Filosofía en español 
Filosofía en español


Revista Contemporánea

Revista Contemporánea

«La Revista Contemporánea la fundó D. José del Perojo y Figueras, que había nacido en Santiago de Cuba en 1852, se había educado en París y se doctoró en Derecho y en Filosofía en la Universidad de Heilderberg. Privaban entonces en Alemania las ideas filosóficas de Kant, y Perojo perteneció al grupo de estudiantes españoles que, como Sanz del Río y otros, no supieron discernir lo que las teorías kantianas tenían de última moda germánica entonces, ni comparar la solidez y el abolengo de la filosofía clásica española con aquellas novedades extranjerizas.
Así se arrojaron de lleno a ellas, las importaron en España, y buena parte de los que no habían salido de aquí adoptaron también el último figurín. Perojo escribió ensayos sobre el movimiento intelectual en Alemania, sobre educación y política colonial, sobre la descendencia del hombre y la selección, todo basado en las teorías darwinianas y en las de Kant y Hegel, que comentó y difundió. Publicó también un trabajo sobre la ciencia española bajo la Inquisición, cuya tendencia puede suponerse dada la ideología del autor.
Esta misma mantuvo la Revista mientras se publicó bajo la dirección de Perojo, que fue desde el año 1875 hasta el tomo 21. En Filosofía se propagó la idea kantiana; en Ciencias naturales, la darwiniana; en Poesía se traducían los versos del poeta ateo Leopardi.
La crítica en la Revista estuvo a cargo de Manuel de la Revilla y Moreno, madrileño nacido en 1846. Cercano a la miseria, cuando logró la cátedra de Literatura General en la Universidad de Madrid, le asaltó la demencia y murió a los treinta y cinco años. Fundó en 1868 el periódico El amigo del Pueblo, y con Peña y Goñi, La Crítica. Escribió sobre literatura y sobre defensa de la Prensa republicana. Fue amigo fraternal y correligionario de Urbano González Serrano y autor de bellas, pero áridas poesías. Apasionado darwinista y ateneísta, dejó a esta Institución sus libros.
Perojo y Revilla fueron el alma de la Revista hasta el tomo 22, en que pasó su dirección a D. Francisco de Asís Pacheco, por haberla comprado D. José de Cárdenas, político del partido de Cánovas del Castillo, bien con fondos de éste o de ambos. La publicación, como negocio, era ruinosa y se sostenía 'por milagros de perseverancia y desinterés', según decían sus mismos redactores. Quizá por ello la vendería Perojo, aun sabiendo que el cambio de dueño había de alterar tan radicalmente la ideología de la publicación, con la que él habría pensado cambiar el rumbo del pensamiento de su época.
Cárdenas, nacido en 1851, era sevillano y licenciado en Derecho. Empezó por ser empleado de Hacienda, después fue secretario de la Academia de Jurisprudencia de Sevilla y ejerció cargos políticos: Director de lo Contencioso; de Agricultura, Industria y Comercio y de Instrucción pública; Gobernador de Madrid, &c. Fue académico de Ciencias Morales y Políticas y su discurso versó sobre la libertad de enseñanza. Afiliado, durante la Revolución, al partido del Conde de Toreno, sostuvo en el periódico El Tiempo de Silvela, la campaña en pro de la restauración de la monarquía; llegó a ser Vicepresidente del Congreso, después senador y, por fin, ministro de Agricultura en el gabinete del General Azcárraga.
El carácter de la Revista, bajo la propiedad de Cárdenas, fue de la más amplia tolerancia compatible con sus firmes ideas conservadoras. Redactor jefe y colaborador asiduo de la publicación era D. Rafael Alvarez Sereix, Presidente honorario de la Sociedad Geográfica, académico correspondiente de la Española, ingeniero de montes y polígrafo, lector infatigable de cuanto se publicaba entonces en varias disciplinas, de cuyos libros hacía reseñas para dar cuenta en la Revista. Claro que éstas se limitaban a las lenguas que conocía Sereix, que debía ser sólo el francés, por lo que la información de los lectores, en cuanto a publicidad extranjera, se limitaba a Francia.
Muerto Sereix, asumió la dirección, desde 1901, D. Juan Ortega y Rubio, catedrático de Historia en Valladolid, durante muchos años, dónde publicó trabajos relativos a aquella capital, y fue colaborador de los periódicos locales.
Trasladado a Madrid colaboró mucho en la Revista, reprodujo en ella artículos ya publicados en Valladolid por él, hizo otros nuevos y unas veces con su nombre, otras con el de Pedro Ansurez, raro fue el número donde faltó algo suyo. Hacía también, como Sereix, las reseñas de las obras que llegaban a la redacción o de las que allí se tenía noticia, tanto españolas como extranjeras, reducidas éstas, casi exclusivamente, a las francesas.
La Revista Contemporánea, con la de España, nacida siete años antes que ella, eran las dos principales que se publicaban en Madrid. Los más reputados escritores de entonces: políticos, literatos, poetas, dramaturgos, sociólogos, catedráticos, ingenieros, militares, &c., colaboraron en la Contemporánea; pero, como revista general, no podía tener la especialización y el detalle que vemos en las numerosas revistas que ahora se publican en cada ramo de las diversas actividades humanas.
Hoy este movimiento es grandísimo y alentador el progreso alcanzado si se le compara con aquella parquedad. Quizá pudiera decirse que la floración actual parece hasta excesiva. No hay Centro oficial o particular, Orden religiosa o agrupación de las diversas clases que no tenga su revista, de donde resulta algo farragosa la producción literaria en este ramo, y dificilísima la labor del bibliógrafo si ha de tener al público al corriente de cuanto se publica.
A la muerte de Cárdenas, ocurrida en 1907, la Revista, que había llegado al tomo 134, dejó de publicarse. Resume así el movimiento intelectual de España, principalmente literario, en un período de treinta y dos años, desde 1875 a 1907.
Constaba primero de cuatro números anuales. Desde 1886 en adelante fueron seis, que formaban un tomo anual de más de 600 páginas. En cuanto a índices, el año 1879 llegaba ya la Revista al tomo 24, y en éste se insertó un índice de ellos. En el tomo 73 se publicó otro, que comprende los años 1880 a 1888, y al llegar a los cien tomos, hizo D. Francisco Cáceres Plá un índice general de todos ellos; pero estos índices son sumarios, los artículos están agrupados por materias y hay que leerlos todos para buscar los trabajos. De los libros de que se hace crítica o reseña en el 'Boletín Bibliográfico', no se dice nada y, además, son difíciles de consultar hoy.
Algunas colecciones carecen de ellos y el de Cáceres Plá, que es el que comprende mayor número de tomos no existe en la Biblioteca Nacional ni hemos logrado hallarle en otra parte.
Todo ello justifica la publicación del presente índice, que lo es de la colección completa, y en el que se incluyen también las obras de que la Revista daba cuenta en su 'Boletín Bibliográfico'. Se acompañan al índice anomástico y al de materias o títulos de los artículos otros auxiliares biográfico, geográfico, cronológico y de primeros versos, habiéndose prescindido, de intento, de todo aparato clasificador científico que obliga al lector a estudiar previamente el método adoptado, mientras que un orden alfabético general, sin secciones, grupos, &c., es el más directo camino para encontrar pronto lo que se desea. Madrid, julio 1950.» (Prólogo de Ramón Paz a Revista Contemporánea (Madrid, 1875-1907), CSIC (Colección de índices de publicaciones periódicas, nº XIII), Madrid 1950, 573 págs.)

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