Los filósofos presocráticos La escuela de Mileto

Introducción a la Escuela de Mileto

1. El fenómeno más importante de la historia griega desde el año 1200 a.n.e. (invasión de los dorios) viene dado por los acontecimientos ocurridos en torno a las grandes colonizaciones de los siglos IX, VIII y VII y las consecuencias de las mismas. Las colonizaciones siguen principalmente dos direcciones: a) La asiática: es la denominada Grecia asiática (Mileto, Éfeso, Colofón, Clazomene); b) La occidental: principalmente Sicilia y el Sur de Italia o Magna Grecia (Siracusa, Crotona, Elea, Metaponto, Tarento, Agrigento). El fenómeno de las colonizaciones es de suma importancia por estar ligado al origen de la filosofía, que tiene un carácter, al menos durante el período presocrático, marcadamente colonial, y se caracteriza:

a) Por el hecho de que los colonos conservan y trasladan a las colonias los patrones culturales de la metrópoli (los mitos de Homero y Hesíodo, la mitología órfica, &c.)

b) Por la modificación de los patrones culturales metropolitanos merced a la influencia de culturas del cercano Oriente, que a su vez transmiten la influencia de culturas más lejanas.

c) Porque en las propias colonias se desarrolla un racionalismo peculiar materialista ligado al cálculo tecnológico, comercial y político, y, sobre todo, a la construcción geométrica. Racionalismo materialista dice principalmente método de construcción racional, a la escala de la conciencia humana (idea de «logos») con los contenidos específicos de cada campo, en tanto estos se enlazan no arbitrariamente, sino objetivamente «por encima de la voluntad».

El racionalismo materialista incluye el ejercicio de actividades y operaciones individuales (lógicas), pero de tal suerte que la propia actividad, aún la más individual, se realiza mediante su absorción en un orden transindividual y objetivo cuyos paradigmas son la geometría (en un campo abstracto) y la razón jurídica-política solidaria del nomos democrático, en el cual la propia intimidad aparece como producto ella misma de la transubjetividad.

En Grecia, primero en las colonias y posteriormente en las poleis de la metrópoli, aparece una nueva forma de gobierno que no se ha dado del mismo modo en círculos culturales próximos y coetáneos a la cultura griega. Esta organización política nueva es la forma democrática de gobierno en la que el poder y la organización política no van ligados ya —como en las formas monárquicas o aristocráticas— a sujetos insustituibles (castas, linajes o dinastías). Se trata de una democracia esclavista que no implica ningún tipo de igualdad económica o social, pero donde la dialéctica de la eliminación del sujeto se está realizando, entre los hombres libres, en torno a la isonomía (igualdad ante la ley) y la isegoría (libertad de expresión, derecho a defenderse en las asambleas). El tránsito del régimen gentilicio hacia la democratización política se llevó a cabo por medio de tiranías, formas de gobierno que prevalecieron desde mediados del siglo VII y durante todo el siglo VI: Trasíbulo en Mileto, Polícrates en Samos, Periandro en Corinto, Pítaco en Lesbos, Pisístrates en Atenas.

Teatro de Mileto2. Siguiendo a Cicerón, se podría decir que el resultado de las colonizaciones fue «coser una cenefa griega a las orillas bárbaras», en todo el contorno del Mediterráneo, y en esta labor es necesario mencionar en primer lugar a Mileto, ciudad jónica de Asia Menor, situada al sur de la desembocadura del río Meandro. Fundada probablemente por los cretenses; posteriormente, en el siglo XII (a.n.e.) fue colonizada por los jonios llegados del Ática. Durante los siglos VIII al VI, Mileto se convirtió en una de las más poderosas ciudades marítimas del litoral asiático del mar Egeo, fundadora, no sólo de factorías, sino de nuevas colonias principalmente en el Ponto Euxino (Abydos, Apolonia, Sínope, Istros, Cícico, ...) y en Egipto (Naucratis, utilizada por los milesios desde el 650).

En el siglo VI los reyes de Lidia extendieron su dominio a todas las ciudades jonias, incluida Mileto, a la que Creso logró imponer su soberanía. No obstante, más que una dominación, fue un protectorado que las ciudades jonias aceptaron de buen grado, pues las protegía de la amenaza persa y, además, no impidió el florecimiento de la Jonia en el siglo VI. Tras la derrota de Creso, Mileto fue tomada por los persas en el año 546. Mileto se salvó en esta ocasión de ser arrasada pues, según fuentes de Diógenes Laercio, cuando Creso solicitó la alianza de los milesios contra los persas, Tales lo impidió, «y esto salvó al Estado cuando Ciro ejerció su dominio» (D. Laercio, Vidas de los filósofos ..., I, 25). Posteriormente, en el año 499, Mileto arrastrada a la rebelión de la Jonia contra los persas, fue tomada y saqueada por éstos en el 494.

Teatro de Mileto3. Mileto es la patria de la filosofía y de la ciencia. La situación privilegiada de la poderosa ciudad dio lugar a una civilización universalista, en la que los patrones culturales de la metrópoli griega quedan modificados por la influencia de culturas más lejanas que transmiten los mitos y los saberes positivos de los hombres de entonces que proceden de Babilonia, de la lejana Iberia, de Escitia, de las factorías y colonias del Ponto Euxino y de Egipto.

La actividad de la denominada escuela de Mileto dura aproximadamente cien años (600-494 a.n.e.). Tales, Anaximandro, y Anaxímenes son los pensadores tradicionalmente ligados a Mileto. Además de los anteriores, la tradición menciona también a un tal Hecateo de Mileto, conocido como historiador y geógrafo. No obstante, la escuela hubo de tener más miembros que se dispersarían a comienzos del siglo V, tras la destrucción de Mileto por los persas.

Aunque cada uno de estos filósofos desarrolló un pensamiento propio, sin embargo compartían algunas características comunes que nos permiten agruparlos en una escuela filosófica.

1) Monismo axiomático. La forma de pensamiento iniciada por Tales de Mileto y que se hará extensiva a todo el pensamiento presocrático es la metafísica axiomática, consistente en que los axiomas o principios dados para entender el todo en su generalidad, se aplican sistemáticamente a las partes de ese todo (naturaleza, hombre, sociedad, moral, &c.). Ahora bien, los milesios dirigieron su investigación al estudio de la physis (fúsiV) y a la búsqueda del arjé (arché, a1rch') o primer principio único del cual proceden todas las cosas. Cada uno de estos pensadores concibió este principio de una manera distinta. Para Tales el a1rch' será el agua, para Anaximandro el ápeiron (indefinido o infinito), y para Anaxímenes el aire. Este principio es en todos ellos un principio material y, por ende, su monismo se puede caracterizar como un monismo naturalista. Pero ello no debe inducirnos a error. El naturalismo no da pie a una interpretación categorial de los milesios como científicos centrados en investigaciones de tipo naturalista (físicos o cosmólogos).

Es cierto que physis es el término griego que con más frecuencia será traducido al latín por natura (y de ahí “naturaleza”). Pero el término griego deriva del verbo phyo (fúw) que significa “hacer salir”, “nacer”, “crecer”, “engendrar”, “producir”. La raíz phy, más el sufijo sis, genera el sustantivo physis, que significa “nacimiento”, “crecimiento”, o más bien “aquella fuerza por cuya acción las cosas nacen y crecen”. La naturaleza o physis no es algo definitivo y acabado (perfecto), sino un proceso en formación (infecto). De ahí proviene la asociación constante de la vida con la naturaleza (la siempre viva), asociación clave para entender el hilozoísmo milesio, y la asociación de lo perfecto y acabado con la muerte. Caracterizar como cosmológico al pensamiento milesio es incorrecto, dado que en tal pensamiento están implícitas ideas morales y antropológicas, dadas siempre, es cierto, desde supuestos naturalistas (moral cósmica, antropología cósmica, &c.).

2) Racionalismo estricto. La reducción de todas las cosas a una unidad, el monismo, no es una característica exclusiva y específica del pensamiento milesio y presocrático, sino que los milesios la toman de las concepciones míticas totalizantes de Hesíodo y del orfismo (el “huevo primordial”). Lo específico de los milesios no fue concebir la realidad como un todo, sino concebir la unidad de esa realidad según la racionalidad sensu stricto. Racionalidad estricta para diferenciarla de la racionalidad en sentido amplio, propia de los mitos. La lucha del logos contra el mito no puede ser pensada como la lucha de la razón contra algo distinto de sí misma, sino la lucha de la razón contra su propio pasado mítico. En este orden de cosas consideramos el pensamiento presocrático como un transformado de la conciencia mítica. Los milesios recorren los mismos horizontes que el pensamiento mítico, pero lo hacen de tal forma que se produce el conflicto y la ruptura con el mito. La racionalidad de la filosofía frente a la sabiduría mítica habrá que establecerla no tanto a nivel material, cuanto a la forma de organizar ese material. A nivel material se puede hablar de continuidad mito-logos, pues el racionalismo filosófico toma como material de reflexión las ideas presentes en el relato mítico. Pero la forma de organizar estas ideas es ya completamente diferente. El mito (y nos estamos refiriendo a los mitos antropomórficos) constituye un modo de construcción racional en el que no ha tenido aún lugar la eliminación del sujeto operatorio. Las operaciones en el mito van ligadas a sujetos insustituibles: los dioses. Por contra, el logos científico y filosófico se caracteriza por la dialéctica de la eliminación del sujeto, consistente en la sustituibilidad de unos sujetos (humanos) por otros, en su neutralización mutua (en el Menón platónico, Sócrates hace que un esclavo reconstruya un teorema geométrico). A su vez la forma de establecer los nexos entre los fenómenos en el mito son las relaciones de parentesco, las relaciones entre personas, pero personas divinas (cosmogonía sive teogonía). En cambio, la filosofía griega con su racionalismo abstracto se enfrenta al mito, eliminando las relaciones de parentesco como forma habitual de nexo utilizado por el mito para organizar los fenómenos de la experiencia terrestre y celeste (para más detalles sobre esta cuestión, ver el artículo sobre Tales)

Esto nos conduce a otra característica de la filosofía griega: el necesetarismo. La dialéctica de la eliminación del sujeto y la consecuente eliminación de las relaciones de parentesco como forma de organizar los fenómenos en el mito, conduce a considerar las relaciones entre las cosas como relaciones necesarias, como leyes que pueden ser descubiertas por el logos. De aquí proviene la oposición entre la necesidad (a1nágkh) propia del logos y la arbitrariedad que hace depender todo de la libre voluntad de los dioses o de la fuerza del destino o moira.

3) Racionalismo del grupo de transformaciones. El monismo es una característica que los milesios comparten con el relato mítico, la racionalidad sensu stricto es una característica que nos permite discriminar la ciencia y la filosofía del pensamiento mítico, el racionalismo del grupo de transformaciones será la nota distintiva de la escuela de Mileto frente a otras escuelas filosóficas. Anteriormente hemos afirmado que la investigación de los milesios va dirigida al estudio de la physis entendida como un proceso de nacimiento y crecimiento, y a la búsqueda del primer principio del cual proceden todas las cosas, de tal manera que la formas del mundo no son sino manifestaciones o transformaciones de este principio. El mundo de los pensadores milesios es un mundo dotado de una profunda unidad, la unidad propia de las transformaciones mutuas. Ahora bien, según el testimonio de Simplicio, tanto Tales como Anaxímenes al explicar el cambio y la generación en el mundo acuden a dos operaciones o transformaciones contrarias: la condensación (púknwsiV) y la rarefacción (mánwsiV) [Simplicio, Física, 24, 28-31 y 180, 14-16]. Las propiedades de la condensación y de la rarefacción, en cuanto operaciones recíprocas y cerradas, son las que nos permiten atribuir el racionalismo propio de un grupo de transformaciones a la escuela milesia (ver el desarrollo de esta cuestión en Tales de Mileto). Ahora bien este racionalismo se realiza de diferente manera en cada uno de sus miembros. En Tales la transformación de unas cosas en otras es una transformación directa (por continuidad) que va unida a la reductibilidad de unas formas a otras. El grupo de transformaciones de Tales es conservado por Anaximandro, pero no de un modo directo, pues la transformación de unas cosas en otras está mediada por el ápeiron, fuente inagotable de energía que garantiza la transformación y la unidad del cosmos. Anaxímenes vuelve al racionalismo cerrado de Tales pero introduciendo el principio gradualista (paso de la cantidad a la cualidad) en el proceso de transformación.

 

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