo episódico, se repiten en cada número. Aparecen incluso, un cuarto de siglo después, en el último número que conocemos de la segunda etapa del periódico, publicado el viernes 27 de agosto de 1909 (año X, número 418) bajo el título La Dominicales. Semanario librepensador. Órgano de la Federación internacional de Librepensadores en España, Portugal y América (sólo cambia una palabra, evitando el galicismo, en la sentencia atribuida a Lutero: «El paisano...» por «El campesino...»).

La cuarta página de los primeros números de Las Dominicales del Libre Pensamiento se dedica a publicar anuncios, pero, como se advierte con visible tipografía en la cabecera de la página: «Estos anuncios proceden de la Redacción, y su inserción es gratuita. No se admiten anuncios de pago, ni redactados por los interesados.» Los anuncios de los primeros números sirven también para enmarcar el entorno ideológico afín al periódico:

Las Dominicales del Libre Pensamiento
Periódico semanal
Administración: Corredera Baja, núm. 59, segundo derecha
Precios de suscrición: Madrid, trimestre, 2 pesetas. –Provincias, id., 2,5 id. –Extranjero, año, 12 id. –Ultramar, id., 20 id. Número suelto del día, 10 céntimos. Atrasado, 25 id. La Redacción dará cuenta de toda obra de que reciba dos ejemplares. La Redacción no responde de los artículos firmados. –No devuelve los manuscritos. –La Administración no admite anuncios de pago.

Institución Libre de Enseñanza
Infantas, 42
Este establecimiento, se consagra hoy a la educación general, esto es, a la llamada primera y segunda enseñanza. Es ajena a todo espíritu de partido, religión, o escuela determinadas. Cuenta entre sus profesores y cooperadores a hombres de opuestos campos de la vida política militante, como Pelayo Cuesta, Azcárate, Giner, Alonso Martínez, Carvajal, Labra, Moret, &c., &c. Los profesores se consagran exclusivamente a educar a los alumnos o instruirlos en las diferentes ramas de la cultura, mediante explicaciones en las clases, en los paseos, en las visitas a Museos, talleres, fábricas, y toda clase de establecimientos que hay en Madrid, así como en las excursiones frecuentes que hacen por toda España, y aun por el Extranjero. Es un establecimiento modelo que honra a nuestro país. Los padres que quieran dar una sólida instrucción a sus hijos, y además educarlos en sus deberes usuales, envíenlos a la Institución Libre de Enseñanza.

Sociedad Protectora de los Niños
Esta Sociedad, cuyo título basta a acreditar su objeto humanitario, recoge a los niños abandonados y los ampara temporalmente en el Refugio que tiene establecido en la calle de Claudio Coello, núm. 32. Tiene abierta consulta médico-alopática diaria de 8 a 9 de la mañana, pública y gratuita en su local; la tiene también homeopática en la Travesía de Trujillos, núm. 3, de una a dos de la tarde. En ambos locales se aplica gratuitamente la vacuna todos los sábados de una a dos de la tarde. El Refugio recibe a cualquier hora del día y de la noche los niños que se encuentran perdidos en la vía pública. La Sociedad protege a los niños que son víctimas de malos tratamientos y tiene establecida una consulta jurídica gratuita, en casa de D. Fermín Hernández Iglesia, Travesía de la Parada, número 10, 2.º, para proporcionar los informes y consejos que se le pidan a nombre de los niños pobres, huérfanos o desamparados, y promueve y sostiene las reclamaciones administrativas y los pleitos y causas que interesen a aquellos desgraciados seres. La piedad que respiran los fines de esta Sociedad que acabamos de enumerar, la hacen acreedora a las simpatías y al aplauso del público, que debe prestarla toda su cooperación.

Asociación para la Enseñanza de la Mujer
Calle de la Bolsa, 14
Esta asociación, fundada por el piadoso D. Fernando de Castro con el solo fin de elevar y ennoblecer a la mujer española mediante la educación e instrucción, ha progresado notablemente, merced a la devoción que presta a esta idea el Sr. D. Manuel Ruiz de Quevedo, a la que coadyuvan catedráticos distinguidos de la Universidad, explicando sin remuneración alguna las clases. Además de la Escuela de Institutrices, cuya matricula está cerrada, existen ya varias otras de aplicación, a saber:
Escuela de correos y telégrafos. –Honorarios, 5 pesetas mensuales por todas las asignaturas de un curso; 5 por la práctica de Telégrafo; 2 por cada asignatura suelta. Clases de lenguas: ingles, alemán e italiano. –Por una de las asignaturas de ingles o alemán, 10 pesetas al año. Por la de italiano, 5 pesetas mensuales. Clases de dibujo del yeso y de pintura. –Por una asignatura, 10 pesetas todo el curso; por las dos, 15 pesetas todo el curso. Clases de armonium. –10 pesetas por todo el curso. Escuela de comercio. –Está cerrada la matrícula.
La Asociación se sostiene mediante las pequeñas cuotas de los socios, y por algunas subvenciones de corporaciones y particulares. Cuantas personas de espíritu ilustrado y que comprendan la importancia de semejante institución que ha de ser una de las más sólidas raíces de la regeneración de nuestra patria, deben hacerse socios.

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