Alférez
Madrid, 31 de diciembre de 1947
Año I, número 11
[página 6]

Plan para esta tarde

«Así, observo que la juventud de hoy da un poco la impresión de haberse despertado vieja después de ocho o nueve días escasos de adolescencia infausta. ¿Qué haremos esta noche? ¿Qué haremos esta tarde? ¡Extrañas preguntas! Y digo extrañas porque son preguntas de viejo, exactamente de viejo gruñón y cascarrabias...»

Antes de escribir sobre cualquier tema, mi admirado escritor, es tarea elemental el acopio –breve, si el tiempo no da para más de documentación que nos traiga alguna luz, propia o reflejada, sobre el asunto. Y usted, al pensar en escribir sobre la juventud española de hoy, ha observado lo más cercano, lo más abundante o lo más cómodo. Pero, desde luego, no lo ha observado todo. Y, alegremente, despreocupadamente, ha escrito usted que los jóvenes no saben qué hacer, porque se han despertado viejos «después de ocho o nueve días escasos de adolescencia infausta». Del despertarse viejos no tengo nada que decirle, porque es verdad, y cargue con el mochuelo quien lo haya traído, que nuestra conciencia está, en ese punto, sosegada. Pero en lo de que no sabemos qué hacer, se equivoca de medio a medio, querido amigo. ¡Vaya si lo sabemos! No pase usted cuidado por nuestros planes para la tarde o para la noche. Tenemos cogidas nuestras horas hasta la postrera que Dios sea servido concedernos. Y para que no crea usted que esto es retórica de flauta, yo me voy a permitir enumerarle una pequeña serie de planes que aguardan a la juventud española de hoy, en determinados aspectos, previniéndole que no es una lista exhaustiva, y de que cada uno de los puntos, que yo despacharé en cuatro palabras en gracia a la brevedad, requiere un libro entero para exponerlo y muchas vidas jóvenes para realizarlo. Empiezo:

Un problema político fundamental en nuestra propia Patria.

Un paganismo creciente de la sociedad, que, desde culturas ajenas y poderosas, nos amenaza con infiltraciones de muy diversa índole y por variados conductos.

Un problema social acuciante y doloroso, que clama desgarradamente sobre nuestras conciencias.

Una fusión espiritual auténtica con Hispanoamérica.

Varios sentidos graves y urgentes del catolicismo: las misiones, el apostolado en el propio ambiente, las iglesias orientales, el protestantismo, &c.

Todos estos planes son reales, de hoy y de aquí, y nos aguardan quietos, retadores, impacientes. No hay utopías ni amenazas imaginarias: están perfectamente señalados la anatomía y la etiología de cada uno, y hasta podríamos decir que el diagnóstico de muchos.

¿Cree ahora sinceramente que nos faltan quehaceres en que emplear el tiempo? Daría en el clavo si hubiera dicho lo contrario: que son demasiadas tareas para tan pocas horas, y que esta multiplicación de problemas podría dispersar muchas mentes e inutilizarlas. Eso andaría más cerca de la verdad, aunque, desde luego, es cien veces preferible a la inmovilidad de los que mediatamente nos han precedido.

Yo le daba la razón en lo de que nos hemos despertado ya viejos; y por ello hemos tardado menos tiempo del usual en ver las cosas que nos rodean y todo lo que a nuestro alrededor exige solución nos acucia y nos conmueve, y nos fuerza a ir más aprisa, a hacer más y a ser mejores. Nos duelen las horas, pero es porque son como pinchazos, dolorosas y fugaces; no, como usted interpreta caprichosamente, porque temamos no tener un buen plan para llenarlas cumplidamente. Porque, a pesar del racionamiento alimenticio, ahora falla rotundamente el viejo refrán: ahora hay más longanizas que días.

Llegado a esta altura –entiéndase lo de altura en sentido de longitud, no de profundidad– me parece que he expuesto nuestras razones ante su artículo, que achaca gratuitamente a toda la juventud actual un defecto sólo atribuible a una parte de ella (no quiero meterme en discriminaciones cuantitativas; cualitativamente es, desde luego, la más floja). Y, para terminar, voy a resumirle estas ideas cosidas –los hilvanes no sirven, más que como solución provisional– con el doble objeto de que, a la vez que condensación para usted, sean recordatorio para todos nosotros. A saber: que tenemos muchas cosas ante nuestras horas, que éstas escapan antes de lo previsible y que una parte de la juventud española actual se halla entregada seriamente a los problemas que en su triple responsabilidad de juventud, de española y de actual la conciernen. Así pues, no se preocupe demasiado, porque tenemos plan para esta tarde.

Manuel Calvo Hernando


www.filosofia.org Proyecto filosofía en español
© 2001 www.filosofia.org
La revista Alférez
índice general · índice de autores
1940-1949
Hemeroteca