Revista Cubana de Filosofía
La Habana, julio-septiembre de 1956
Vol. IV, número 14
páginas 31-36

Giovanni Papini

Hace sólo unos meses que se murió Papini, tal vez el hombre que en nuestra época ha aspirado con más ímpetu a lo que por su intrínseco modo de ser jamás podría haber obtenido, es decir, a la inmortalidad como escritor. Pues si bien Papini es mundialmente conocido, no alcanza con mucho el rango de un escritor universal. Para ser esto último le faltaba algo esencial –secreta aspiración que, sin embargo, vibra y trasluce en su obra– sin alcanzarlo nunca. Me refiero a esa cuarta dimensión del genio por la cual lo creado desborda el estrecho marco de lo corriente. Pues Papini da siempre la impresión de que va a expresarse oracularmente, para proseguir casi de inmediato y, por supuesto, concluir de modo más o menos consuetudinario. Y es que lo poseyó siempre una soberbia que empaña y recorta lo que presenta a los ojos del lector. Su Historia de Cristo es deplorable, porque Papini pretende nada menos que asumir el rango de quien sea capaz de ponerse más acá y más allá de la historia, que es como decir de la fe y el saber a un tiempo. Lo mismo sucede con la Vida de San Agustín, en la cual parece adoptar un tono a la vez conmiserativo para los que –antes de él– han escrito en vano acerca del Santo, y de desdeñosa advertencia para quienes se tomen el trabajo de hacerlo después de él. Y así con Gog y con El Diablo. Y es que para acceder impune al festín del poderoso y a veces condescender con sus miserias –como le sucede a Dante o a Erasmo–, o para elevarse como Cervantes sobre tanta roña de lo mostrenco, sin hiel ni sonora risa, es preciso estar asistido de esa gracia que le falta a Papini. Su amenidad, su atrabilia, el indudable encanto de su ligera prosa –pero jamás a la vez profunda, como es el caso de Erasmo–, le hacen un escritor interesante y afamado, pero jamás podrían conducirle al sitio donde por misterioso decreto de una Gracia especial aguarda la Fama a los elegidos.

H. P. Ll.

Julien Benda

Las letras francesas están de duelo por la muerte de uno de los hombres que en nuestro tiempo librara fiera y prolongada lucha por el destino de esas letras. Pues, en efecto, Benda consagró su vida a la defensa y justificación de los dones del espíritu, ya que fue un escritor de raza, es decir, un hombre para quien escribir no fue nunca mostrenco menester ni tampoco un medio de alcanzar un fin distinto al de las letras en sí mismas. Benda exigió siempre del intelectual que se mantuviera al margen de toda cuestión que no fuera la del auténtico quehacer intelectual, no porque pensara que este último carece de toda relación con la plenitud del medio en el cual debe manifestarse la vida del espíritu, sino porque desconfiaba de esas posibles tergiversaciones que convierten a las letras en algo muy distinto e indigno de ellas. Pues no cabe duda que el intelectual es el hombre que está siempre en el gravísimo peligro de pecar o por exceso o por defecto. Si por lo primero, para incurrir en el gravísimo pecado intelectual y sin duda moral de una sumisión a las pasiones y los intereses de raza, partido, confesión, &c., que Maurice Barrés ha sintetizado en esta frase: «Lo que es moral es no querer liberarse de su raza»; es decir, que Barrés pretende que el intelectual sea una resultante de todos los componentes de su media; por lo que, en consecuencia, a la hora de actuar como intelectual, se constituya en la razón de las pasiones y los intereses particulares de ese medio. Con esto se pierde el intelectual, nos dice Benda, por lo que es preciso replegarse justamente hasta sí mismo, lo cual no significa que se pueda prescindir por completo del medio. Pero el medio, en cuanto es lo universal –o sea el hombre considerado como ciudadano del mundo. Por eso suscribe Benda la conocida sentencia de Renán, la cual –según nos dice– estaría dispuesto a suscribir todo verdadero hombre de pensamiento desde Sócrates a la fecha: «El hombre no pertenece ni a su lengua ni a su raza; sólo se pertenece a sí mismo, puesto que es un ser libre, es decir, un ser moral». He aquí, según Benda, el sitio justo del intelectual, o sea ni más acá ni más allá de donde debe estar en todo momento el que corresponde al ser moral, vale decir al hombre para quien los demás hombres no se miden ni se pesan por su raza, su credo o sus opiniones políticas, sino por ser hombres como los demás, y en consecuencia deben ser tratados con el mismo criterio que el que los somete a su consideración se aplicaría a sí mismo.

La traición de los intelectuales es sin duda alguna el libro fundamental de Benda. Y si por una parte es un recuento del lamentable proceso de descenso que, según él, ha experimentado la vida intelectual en estos últimos años; es por otra una especie de profecía bastante acertada, puesto que si hay algo que actualmente constituya un espectáculo de alarmante decadencia es sin duda la vida del espíritu; por lo que tal vez sea preciso remontarse hasta la vocinglera confusión de la sofística ateniense para encontrar un paralelo con lo que hoy sucede en el campo de las letras. Por eso el libro de Benda, que fue motivo de escándalo al aparecer hace treinta años, resulta ahora de singular interés por cuanto permite constatar cómo es posible que un hombre, a través del cual parece haber hablado el Espíritu, haya hecho una advertencia que es en nuestros días lacerante realidad.[32]

H. P. Ll.

Irreparabile fugit tempus

Dominique Parodi

Viene ahora a mi recuerdo la ocasión en que trabé conocimiento por vez primera con la filosofía de Dominique Parodi. Cursaba el tercer año de Filosofía y Letras y en una de mis frecuentes visita a los estantes de la Biblioteca General de la Universidad alcancé a ver un pequeño libro, traducido al español y encuadernado al modo usual de las ediciones españolas de comienzos de este siglo. Se trataba de la primera de las obras de Parodi: Tradicionalismo y democracia. Su texto me agradó, porque ya en él se notaba cierto desvío del positivismo que había asolado la filosofía durante más de cincuenta años. No es que dejara de ser positivista en alguna medida, eso no, pero daba la impresión de una corriente de aire que viniese a renovar el enrarecido ambiente donde todavía se agitaban las sombras de Comte, Littré, Renán, Spencer y otros. Y se explicaba que fuese así, pues Parodi provenía de esa notable promoción salida en el último cuarto del siglo pasado del liceo Condorcet, donde un hombre de modesto nombre y de aspiraciones aun más modesta –Alfonso Darlú– se había encargado de formarlos para las tareas que les estarían encomendadas. Era la promoción de Xavier Léon (el fundador de la Revue de Métaphysique et de Moral, que se inaugura en enero de 1893) y sus compañeros Elías Halévy, León Brunschvicg y el mismo Parodi. Esta promoción había tenido, además, el privilegio de escuchar a filósofos como Bergson, Boutroux, Lachelier y Rauh, que en aquélla imprimieron las huellas del nuevo modo de pensar y por el cual la filosofía había iniciado ya un nuevo rumbo. En cuanto a Parodi se incorpora activamente como escritor a la Revista en 1896 con un artículo sobre El idealismo de Th. Green y al año siguiente publica en ella A propósito del despoblamiento. Pero queda siempre bastante a la zaga de maestros y condiscípulos, quiere decir que no alcanza nunca la fama de un Bergson o un Boutroux, como tampoco de un Brunschvicg o un Lalande. Pues su filosofía es mesurada y mediana y ni siquiera su obra fundamental –Las bases psicológicas de la vida moral– rebasa ese discreto marco «profesoral» que fue característico de Parodi.

Alcanzó una larga existencia, es a saber, ochenta y cinco años. Lo cual implica que le tocó vivir descomunales cambios en lo que se refiere a esos fenómenos sociales a los cuales consagró lo mejor de su pensamiento. Basta, al efecto, pensar en el rudo contraste entre la vida europea a fines del siglo pasado y esa misma vida cincuenta años después. Su mundo, por consiguiente, había desaparecido casi por completo cuando ya él se había dispuesto a dejarlo para siempre. Con Dominique Parodi puede decirse que desaparece el último representante de una famosa y afamada generación de maestros y discípulos tal como lo han sido Lachelier, Boutroux, Bergson, Rauh, Xavier Léon, Brunschvicg, Halévy, Lalande, Hamelin y el propio Parodi. [33]

Hendrijk J. Pos

Recuerdo a Pos en mi visita a París durante el invierno de 1951, donde coincidimos con motivo de la reunión convocada por la Unesco para estudiar los problemas de la enseñanza de la filosofía. Como profesor de la Universidad pública de Amsterdam y miembro de la directiva de la Federación Internacional de Sociedades de Filosofía, tomaba parte en aquella reunión en calidad de invitado observador. Fue entonces cuando pude conocerle personalmente y apreciar a la vez sus dotes de pensador y de hombre. Nacido en Amsterdam en 1898, hizo la segunda enseñanza en el gimnasio «reformado» de esta ciudad y luego cursó estudios universitarios en Amsterdam, Heidelberg, Friburgo de Brisgovia y la Sorbona. Designado profesor de estudios clásicos y lingüística en la Universidad libre de Amsterdam, pasó más tarde a la Universidad pública de esta misma ciudad como profesor de filosofía. Influido por el neokantismo y más tarde por Hegel y Husserl, su pensamiento sigue la dirección del idealismo crítico y con éste penetra con éxito en el campo de la metodología de las ciencias, donde realiza sus más notables trabajos. La Revista Cubana de Filosofía consigna su profunda pena por tan sensible pérdida para la filosofía y el pensamiento en general.

Gastón Grua

Mientras recorría en una ocasión los estantes donde se agrupan las obras filosóficas en los salones de las Prensas Universitarias de Francia, tropecé de pronto con dos gruesos volúmenes en cuya inconfundible carátula verde resaltaba con sus negras letras el siguiente título: Leibniz. Textes inédits, con un total de casi mil páginas en octavo. Su autor, Gastón Grua, era en el momento de su deceso profesor de filosofía en la Universidad de Rennes. Nacido en París en 1903, había hecho su segunda enseñanza en el Liceo del Parque en Lyon e ingresado después a la Escuela Normal Superior, donde se graduó con una tesis sobre Leibniz. Pasa entonces a profesor sucesivamente en los liceos de Bar-le-duc, Annecy, Gap y Grenoble, y finalmente a la universidad de Rennes. Tardíamente, con respecto a sus estudios, es que se doctora en la Sorbona (1953) con dos tesis: Jurisprudencia universal y teodicea según Leibniz y Justicia humana según Leibniz. Tanto estas tesis como sus Textos inéditos son el fruto de la consagración al estudio del pensamiento del genial autor de la Monadología, para lo cual pasó largas temporadas en la famosa biblioteca de Hannover, donde, como se sabe, se encuentran los archivos leibnizianos. Un inesperado ataque de uremia puso fin a la vida de uno de los grandes investigadores de la Francia actual, pero su obra basta para acreditarle sitio de honor entre los maestros de la erudición filosófica.

Otros decesos

La filosofía registra las desapariciones de Johannes Hofmeister, el reputado especialista de Hegel, quien deja como obra capital una edición revisada y comentada de Hegel, que será publicada dentro de muy poco por la editorial Félix Meiner de Munich. [34]

G. Révész, nacido en Hungría y especializado en psicología, bajo la inicial dirección de G. E. Müller en Gotinga, acaba de morir a los 78 años. Llegó a ser profesor de psicología en la Universidad de Budapest y más tarde en la de Amsterdam. Entre sus libros fundamentales se cuentan Grundlegung der Tonpsychologie (un estudio de los componentes de la audición musical), Introducción a la psicología musical, Le talent et le génie. Desde el punto de vista filosófico debe mencionarse su obra Ursprung und Vorgeschichte der Sprache (Origen y prehistoria del lenguaje).

A los 42 años muere Pierre Thévenaz, el brillante profesor de la universidad de Lausanne. El notable autor de la tesis doctoral El alma del mundo, el devenir y la materia en Plutarco, se había consagrado a la fenomenología y al existencialismo (como adherente, en este último, a la posición de Karl Barth) y aspiraba a encontrar un pensamiento que supere, por la fe, el empeño de la razón de alcanzar el absoluto.

Digamos, finalmente, que ha muerto a los 69 años el célebre psiquiatra ginebrino Henri Flournoy, quien era hijo del notable Theodoro Flournoy. Se destacó como uno de los iniciadores del freudismo en Suiza.[35]

De la vida filosófica

1

En el presente diez organizaciones filosóficas desenvuelven sus trabajos en Francia. Tenemos, en primer lugar, el Colegio Filosófico, cuya labor dura todo un año académico, subdividido en trimestres. Durante el primero de éstos se ha ofrecido un total de 15 conferencias, entre las cuales se destacan: ¿Se puede hablar de actualidad de los filósofos presocráticos? (J. Brun), El problema de la personalidad de Dios en la filosofía de Plotino (P. Henry), El role de los números en las ciencias naturales. Análisis del concepto de medida (E. Bauer), El lenguaje de la poesía (J. Ferrater Mora) y Grandeza y miseria del lenguaje (P. Grimal).

Tenemos después la Sociedad francesa de Estética, que ha ofrecido conferencias a cargo de André Chastel, profesor de la Sorbona, y Jean Beuchet, de la Facultad de Letras de Rennes. El Centro Internacional de Síntesis, donde el profesor André Leroy ha presentado el tema Valor de los errores matemáticos de Berkeley. La Sociedad de Estudios filosóficos (que preside el distinguido pensador Gastón Berger), ha presentado como tema de trabajo el siguiente (debido al propio Berger): El hombre y sus problemas en el mundo de mañana. Ensayo de una antropología prospectiva. La Sociedad Africana de Filosofía (Argelia), en la cual el profesor Chaix-Ruy ha expuesto el tema Cogito y Ser. La Sociedad Alpina de Filosofía, la Sociedad de Filosofía de Burdeos, la tolosana y la lionesa. Finalmente, la Asociación de Amigos de Bergson ha inaugurado un curso sobre Bergson y la India a cargo del profesor Olivier Lacombe.

2

Entre las noticias filosóficas provenientes de Alemania tenemos la de la reaparición efectiva de la Sociedad kantiana de Filosofía (Kantgesellschaft). Como se sabe, esta Sociedad fue fundada en 1904 para conmemorar el centenario de la muerte de Kant y tomó a su cuidado proseguir la edición de los Kanstudien (Estudios kantianos). Bajo la constante y eficiente dirección del profesor Arthur Liebert (fallecido en 1949), la Sociedad llegó a ser la más importante y extendida en Alemania, con sede en Berlín y filiales en Munich, Hannover, Mind, Colonia, Erlangen y otros lugares. Interrumpida su actividad en 1936, a causa de la situación política imperante, debió permanecer en receso hasta 1946, en que de nuevo bajo la dirección de Liebert dio comienzo a sus actividades. Sin embargo, como Liebert murió apenas tres años más tarde, no ha sido sino hasta hace muy poco que la Sociedad Kantiana renace a la vida filosófica con su habitual fuerza y nos ofrece el XLV volumen de los Kanstudien. Estos, conforme a su tradición, se especializan en trabajos referentes al período Leibniz-Kant-Hegel, lo cual no impide que den cabida en sus páginas a otros aspectos de la filosofía.

A mediados del año pasado se fundó en Nuremberg una Sociedad hegeliana (Hegelgesellschaft), que se propone reavivar la tradición hegeliana y poner de manifiesto las influencias de Hegel en la actualidad. Se proyecta un Congreso en Nuremberg para este año con el fin de conmemorar el 125 aniversario de la muerte de Hegel.

A fines del año pasado se reunió en Berlín el Círculo restringido (Engerer Kreis) de la Sociedad alemana de filosofía, para dar realización a un ciclo de conferencias a cargo de los profesores: S. Moser (Filosofía de la técnica), G. Frey (El devenir según las ciencias de la naturaleza y la historicidad), F. Kaulbach (Átomo e individuo), G. Hennemann (La física moderna del átomo y su problemática teorética y biológica), C. A. Emge (Aclaración preliminar a la cuestión de los derechos fundamentales), S. Landshut (Derecho natural, derechos del hombre, derechos fundamentales), J. Thyssen (Notas sobre el interés filosófico del proyecto de reforma de la ortografía), J. Ebbinghaus (El derecho fundamental de igualdad y el matrimonio), J. V. Kempski (Sentido y sin sentido de los derechos fundamentales), J. Chaaf (Derecho y libertad), Hans Pichler (La libertad de querer como don y como tarea), G. Lehmann (La teoría kantiana de la posesión inteligible), J. E. Heyde (La ilustración de los textos en la enseñanza filosófica), L. Landgrebe y Th. Ballauf (La forma de enseñanza filosófica universitaria), G. Rafls (Notas críticas al concepto heideggeriano de verdad), P. Wilpert (El comienzo de la filosofía y la historia) y G. Funke (El fenómeno «historia»).

3

Actualmente trabajan en Bélgica las siguientes organizaciones: Sociedad belga de lógica y de filosofía de las ciencias, en la que el profesor A. Tarski ha expuesto el tema Sobre las nociones lógicas [36] y el profesor R. Feys ha hablado acerca de ¿Un razonamiento natural, sin axiomas?, la Sociedad belga de filosofía y la Sociedad filosófica de Lovaina. La primera ha presentado durante el curso anterior (1954-1955) el siguiente programa de trabajo: M. Barzin (De la universalidad del determinismo), W. Malgand (El criticismo riguroso), R. Derathé (El derecho y la moral), E. Morot-Sir (El idealismo como método de formación e investigación filosóficos), G. Duveau (¿Cómo encarar una sociología de la utopía?), A. de Waelhens (La filosofía que está en el horizonte de las ciencias del hombre), A. Apoatel (Lógica y moral). En cuanto a la segunda: F. Van Steenberghen (Presciencia divina y libertad humana), H. L. Van Breda (La vida filosófica en Estados Unidos), L. Van Haecht (Los géneros literarios y las actitudes del espíritu), P. Asveld (De Kant a Hegel). Finalmente, esta Sociedad ha comenzado su curso académico de 1955 a 1956 con los siguientes trabajos: A. Dondeyne (La historicidad en la filosofía contemporánea) y A. de Coninck (Crítica, según el modo kantiano, de la analítica trascendental).

4

El año pasado la Sociedad española de filosofía ha desarrollado un ciclo de conferencias sobre el tema de La libertad. Damos a continuación algunos de los temas expuestos: J. Zaragüeta (Problemática de la libertad), J. Bofill (Ontología y libertad), Roig Gironella (Metafísica de la libertad humana), M. Sánchez Mazas (El concepto de contingencia en la perspectiva de la lógica formal), A. Muñoz Alonso (La libertad en San Agustín), A. González Álvarez (La libertad en Santo Tomás), J. Domínguez Berrueta (La libertad y la psicología cristiana del como sí), L. Cuéllar (La verdad y su función liberadora) y J. Ruiz Cuevas (La libertad política como exigencia de la persona humana). La jornada fue clausurada con una conferencia del filósofo francés Jacques Chevalier sobre La libertad en el existencialismo.

5

Durante el presente año de 1956 se celebrarán los siguientes Congresos: del 1º al 6 de agosto, en Copenhague, el Primer Congreso Internacional de Genética Humana. Del 1º al 9 de septiembre el Quinto Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas. Finalmente, del 3 al 10 de septiembre el Congreso Internacional de Estética, que tendrá lugar en Venecia.

Hemos recibido de:

–R. Agramonte: La ecología humana y su importancia social y El Mundo rural y sus procesos sociológicos (Cuadernos 11 y 13 de Cursos y Conferencias de Univ. de la Habana, 1956). –F. Ayala: El escritor en la sociedad de masas y Breve teoría de la traducción (Colec. Obregón de Ensayos, México, 1956). –A. Briceño: Disputaciones metafísicas, 1638 (Inst. de Filosofía, Facultad de Humanidades y Educación de la Univ, de Caracas, 1955). -0. Corvalán: Utopía y realidad del erasmismo español (Univ. Nac. de Tucumán, 1956). –C. Domínguez Ochoa: E. Kant y D. Mercier (Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1956). –L. Farré: ¿Es el arte una máscara trágica? (Univ. Nac. de Tucumán, 1956). –A. Gómez Robledo: Filosofía y lenguaje (Imp. Universitaria, México, 1956). –F. Gonseth: Connaitre para la Science (separata de la revista Dialéctica, Zurich, vol. VIII, nº 3). –E. de Gortari: Propiedades dialécticas de la negación lógica (Seminario de problemas científicos y filosóficos, Univ. Nac. Aut. de México, Cuaderno 9, nov. de 1955). –M. Herrera Figueroa: Miguel Reale, filósofo y jurista y Concrecao de Fato, Valor e Norma no direito romano classico (separatas de Revista da Faculdade de Direito, Univ. de Sao Paulo, 1954). –S. Kierkegaard: Colección de trabajos por Luis Washington Vita, Heraldo Barbuy, Renato Cirell Czerna, Efraim T. Bo, Vicente Ferreira da Silva, (Publicación de la Revista Brasileira de Filosofía, 1955). –Hilda Perera: Aspectos de «La Vorágine» de José E. Rodríguez (Ed. Manigua, Habana, 1956). –J. J. Remos: La unidad de América por la cultura (Prólogo de F. Ichaso. Cuadernos de divulgación cultural, Comisión Nacional Cubana de la Unesco, Habana, 1955). –F. Romero: El espíritu científico y la ciencia (ediciones del Rotary Club de Córdoba, Argentina, 1955).

Revistas:

Cursos y Conferencias (Colegio Libre de Estudios Superiores, B. A., nº 272). –Dialéctica (Revue Internationale de Philosophie de la Connaissance, vol. 9, 1955). –Filosofía (Universidad de Turin, enero-abril 1956 y julio 956). –Filosofía y Letras (Facultad de Filosofía y Letras, México, 1954, Nos. 55-56). –Humanitas (Universidad Nacional de Tucumán, año II, 1954, nº 5). –La Torre (Universidad de Puerto Rico, Nos. 11 y 12). –Les Etudes Philosophiques (París, año XI, enero-marzo 1956). –Revista Brasileira de Filosofía (octubre-diciembre 1955 y enero-marzo 1956). –Revista Dominicana de Filosofía (Ciudad Trujillo, nº 1, enero-julio 1956). –Revista Javeriana (marzo de 1956). –Universidad de San Carlos (Guatemala, julio-septiembre 1954).

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