| Obras completas de Platón | Madrid 1871-1872 |
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Obras completas de Platón, tomo 7, Medina y Navarro, Madrid 1872, págs. 197-237.
Tomando entonces la palabra Adimanto, dijo:
–¿Qué responderás, Sócrates, si se te objeta, que tus guerreros no son muy dichosos, y esto por falta suya, pues son realmente dueños del Estado, y sin embargo están privados de todas las ventajas de la sociedad, no poseyendo como los demás, ni tierras, ni casas grandes, bellas y bien amuebladas; no pudiendo ni sacrificar a los dioses en una habitación doméstica, ni tener donde recibir huéspedes, ni poseer oro y plata, y en fin, nada de lo que, en opinión de los hombres, sirve para hacer una vida cómoda y agradable? En verdad se dirá, que los tratas como a extranjeros, que están a sueldo del Estado sin otro destino que el de guardarle.
–Añade, le dije yo, que su sueldo sólo consiste en el alimento, y además de esto que no tienen paga como las tropas ordinarias, y por lo tanto, que no pueden ni salir de los límites del Estado, ni viajar, ni regalar a libertinas, ni disponer de nada a su gusto, como hacen los ricos y los que presumen de dichosos. ¿Por qué pasas en silencio estos capítulos de acusación y otros muchos semejantes?
–Únelos, si quieres, a lo que he dicho.
–Me preguntas ¿qué tengo que responder a todo esto?
–Sí.
–Sin separarnos del camino que hasta aquí hemos seguido, creo que encontraremos en nuestro mismo plan recursos para justificarnos. Por lo pronto, diremos que no sería una cosa sorprendente, que la condición de nuestros guerreros fuese muy dichosa a pesar de todos estos inconvenientes.
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