Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano
Montaner y Simón Editores, Barcelona 1896
tomo 19
páginas 288-289

Sistema

(del lat. systema; del gr. sústhma): m. Conjunto de reglas o principios sobre una materia, enlazados entre sí.

Los SISTEMAS revolucionarios a quienes cuadran es a aquellos que, en derribando, se hallan abocados a encimarse subiendo sobre las ruinas.
Maury.
... los SISTEMAS, las hipótesis, los métodos y clasificaciones son de mucho auxilio para la enseñanza, &c.
Jovellanos.

– SISTEMA: Combinación de cuerpos y movimientos que, siendo diferentes, forman un todo y contribuyen a un objeto.

SISTEMA solar o planetario.
Diccionario de la Academia.

– SISTEMA: Galón de oro o de plata de una sola cara.

– SISTEMA: Med. Conjunto de órganos de una misma especie que concurren a un fin.

... la fluxión nutritiva que durante la misma edad (la infancia) se nota en el SISTEMA ganglionar, nos explicará la frecuencia de las escrófulas, &c.
Monlau.

– SISTEMA DE VIDA: Método de vida.

– SISTEMA MÉTRICO: El que arregla las medidas de un país tomando por base la unidad lineal del METRO.

– SISTEMA: Filosofía. El sistema consiste en el orden y enlace del conocimiento científico. La forma propia y adecuada a la verdad es el sistema. Como la Ciencia, según decían Pitágoras y Aristóteles, aspira a hallar lo uno en medio de lo múltiple, justificando la variedad de sus percepciones a la luz de un principio general; como el espíritu inteligente piensa en cuanto reduce a la unidad una multiplicidad dada sin que descanse hasta que, guiado por su tendencia generalizadora, resulta que establece dicha unidad, la Ciencia gravita por su índole propia hacia el Sistema, ordenándose y enlazándose entre sí los conocimientos científicos de una manera natural y espontánea. Buscamos, pues, la unidad en nuestros conocimientos y en los objetos a que se aplican, de donde procede el carácter compositivo del sistema. La palabra sistema (de sun y qhma, cum positio) significa literalmente composición, o reunir muchas cosas en un solo todo. El sistema es un organismo de verdades enlazadas entre sí bajo una más general. La ordenación del conocimiento científico sirve para que la serie de sus verdades, enlazadas entre sí, unidas y distintas a la vez, se presten recíprocamente claridad y precisión. Ejemplo de ello son las Matemáticas, construidas con un rigor sistemático que favorece grandemente la exactitud de sus resultados, de tal modo que cada nuevo teorema que se demuestra va recibiendo claridad y precisión de los que quedan ya probados. Y es tal la importancia del sistema, que sólo nos disponemos a concebir la complejidad de lo real en cuanto ordenamos la serie de percepciones que de ello hemos formado, apareciendo en el caso contrario nuestros conocimientos como fragmentarios y contradictorios entre sí. Un conjunto de verdades insistemáticas y desordenadas se muestra siempre como un montón de hechos o noticias, como masa incoherente o suma indefinida de materiales que a veces dificulta la información sistemática del conocimiento. Prueba de ello ofrece el obstáculo gravísimo que se presenta a nuestra inteligencia, enriquecida con muchos datos y provista de gran erudición, cuando pretende ordenar sus conocimientos contradiciéndose y negándose, o afirmando a la vez el pro y el contra, sin que la cantidad de conocimientos que atesora le consienta darles su cualidad propia. A este hecho se refiere el sentido común cuando dice gráficamente de dichas inteligencias «que saben tanto y tanto lo que los demás piensan, que acaban ignorando lo que por sí deben pensar y afirmar.» Como la inteligencia humana aspira naturalmente a la unidad, por su instinto generalizador, aun en los casos en que conoce con error tiende a sistematizarle, haciendo que se le conozca fácilmente y se descubran pronto los falsos fundamentos en que se apoya, por cuyo motivo la sistematización del error condiciona favorablemente el progreso del pensamiento, corno lo prueba la historia de la Filosofía. En ella se observa que la sistematización del error (obedeciendo a las leyes de la Lógica, tan inflexibles para él como para la verdad) sirve para hallar nuevos y más seguros derroteros en el pensamiento. Por hábil que sea un ergotista discutidor, siempre tenemos como cosa más fácil probar lo falso de sus afirmaciones si profesa un error sistemático, que satisfacer, por ejemplo, la insaciable curiosidad de un niño, cuyos errores incoherentes son de difícil y casi imposible refutación, al menos de momento, encomendando su enmienda a la obra lenta y reflexiva de su educación. Suele habitualmente combatirse hoy, exagerando el sentido de la tolerancia y aun de la amplitud de miras, lo que se llama espíritu de sistema, que forma, según se dice, inteligencias estrechas, cerradas e intransigentes. Lo dogmático, que impide a la inteligencia moverse libremente en la indagación de todo problema, cuya solución ha de quedar siempre abierta a nuevos resultados, y las síntesis prematuras a que la precipitación del pensamiento lleva con frecuencia, son seguramente obstáculo al progreso de la Ciencia; pero salvo esas ilegítimas manifestaciones de una generalización artificiosa y aparente, el sistema es y ha sido siempre condición indispensable para la vida y progreso de nuestra inteligencia, cuyo fin primordial consiste en sistematizar y unificar la múltiple variedad de las percepciones.

Tiene el sistema, lo mismo que la verdad, su principio en la unidad del conocimiento que referimos a lo conocido, fijando exactamente el objeto de la Ciencia como la verdad general de que dependen las demás, y que aplicamos también a nuestra propiedad de conocer, señalando el criterio según el cual hemos de formar la Ciencia. De este modo se prueba la relación que existe entre la verdad y el sistema, que se compenetran recíprocamente, no habiendo en último término más sistema legítimo que el de la verdad ni más verdad que la sistemática. Si cuando combatimos un error nos esforzamos en que de él se deduzcan todas las consecuencias implícitas en su principio, es porque presentimos y aun sabemos que tan pronto como el error toma la forma del sistema cae por su base y queda por sí mismo refutado, pues el sistema tiende a la verdad. Si cuando desecharnos una verdad o una teoría por insuficiente nos consagramos a probar que es contradictoria y desordenada, es porque presentimos y aun sabemos que tan pronto como deja de ser sistemática revela su imperfección, pues la verdad tiende al sistema. El sistema es un conjunto de varias verdades unidas bajo un principio común (verdad más general). De donde se infieren sus condiciones. Sin variedad habría una sola verdad, pero si la distinción llegara a la separación dejaría de existir la unidad, faltaría el principio, y si la unión se manifestara como confusión desaparecería la variedad. Sistematizar es, pues, lo mismo que conocer, o es dar forma propia y adecuada al conocimiento, uniendo sin confundir los elementos homogéneos y distinguiendo sin separar los elementos diferentes de la realidad cognoscible.

Los sistemas filosóficos, tan numerosos que apenas si la historia del pensamiento los cuenta por el nombre de los pensadores, son la serie de esfuerzos reflexivos empleados por el hombre para adquirir conciencia de sí mismo y de la realidad que lo rodea. No es el pensamiento producto autóctono, planta que brota por sí, sino un hecho vivo con precedentes de los cuales no puede prescindir. Al sistematizarse el pensamiento rectifica o amplía sus precedentes y continúa su obra, por donde todo sistema tiene una parte crítica de lo anterior y otra afirmativa o dogmática de lo que actualmente se percibe o se añade a lo ya percibido; que así se completan unas por otras perspectivas. La oposición de los sistemas (realismo e idealismo, materialismo y espiritualismo, &c.) muestra que ninguno contiene toda la verdad, del mismo modo que ninguna faceta del prisma es la vista de todo él. La conciliación que se establece entre los sistemas más opuestos, preparada por sincretismos, que a su vez son germen de síntesis más comprensivas (V. Sincretismo), señala el progreso continuo del pensamiento y de la Filosofía. Ni el sincretismo como compás de espera, ni la síntesis superior como evolución progresiva de la verdad, producen su fruto ínterin se juzgan los sistemas desde nuestro punto exclusivo de vista o con un dogmatismo intransigente. Cuando un pensador se coloca exclusivamente en su punto de vista, en su observatorio, no puede cumplir el sano precepto de Spencer, de sacar de los pensamientos falsos el alma de verdad que en ellos alienta. Se juzga y aprecia entonces por la letra que mata y no por el espíritu que vivifica. El mote del sistema suple el estudio de lo cualitativo y propio del pensamiento que se critica. Tal procedimiento, impropio del sentido crítico e histórico, aplica en Ciencia, en Arte, en Política, en Religión, &c., un nombre, una fórmula, en una palabra, un mote que, aparentando decirlo todo, nada expresa, y que, queriendo revelar algo íntimo, todo lo oculta, y que sirve de un lado para disimular nuestra pereza intelectual y ligereza de juicio, y de otro para llevar lemas que son, ya carteles de reclamo, ya padrones de ignominia. El mote terminado en ísmo facilita coger la cáscara y arrojar la nuez, como si el pensamiento, en medio de las clasificaciones en cuadrícula, no tuviera su jugo más substancioso en lo personal y propio del que lo concibe. Un sistema no demostrado, sino bien comprendido, es casi justamente apreciado y toma por sí mismo el lugar que le corresponde en la serie sucesiva de las doctrinas filosóficas. Los sistemas, etapas del progreso del pensamiento, son necesarios para completar una perspectiva por otra, y la tendencia crítica que en su estudio debe imperar ha de cifrarse en unirlos y concertarlos. Que sólo de esta suerte la historia de la Filosofía podrá constituirse como ciencia.

SISTEMÁTICAMENTE. adv. m. De un modo sistemático.

...parece que nada resta que hacer al Gobierno, sino dirigir más SISTEMÁTICAMENTE la propagación de estos conocimientos.
Jovellanos.

SISTEMÁTICO, CA (del lat. systematicus; del gr. susthmatikóç): adj. Que sigue un sistema.

...las ventajas del estudio SISTEMÁTICO de la Teología desaparecieron luego que el escolasticismo... mezcló a la pura y santa Teología positiva las sutilezas aristotélicas, &c.
Jovellanos.

– SISTEMÁTICO: Que procede por principios, y es invariable en su tenor de vida o en sus escritos, opiniones, &c.

Yo no soy SISTEMÁTICO, ni sostengo la opinión de los trabajos ciclópicos en mi tierra.
Jovellanos.
Los enemigos SISTEMÁTICOS de esta literatura, es decir, los pesimistas implacables, los que todos lo ven o todo quieren verlo bajo el oscuro prisma de la malignidad humana, han inventado un argumento no menos ingenioso.
Castro y Serrano.

SISTEMATIZAR: a. Reducir a sistema.


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